30 de julio de 2010

Dos amigas



Ayer, por fin, conocí al pequeño Rodrigo.

J.J. y yo nos acercamos un rato a casa de sus padres: mi amiga E. y su marido S.
Llevábamos un regalo para el nene, comprado por la mañana en el Diver Drak: una de esas alfombras de actividades, que llevan dibujados los animales de la granja, y que incluyen sonidos, musiquitas, texturas  y demás cosillas para estimular el desarrollo sensorial y la creatividad de los bebés.
La verdad es que pasamos un rato muy agradable con los nuevos papás. ¡Y el bebé es taaaaan mono!

E. nos contó cómo fue el parto, con bastante lujo de detalles. Yiiiiijjjjj. La verdad es que fue bastante duro. A mí se me ponían los pelos de punta sólo de escucharla.

Después, mientras E. le daba el pecho a Rodrigo, S. nos estuvo enseñando toooooooodas las cositas que le han comprado: la cuna, la mini-cuna, el cuco, el carrito, la sillita para el coche, la bañera y el cambiador, la ropita... Caramba, ¡¡la de cosas que necesita un recién nacido!!

Más tarde, E. nos contaba cómo fueron los días posteriores al nacimiento de Rodrigo, la vuelta a casa, las miles de visitas que han recibido... Y yo la observaba, mientras cogía en sus brazos a aquel bebé pequeño y pelirrojo (como ella) y pensaba: "¡Qué rápido pasa el tiempo! Parece mentira...".

Efectivamente, han pasado 11 años, pero recuerdo perfectamente el día que nos conocimos.

Era uno de los primeros días de clase, en primero de carrera, y lógicamente, aún no conocía a nadie. Sólo algunas caras de vista y poco más.

Entré en el aula e hice un rápido repaso visual a los alumnos que estaban ya sentados esperando que comenzara la clase. Había algunos grupillos de gente ya formados: eran de la gente que venía de los pueblos, que solían hacer piña muy rápido.

Se ve que esa circunstancia los unía. Formaban un grupo muy definido y apartado del resto, lo cual, en contra de lo que yo pensaba en un principio, no fue algo temporal, de los primeros días de curso, sino la tónica general a lo largo de toda la carrera.
La verdad es que sentarme al lado de ellos me daba bastante palo. Me sentía un poco intrusa. Como si yo no formara parte del club.

Entonces, en uno de los bancos de más arriba, la vi.
Era una chica menuda y pelirroja, estaba sola y leía atentamente unos apuntes. A pesar de parecer tan concentrada, me resultó amigable. Era la primera vez que la veía, no la conocía de nada, pero me transmitió buenas vibraciones. Me acerqué a donde ella estaba y le dije: "Hola, ¿es ésta la clase de Teoría de la Información?".

Alzó la mirada hacia mí y sonriendo me dijo que sí. Entonces le pregunté: "¿Puedo sentarme aquí?"
Nuevamente, sonrisa y respuesta afirmativa, así que cogí mis cosas y me senté a su lado.

Como el profesor no venía todavía, nos presentamos y empezamos charlar. Conectamos enseguida. Era como si nos conociéramos desde hacía tiempo.

Y, aunque en aquel momento ninguna de las dos lo sospechábamos, como se dice al final de la película Casablanca, aquello fue el comienzo de una hermosa amistad.
Una amistad que ha perdurado durante años, y que ha estado llena de momentos buenos y malos; de risas, de lágrimas...

De recuerdos inolvidables, como...

-Aquel verano en la playa de Piles.

-Las Nocheviejas de todo tipo: en salas de fiesta, (vestidas/disfrazadas de gala), en casas rurales, en el piso de alguno de los amigos, con concurso de disfraces incluido y maratón hasta las tantas de Party, Trivial Pursuit, o Rummikub (sin duda, las noches de fin de año más divertidas).

-Las noches de Fallas hasta las tantas de la madrugada, de verbena en verbena.

-Las quedadas para estudiar o hacer un trabajo para la universidad, que acababan en merendola, risas y cotilleos.

-Los días veraniegos tirándonos por los toboganes del Aquarama.

-Aquel viaje a Barcelona.

-Las paellas del Politécnico.

-Las tardes lluviosas de invierno jugando a la Wii.

