31 de diciembre de 2012

Adiós, 2012, adiós...



Vaya, un poco más y llego tarde al "típico post de fin de año". Pero no; aquí estoy dispuesta a decirle ADIÓS, GOOD BYE, AU REVOIR, ARRIVEDERCI, etc... al 2012.
Ya, ya sé que no soy nada original. Miro en mi lista de blogs y compruebo que todos habéis publicado ya el vuestro.
En fin... Que el 2012 ya agoniza. Se acaba... por fin, ¡JODER YA!
 

Sí, tengo ganas de despedirlo ya definitivamente. Pero unas ganas locas, oye.
No es que haya sido un pésimo año; pero vaya, que no. Que no me ha gustado.
Me ha dejado con una sensación extraña. Como cuando acabas un libro o una peli y no entiendes el final, o no es lo que tú esperabas. Y te quedas así, chafado.

El 2012, en general, ha sido un año raro, tedioso y poco productivo. Jo, ¡si hasta los mayas pronosticaron que el mundo se acababa en este año! Menos mal que se equivocaron en sus predicciones...

Para mí, el 2012 ha sido un año de espera. A ver qué pasa, a ver qué pasa... Y mira, de tanto esperar, al final, se ha acabado y seguimos igual. Sigo igual.
Con mil cosas todavía por hacer. Con casi nada resuelto. En la misma disyuntiva. Aunque bueno, eso tampoco tiene por qué ser malo... Quizá es que yo soy un poco ansiosa.

Vale, posiblemente en temas laborales no me pueda quejar, pues todo el tedioso y horrible tema del ERE se resolvió, por fin, a punto de acabar el año. Pero se resolvió, y de forma favorable para mí. Es cierto.
Y también es cierto que el año ha tenido sus cosas buenas.
Obviamente. Y tenemos salud. Que ya es.
¿Entonces? Pues no sé. No sé explicarlo, pero este 2012 no me ha convencido.
Creo que esperaba demasiado de él. Y de alguna forma, me ha dejado a medias.

No quisiera hacer un exhaustivo balance del año... Sería demasiado largo y aburrido. Y seguro que tenéis cosas más interesantes que hacer que leerme.

Pero bueno, básicamente, empecé el año tristona y despagada porque mis amigas de siempre no habían contado conmigo para Nochevieja.
Y este año,... se repite la historia.
Pero no voy a dejar que me afecte. Es más, ya tengo planes con unos amigos de mi novio. Ya está. Saldremos a cenar, brindaremos, nos lo pasaremos bien. Seguro.

Con mis amigas veo que ya nada va a ser igual. Cada vez estamos más lejos, y no sólo físicamente, sino más bien de mentalidad y de "momento vital".
Mi mejor amiga, con un niño de 2 años y medio y otro en camino.
Otra, en Madrid y a su bola. Cada vez más reservada. Cada vez sé menos de su vida.
Y otra se pasa la vida de fiesta.
Y yo, como que no. Ni casada y con hijos ni de fiesta loca cada noche.
Vamos, que van de un extremo al otro. Y creo que eso nos ha distanciado.

Por contra, y esto es bueno, me he acercado a otras personas. Incluso me he reencontrado con gente de mi pasado que me está aportando cosas muy buenas. Es lo que tiene Facebook. Y este verano conocí a una persona del 2.0 que también se ha convertido en alguien muy importante. Ella ya lo sabe. ;)
Una amiga que siempre ha estado ahí, en los buenos y en los no tan buenos momentos.

Ha habido también gente que me ha decepcionado. Mucho. Hasta lo más profundo del alma, porque no me lo esperaba de ellos.
Otros, en cambio, me han emocionado y me han demostrado una lealtad y una amistad a prueba de bombas. A pesar de las diferencias, de la distancia o de cualquier otro obstáculo.

Este 2012, si algo ha tenido de bueno, es que me ha quitado la venda de lo ojos. ¡Ha sido tan abruptamente sincero, tan claro...! Que a veces, sus enseñanzas me han hecho daño.
Me ha abierto los ojos de golpe y si avisar, y muchas veces me ha cegado. Como cuando de estar a oscuras, pasas a miras a una luz intensa.
Este año me ha hecho descubrir quién soy, saber lo que quiero y conocer mejor a la gente. Saber que no todos los que parecen amigos lo son. Y al revés.
Que hay gente en la que no puedes confiar, y a la que no le puedes pedir determinadas cosas porque es como pedirle peras al olmo. Que están ahí para ti sólo hasta un punto. Pero no más. Asi que es una pérdida de tiempo esperar que te apoyen en determinados momentos y situaciones. Y quizá tampoco se les deba exigir nada.
Y al revés: hay gente que te da todo si esperar nada a cambio, que sabe escuchar, que ya es, si no puede hacer nada más por ayudarte; que tiene la palabra justa en el momento exacto, que tiene la capacidad para alegrarte el día con un vídeo gracioso, una canción, un tweet, un e-mail, o un simple "OLA KE ASE"...

Pero no me quiero poner melodramática, aunque a mi el fin de año siempre me pone nostálgica, y no entiendo por qué, cuando estoy deseando finiquitar este 2012. Será porque en días como hoy me doy cuenta de cómo el tiempo vuela, que ya ha pasado un año más, que el pasado ya no vuelve, etc, etc...
Aunque, ¿quién quiere que vuelva el pasado? Que no, que no... El pasado está bien ahí, donde se quedó. Hay que pensar en el presente y en el futuro.

Tampoco quiero que penséis que este post es un reproche a la gente que no me ha respondido como yo esperaba mientras yo me ensalzo como una tía súper guay que siempre está disponible para los demás. Porque soy consciente de que yo también puedo haber decepcionado a otros sin dame cuenta.

De verdad, no culpo a los que no han sabido, no ha podido o no ha querido estar a mi lado. La gente vive su vida, se preocupa de lo suyo, lo primero de todo, y no siempre es lo suficientemente sensible para ver que el vecino lo está pasando mal. Y yo no me excluyo de ese "pack", ¿eh? Por eso mismo, esto no es un reproche. Simplemente, he aprendido a no pedir ni esperar nada de quien no sea mi más cercana familia y mi pareja.
Y eso es lo que quiero destacar del 2012. Que me ha enseñado a no esperar de determinadas personas. Y, que si quiero estar bien, tengo que empezar por mí.
Y si luego otros te ayudan o intentan que estés mejor, pues mira: eso que te llevas.

