30 de mayo de 2010

Me cuesta tanto...


-Levantarme temprano

-Morderme la lengua

-No caer en la tentación

-Ahorrar

-Mantener la calma

-Ser constante

-Vencer la timidez

-Confiar en la gente

-Estar sola

-Ser realista

-Disfrutar el momento

-Dejar de ser exigente conmigo misma

-Disimular mi euforia.... (o mi enfado, o mi tristeza)

-Leer entre líneas

-Decidirme

-No romper a llorar

-Ser puntual

-Hacer cálculos rápidos

-Tener paciencia

-Estar sin hacer nada

-Resolver un sudoku

-Ser imparcial

-Entenderme a mí misma

-Simplificar

-Ser ordenada

-Aceptar lo que no me gusta

-Orientarme

-Dejar de darle vueltas a las cosas

-Admitir que no tengo razón

-Explicar cómo me siento

-Improvisar

-Buscar el lado positivo

-No dramatizar

-Ser disciplinada

-Salir de una tienda de ropa sin comprarme algo

-Mantener los pies en la tierra

-Renunciar

-Hacer las cosas rápido

-Sacar tiempo

-No perderme por el camino

-Hacer algo por obligación

-Decir una mentira

-Hablar en público

-No entregarme

-Dejar de soñar

-Olvidar


26 de mayo de 2010

6 formas de perder el tiempo (y no darse cuenta)



Alguien dijo una vez –y no le faltaba razón- que el tiempo es oro. Y, que por tanto, hay que aprovecharlo.

Mira que he intentado siempre seguir esta máxima... Pero no hay forma. Si existe la más mínima oportunidad de distraerme, si hay alguna senda alternativa que me aparte del camino más rápido, (o sea, del atajo), no lo dudéis: optaré por ella.

Sí, creo que soy toda una experta en perder el tiempo. O mejor dicho: en desaprovecharlo.

Así, como profesional en este campo, paso a enumerar el Top 6 de formas de perder/desaprovechar el tiempo sin darte cuenta:

1. No sales a tomar algo con los colegas porque “te quedas en casa a estudiar”. Y luego, te pasas la tarde entera haciendo cualquier otra cosa menos estudiar: mirar cada dos por tres el móvil a ver si tienes SMS nuevos, mirar el correo electrónico, ver la tele, sacar punta a todos los lápices, dibujar monigotes, picar algo de la cocina, hacerte la manicura, hablar una hora por teléfono, sacar al perro, hacer 50 abdominales, bañar al perro, limpiar la bandeja del gato, hacer un recado...

Al final de la tarde, no has pasado de la página 1 de los apuntes. (Pero tienes la conciencia tranquila porque "te has quedado en casa").

2. Vas al gimnasio con la idea de entrenar duro.

Llegas, te subes a la cinta de correr o a la bici estática... y a los 5 minutos ves a un amigo o un conocido, lo saludas y os ponéis a hablar. Cuando sales del gimnasio, te das cuenta de que sólo has ejercitado un músculo de todo el cuerpo: la lengua.

3. Te dispones a ordenar la habitación, abres un cajón del escritorio y descubres un tesoro: tu diario de cuando eras adolescente, álbumes de fotos de hace años, la orla del cole, cartas y postales de hace tiempo, felicitaciones de cumpleaños, la caja de lápices de colores Alpino, cuadernos escolares, juguetes, cuentos infantiles y demás cosas que ni te acordabas que tenías guardadas. Con sorpresa y alegría, te pones a cotillearlos, te ríes de ti mismo, rememoras aquellos años, etc... Y se te pasa la tarde entera. Y la habitación, patas arriba.

4. Entras un momentito al bazar de los chinos porque necesitas X cosa.

Pero una vez entras, te pierdes en sus laberínticos pasillos y acabas abducid@ por la inmensa variedad de cosas que ves allí. Así que, ya que estás, compras X pero también te llevas Y, Z,... En fin, media tienda.
Te gastas una pasta, además de perder toda la mañana en el bazar. Ya te han cerrado el banco y la panadería.

5. Te pones el despertador a las 7 de la mañana con el firme propósito de levantarte temprano para estudiar.

Al día siguiente, cuando a las 7:00 AM, oyes el PIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII, estiras el brazo para apagar la alarma, te das media vuelta y sigues durmiendo tan ricamente. ¿Levantarme temprano para estudiar? Con lo bien que se está en la cama... (Ahora, eso sí: para ver el Gran Premio de Malasia o el final de Perdidos, si hay que madrugar, se madruga, ¿eh?).

6. Tienes que hacer un trabajo y necesitas Internet para documentarte.

Has abierto la caja de Pandora: en Internet sabes cuando empiezas, pero no cuando terminas. La red es un agujero negro que te absorbe. Y la mejor forma de perder el tiempo sin enterarte. Entras en Google para buscar información sobre la temática de tu trabajo... Y, como una cosa lleva a la otra, abres también el correo electrónico y el Messenger, contestas algunos e-mails, chateas con los amigos, lees tu muro del Facebook  y/o del Tuenti, escribes algo en Twitter, lees las entradas nuevas de los blogs que sigues, escribes una nueva entrada en el tuyo, te bajas cinco canciones del eMule y ves unos cuantos vídeos en Youtube. Cuando te das cuenta, han pasado 2 horas y no has hecho NADA del trabajo.


A ver... ¿soy yo la única que se distrae con una mosca? ¿A vosotr@s también os pasan estas cosas? ¿Sois también expertos en perder el tiempo? Si es así, agradecería vuestras muestras de solidaridad.

Sí, ya sé, mal de muchos...