-La torrà de xulles en el polideportivo de Xirivella.

-Aquel concierto conjunto de Amaral, Revólver, etc.

-Los cumpleaños multitudinarios.

-Las tardes paseando por el centro de Valencia

-La primera cena en su nuevo piso.

-La despedida de soltera que le preparamos entre todas las amigas.

-El día de su boda.

...

Aunque, por desgracia, también hemos vivido juntas momentos tristes. Algunos muy tristes.
Como cuando hace 4 años falleció su madre, a la que yo conocía y apreciaba mucho. O el verano pasado, cuando perdimos a una amiga común.

Y esos momentos, los realmente difíciles, los más duros, son los que ponen a prueba una amistad.
Lloré con ella la pérdida de su madre, estuve a su lado intentando consolarla, animarla, ayudarla a superar el duelo. Luego, cuando murió nuestra amiga, también nos apoyamos la una en la otra. Siempre nos hemos apoyado mutuamente.
E. y yo hemos estado juntas en esos momentos, y en tantos otros momentos amargos.  Y nuestra amistad ha salido reforzada. 

Además, nunca hemos tenido rivalidad, ni celos, ni malos rollos. Nuestra amistad ha sido siempre sincera.

Para mí, E. ha sido siempre un ejemplo a seguir. Admiro su valentía, su entereza a la hora de afrontar las adversidades, su madurez, su forma de encarar la vida, con la cabeza tan bien amueblada. Creo que es una persona llena de virtudes, alguien realmente valioso.

El resto de amigas siempre hemos dicho de ella que es "pequeñita, pero matona". Y es verdad. Nada ni nadie la amedrenta.

Tiene una fuerza de espíritu que ya quisieran muchos para sí y un corazón enorme. Y siempre ha estado ahí, cuando la he necesitado.

Por todas esas cosas, yo la quiero muchísimo. Y soy feliz viéndola a ella tan feliz, con su marido y su bebé. Ahora que la vida le sonríe. Porque lo ha pasado muy mal, ha sufrido mucho. Y ella merece toda la felicidad del mundo.

11 años va a hacer que nos conocemos, que somos amigas. Contra viento y marea. Y han pasado tantas cosas en todo este tiempo...
Pero en el fondo, en lo principal, apenas hemos cambiado. Seguimos siendo muy parecidas a aquellas dos chicas de 18 años que empezaron juntas la carrera.

Espero que nuestra amistad siga cumpliendo años, que siga desafiando al tiempo y a las vicisitudes; pero manteniendo siempre esa buena salud. Que nuestro vínculo no se pierda.

Que un día, ya ancianitas, nos pongamos a recordar todo lo que hemos vivido juntas.

Y digamos: "¡Cómo ha pasado el tiempo! Y parece que fue ayer...".


26 de julio de 2010

Lunes raro

Sí. Hoy es un lunes raro. Ayer estaba allí, en Turquía. Hoy estoy aquí, en Valencia.

He estado fuera sólo una semana, pero no sé, tengo la sensación de haber estado meses y meses lejos, desconectada de todo. Es como si hubieran pasado muchas cosas en el mundo... mientras que allí, el tiempo parecía estar detenido.

Y hoy tengo una sensación extraña. Tan rara como el día. Una mezcla de resaca, cansancio, tristeza, melancolía... Sentimientos típicos de la vuelta a la rutina. De la reentré, ¿no?

Sí, pero lo curioso es que esta sensación no parece añoranza de Turquía. De hecho, el viaje no ha salido como yo esperaba. Quizá ahí está la clave de mi estado de ánimo de hoy.

Cuidado: no digo con esto que me haya decepcionado o que no me haya gustado: Estambul es una verdadera preciosidad; una ciudad muy cosmopolita, llena de contrastes y encantos; y Capadocia es realmente espectacular, con esos paisajes tan peculiares, esculpidos a medias entre la naturaleza y la acción del hombre.

Turquía me ha gustado, pero NO me ha enamorado. Me ha sorprendido, pero NO me ha fascinado. No sé cómo explicarlo.
Quizá esperaba otra cosa. Tal vez, mis expectativas previas no se han correspondido con la realidad. Si hoy me preguntaseis qué tal el viaje, os respondería: Bien. Bonito. Exótico. 