Sí, es algo tan simple y tan de cajón que no sé cómo no lo tuve presente desde el principio. Pero ya veis, siempre he sido una romántica. Y he tenido que llevarme algún que otro revés emocional, alguna decepción que otra, para asumirlo y darme cuenta de que ésa es la tónica general.
¿Es triste? Bueno, cuando lo aprendes y lo aceptas, deja de serlo. El problema es que no lo asumas y te pases la vida esperando que los demás tengan el gesto que tú quieres o necesitas. Y si ese gesto no llega, te hundes.

Al final, la única persona que va a estar con cada uno de nosotros durante toda la vida, somos nosotros mismos. Por eso, al final, sólo nos tenemos a nosotros y nuestro propio bienestar y felicidad deben partir de nosotros.
Sí, una lección tan simple a mi me ha costado aprenderla 31 años. Pero bueno, nunca es tarde si la dicha es buena, ¿no?

En fin, que este largo 2012 ha tenido un poco de todo. Ha sido bastante agridulce, aunque debo reconocer que, para mí, se va con un poso más dulce que amargo. Las cosas como son.
Y realmente, ¿qué año no es un poco agridulce? Son muchos días como para que no haya un poco de todo. Aunque es verdad que hay años maravillosos y otros horribles.
No ha sido el caso de éste 2012. Ya digo: ha sido un año raro, como de transición. De muchos cabos sueltos y muchos proyectos todavía por cumplir.

Así que nada, toca ya decirle adiós, intentar quedarse con lo bueno y olvidar lo malo.

Y ahora, a poner todas las esperanzas en este 2013. Un número que no gusta demasiado a los supersticiosos. Pero yo no lo soy. Y el 13 siempre me ha traído buena suerte.
Así que espero que este año me traiga, nos traiga, cosas buenas. Confío en ello.
O, al menos, como dice el dicho: "Virgencita, que me quede como estoy".

Al 2013 le pido salud, eso lo primero. Y amor. Mucho amor. Sobre todo, para quien más lo necesita. Para los que están solos. Para los que no tienen a nadie. Para los que han perdido a un ser querido.
Y trabajo para los que están viviendo cada día con el drama del paro.
Y que no haya ni un desahucio más. Ni un sólo niño sin juguetes y sin sonrisa esta Navidad.

Ah, y para los responsables de la situación tan pésima que atravesamos en temas económicos y sociales, los que con sus robos, sus mentiras y sus estafas están contribuyendo a tanta pobreza, a tanta precariedad, a tanta infelicidad y a tanto drama social y humano, sólo les deseo que lo paguen con creces. Que se vean de la noche a la mañana sin sus riquezas conseguidas de forma sospechosa. Y teniendo que buscar un trabajo que no llega. Que sepan lo que es comer "pan duro".


Y a todos vosotros, queridos gatitos de este tejado.... (¡¡¡que ya somos casi 200, gracias!!), os deseo lo mejor en este año nuevo que empieza. Que se os cumplan todos vuestros deseos. :)


¡¡¡¡¡FELIZ 2013!!!!!





19 de diciembre de 2012

Los restos del naufragio




Ayer fue el día D.
Sin duda, el más amargo de toda mi trayectoria profesional. Y uno de los peores de mi vida.
Ayer se ejecutó un ERE cruel y atroz que ha afectado a 100 trabajadores de un total de 160. 
Durante todo el día de ayer, se fue notificando por e-mail (de la forma más cutre y cobarde posible) a todos y cada uno de los afectados por el ERE, su situación y la fecha de extinción de sus contratos, que en los casos más graves es hoy o mañana.

Ayer fue un día de lágrimas, de mil recuerdos, de emociones, de presentadores con la voz quebrada y sin poder seguir adelante con el programa; de abrazos, de achuchones, de rabia contenida, de despedidas, de profunda tristeza.
Un día de llamadas telefónicas, de whastsapps, de miles de tuits dando ánimos a los que iban anunciando que dejaban la empresa (fuimos Trending Topic nacional).

Ha sido un largo y agónico camino para acabar muriendo en la orilla. Más de un año hemos vivido con esta tortura psicológica los trabajadores de una empresa que hoy ya no es ni la sombra de lo que fue. Una radio desmantelada, esquilmada, desangelada, sin muchos de sus periodistas más emblemáticos, sin algunos de sus mejores profesionales: locutores, guionistas, redactores, productores, técnicos de sonido, técnicos electrónicos, documentalistas, asesores lingüistas, responsables de contenidos web, etc.

Un año muy largo, muy dificil, lleno de incertidumbre desde que se nos comunicó que la empresa, acosada por las deudas, se veía obligada a poner en marcha una reestructuración de la plantilla, un ajuste, un despido colectivo, un expediente de regulación de empleo... Varias acepciones para una misma y terrible realidad: que casi 1.200 personas, entre televisión, radio y servicios administrativos, tengan que pagar con su puesto de trabajo, con su sueldo, con su "pan" y el de su familia, los desmanes de una panda de sinvergüenzas y ladrones que han robado lo que no está escrito, y que además, van a quedar impunes.

Es injusto. Terriblemente injusto. Parece increíble, pero por desgracia, es real.
El proceso se ha eternizado: problemas de fondo y de forma, numerosos estudios de viabilidad encargados a despachos de abogados que se lo han llevado calentito; denuncias colectivas, huelgas, fundidos a negro y manifestaciones que nos han hecho visibles ante la sociedad valenciana y nos han reconciliado con buena parte de ella; una ciudadanía que se ha solidarizado con nuestra situación y nos ha mostrado su apoyo y su cariño en muchas ocasiones.
Perquè el treballadors no som els culpables.
Pero nos ha tocado pagar los platos rotos.