24 de mayo de 2010

Lo que me pone de los nervios


Sí. Estas cosas me ponen muuuuuuuuuuuuy nerviosa. Mucho.

-Las colas interminables: en la caja del súper, en la ventanilla del banco, en la taquilla del cine, en los aseos...

-Las motos que van con escape libre. (Rectifico: los descerebrados que llevan la moto con el escape libre)

-El reggeaton

-Las conexiones de Internet leeeeeeeeeeeentaaaaaaas ZZZZZZZZZZZ....

-El ruidito de las palomitas en el cine (crunch, crunch, crunch...) que no te deja enterarte de la película

-La gente histriónica que tiene que ser siempre la más graciosa y divertida de la reunión. Me aburren tanto...

-Las cacas de perro en mitad de la calle

-Los atascos y la sinfonía de cláxones que provocan (moc-moooooc, piiiiip-piiiiip, meeeeec-meeeeec...)

-Esta canción

-Y ésta, todavía más. (Vamos a ser otra vez la coña de Europa, uououoooooo....)

-Cualquier sonido persistente/intermitente que rompa el silencio de la noche: el tic-tac del despertador, el plop-plop de un grifo que gotea, el ñeeeeec-ñeeeeeec de una puerta que chirría...

-Ir en el metro y que la persona (desconocida) que está sentada enfrente de mí me mire fijamente. Inquietante...

-Arruinarme la manicura francesa por tener que hacer algo con las manos inmediatamente después de acabar de pintarme las uñas

-Que en medio de la multitud, alguien me dé un codazo, un pisotón, un empujón.... O pero aún: ¡me sobe!

-Estrenar unas medias y, a los 5 segundos, hacerme una carrera desde el muslo hasta el tobillo.

-La gente que aporrea el teclado del ordenador. (Sobre todo, si es tu compañer@ de trabajo y se sienta a tu lado)

-Que me agobie el/la dependiente/a de una tienda  "¿Le puedo ayudar en algo? ¿Necesita algo? ¿Quiere algo?" Sí: que me dejes tranquila.

-Encontrarme subida la tapa del WC

-Tender la ropa, lavar el coche y/o salir de la peluquería perfectamente peinada, y que caiga el Diluvio Universal 2.0

-Esa gente que, de cada 5 palabras que dice, 3 son anglicismos: cool, OK, fashion, shopping, parking, week-end, personal trainer, gym, lunch, break... ¿Acaso no existen en castellano las palabras equivalentes? Moderno, de acuerdo, moda, compras, aparcamiento, finde, entrenador personal, gimnasio, almuerzo, pausa... Ah, claro que éstas no son tan cool...

-Los comennnnnnntaristassssssssdeporrrrrrrtivossssssss eeeeeeeeee que imitannnnnnnnnnnnaJoséMarÍaGarrrrrrrcíaaaaaaaaa.... GOOOOOOOOOOOLLL!!!!!

-Pintarme los labios y mancharme los dientes de carmín . (Y ser la última en darme cuenta de ello).

-Estar en el teatro y que en mitad de la obra, suene un móvil. (Si a mí me pone de los nervios, a los actores ni os cuento cómo les debe de sentar eso)

-La gente que habla con la boca llena

-Los niños maleducados que dan la brasa mientras sus papás ni se inmutan. Al revés, les hace taaaanta gracia su nene... (Qué rico el niño...)

-Que se me cuelgue el ordenador cuando estoy a punto de acabar un trabajo en el que llevo horas. (Y, por supuesto, reiniciar y perderlo todo)

-La gente que no se quita las gafas de sol ni para ducharse

-Los anuncios de productos dietéticos o de cremas reafirmantes protagonizados por modelos flacas y sin celulitis. (¿Será que ellas los necesitan?)

-Que me interrumpan cuando estoy hablando. Sobre todo, para decir una gilipollez.

-Que un tío me mire todo el rato el escote... Y no a la cara




(Y ahora, perdonadme pero tengo que ir a por mi vaquita antiestrés).



22 de mayo de 2010

Nostalgia teppanyaki


Anoche, mi novio y yo salimos a cenar a un restaurante de comida asiática que nos gusta mucho. Ese local, además, tiene para nosotros un cierto valor simbólico, porque fue uno de los primeros lugares donde fuimos a cenar, a las pocas semanas de empezar a salir.

El caso es que hacía ya tiempo que no íbamos y anoche decidimos volver (a la mierda la dieta :P).

Como de costumbre, nos sentamos en las sillas que hay alrededor de la enorme plancha (teppan) que hay en este tipo de resturantes, donde un japonés (bueno, no sé si es japonés, chino, vietnamita o qué) prepara diferentes platos: pollo a la teppanyaki, arroz cantonés, pato laqueado, etc .

La verdad es que el tío es todo un espectáculo: trocea los ingredientes a una velocidad de vértigo, los va colocando sobre la plancha y luego les añade los diferentes condimentos y salsas haciendo malabares con los botes de salsa de soja, de salsa agridulce, la pimienta, el sésamo,... ¡Vamos, ni Tom Cruise en Cocktail lo haría tan rápido!

Lo dicho, un espectáculo.

Así, mientras cenas, estás entretenido. Eso sí, el problema que tiene eso de cenar frente al teppan es que sales del local con un olor a fritanga que echa p'atrás, pero bueno...

Por eso, en estos restaurantes también hay mesas alejadas de la plancha. Para quien quiera cenar sin impregnarse del olor a comida. Aunque a nosotros siempre nos gusta cenar viendo al cocinero malabarista. Nos divierte.