Pero no os diría: Me ha encantado, volvería mañana mismo, me quedaría a vivir allí, etc...

Yo soy una persona bastante vehemente y efusiva. Se me nota a la legua si algo me gusta o no. Cuando algo me GUSTA, no reparo en elogios. Y al revés.
Y con Turquía, veo que no tengo muchos calificativos. No sabría explicar qué me ha parecido en general. Por eso, siento que no me ha conquistado.
De hecho, Santa Sofía, que era lo que más ganas tenía de ver, (llevaba años deseando visitarla) me ha decepcionado un poco.

Además, tengo la sensación de que me han faltado un montón de cosas por ver. Pero bueno, tres días no dan para más. Es lo que hay. Milagros no se pueden hacer.
Me llevo un recuerdo bonito de Turquía, pero a diferencia de otros viajes que he hecho, en este caso no he dicho: "Tengo que volver porque me ha fascinado".

Eso sí, debo decir que los turcos son gente encantadora, muy hospitalaria con los turistas, y eso siempre se agradece. Son gente realmente agradable.

Y bueno, hoy estoy aquí. De vuelta. En mi último lunes de vacaciones. De bajón.

El día de hoy lo estoy dedicando a: limpiar y ordenar la casa, poner lavadoras, planchar, hacer la compra, recoger el coche del taller, pasar las 700 y pico fotos de la cámara al ordenador, comer cosas "normales" después de 7 días comiendo kebabs y salsa de yogur, ponerme al día en Blogger... En definitiva: volver poco a poco a la normalidad.

Por cierto, que fue volver del viaje y enterarme de que un compañero de trabajo había fallecido. Una noticia muy triste, que sin duda, también influye en mi estado anímico de hoy, pues era un compañero con el que tenía bastante confianza y con el que me reía mucho.
Pero lo peor es que no es la primera vez que me pasa esto. Volver de un viaje y enterarme de una noticia así.

El año pasado, fuimos de viaje a Roma, también por estas fechas. (Ese viaje sí que me encantó, aunque no era la primera vez que visitaba la capital italiana, pero sí en pareja).

Bueno, el caso es que al volver, me enteré de que una amiga estaba ingresada muy grave con gripe A. Estuvo varias semanas luchando por vivir, pero desgraciadamente, no puedo superarlo, y falleció un mes después. Ella fue una de las víctimas de esa terrible pandemia.

La verdad es que fue un palo muy grande. Todos los amigos pensábamos que se salvaría, pero no fue así. Todavía hoy, casi un año después, me cuesta creer que ya no esté. Y la echo de menos.

El año pasado mi amiga, este año el compañero de trabajo... No sé, no soy supersticiosa, pero empiezo a preocuparme: viaje veraniego que hago, noticia luctuosa que recibo.
Espero que el año que viene se acabe la racha.

En fin. Lo dicho. Que hoy es un día raro, en el que tengo una mezcla de sentimientos y sensaciones que no sabría explicar.
Pero sobre todo me siento triste, melancólica, apagada...

Escribiendo en el ordenador, mientras J.J. ve la tele, y Kiko (nuestro hámster), duerme en su jaula, yo recuerdo la impresionante puesta de sol sobre Estambul, que vi hace unos días desde la Torre de Gálata. Las cúpulas y los minaretes de las mezquitas se tiñen de violeta, mientras el Cuerno de Oro refulge con los últimos rayos de sol.
Y entonces, no me queda más remedio que reconocer que sí, que algo de morriña de Estambul, sí que tengo.






17 de julio de 2010

A vueltas con la maleta...



Mañana me voy de viaje a Turquía... y ya estoy HIS-TÉ-RI-CA. Siempre me pasa igual. Esta pasada noche he dormido poco y mal, y ya veremos la que viene.

Cojemos el avión mañana a las 10 de la noche... o sea que aún tengo tiempo de sobra para prepararlo todo. Pero aun así, no puedo evitar agobiarme pensando en todas esas cosas que tengo que hacer todavía.

Entre ellas: LA DICHOSA MALETA. ¡Cómo odio hacerla!

Ya me he hecho una lista de tooooooooooda la ropa que me voy a llevar y cómo la voy a combinar. Por supuesto, me sobra ropa por todos lados. Siempre me llevo más de la que necesito realmente.