Y bueno, después de meses, meses y más meses de angustia, de incertidumbre, de aplazar y suspender el proceso para retomarlo una y mil veces, al final llegó el día.
Y fue ayer. Los primeros despidos, los de la radio.
102 compañeros de este lugar que ha sido mi casa durante los últimos 5 años y medio, recibían un e-mail frío y demoledor, firmado por el sustituto del Director General (este último, a la sazón, dimitido una semana antes para evitar comerse tamaño marrón), donde se les notificaba que estaban afectados por el procedimiento de despido colectivo.

Yo estoy entre los afortunados que no recibieron ese correo. Recibí otro, a última hora del día, en el que se me comunicaba que no había sido afectada. Contra todo pronóstico, la verdad. Siempre creí que sería una de las primeras en salir.
Pues, aunque tengo la titulación requerida y algunos méritos más, no tengo enchufe ni padrino, y estas cosas ya sabéis que ayudan bastante.

Así pues, conservo mi puesto de trabajo. Al menos, de momento. Puedo decir que he sobrevivido al ERE.
Pero ¿sabéis qué? Nunca pensé que me sabría tan amarga esta "victoria". Nunca pensé que me alegraría tan poco de seguir adelante.
No voy a ser hipócrita: obviamente, me alegra haberme librado del brazo exterminador del ERE; pero por otro lado, ha sido terrible ver marchar a tanta buena gente a la que admiro como profesionales y aprecio como personas. Gente con la que he pasado momentos inolvidables, con la que he reído y llorado, de la que he aprendido muchísimo.
Gente que ha sido para mí como mi familia. Que me acogieron y me "criaron" profesionalmente, cuando aterricé en esa radio siendo una pipiola inexperta de 25 años.

Y se me pone un nudo enorme en la garganta al saber que se van a engrosar las ya de por sí desorbitadas filas del paro. Sé que algunos, por edad y situación personal, lo van a tener muy crudo para salir adelante.
Otros, pueden tener más suerte. Pero está claro que todos ellos van a pasar unas navidades muy tristes.

Hoy algunos, los pimeros en salir, han firmado el finiquito. Otros lo harán mañana. Y otros tantos, en los próximos meses.
Cuánto buen profesional desaprovechado, cuánta buena gente machacada.

Y hoy, el día después del tsunami, del terremoto, de la masacre... ha sido casi peor que ayer.
Redacciones enteras vacías. Mesas y sillas sin las personas que ayer aún las ocupaban. Gente recogiendo sus cositas para después franquear la puerta de la radio por última vez. Tristeza. 
Silencio. Un silencio ensordecedor.
¿Os imagináis una radio en silencio?
Jamás pensé que viviría algo así.

Y ahora, la vida sigue, claro. Pero sigue sin mucha gente para mí indispensable. No sólo por su profesionalidad, sino sobre todo, por su humanidad.
Ya nada será igual.
Ahora, sólo queda recoger los restos del naufragio e intentar seguir adelante, The show must go on, haciendo nuestro trabajo lo mejor que sabemos.
Por la audiencia, que tantas muestras de cariño nos ha dado en este tiempo... Y por ellos.
Por los que se ya fueron. Por los que se irán.

17 de diciembre de 2012

Los Premios 20 Blogs y todo eso...


¡Hooooola, guapetones!

Me he presentado al concurso del año.

No, no es el Pasapalabra. Que el Rosco ése del abecedario nos parece a todos muy fácil desde el sofá del salón de casa, pero luego hay que verse allí, delante de la cámara, y hacerlo.

No, tampoco me presento al certamen de Miss España. No doy el perfil. No estoy tan buenorra como las chicas que se presentan y sé decir alguna cosa más sobre Rusia que "es un país donde... ehmmmm.... uhmmm....vive gente maravillosa y... queeeee... últimamente ha habido... eeeeeh.... en el tema de política, algunos cambios, ... y no sé decir mucho más". (Ya en serio: pobre chica. Eso no se hace. A una Miss se le debe exigir belleza y cuerpazo escultural, no una vasta cultura. Vamos, es mi opinión... Aunque también podría haber sabido algo más.)

Resumiendo, que me voy por las ramas. ¡Me presento a los Premios 20 Blogs! (Y sí, lo habéis adivinado: he aquí otra cansina que viene a pediros el voto...).


¡Pero atención, porque soy reincidente! Ésta es la segunda vez que me presento. La primera vez fue hace dos años, y la verdad es que, novatilla como era por aquel entonces en estas lides blogueras, no tenía la más remota esperanza de que alguien me votara.
Y, para mi sorpresa, tuve más votos de los que imaginé en un principio. Así que, después de un año sin participar, me ha picado el gusanillo otra vez y he decidido volver a intentarlo.

En esta edición, siendo ya veterana como soy, lo-voy-a-petar. Lo presiento.
Va a ser legen...(espera)... dario. Legendario.


Vaaaaaale... No me lo creo ni yo. Sólo de pensar en los pedazo de blogs que compiten en la misma categoría que éste, ya me digo a mí misma: Pero muchachaaaaa, ¿ande vas?
Si no tengo nada que hacer.
Pero oye, tampoco creo tener muchas posibilidades de que me toque el Gordo de Navidad y no por eso dejo de comprar mi décimo y alguna que otra participación. Que nunca se sabe...


Bueno: os explico, aunque imagino que ya la mayoría sabéis cómo va esto.
Este humilde blog participa en la Categoría de Personal, la más numerosa, con sólamente 9.000 y pico blogs inscritos, y en la que están algunos de los mejores bitácoras de toda la Bloggoesfera.
Vamos, que visto así, parece más fácil que me toque el Euromillón que ganar los Premios 20 Blogs.

Pero vamos a lo importante.

MODO PEDIGÜEÑÉITOR ON...

Si una tarde tonta de estas, resulta que estáis muuuuuuuuuuuuy aburridos y no se os ocurre nada mejor que hacer, y de repente os apetece hacer una buena obra (que eso en Navidades se lleva mucho), yo os doy una idea para hacer feliz a una Gata: VOTARME.
Es tan fácil como eso.