Bueno, pues anoche pedimos dos menús degustación (¿he dicho ya que a la mierda la dieta? Pues eso). No entiendo cómo los orientales pueden estar tan delgados. Si comen la misma cantidad que nos sirven a nosotros... ¡Es imposible! Yo creo que ellos sólo se toman la ensalada de algas y el sushi.
En fin, que nos pusimos las botas. ¡Estaba todo tan bueno! La sopa de miso, el arroz, los rollitos vietnamitas, la ensalada de algas y sésamo, el solomillo teppanyaki, el pollo agridulce, la verdura con tempura, el sushi y el sashimi... Mmmmhhhhhh.

Mientras degustaba todas esas deliciosas especialidades asiáticas gentilmente preparadas por el malabarista, no podía evitar recordar la primera vez que fui a ese mismo sitio en compañía de mi novio.
Entre una noche y otra, habían transcurrido casi dos años.

Y, obviamente, las cosas han cambiado en este tiempo.

Yo misma me recuerdo entonces algo tímida, intentando resultar interesante durante la cena, parecer fina y educada, pedir lo más ligero, etc....  Y él, pues más o menos lo mismo. Lo típico cuando estás empezando a conocer a alguien que te gusta y quieres causarle una buena impresión.

Ahora, después de casi dos años de relación (uno de ellos de convivencia), estas tonterías ya no tienen sentido. Ahora nos mostramos tal como somos, sin máscaras ni corsés. 

Aun así, anoche, mientras cenábamos, le miraba intentando coger las gambas con los palillos chinos para acabar rindiéndose y optar por el tradicional tenedor (los palillos siempre se le resisten) y me parecía como si no hubiera pasado el tiempo. Tenía esa misma sensación de emoción, esa ilusión de las primeras veces.
No sentía añoranza de aquellos primeros meses juntos, en los que todo era nuevo y empezábamos  a conocernos y a querernos.

Me explico: me pasó en anteriores relaciones que, con el paso del tiempo, acababa añorando esa ilusión del principio. Conforme iban pasando los meses y la rutina se iba instalando en la relación, recordaba con tristeza y nostalgia los primeros meses. Y eso me hacía aún más infeliz, porque sabía que no se podía dar marcha atrás. No sé si también a vosotros os ha pasado esto alguna vez.

El caso es que ahora, ya no me ocurre. Quizá sea porque he madurado y he aprendido a disfrutar del presente. Pero anoche, al volver a ese mismo lugar que tantos y tan buenos recuerdos me traía, me sentía feliz, y no caí en la tentación de evocar aquella época.

He aprendido que el paso del tiempo no tiene por qué ser un enemigo. Al revés, puede ser un gran aliado. Y que echar de menos lo que ya pasó es absurdo, porque nos impide ser felices en el presente. Hay que disfrutar cada etapa de la relación.

Cuando acabamos de cenar, la simpática camarera nos dijo si queríamos postre. Nosotros nos miramos con complicidad y él contestó: "No, gracias. Tráiganos la cuenta, por favor".

Al salir del restaurante (con la ropa y el pelo impregnados de olor a arroz 3 delicias, por supuesto), él me cogió por la cintura y me susurró al oído: El "postre" mejor nos lo tomamos en casa...



18 de mayo de 2010

Dime cómo vistes...


La forma en que vestimos dice mucho de nosotros. Esto no es ninguna novedad. Por mucho que alguna gente nos quiera convencer de lo contrario, nuestra imagen (y dentro de ella se incluye nuestra indumentaria) es nuestra carta de presentación.

Y de esa imagen que proyectamos, derivará en gran parte la idea primera que los demás se hagan de nosotros. Puede que suene a tópico, pero no deja de ser cierto que esa primera impresión, en muchas ocasiones, (y aunque no nos guste) es la que cuenta.

Así que mejor intentar que esa imagen sea lo más neutra posible y se adecue al contexto, la situación, la edad que tenemos, etc. La indumentaria debe transmitir a los demás cosas positivas sobre nosotros. Por supuesto que cada cual es libre de llevar lo que quiera, pero, en mi opinión, hay estilos que se deberían evitar.

Por ejemplo:

-Señoras que ya pasaron los 50 pero se empeñan en seguir vistiendo como cuando tenían 15. Pensad en Ana Obregón. Minifaldas muy cortas, estilo Lolita (la de Nabokov, no la Flores), camisetas súper ajustadas, taconazos y el pelo recogido en coletitas. Mmmmmmm, patético, ¿no?

-Los “arreu”. “Arreu” es un término valenciano para referirse a esa gente desaliñada, desarreglada, que cuida poco su imagen y casi siempre lleva lo mismo. No confundir con el término casual o informal... El arreu es el casual elevado al cubo.

Suelen ser varones y su uniforme base es: vaqueros desgastados, zapatillas deportivas más viejas que Sara Montiel y camiseta de Kukuxumusu. Vale. Para el día a día está muy bien... Estilo cómodo, moderno y desenfadado. Y las camisetas de Kukuxumusu, con sus animalitos, me parecen divertidísimas. El problema es que un arreu se pondría la misma ropa si fuera a una boda o a una entrevista de trabajo. Y no, en esos casos, mejor dejar a las ovejas de Kukuxumusu en el armario y optar por un traje.

-Los que tooooooooodo lo llevan de marca. Tanto chicos como chicas. Ellas suelen llevar: gafas de sol de Chanel, pendientes con el oso de Tous, pulserita con el oso de Tous, gargantilla con el oso de Tous, anillo con el oso de Tous...., vaqueros de Fornarina, camisas de Tommy Hilfiger, bolso de Louis Puton (que diga Vuitton) y zapatos Tod’s. Ellos: gafas de Emporio Armani, polos de Lacoste, camisas de Polo Ralph Lauren, pantalones chinos Dockers y zapatillas Nike.