Pero... es que como no me la lleve... Luego me acuerdo de esos pantaloncitos, o de esa falda o de ese vestido, etc. que al final decidí no meter en la maleta. Y luego estoy con el run-rún: "Fíjate, en el armario que se quedó, total, si no ocupaba espacio... Y lo bien que me hubiera venido... ". De locos.

Así pues, ante la duda, yo me lo llevo TODO. Luego ya, si eso, decido si me lo pongo o no. Como no pide pan...
(Sí, como se me vaya la olla y me cobren por exceso de peso de la maleta, no me va a hacer tanta gracia).

Otro problema que tengo con el tema este de hacer el equipaje es esa sensación de "creo que me dejo algo". Y acordarme de "ese algo" cuando ya hemos despegado. ¿A vosotros no os pasa? (Dios, qué daño ha hecho la película Solo en casa).

Sé de sobra que muchas cosas no son imprescindibles, o que se pueden comprar en el sitio a donde vas... que tampoco me voy a la selva amazónica. En Estambul, habrá tiendas por un tubo. Ya, pero... no sé. No es lo mismo olvidarse las pinzas de depilarse las cejas que la cámara de fotos, ¿no?

La verdad es que nunca me he olvidado nada realmente importante. Pero es que tendríais que verme haciendo la maleta, ¡como para que encima se me olvidara algo!
Como decía antes, me hago una lista de todas las cosas que me voy  llevar, y las voy tachando según las meto en la bolsa.

Pero, cuando ya creo haber acabado, me viene esa duda: "¿He cogido la camiseta rosa?"
....

Sé de sobra que sí, porque hace dos minutos que la metí y porque está tachada en la lista. Da igual: ¿y si me ha parecido cogerla, pero en realidad no la he cogido? ¿Y si he tenido una dejà-vu?
Hala: a rebuscar entre toda la ropa hasta que efectivamente, veo allá al fondo, algo de tela de color rosa. Eureka.
Vale. Ya estoy más tranquila. Pero enseguida pienso: "¿He metido la falda blanca?"
....

Y otra vez el mismo proceso.

De hecho, después de haber comprobado cien veces, cuando por fin cierro la maleta, no os penséis que estoy del todo segura de no dejarme nada importante. Qué va...
De verdad, que lo mío roza el trastorno obsesivo-compulsivo. De ahí que odie tanto hacerme la maleta.

En cambio, veo a J.J. que siempre se lo deja para última hora, que no se hace ninguna lista ni nada...
Él es como la cerveza sin: auténtica 0,0. Cero previsión. Cero estrés. Cero preocupación.

Abre el armario, va cogiendo cosas, las va echando a la maleta. Luego la cierra... Y ya está. Más feliz que una perdiz. En 5 minutos se hace el equipaje y lo mejor: nunca se olvida nada.

Creo que deberia seguir su método anti estrés. Al fin y al cabo, se trata de una viaje de placer, ¿no?

Sí, pues yo ya estoy que no vivo con el rollo de la maleta.  Para que luego encima, te la pierdan los de la línea aérea.... ¡Para hacerse el harakiri!

Bueno, este post es también una pequeña despedida, porque estaré mínimo una semana sin pasarme por aquí. A la vuelta nos leemos, nos contamos, etc etc. Por cierto: ¡he encontrado la falda vaquera que tanto tiempo llevaba buscando! Eso sí: de todas las que vi en la tienda de Promod, la única que me gustó, justamente NO estaba rebajada. No falla. Pero estaba tan desesperada que me la acabé comprando.
Anda, que si al final me olvido de meterla en la maleta... Ayyysssss....




14 de julio de 2010

Entrada romanticona (pre aniversario)


Mañana, 15 de julio, J.J. y  yo celebramos nuestro segundo aniversario juntos.
Quién me iba a decir a mí entonces que llegaríamos hasta aquí. ¡Tenía tantas dudas! Si saldría bien, si no...

Después del fracaso de mi anterior relación, casi había dejado de creer en el amor y tenía pánico a equivocarme otra vez.
Pero, no. Mi corazón eligió y creo que lo hizo con bastante acierto.