Pero para que no os volváis locos buscando mi blog entre miles y miles, os lo pongo todavía más fácil:


Aunque sea un votillo, va. Me haría muuuuuuuuy feliz.
(Sí, ya sé que es triste de pedí... Pero más triste es de robá).

En serio: si os gusta este blog, si os hace reír, si os interesa lo que escribo, si os hace reflexionar, si os mola pasaros por aquí a menudo, etc., etc., y todavía no habéis votado a Lo que me toca los coj...estoooo... a ningún otro blog, la verdad es que "be llenadía de odgullo y sadisbagdión" que le diérais vuestro voto a Maullando por los tejados.
Así que... parafraseando a la gran Lola Flores: "Si me querís..." Votadme.

Ahí lo dejo. Y si no, o sea, si me queréis igualmente y os gusta el blog, pero no me votáis porque ya habéis votado a Cosas que (me) p... digooo.... a otros blogs que os gustan más; o eso de votar os parece un poco coñazo porque además hay que registrarse y tal (que lo es, para qué decir lo contrario),... pues no pasa . Tan amigos. Podéis seguir leyéndome, que yo os voy a querer igual. Bueno, un poquito men...Que no, que igual. xD

En fin: que tenéis de tiempo hasta el 28 de enero (eso, si los mayas no tenían razón y el dia 21 de diciembre no se acaba el mundo; que todo podría ser, oye).
Pero no lo dejéis para el final, ¿eh? No dejéis para mañana el voto que podéis dar hoy.

Para votar hay que registrarse en la web de los Premios 20 Blogs (va, que os registráis en y menos), y una vez registrados, votáis a Maullando por los tejados. (O bueno, al blog que más os guste de cada categoría).

El primer premio está dotado con 5.000 eurazos, que la verdad, no están nada mal. Quién los pillara right now.
Ah, y la posibilidad de integrar el plantel de blogueros de La Blogoteca de 20 Minutos. Que, para una periodista a punto de quedarse en el paro en breve de la forma más miserable, sería una gran oportunidad.
Ahora que lo pienso, si ganara (le estoy echando muuuuuucha imaginación), tendría que salir del anonimato.
Pero he hecho mis cálculos y... creo que me compensa. Seh.

Bueno, pues eso. Que espero vuestros votos, (aunque sea uno, sobs). Y desde aquí, quiero desearles mucha suerte a los bloggers a los que sigo y que también se presentan al concurso. (Aunque algunos no la necesitan).

Así pues... ¡que gane el mejor! ;)

10 de diciembre de 2012

Cuando se acaba el blog-amor


En todo este tiempo que llevo en la bloggoesfera, he ido observando con sorpresa cómo pueden llegar a cambiar "los sentimientos", o mejor dicho, la opinión o concepto que tenemos de un determinado blog. Es un proceso que también se da en la vida real. En las relaciones 1.0.

Es como cuando te enamoras. De repente, sólo quieres pasar el máximo tiempo posible al lado de esa persona tan especial.
Toda tu vida se reduce a él o ella. Necesitas saber a cada momento qué hace, cómo ha tenido el día...
Y si se retrasa en contestarte a un SMS, o a un whatsapp, si no actualiza su estado en facebook, si no te llama... sufres. Mucho. Y te obsesionas.

Todo lo que dice y hace esa persona te resulta súper interesante, divertido, apasionante. No tiene defectos, ni faltas; te parece un ser absolutamente fascinante. Incluso puede llegar a inspirarte.
De repente, te sorprendes a ti mism@ repitiendo palabras o frases que esa persona dice a menudo.
Te influye también en tus opiniones, en tus gustos.
E incluso empiezas a interesarte por temas o actividades que antes no te llamaban la atención, sólo porque están entre sus intereses.

Pero luego, pasa el tiempo... Pueden ser días, semanas, meses o incluso años. ¿Y qué sucede?
Pues en el peor de los casos, que se acaba el amor... Que se apaga la chispa.
Así, sin más. Te desenamoras. Se te cae la venda de los ojos.
Y de repente, empiezas a ver defectos en esa persona que antes te parecía perfecta.

De pronto, te aburres a su lado. Descubres que ya no tienes nada de qué hablar con él o ella. Que no te interesa apenas nada de lo que te dice o de lo que hace. Que no te aporta nada.
Te agobia.
Se ha convertido en una presencia molesta. Irritante, incluso.
Ya no te hace gracia, ni te resulta ingenioso ni interesante lo que cuenta.
No tenéis nada en común. Sus opiniones difieren diametralmente de las tuyas.
Así, decides romper la relación y... a otra cosa, mariposa.

Bien, esto que, por desgracia, pasa a menudo en las relaciones personales (las de pareja, pero también en las de amistad), se puede extrapolar, salvando las distancias, of course, al mundo blogger. Y muy especialmente, al mundo de los blogs personales, que son los que más dan pie a "conocer" a otra persona, saber de sus pensamientos, de sus vivencias, etc.

Seguro que os ha pasado eso ir saltando de blog en blog, una tarde aburrida, y de repente, por casualidad y sin esperarlo, dar con uno que no conocíais y que os resulta... realmente interesante.
Empezáis poco a poco, tímidamente, leyendo las últimas entradas, las más recientes; y tanto os engancha lo que cuenta su autor o autora, que sin comerlo ni beberlo, os descubrís leyendo entradas antiguas a altas horas de la madrugada, hasta leerlo completo y poneros al día.

Qué bien escribe. Qué interesante todo lo que cuenta. 
Cómo me ha emocionado con esta entrada. 
Qué bien ha sabido expresar eso que yo también he sentido en más de una ocasión y no soy capaz de describir con palabras. 
Qué identificad@ me he sentido con esto que ha contado... 

Enseguida, os hacéis seguidores. No queréis perderos ni una actualización.
Si el autor /autora del blog tarda en actualizar, os impacientáis; hasta os preocupáis. ¿Le habrá pasado algo? ¿Estará bien? Y lo peor: ¿habrá decidido abandonar el blog? ¡¡¡¡NOOOOOOOOOOOOOOO!!!!
Os convertís en uno de los lectores/comentaristas habituales. Comentáis en prácticamente todas las entradas.
Le hacéis partícipe al blogger de lo mucho que os gusta su blog, lo bien que escribe, lo que os transmite con sus escritos, lo que le admiráis, lo bien que os cae, incluso sin conocerle.
Le idealizáis. 
ZAS. Ya os habéis "blog-enamorado".