-Mujeres que se obstinan en seguir embutiéndose la talla 38, cueste lo que cueste. Pantalones (elásticos) con el botón y la cremallera a punto de reventar, que piensas, “como se siente, esto explota”. Y jerseys y camisetas de elastán que hacen aún más evidentes los ya de por sí evidentes michelines. ¡Con lo fácil y cómodo que es llevar ropa de tu talla!

-Los que se empeñan en enseñar a todo el mundo su ropa interior: esos tangas de hilo que asoman por encima de la cintura, esas gomas de boxers con las letras de Calvin Klein que se ven sobresalir de tantos pantalones... De verdad, no hace falta.

-Las fresitas. Adolescentes que todo lo llevan de color rosa. Camisetas color rosa de Hello Kitty, diadema rosa, zapatillas blancas y rosas, pantalones fucsia, pendientes de plástico de color rosa, bolsito de plástico ¿¿¿de qué color?? Sí, rosa. Buffffff. Sobredosis de tarta de fresa.

-Los total look negro. Gente que el único color que conocen es el negro. Todo negro. Pantalones negros, camiseta negra (habitualmente, con el nombre de una banda de heavy metal), pelo negro, uñas negras, ojos pintados con raya negra...). Y, como mucho, su “alivio de luto” se reduce a prendas grises o azul oscuro. Vale. Que son colores elegantes, que estilizan y transmiten seriedad. Pero... un poco de color no les vendría mal, ¿no? (Aunque sean góticos o emos).


Aun así... está claro que cada uno es como es, y es libre de ponerse lo que quiera. ¡Faltaría más!




17 de mayo de 2010

Top 10 de cosas horteras, kitch y/o pasadas de moda


Sí.... las hemos visto en múltiples sitios; algunas incluso las hemos llegado a tener o las tenemos actualmente (yo la primera). Pero aun así, reconozcámoslo... son horteras hasta decir basta. Podrían ilustrar un catálogo de los horrores. Ahí van:

1. Esos porta rollos de papel higiénico hechos de crochet o ganchillo que decoran algunos cuartos de baño (¿Pa' qué?).

2. El muñequito de Elvis que mueve las caderas sobre el salpicadero. Un clásico.

3. Prácticamente todo tipo de souvernirs: desde la réplica en miniatura de la Torre Eiffel, hasta el imán de nevera con forma de paella.

4. Las lámparas de lava (kitchs, sí, pero a mí me molan).

5. Los sillones con tapicería de vaca (Muuuuuuuuy horteras).

6. El Maneki Neko. O sea, ese gato dorado japonés que nos saluda con una de sus patas delanteras. Kitch, pero dicen que trae buena suerte.

7. En general, cualquier prenda con estampado animal: leopardo, cebra, etc. Y si es ropa interior, ya ni te cuento. Hortera sin paliativos.

8. El patchwork (o almazuela en castellano): esa manualidad que consiste en coser entre sí trozos de tela rectangulares o cuadrados con variopintos (y cantosos) estampados para hacer: fundas para cojines, edredones, colchas, fundas de sofá, etc . Un cojín, vale. Pero todo el salón o el dormitorio de patchwork...! (¡Qué estrés!)

9. Las fundas para el asiento del coche hechas de bolitas de madera. Suelen llevarlas los taxistas porque según dicen, dichas bolitas son masajeadoras. (Yo las veo más bien incómodas: imaginaos tres horas conduciendo y clavándoos la bolitas...).

10: La riñonera y la bomber. Más que horteras, lo que están es pasadísimas de moda. Definitivamente, sus tiempos de gloria pasaron. Aunque hay quien todavía no se resigna a ello y las sigue llevando (¡las dos a la vez!).


Y ahora... que tire la primera piedra el o la que no haya tenido nunca ninguno de estos objetos.



16 de mayo de 2010

Viajeros... hasta en la sopa


Cuando una fórmula televisiva funciona, las diferentes cadenas se apresuran a explotar el filón y sacar versiones de esa misma idea. Algunas con más éxito que otras, claro.

Ejemplos de esto hay muchos, pero ahora mismo, me vienen a la mente algunos que podríamos considerar los más prototípicos:

1. Reallity sobre la vida en directo: básicamente, se trata de coger a X personas (cuanto más frikies, mejor), y tenerlas conviviendo X días en un espacio cuyas dimensiones y características varían de un programa a otro. A través de unas cámaras, todo el mundo puede ver el “fascinante” día a día de los concursantes.

Aquí tenemos, cómo no, el caso de Gran Hermano y sus tropecientas ediciones, además de la versión Gran Hermano VIP (en éste, los concursantes serán famosos o pseudofamosos, y también, cuanto más frikies, mejor). Pero también están: Supervivientes o La isla de los famosos.

El gran objetivo de este tipo de programa es conseguir que dos concursantes hagan edredonning, o, lo que es lo mismo, se enrollen delante de toda España. Lo cual será comentado en todos los programas de todas las televisiones.


2. Reallity de cazatalentos musicales: se coge a X chavales con buena voz (aunque no necesariamente), y se les mete en una academia donde se les preparara para ser estrellas de la música. Un jurado les dice lo bien o lo mal que lo hacen en cada gala pero al final, es el público (y sobre todo su pueblo o ciudad) quien decide con su voto y los salva. Por supuesto, estoy pensando en Operación Triunfo, Popstars (¿a que ya ni os acordabais de ese programa?), y múltiples versiones en las cadenas autonómicas: en Canal Sur, se emite Se llama copla, en Canal 9 Televisió Valenciana tenemos Un beso y una flor, etc.