No quiero decir con esto que mi actual relación sea absoluta y completamente perfecta en todo. (Bueno, si por perfecta entendemos la ausencia total de conflictos, de puntos de vista diferentes).

J.J. y yo tenemos muchas cosas en común; nos llevamos muy bien, estamos fenomenal juntos y nos queremos muchísimo. Si él está a mi lado, no necesito nada más. Para mí, ya lo dije en alguna ocasión, él es el amor de mi vida. Nunca había estado tan enamorada. Incluso me pregunto: ¿estuve enamorada antes?
Porque lo que siento ahora no lo había sentido nunca.

Pero todo ello no quita que alguna vez tengamos nuestras díscrepancias. Aunque, pensándolo bien, lo contrario sería muy aburrido, ¿no?

La verdad es que gracias a él he descubierto el verdadero amor. Una persona que me quiere y me acepta tal y como soy, con mis virtudes... y con mis defectos, que tengo (y muchos).
Un chico que no intenta cambiarme, ni adaptarme a sus gustos y preferencias.
Que me deja ser libre. Ser yo.

Alguien que no intenta imponerme sus opiniones, ni sus puntos de vista.
Que sabe escuchar.
Que no se sonroja ni duda al decirme "Te quiero".
Que no tiene ningún reparo en demostrármelo en mil ocasiones.
Que antepone mi bienestar al suyo.
Que sabe hacerme feliz y animarme cuando estoy mal.
Que me comprende como nadie.
Que me dice totalmente convencido que soy la más guapa del mundo.
Que me hace sentirme como una reina.
Que me dice que yo soy lo más importante de su vida.

No sé hasta qué punto es "bueno" que me trate tan bien. Que me haga sentirme tan especial.
Porque claro, con un chico así, lo único que le puede pasar a alguien tan romántico como yo es lo que efectivamente me ha pasado: que estoy colgadísima y ya no concibo mi vida sin él.

A veces pienso qué pasaría si las cosas entre J.J. y yo cambiaran. Si, Dios no lo quiera, se cruzara una tercera persona. O si la rutina hiciera de las suyas y acabara destruyendo la relación.
Si tuviéramos que decirnos adiós.

Lo pienso y veo un abismo enorme. Se me hace un nudo en la garganta, porque sé de antemano que me costaría mucho seguir adelante sin él.

Hay personas que nos marcan de tal forma que es imposible olvidarlas. Siempre queda su recuerdo. Siempre se las echa de menos, da igual el tiempo que pase.
Y J.J. es una de esas personas.

Ojalá celebremos muchos años más juntos. No tengo otro deseo.

*Perdonadme por esta entrada tan empalagosa... pero es que, entre el beso de Iker Casillas a la Carbonero, la boda secreta de Bardem y Pe, etc... estoy de un romanticón inaguantable.

Love is in the air!


13 de julio de 2010

Locura rebajil




Hace unos días, estuve en las famosas Rebajas. Como ya apunté en una entrada anterior, necesitaba comprarme unas sandalias, una falda vaquera y un bikini nuevo. (A lo cual cabe añadir alguna cosilla que otra tan bonita como innecesaria que siempre acaba cayendo).
En mi caso, esta premisa nunca falla: acabo comprando cosas que no necesito y olvido completamente las de mi lista de prioridades. Que necesito una falda vaquera, pues acabo cargando 6 camisetas, 2 pantalones y un vestido que NO necesito para nada. Pero es que eran tan monos y estaban tan baratos...

De todas formas, este año he sido bastante prudente en mi locura rebajil y, salvo la falda vaquera, que se me resiste la muy condenada, he sido fiel a mis necesidades y he comprado lo que quería.

Vamos con el tema de la falda vaquera: es que tiene tela, y nunca mejor dicho. ¿Por qué le llaman falda vaquera cuando quieren decir "cinturón" vaquero? Da igual que mires en Zara, que en Mango, que en El Corte Inglés, que en Stradivarius, que en Blanco, que en Pull&Bear (ya no digo Bershka porque ya sé lo que me espera y paso): no tienen faldas vaqueras de verdad, de las de toda la vida.
Tienen mini-microscópicas faldas vaqueras desteñidas que yo sólo me atrevería a llevar a la playa. ¿Cómo llevas ese mínimo trozo de tela vaquera, por ejemplo, a trabajar? ¿O por la calle? Si a poco que te agaches o te sientes se te va a ver toooooooooooodo.
Como pases junto a una obra... ¡¡¡¡los obreros te comen!!!!! O te detienen por escándalo público. O te confunden con una... En fin.
Eso por un lado.