Y bueno, la cosa podría seguir así, hasta el infinito y más allá. Puede que incluso la admiración y devoción sea recíproca. ¡Cuántas amistades y relaciones de pareja han surgido entre bloggers!

Pero... también puede que se acabe el blog-amor. Que la chispa se apague. Como en el caso del que hablaba al principio.
De repente, ya no te mola tanto esa bitácora. Sus entradas ya no te resultan tan interesantes. Es más, las últimas te aburren hasta la náusea.
El/la autor/a empieza a resultarte.... cansino. Reiterativo con determinados temas. Incluso antipático.
Ya no te apetece perder parte de tu tiempo dejándole comentarios.

 Desde que llegó a XXX seguidores, se le ha subido a la cabeza y está de un crecidito que, vamos...
Últimamente sólo habla de XXXXXXXX. ¡Coñazo!
Qué lástima, con lo que molaba antes este blog... 
No estoy para nada de acuerdo con lo que dice. Pero paso de comentarle. Para que no me conteste...
Si esto fuera Twitter, unfollow al canto. Pero hacerlo en Blogger queda raro. 

¿Os reconocéis en alguno de estos pensamientos, u otros similares? ¿Habéis pasado de estar súper enganchados a un blog y admirar a su autor, a que, de repente, ambos, padre y criatura os resulten cargantes? ¿Habéis pasado del amor al odio con un blog y su autor?

Yo, sí. Lo confieso. Me ha pasado más de una vez eso de estar súper emocionada con un blog , leerlo a menudo y participar activamente en él, a pasar millas.
En fin, cosas que pasan. ¿Sin motivo? No lo creo. Algo tiene que pasar, como en las relaciones 1.0, para que la cosa se enfríe, ¿no?

Quizá la culpa no sea del autor del blog, sino del que lo lee. El autor escribe en su blog lo que quiere y como quiere. Faltaría más. Si de repente ya no te resulta interesante lo que tiene que contar, o incluso se te hace pesado, puede que el problema sea tuyo. Quién sabe.

Supongo que, de la misma manera que yo me he desenganchado de algunos blogs, a otra gente le habrá sucedido con el mío.
Y entonces me planteo qué pudo pasar: si dije algo que les hirió. Si he cambiado de actitud sin darme cuenta y ahora soy una pelmaza. Si aburro a las ovejas con el tema X.
No sé. Pero sí, imagino que todo sucede por algo. Y en el mundo de los blogs, del amor al odio, a veces, también va un paso.

Y vosotros: ¿me contáis vuestras experiencias en este tema? ¿Os ha sucedido eso de dejar de seguir o de leer de forma habitual un blog que antes os encantaba, o un blogger que antes os caía genial porque ahora os resulta insoportable? ¿Qué pasó... si se puede saber?


30 de noviembre de 2012

Norma Jeane


Confieso que me fascina Marilyn Monroe.
Y ya sé que en esto no estoy siendo nada original. Soy consciente de que, como yo, millones de personas en el mundo sienten adoración por la rubia más mítica de Hollywood: icono, sex symbol y mito, todo a la vez. Porque esta mujer lo tenía todo, vaya.

Y lo curioso es que yo no me considero mitómana, pero Marilyn es... diferente.
No sé, hay algo en ella que me atrapa. Su atractivo, su encanto, su voluptuosidad, su pícara inocencia, su destino trágico, su muerte temprana y envuelta de misterio, su historia con Kennedy, su rostro miles y miles de veces reproducido y convertido ya en icono del siglo XX...


Y, si lo pienso bien, no fue la más guapa, las hubo objetivamente más bellas; tampoco fue la mejor actriz de su tiempo; las hubo mucho mejores.
Incluso hay quien la considera una actriz normalita, cuando no directamente mediocre. Hay quien piensa que está sobrevalorada, y que, si no hubiera muerto tan joven y en tan extrañas circunstancias, Marilyn Monroe no sería lo que es hoy.

No lo sé, la verdad. Es cierto que, a veces, una muerte trágica y a edad temprana es suficiente para elevar a un artista mediocre a la categoría de mito.
Pero creo que no es el caso de Marilyn. Es muy posible que, si la hubiéramos visto envejecer como a otras, no habría sido idolatrada hasta el extremo en que lo ha sido y sigue siendo; pero de lo que no me cabe la menor duda es de que seguiría estando entre las actrices más veneradas de todos los tiempos. Y con razón. No creo que haya habido otra como ella.
Aunque opino lo mismo de otras actrices como Audrey Hepburn o Ingrid Bergman. Tenían un nosequé especial que no se puede explicar y que las hace únicas.

Volviendo a Marilyn: me encanta admirar esas fotos en las que aparece con su archiconocida melena rubia platino, sus labios rojos, sus cejas angulosas, su lunar y su exuberante elegancia.
Ella es Hollywood en estado puro.

Pero realmente, lo que más me interesa no es la Marilyn espectacular de las fotografías; no es el producto irreal que Hollywood creó y que destruyó también. No. Lo que más me interesa es la mujer, el ser humano que había detrás del mito.
Norma Jeane VS. Marilyn Monroe.

Aquella chica guapa de California, que soñaba con ser actriz y dejar atrás una infancia triste.
Aquella muchacha frágil, insegura y vulnerable, tan necesitada de amor y con una clara tendencia a lo autodestructivo.
La actriz caótica, indisciplinada y exasperante a la vez que talentosa, carismática y encantadora.

Se cuenta que Marilyn agotaba la paciencia de los directores para los que trabajaba debido a su impuntualidad, sus faltas de asistencia injustificadas a los rodajes, así como su dificultad para concentrarse y retener lo que leía en el guión, etc. Billy Wilder, quien la dirigió en películas como Con faldas y a lo loco, llegó a decir que trabajar con Marilyn era un auténtico suplicio, pero que no podía prescindir de ella. Y es que la marca Marilyn Monroe daba caché y aseguraba el éxito de toda producción en la que aparecía. Por eso, los directores se la rifaban.