Ahora, Televisión Española, viendo que se le agota el filón, y aprovechando el tirón que siempre tiene todo lo retro (por mucho que un anuncio de coche nos quiera convencer de lo contrario), está emitiendo Cántame cómo pasó, un concurso para elegir al elenco de un musical inspirado en la serie Cuéntame cómo pasó. Todo aliñado con canciones de Los Brincos, el La, la, la de Massiel, etc. Original y novedoso donde los haya, ¿eh?

3. Concurso para encontrar a la media naranja: es el clásico anuncio chico busca chica (o al revés) pero con cámaras de TV. En realidad, es "frikie busca churri". Ahí están ejemplos gloriosos como: Mujeres y hombres y viceversa, la versión VIP con  I love Escassi o la versión romántico-rural con Granjero busca esposa.

Y hago toda esta reflexión previa, para referirme ahora a la fórmula que está triunfando en estos momentos: programas que nos cuentan la vida de nuestros compatriotas o paisanos desperdigados por diferentes países del mundo.

Sí, es el caso de Españoles en el mundo y su réplica en las autonómicas, Madrileños por el mundo, Andaluces por el mundo, Valencians pel món, etc.

Y nuevamente, la 1 de TVE, viendo que la cosa empieza a perder fuelle, ha decidido darle la vuelta a la fórmula, y hacer un programa con la misma idea, pero al revés. Es decir, mostrarnos la vida de los extranjeros que eligen nuestro país como lugar de residencia y trabajo. Me refiero a: Destino: España

Debo reconocer que, en un principio, la fórmula me enganchó bastante. Me veía prácticamente todos los programas de este tipo.

Me parecía súper interesante saber qué había llevado a estas personas a establecerse, no sé, en EUA, Argentina, Rusia, Japón, Sudáfrica o Dinamarca, y conocer cómo es su vida en esos países: en qué trabajan, cuánto cobran, cómo son sus casas, lo mucho que echan de menos a la familia y cuánto añoran el jamón, la paella o la fabada. Y cómo no, si allí han hecho nuevos amigos, si han encontrado al amor de su vida y si han formado una familia.

Pero ahora, la verdad es que este tipo de programas ya me aburre. Debe de ser que lo poco gusta y lo mucho cansa. Y esta fórmula está ya demasiado explotada y resulta cansina.

No sé, para seguir manteniendo el interés de los espectadores, quizá sólo haga falta darle un toque "original", manteniendo la esencia, que en sí, es buena.

Y dado el interés que siempre suscita todo lo referente al espacio, se podría hacer un programa titulado (es una idea): Españoles en la Luna. Y para las autonómicas: Madrileños (y catalanes, gallegos, valencianos, andaluces, vascos, aragoneses, murcianos…) en Marte.

¡O más original todavía! Alienígenas en Benidorm.

¡¡Éxito asegurado!! ;)




13 de mayo de 2010

Unfaithful


El otro día, vi por la tele la película Infiel (Unfaithful), con Diane Lane, Richard Gere y el siempre guapísimo Olivier Martínez.

Como el propio título indica, la peli nos habla de una infidelidad. Cómo una feliz (aunque algo aburrida también) esposa y madre (Lane), le pone la cornamenta a su querido y amantísimo esposo (Gere) con un bombón con acento francés (Martínez).

Sin ser la película nada del otro mundo, me pareció interesante el hecho de que, en esta ocasión, sea una mujer la infiel. Que nos muestre la infidelidad desde el punto de vista femenino. Y es que, a veces, parece como si el tema de la infidelidad fuera monopolio de los hombres. Cuando no es así. (Lo que pasa es que las mujeres, en general, son más discretas).

Bueno, al acabar de ver la película, no pude evitar plantearme algunas cuestiones.

Por ejemplo: ¿Qué lleva a una mujer felizmente casada con un atractivo hombre maduro que la quiere a morir, a perder la cabeza y caer en los brazos de un joven y guapísimo desconocido?
¿Qué arrastra a esta mujer a engañar a su esposo con otro hombre?

¿Atracción fatal? ¿Curiosidad? ¿Aburrimiento?¿Acabar con la monotonía? ¿Deseo irrefrenable?

No lo sé. Puede que un poco de todo.

Y en general, ¿qué lleva a la gente a ser infiel a su pareja?

No vengo aquí a dar lecciones morales a nadie. No soy quién. Cada cuál, es libre de hacer lo que quiera. Yo sólo puedo hablar desde mi experiencia.

Pero sí considero que una infidelidad es una traición en toda regla. Y si eres infiel a tu pareja, puede ser que, a lo mejor, no la quieres tanto. Porque si de verdad le quieres, no le engañas, no le haces daño. Es tan sencillo como eso, ¿no?

Claro que la vida está llena de tentaciones. Claro que puedes cruzarte un día con alguien que te suba las revoluciones a mil. Por supuesto que puedes conocer a una persona y sentir una atracción brutal. Pero, ¿vale la pena ir más allá?

Al fin y al cabo, somos personas, no animalitos. Y como personas, tenemos la capacidad de decidir y de pensar los pros y los contras de nuestras acciones sin dejarnos llevar por el instinto.
Una relación de pareja supone un compromiso, y nos exige una exclusividad. Esa persona y nadie más. Así son las cosas.
Porque, por otro lado, nosotros también exigimos esa exclusividad por parte de nuestra pareja. Esas son las reglas del juego.

Nunca se puede decir "de este agua no beberé", pero creo que nunca sería infiel, en parte por el sentimiento de culpabilidad que me quedaría tras hacer algo así. No me compensaría.