Luego, si buscas bien, también hay algunas (pocas) faldas que llegan a la rodilla (el largo que voy buscando). ¿Pero por qué tienen que ser por narices faldas tubo o "faldas lápiz" como las llaman ahora? Deberían llamarse "falda morcilla de Burgos". Porque se te embuten al cuerpo destacando culo, caderas, cartucheras...

Vamos a ver, queridos diseñadores de moda: ¿tan difícil es para Ustedes crear una falda vaquera que llegue a la rodilla y que tenga forma de trapecio o de campana? ¿Que no sea de tubo? ¿Que favorezca y resalte las formas femeninas en vez de evidenciarlas de la foma más antiestética y vulgar?
Pues sí, parece que es muy difícil, porque yo aún no la he encontrado.

Luego está el tema del biquini. Otra odisea, al menos para las chicas que, como yo, tenemos lo que eufemísticamente se llama busto generoso (ni que fuera dando limosna o invitando a cañas a los colegas por ahí), o sea, las que tenemos bastante pecho.
Nos las vemos y nos las deseamos para encontrar un bikini cuya parte de arriba nos tape bien las tetas y cuya braga no sea tamaño carpa del Circo Mundial.

Otra pregunta para los diseñadores, esta vez, los de moda de baño: ¿Por qué si la operación de estética más demandada es la de aumento de pecho (algunas se ponen mínimo una 100, yo gasto menos que eso), las partes de arriba de los bikinis siguen siendo pequeñas? Entre las que se operan y las que lo llevamos ya de serie... somos legión. ¿Por qué nadie piensa en nosotras?

¿Por qué los bikinis de Women' Secret o los de la planta joven de El Corte Inglés parecen hechos para adolescentes?

Y otra cosa que me toca las narices: parece ser que si tienes poco pecho, también tienes que tener necesariamente poca cadera, y viceversa. Y si eres tetona, se supone que, por fuerza, también tienes que tener un culo enorme. Pues no, señores diseñadores y fabricantes. Más bien suele pasar al revés. (Será por aquello de la ley de la compensación).

Entonces... ¿por qué c*** en muchas tiendas de moda de baño no dejan mezclar tallas? La braga de una talla y la parte de arriba, de otra, según las necesidades de la usuaria.
Algo tan sencillo no les cabe en la cabeza a estos señores.
No falla: cuando al fin encontramos un bikini cuya parte de arriba es de nuestra talla de pecho, la braga correspondiente siempre nos queda colgandera. ¡¡Queda feo!!

Al final, después de probarme unos 30 bikinis, encontré uno precioso de cuadritos que me tapaba el pecho y cuya braga no era enorme, sino más o menos de mi talla. El único problema: es de Tommy Hilfiger y me costó 60 euros en rebajas, cuando los había de 20 y 30 euros.
Así que, si eres tetona, ya sabes: te toca pagar más. ¡Mala suerte!

Ah, otra cosa que me pasa siempre en Rebajas: entro en la tienda y veo una prenda que me encanta, así que corro hacia ella como un misil teledirigido. La cojo, busco mi talla... y miro el precio. Veo:  50 euros. ¡Zasca! ¿Dónde está el descuento? Al no ver la etiqueta roja de la rebaja, ya empiezo a mosquearme... y entonces miro bien el expositor donde había cogido la prenda y veo el cartel:

New Collection - New Season

Qué rabia. Lo que más me gusta es justamente de la nueva temporada y NO está rebajado. Así que dejo la prenda donde estaba y me dirijo al montón-gurruño donde están las prendas rebajadas.

Ahí viene nuevamente la odisea: las tallas que ves en su mayoría son la 34 o la 46. Prendas de tallas intermedias, estándar, como las 38-40-42 suelen brillar por su ausencia. Hala, a rebuscar en el mogollón, si la señora histérico-ansiosa que ha llegado un segundo antes, te deja algo.