Pero ella parecía no ser muy consciente de todo ello.

Y pese a convertirse en uno de los mitos más grandes del Séptimo Arte y llegar hasta donde las demás no podrían siquiera soñar, ella, en realidad, nunca fue feliz. Qué cosas.
Quizá hubiera preferido ser o hacer otra cosa, pero nadie le preguntó. Quizá le vino todo demasiado grande, y cuando se dio cuenta de que aquello no era lo que quería, ya era tarde para echarse atrás. Ya había mucho dinero de por medio y muchas expectativas puestas en ella. O mejor dicho, en el personaje que otros habían creado para ella.
Así que Norma Jeane se pintaba los labios de rojo, ahuecaba la melena, sonreía con picardía, se hacía la tontita y posaba como sólo ella sabía. Se convertia en Marilyn Monroe, y hacía lo que los demás esperaban de ella.

Aun así, era plenamente consciente de ese desfase, de esa dualidad (tan típica de Géminis, signo al que pertenecía) Marilyn-Norma, mito-mujer real. Pero sospecho que, aunque hubiera querido, era incapaz de liberarse y romper con todo.

Nunca encontró su sitio en Hollywood, lugar hostil que la creó como producto de masas y que se encargó también de destrozarla poco a poco.
Pero lo más sorprendente, por triste, es que la mujer más deseada de todos los tiempos no encontrara jamás el amor que tanto anhelaba en los hombres a los que amó y, que supuestamente, la amaron. Algunos, simplemente la lucieron como un trofeo; otros la utilizaron, y cuando se cansaron de ella, la dejaron tirada. Otros, la quisieron de verdad, pero fueron incapaces de llegar a comprenderla en profundidad.

La historia de Marilyn se podría resumir en una infancia atroz, un puñado de bonitas (y algunas buenas) películas, con escenas y números musicales inolvidables; unos labios rojos, una melena platino y un sugerente escote que intentaban ocultar una personalidad débil; tres matrimonios frustrados, varios abortos; millones de instantáneas, un Happy Birthday, Mr President, un bote de barbitúricos y una muerte tan prematura como inquietante. Pero eso sería reducirlo todo demasiado.

Cuando digo que me fascina Marilyn, en realidad me refiero a Norma Jeane disfrazada de Marilyn Monroe. Y pienso a menudo en lo sola que debió sentirse a menudo entre tanta gente. Y en lo utilizada, manipulada, incomprendida, anulada, frustrada, desamparada, explotada...

Por eso, más que sus fotos más típicas y emblemáticas, vistas y reproducidas hasta la saciedad, me gusta ver esas otras menos conocidas, más raras, en las cuales casi no parece ella, y podemos intentar acercarnos al ser humano que fue.
Norma Jeane, en esencia; sin apenas maquillaje; desposeída del mito, sin la parafernalia de los focos y los flashes.
Norma Jeane, antes de ser fagocitada por Marilyn Monroe, o en los ratos en los que casi podía dejar de ser lo que otros esperaban de ella, para ser simplemente ella.
























 





 

16 de noviembre de 2012

A mi yo de 16 años


Hace ya un tiempo, leí esta entrada de Naar, y me encantó. (Por cierto, si todavía no la conocéis, a ella y a su blog, a su gato y a su Niño Chico, ya estáis tardando...).

A lo que iba. En realidad, es una especie de meme que se puso muy de moda en su día entre los bloggers a raíz de este anuncio de McDonald's, inspirado a su vez en esta campaña americana para la prevención del cáncer.
Se trata de escribirle una carta a tu yo adolescente, con la perspectiva, la experiencia y la "sabiduría" que dan los años. Qué cosas te dirías a ti mismo, qué consejos te darías ahora que ya sabes lo que ha pasado para evitar que tu yo adolescente cometa los errores que tú cometiste en el pasado, o para guiarle por el buen camino.

Está claro que no se puede volver atrás, ni rebobinar la cinta. No podemos cambiar las cosas. Para bien o para mal, somos lo que hemos vivido, con nuestros errores y nuestros aciertos. Así que esto es un pasatiempo.
Pero aun así, me parece muy interesante hacer este ejercicio de memoria, viajar al pasado y ver cómo me han ido las cosas en este tiempo.

Así que... allá vamos.



Valencia, noviembre de 2012.

Querida Gatita de 16 años:

¿Qué tal en el nuevo instituto? Bastante mejor que en aquel colegio pijo de curas, ¿verdad? Aquello fue una pesadilla...
Tranquila: éste va a ser un buen año para ti. Personal y académicamente. Vas a hacer nuevas amigas, con las que lo vas a pasar muy bien. Disfruta de su compañía, sal, pásalo bien. Aprovecha este año porque el que viene, con el COU, va a ser especialmente duro.

Te gusta mucho un chico del insti. Sí, el de la clase de al lado. Ése que lleva el pelo cortado a lo casco. Es muy guapo, cierto. "El chico más guapo que has visto en tu vida", te dices a ti misma.

Bueno... en realidad no es para tanto, créeme. Los hay, los habrá más guapos y más interesantes. Éste es un niño mono, sin más.
Parece que te hace caso. Pero no, no quiere nada contigo. Siento ser así de cruda pero es lo que hay.
Sólo le gusta vacilarte porque sabe que se te caen las bragas cada vez que lo ves.
En realidad es un gilipollas que no te va a traer nada bueno, y deberías pasar de él. Sólo quiere jugar y que le engordes el ego.
Mira a tu alrededor. Hay otros chicos con los que te podría ir mucho mejor y que sí tienen interés en conocerte.
Por ejemplo, el chico tímido y enigmático de la tercera fila. Ese morenito que sabe tanto de filosofía. Le gustas, sé amable con él, te va a ayudar en un momento difícil.