Aparte de que quiero tanto a mi novio y estoy tan enamorada de él que no veo la necesidad de probar otras cosas. Simplemente, la infidelidad no entra en mis planes.
Ni aunque venga ahora mismo Brad Pitt y toque a mi puerta (bueno, eso es harto difícil que pase, pero...).
:)

Además, pienso que, cuando uno de los dos miembros de la pareja necesita buscar fuera de casa es porque quizá, algo falla en esa relación. Si todo va bien, no hay necesidad de buscar otra cosa, ¿no?
En ese caso, creo que es mejor replantearse la relación, ver qué pasa, dónde está el prblema. E incluso romper la relación si la cosa no va para alante.
Por mucho que le duela a la otra persona, siempre preferirá la franqueza del “Esto no funciona” al engaño que supone una infidelidad. Al menos esa es mi opinión.

Y por supuesto, prefiero saber la verdad (aunque me haría muchísimo daño y me dejaría hecha polvo durante mucho tiempo), pero... mejor saberlo que "ojos que no ven, corazón que no siente”.

Y llegado el caso, creo que no podría perdonar algo así. Aunque él me jurara y me perjurara que fue una tontería, que había bebido, que es a mí a quien quiere, que nunca lo volverá a hacer... Pero es que, ¿quién te asegura que efectivamente, nunca más volverá a ocurrir? Además, me resultaría muy difícil volver a confiar en él.

Porque lo peor de una infidelidad, a mi modo de ver, no es el hecho en sí (que, en muchas ocasiones, se reduce a una relación sexual tras la cual no hay nada más, ni enamoramiento, ni ganas de ir más allá). Lo peor es la duda, la desconfianza permanente que inocula en el que es engañado, (que puede acabar en paranoia ) y el atroz sentimiento de culpabilidad del infiel. 

Eso es lo que acaba destruyendo la relación. Ya nada vuelve a ser igual una vez se traspasa la delgada línea roja.
Sólamente con mucho esfuerzo, mucha sinceridad, mucha paciencia, comprensión y amor por parte de los dos, se puede reconstruir la relación rota e intentar que las cosas vuelvan a ser más o menos como antes. Sé de algunas parejas que lo han conseguido. Pero no son muchas.

En fin, esa es mi opinión sobre este tema tan... espinoso, podríamos decir. Y repito, no pretendo con este post juzgar ni adoctrinar a nadie. Este es sólo mi punto de vista, que puede coincidir con el vuestro o ser totalmente divergente.

¿Y vosotros? ¿Qué pensáis de todo esto? ¿Estáis de acuerdo con mi postura? ¿Pensáis que no es para tanto? ¿Perdonaríais una infidelidad?..

Animaos a contestar. ¡Toda opinión me interesa!



9 de mayo de 2010

Dilemas típicamente femeninos


Esas dudas existenciales que nos asaltan únicamente a las mujeres...

1. Abrir el armario (atestado de ropa) y no saber qué ponerse

Me pongo los vaqueros y una camiseta chula... Uy, no, que parece que siempre llevo lo mismo.
Pues la falda ésa que no me pongo nunca...
(Claro, no me la pongo nunca porque no me combina con nada. Y además, el tejido pica).
¿Y ese vestido? Definitivamente no. Demasiado "puesta". ¡A ver si va a parecer que voy de boda!.
Mejor los pantalones negros de vestir con una camisa... Uffff, no sé. Demasiado seria.
Pues la falda vaquera con el suéter rojo. Mmmmmnnnnnno. ¡Eso me lo pongo mil veces!

¡Dios, no tengo ropa! Tengo que ir ur-gen-te-men-te a Zara!

2. Al día siguiente de conocer a un chico muy atractivo y con posibilidades de pasar a algo más con él

¿Le llamo o pareceré desesperada? Mejor espero a que me llame él...
Pero si no le llamo puede pensar que no me interesa. Va, le llamo y ya está...
¡No, que llame él! Si está interesado, llamará él... ¿Y si le mando un SMS? ¿Pero qué le digo: "Hola, cómo estás"? ¿Muy soso, no?¿Y si no me contesta...?


3. En un restaurante, mirando la carta: el dilema entre pedir lo más delicioso o lo más sano (que NUNCA suelen coincidir)

Ravioli con funghi porcini, salsa de nata y queso gorgonzola. Mmmsssssssssslurrpppp.... (la boca agua)... Buffff, pero eso debe de tener como 600 calorías. No, no debo. ¿Y la bruschetta con tomate y mozzarella? No, muy típico... Ya está: pido la ensalada griega con orégano y queso fresco, que si no, después me siento culpable. 
Pero es que los raviolis tienen una pinta... ¡¡Dios, de postre hay brownies!!! Bah, los ravioli y los brownies, y ya está. Total, un día es un día... Mañana, ensaladita y ya está. 


4. Horas antes de tener la primera cita con él

Cuando lo vea, ¿qué hago? ¿Me lanzo yo a darle un beso? Pareceré demasiado directa... Mejor espero a ver qué hace él. ¿O mejor le doy dos besos protocolarios? 
¿Y qué me pongo? ¿Falda y top o unos vaqueros con una camisa? O el vestido... Uy, no sé... A ver si voy a parecer una "loba"... (Nuevamente, el dilema nº 1).
¿Me maquillo mucho o poco? ¿Me recojo el pelo o mejor suelto?
¿Y si la cosa no fluye, si no hay feeling, qué hago?
¿Y si hay tanto feeling que me invita a subir a su casa...? ¿Qué le digo? Bueno, al menos, estoy depilada... Por si acaso.


¿Por qué ellos no se calientan la cabeza con estos dilemas?



8 de mayo de 2010

EX


Hace poco descubrí el magnífico blog Bitácora de una soltera, y debo reconocer que estoy enganchadísima a las historias que cuenta la autora. (Os lo recomiendo 100%).
  