¿Y los colores? Las prendas rebajadas suelen ser pantalones color amarillo canario o camisetas color naranja butanero. ¿Con qué combinas eso?
Ahora entiendes por qué cuestan sólo 9,99 euros. ¡Porque nadie en su sano juicio se lo compraría!

Y una última reflexión sobre las compras. En concreto, mi crítica va hacia la tienda Massimo Dutti. Yo alucino.

Da igual que sea la nueva temporada, que estemos en Rebajas... Se supone que esta firma va dirigida a una mujer joven, urbana y cosmopolita: entonces, ¿por qué siempre la ropa de esta tienda tiene que tener ese estampado de flores, o el de Cachemir, o peor aún, ese rollito ibicenco-cansino que tanto le gusta a  Pocholo? Si te gusta ese estilo, perfecto, has encontrado tu boutique de referencia.

Pero si, como yo, odias los vestidos floripondiosos estilo La casa de la pradera, las amebas "cachemirosas" y las prendas de algodón blanco que lo transparentan todo... entonces, com Massimo Dutti vas apañada, amiga mía.

Ropa de Massimo Dutti con el pañuelo de Cachemir. No falla.

En fin... Dicho todo esto, aún mantengo la esperanza de encontrar la falda vaquera que necesito a tiempo de irme al viaje de Turquía. Ojalá sea así, aunque lo llevo crudo.

Y por cierto... ¿a vosotros también os pasan estas cosas en las Rebajas?


*No sé qué pasa con las encuestas que os pongo, que no os molan nada, ¿¿eh?? Venga... animaos y votadme "argo", jeje... ;)

1 de julio de 2010

¡Vacaciones!




POR FIIIIIIIIIIIIIIINNNNNN!!!!!  ¡¡Ya estoy de vacaciones!!
(No me odiéis mucho...).

Sí, empiezo mis "vacas" hoy, 1 de julio.  El mismo día de la j****a subida del IVA y del inicio "oficial" de las Rebajas.

A partir de hoy, tengo un montón de cosas que hacer... A saber:


-Olvidarme de un objecto odioso llamado despertador. (Esto no tiene precio).



-Desconectar del trabajo y de la actualidad (eso lo digo siempre, y al final sigo enganchada a la radio, la tele, los periódicos... No tengo remedio).

-Hacer cola en la comisaría. Tranquilos, no soy ninguna delincuente: es que tengo que hacerme el pasaporte para Turquía (me voy 7 días a final de mes. Yupiiiiiiiiiiiiii).


-Ver a España ganar el Mundial (esto es más un deseo que otra cosa, pero...).

-Comprarme una vuvuzela... ¡Que noooooo, que es broma!

-Ir a la playa a coger algo de color, que parezco pariente lejana de Drácula (al final, acabaré como todos los veranos, poniéndome como una gamba y pelándome después. Bronceado: 0).

-Hacer la maleta. Algo que odio... pero que tiene su aspecto positivo: ¡significa que me voy de viaje!

-Cortarme el pelo.

-Ir con los amigos a tomar algo a una terracita junto al mar y echarnos unas risas.



-Dormir la siesta con J.J. sin prisas.... (y después, lo que surja).

-Darme un bañito en la piscina. Mmmmm, ¡me encanta!



-Ir a las Rebajas y ponerme ciega. (Necesito comprarme un bikini, (que no un trikini), unas sandalias y una falda vaquera... Y luego, como lo de la siesta: lo que surja).


-Ir a alguno de los conciertos de la Feria de Julio.

-Conocer a Rodrigo, el bebé que está esperando mi mejor amiga E., y que está a punto de nacer.


-Quedarme hasta las tantas viendo el programa de Buenafuente o leyendo un libro, porque "mañana no tengo que madrugar".

-Probar todos los sabores de la heladería italiana que han abierto debajo de casa (¡joer, qué peligro!).


-Pasar unos días en el pueblo de mis abuelos y bañarme en el río, como cuando era pequeña (aunque ahora ya sin las sandalias cangrejeras).

-Dedicar más tiempo a escribir en mi blog y a leer los vuestros, (aunque también estaré algunos días desconectada y desaparecida, ¡pero volveré!).


¡Un beso a tod@s! Y que paséis unas felices vacaciones (sean cuando sean).


HELLO!

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