Ah, sobre tu estilo a la hora de vestir. Déjame que te diga una cosa: los pantalones elásticos de campana estarán muy de moda, pero no te sientan bien. Te hacen patona y bajita. Y choni. 
Sí, choni. 
....
Es verdad, esa palabra no la conoces. Bueno, que te hacen parecer macarra. Y tú no lo eres.
Hazle caso a tu madre [por cierto mándale un beso enorme y dile que con 60 años va a seguir estando igual de estupenda], y ponte faldas y vaqueros rectos, que te quedan mucho mejor. Dónde va a parar.

Ah, ¡no te cortes el pelo por la barbilla! No te va a gustar el resultado y vas a pasarte medio año arrepintiéndote y sintiéndote insegura. Más de lo que ya eres.
Tienen que pasar aún unos años para que te decidas de nuevo a cortártelo así, y entonces sí, te verás bien con él. Así que de momento, sólo las puntas. ¡Sólo las puntas! Hazme caso...

El verano que viene, el de COU, va a ser triste: el abuelo se va a ir, después de todos estos años enfermo.
Vas a sufrir mucho su pérdida, es la primrea persona importante en tu vida que vas a perder,  pero debes ser fuerte. Es ley de vida. Además, él va a cuidar de ti siempre, allá donde esté.
Le echarás de menos y no lo olvidarás nunca. 

Por cierto, no te rayes con el tema de la selectividad. Aprobarás de sobra y podrás elegir la carrera que quieras.
Y oh, sorpresa: al final no vas a estudiar Filología Inglesa como tenías pensado. Te vas a decantar por Comunciación Audiovisual. Sí.
No, en el CEU, no. En la pública.
Te diría que no lo hicieras, que es una carrera que no tiene salida ni futuro, y blablabla, pero no te lo voy a decir. Primero, porque ya lo sabes. Segundo, porque ya se encargará tu padre de decírtelo [dale también un beso de mi parte y dile que beba más agua y cuide su alimentación, que los riñones le van a dar la lata]. Ya verás la cara que pone cuando le digas que has elegido ser periodista en vez de profesora de inglés... Se va a liar parda. Pero tranquila, no llegará la sangre al río.

Además, al final, encontrarás trabajo de lo tuyo, aunque no va a ser fácil. Esta profesión es muy dura.

Los años de carrera van a ser los mejores. Lo vas a pasar en grande y allí conocerás a gente maravillosa.
Los primeros días de clase conocerás a una chica pelirroja. Siéntate a su lado un día, vence tu timidez y entabla conversación con ella. Tú aún no lo sabes, pero será tu mejor amiga. Irás a su boda y te hará "tía" de un enano precioso.

También te harás muy amiga de una chica alta, morena de pelo rizado. Es muy divertida y socarrona.
Os reiréis un montón juntas, saldréis de fiesta, iréis de viaje...
Pero ten cuidado. Un verano iréis juntas de campamento y allí empezarán las discrepancias. Una noche tendréis una bronca monumental.
Mi consejo es que la dejes hablar. No te enzarces con ella. Y si al final no puedes evitar montar el pollo, que es algo que te gusta mucho, al menos, haz las paces con ella antes de iros del campamento. Si no, me temo que vuestra amistad, tal como era, acabará esa noche.
Quizá con el tiempo logréis acercar posiciones, pero ya nada será igual.
Me sabe mal tener que decirte esto, pero por desgracia, ella se irá: una enfermedad grave se la llevará. Llorarás mucho. Y sentirás rabia e impotencia. Pero así es la vida de injusta a veces.

Ah, ¿recuerdas lo que te dije del chico del pelo a lo casco del insti? Pues aplícate el mismo cuento con otro de la Universidad. 
Es un chico guapísimo de rasgos exóticos que te llevará loca durante todo un curso. Huye de él. HUYE. Es un encantador de serpientes que sólo va a lo que va. Y tiene novia. Pero te lo va a ocultar deliberadamente.
Y lo vas a descubrir y te vas a sentir muy estúpida. Lo vas a pasar mal. Muy mal.
Así que ya me adelanto y te lo digo: Ojos verdes rasgados, voz ronca y susurrante, colonia de esas que ponen a 100, proposición de que poses para un reportaje fotográfico... DANGER! 
[Por cierto: al final, se acabará casando con la novia y ahora tienen 3 churumbeles].

No será el unico hombre en tu vida por esa época. En un curso de francés conocerás a un chico muy interesante, de izquierdas y con un cierto aire a John Lennon. De entrada, no te mola tanto como el fotógrafo... pero es un tipo muy carismático y acabarás cayendo en sus brazos.
Es un buen tío, muy divertido y lo pasarás bien con él. Pero hazte a la idea de que no va a durar mucho.
En el fondo, sois muy diferentes y no tenéis demasiado en común. Discutiréis bastante y la cosa se enfriará.
Además, una chica de vuestro círculo va detrás de él y no va a parar hasta conseguirlo. Y lo conseguirá.
Ahí sí que vas a estar jodida. Creerás que te han robado al amor de tu vida. Pero no te preocupes: no lo es. Aún te queda....


Ah, te sacarás el carnet de conducir a la primera. Pero pasarás dos años sin conducir porque eres una cagarria y te da terror. Tranquila, lo acabarás superando y serás una conductora bastante aceptable. 

En el último curso de carrera conocerás a un chico muy especial con el que vivirás tu primera gran historia de amor. Al principio no estarás muy segura de salir con él. No es tu tipo ideal... Pero pronto te enamorarás de él y estaréis juntos 5 años y pico. 
Va a ser una persona muy importante para ti. Pensarás que es el hombre de tu vida. El padre de tus hijos. Haréis planes de futuro. Hasta pensaréis en compraros una vivienda juntos.

...Pero siento decirte que tampoco es él el hombre de tu vida.
Te estoy haciendo sufrir como Ted Mosby a sus hijos, contándoles cómo conoció a su madre. 
[Ya, ya sé que no no tienes ni idea de quién es Ted Mosby y qué pinta en todo eso... Da igual, no viene al caso].