Digo esto porque, cuando leí la entrada Tengo un don, (en la cual esta chica nos habla de sus ex y de cómo les va en la actualidad), no pude evitar ponerme a pensar en este fenómeno. El fenómeno EX. 

Es curioso comprobar cómo dos únicas letras pueden llegar a decir tanto. Cómo pueden encerrar un significado tan universal. No hace falta decir exnovi@, expareja, exmujer, exmarido, etc. Con decir ex, basta. 

Ay, l@s ex... Cuántos ríos de tinta han generado y siguen generando. Cuántas películas, libros, cuántos pensamientos ocupan.

Y es que... todo el mundo (o casi todo el mundo) ha tenido al menos, un@ ex en su vida. (Hay muy poquita gente cuya primera pareja haya sido la definitiva). Y, de la misma manera, la mayoría de la gente nos contamos entre l@s ex de otras personas. Eso es algo que está ahí y que no se puede cambiar.

Cuando dos personas rompen una relación, cada una de ellas pasa a adquirir la categoría de "ex". Y no es una simple etiqueta.
Ser "ex" tiene su status. Significa haber sido alguien importante en la vida de otra persona. Haber dejado un recuerdo, una huella, (a veces muy profunda) en su corazón.

Por eso, hay muchos ex cuya sombra sigue siendo alargada (como la del ciprés de Delibes), y afectando (negativamente, se entiende) en las futuras relaciones amorosas de la otra persona.

Algunos lo hacen deliberadamente, porque se empeñan en continuar estando ahí. Sea porque no quieren desaparecer definitivamente de la vida del otro, sea porque no aceptan la ruptura, o porque no soportan que el otro quiera rehacer su vida con otra persona, etc. El caso es que su fantasma sigue planeando por ahí.

Son los ex "coñazo". Los que no se van ni con aguarrás. Los que quieren arruinar toda posible relación sentimental que el otro pueda iniciar.

Para ello, a menudo, se enmascaran bajo el disfraz de "amigos"

Todos hemos escuchado eso de que, tras una ruptura, dos han quedado como amigos. -"Soy muy amig@ de mi ex".

Yo, personalmente, no me creo mucho eso de que se pueda ser amigo de un ex. Al menos, yo no soy amiga de ninguno de mis ex.  Sinceramente, no me veo saliendo de fiesta con ninguno de ellos, ni contándoles determinadas cosas, ni pidiéndoles consejo ante mis problemas.
Me basta con mantener una relación cordial (Hola, qué tal? Muy bien, gracias. Adiós), si alguna vez me encuentro con uno de ellos.

Pienso que con una persona con la que se han compartido determinadas cosas, no puede haber amistad posible.  (Por eso, incluyo el "Hemos quedado como amigos", como una de las típicas mentiras que la gente suele decir).  Es mi opinión, por supuesto, y no tiene por qué ser la única.

Pues bien, algunos ex "coñazo", de estos que no quieren pasar página, se aprovechan de esa supuesta "amistad" que han conseguido mantener con la otra persona, para boicotear toda posible relación que a esta le pueda surgir. ¿Cómo? Principalmente, provocando celos en la nueva pareja del otro. Típico, ¿verdad?

A mí me ha pasado. Y a mucha gente también. Son esos ex odiosos que se empeñan en seguir ahí. Cueste lo que cueste.
Y lo hacen, como decía, deliberadamente. Con toda la intención. Para fastidiar.

Pero hay otros ex que no tienen ninguna intención de quedarse. Al contrario: es el otro el que se empeña en que sigan ahí, de algua forma. Recordándolos, idealizándolos, añorándolos.
Esta actitud (en la que mucha gente cae) es peligrosa, porque nos atenaza, nos ancla al pasado, nos incapacita para seguir adelante, para pasar página y conocer a otras personas; o a otras posibles parejas. 

Está claro que una ruptura siempre es algo difícil, y superarla requiere su tiempo. Un tiempo que no es el mismo para unas personas que para otras. Pero hay gente que prolonga el duelo hasta el infinito y más allá, y eso no es nada bueno.

Luego está el ex o la ex de la actual pareja, que muchas veces nos provoca celos retrospectivos: ¿L@ quiso a él/ella más que a mí? Estuvo más enamorad@ de él/ella que de mí? L@ echa de menos? ¿Tienen todavía contacto?.....

Los ex... Dos letras y miles de historias.

¡Cuántas cosas se podría escribir sobre ellos! Y es que, hay tantos tipos de ex como tipos de personas:  los que se recuerdan durante mucho tiempo y los que se olvidan pronto, los que se echa de menos y los que pasan sin pena ni gloria; de los que no quieres saber nada y de los que te encantaría saber cómo les va, los majetes y los odiosos...

Pero ex, al fin y al cabo. Prefijo que, según el Diccionario de la RAE, hace referencia a aquello que fue y que ya no es. 

Y eso es lo que conviene no olvidar. Que son ex porque ya no son.


5 de mayo de 2010

Mentiras piadosas... o no


Hay toda una serie de mentiras, mentirijillas y trolas que contamos a los demás (y sobre todo a nosotros mismos), con el fin de excusarnos o acallar nuestra conciencia ante una situación o hecho del cual no nos sentimos especialmente orgullosos.

 Citaré algunas de las más típicas que me vienen ahora a la mente:


1. Mañana (o el lunes) me pongo a dieta

2. Mañana (o el lunes) me apunto al gimnasio (variante o complementaria de la anterior)

3. No l@ voy a llamar nunca más.

4. Ya lo he superado (la ruptura). ¡Ni me acuerdo de él/ella!

5. Este es el último cigarro que me fumo. Palabrita de ex-fumador@

6. Una cervecita y me voy a casa. ¿Pero sólo una, eh?

7. ¿¿¿¿Yo con ese/esa???? ¡No estoy tan desesperad@!

8. Yo no iba a salir, pero es que entre todos me han liado...

9. Qué sí, que el vestido/pantalón cierra... Es la cremallera, que a veces se atasca (aguantando la respiración para no reventarlo)

10. Pero si no he bebido "nada"... sólo un chupito. Algo de la cena me debió de sentar mal...

11. Yo no soy nada celos@...

12. Hemos quedado como amigos.

13. No eres tú, soy yo...

14. Necesito tiempo para aclarar mis ideas

15. Estoy lista en "un minutito" (aquí uso el género femenino deliberadamente, pero es que es así)

16. Es la primera vez que me pasa...

17. Lo vi en "Sálvame de luxe", pero de casualidad; estaba haciendo zápping, yo no veo esa basura, ¿eh?

18. El sexo está sobrevalorado. ¿Por qué la gente está tan obsesionada con él?

19. (En el coche, conduciendo él) No nos hemos perdido, sé perfectamente dónde estamos y cómo llegar. No hace falta preguntar a nadie (aquí uso deliberadamente el género masculino)

20. (Haciendo dieta) Por dos donuts que me coma no va a pasar nada... ¿no?


Lo más fuerte es que, algunas veces, hasta nos llegamos a creer nuestras propias mentiras.  ;)


2 de mayo de 2010

Gente insoportable


Seguro que os habéis cruzado en más de una ocasión con algún especimen de los que voy a enumerar a continuación.

-Los que dan consejos sin tú pedirlo

-Esos que siempre están alardeando del dinero que tienen y de toooooodas las cosas que poseen: su magnífico cochazo, su ropa y complementos de marca, sus viajes maravillosos, sus propiedades inmobiliarias, el colegio trilingüe, carísimo y pijísimo al que llevan a sus niños...). Pero luego se quejan de lo caaaaro que está toooodo.

-Chicos y chicas a los que, como les han dicho desde niños que son guapines, ya se creen que son Gisele Bündchen o Brad Pitt, y van por la vida mirando a los demás con cara de asco, porque "es que soy taaaaaaaan guap@"...

-Fumadores que te echan todo el humo a la cara

-Esos obsesionados por la delgadez que se pasan la vida contando las calorías de cualquier cosa que ingieren, (¿a ver? bufff, esta miguita de pan debe de engordar un montón, no sé si debería...") y te hacen sentir culpable si te das algún capricho culinario delante de ellos

-Los de la falsa modestia: "bueno, sí, mi jefe me ha propuesto para un ascenso... pero yo, la verdad, no sé si me lo merezco, no es para tanto, ¿no?"...

-Los pseudoculturetas que están siempre dando la brasa con el último libro que han leído (a ser posible algún tratado filosófico tan largo como infumable), la última obra de teatro que han ido a ver, la última película (independiente, of course), que han visto, el último concierto de música alternativa al que han asistido, etc etc

-Los cansinos de la tecnología que sin su iPod, iPhone, ordenador portátil con conexión a internet de banda ancha, bluetooth, GPS, Blackberry, PDA, etc etc.. no saben hacer nada.  

-Esa gente que cuchichea delante de tus narices

-Los que al hablar, después de cada frase, dicen: "¿Me entiendes?" o "¿Sabes?", al más puro estilo Belén Esteban

-Los que te dicen en todo momento lo que tienes que hacer (pero ellos nunca predican con el ejemplo)

-Los snobs. Esos que cuando se habla del último local de moda, ellos ya son clientes VIP. Y si se pone de moda un destino turístico tan remoto como exótico, ¡ellos ya estuvieron allí el verano pasado!

-Los pedantes: "Mi libro de cabecera es La insoportable levedad del ser"... (¡Tú sí que eres insoportable!)

-Los "siempre negatifos, nunca positifos". (Muy tóxicos)

-Esos que juzgan a las personas sólo por su apariencia física o poder adquisitivo

-Las "robanovios"

-Esas personas que son tan buenas, tan educadas, tan respetuosas, tan afables, tan estupendas, tan simpáticas... que CANSAN (sobre todo, porque no te crees que, en el fondo, lo sean)

-Los que nunca se enfadan, ni se alteran, ni pierden la paciencia, ni  los nervios, ni la compostura, ni levantan la voz, ni se inmutan por nada. (¿Tienen sangre en las venas?)

-Los progres de manual: antisistema, anticapitalistas, antiglobalización, antiTODO...

-Los arreglaparroquias, esos que siempre saben cómo ordenar la vida de los demás. (¡Que ordenen la suya primero!)

-Los que lo suyo siempre es lo mejor (Faltaría más): -"Me he comprado un Ford Focus, y estoy más contenta..." -"Uy, yo sí que estoy encantada con mi Volvo S80..."

-Esa gente que "nunca lleva suelto", o que se "olvida" la cartera, y hay que invitarlos siempre. Pero no esperes que ellos te inviten a ti. (¿No llevan suelto, recuerdas?)

-Las parejitas empalagosas que no se despegan ni un segundo

-La cajera antipática del supermercado

-Esos que entran en un lugar público y se ponen a hablar por el móvil a grito pelado

-Los que siempre le buscan un 'pero' a todo

-Los hipócritas

-Y esa gente que, cuando te das el morrazo, te dice con retintín: "Ya te lo advertí..."

¡¡¡Aaaarrrrggggghhhhh!!!

¿Se os ocurre más gente inaguantable para añadir a la lista?   ;)

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