A lo que íbamos: la relación con este chico va a tener luces y sombras. Momentos inolvidables y otros para olvidar. Los dos primeros años serán muy buenos, pero luego la cosa irá degenerando. Discutiréis muy a menudo, tendréis muchas diferencias, tú empezarás a sentirte frustrada y a dudar de tus sentimientos hacia él; os aburriréis juntos, cortaréis y volveréis varias veces... Mal, mal, mal.

Por cierto: ¿recuerdas que te dije que no te ibas a equivocar estudiando Comunicación Audiovisual? Es verdad: encontrarás trabajo de redactora en una emisora de radio. Y allí... en el momento más delicado de tu relación de pareja, conocerás a un chico. Un chico muy atractivo que te encantará. No podrás dejar de pensar en él. Y la cosa se va a liar todavía más. Pero tranquiiiiiila...

Mi consejo es que escuches a tu voz interior, la que te dice que la relación con tu novio no va bien, que no estáis hechos el uno para el otro. Tus sospechas son ciertas.
No tenéis futuro juntos. Tenéis caracteres incompatibles.

Y no, el otro chico, el compañero de trabajo, no tiene nada que ver en eso. Bueno, algo sí que tiene que ver. Pero si tú estuvieras bien con tu novio, no te fijarías en otros.
No sigas con tu novio por rutina, por el qué dirán o por miedo a la soledad. No tiene solución, por muchas oportunidades que os déis. Una vez os habéis faltado al respeto, no hay vuelta atrás.

Sé valiente y honesta contigo misma y rompe con él. No prolongues la agonía, porque va a ser peor.
Él no te lo va a poner fácil, así que debes ser valiente. Te va a costar mucho dar el paso y va a ser una de las decisiones más difíciles que tendrás que tomar. Pero debes hacerlo.

Lo pasarás muy mal y volverás a pensar que te has equivocado y que has dejado marchar al amor de tu vida. Pasarás unos meses jodida, sintiéndote muy culpable, pero al final verás la luz al final del túnel y sabrás que has hecho lo correcto.

¿Que qué pasó con el compañero?... Pues que, después de marear un poco bastante la perdiz, al final acabará pidiéndote una cita. Iréis juntos a un concierto. Os besaréis en la buhardilla de su casa. Acabaréis la noche en su cama.  Y... bueno, recuerda bien esta fecha: 15 de julio de 2008. 

No puedo asegurarte al 100% que este chico vaya a ser el padre de tus hijos. No lo sé. Ten en cuenta que  tengo 31 años, y aún me queda mucho por vivir (espero). Pero sí puedo decirte sin duda alguna que ésta va a ser la relación más importante de tu vida.... al menos hasta este momento. Con él vas a conocer lo que es el AMOR con mayúsculas. Junto a él vivirás la historia más bonita que hayas podido imaginar.

Se va a hacer esperar, pero la espera habrá valido la pena, te lo aseguro.

Supongo que también querrás que te desvele cosas del futuro. Bueno, para tu tranquilidad te diré que esas teorías que dicen que con la llegada del año 2000 todo se irá al traste, que los ordenadores se volverán locos y se acabará el mundo... son mentira. En realidad, no va a pasar nada.
Nada de catástrofes apocalípticas, quiero decir. Sí te puedo contar que ya no pagamos en pesetas sino en euros, que la Selección Española ha ganado un Mundial y dos Eurocopas (si, sí, de verdad) y que Estados Unidos tiene un presidente negro. Bueno, y más cosas que no puedo contarte de momento, y que es mejor que las vayas descubriendo poco a poco.

Aquí estamos en el año 2012 y las cosas en este país no están nada bien. Al revés: las cosas están rematadamente mal. Así que no tengas prisa en llegar hasta aquí.

Atravesamos la peor crisis mundial de los últimos tiempos, nos gobiernan ineptos y sinvergüenzas sin escrúpulos. La gente está muy harta. El otro día, sin ir más lejos, hubo una huelga general, la segunda en un año.  
El paro es un verdadero drama.

Por cierto, la empresa donde trabajo (y trabajarás) está a punto de aplicarnos un ERE bestial, y eso me tiene bastante quemada.
¿Que qué es un ERE? ... Mira, mejor no quieras saberlo. Como te decía al principio de esta carta: disfruta de tus 16 flamantes y preciosos años. Sal con tus amigas y diviértete. Estudia, pero no te agobies, que eres una agonías. 

Como último consejo: quiere mucho a los papás, a los abuelos... Y demuéstraselo. Escúchales. Sé obediente y amable con ellos. Aunque a veces te carguen, aunque a veces te agobien y pienses que se entrometen en tu vida y que son unos plastas. Quizá esto te suene a tópico pero es verdad: lo hacen por tu bien.
Cree en ti y en tus posibilidades. Vas a ser conseguir casi cualquier cosa que te propongas. Tienes mucha fuerza de voluntad y mucha determinación.
Cuando no sepas qué camino coger, haz caso a tu corazón y a tu intuición. No le dés demasiadas vueltas a las cosas. Si te equivocas y la pifias, no pasa nada. Sobrevivirás. Te lo digo yo.

Y tranquila, que viajarás a París, a Roma y a Venecia... 
Ah, no abandones las clases de piano. Intenta no tomarte las cosas tan a pecho. Y come más fruta. Y aprende algún idioma, te irá bien.

Un beso muy grande. Cuídate. 

13 de noviembre de 2012

Relaciones amor-odio: mis tetas y yo


Lo confieso: mantengo una relación de amor-odio con mis pechos.
En realidad no creo ser la única.
Por lo que tengo entendido, parece que la mayor parte de la población femenina tiene una relación... digamos que "algo complicada" con sus tetas.
Nunca están lo suficientemente "bien". Por supuesto, me refiero a los pechos naturales, sin retocar, claro.
Siempre nos gustaría tenerlos algo más grandes, o algo más pequeños, o algo más firmes, o algo menos caídos, etc. Siempre hay un 'pero'. ¿No os parece?

Pocas chicas conozco que se sientan 100% a gusto con sus pechos.


Muchas sueñan con una o dos tallas más. Y es por eso que el aumento de pecho es la operación de estética más demandada y que se vendan tantos sujetadores con relleno o con efecto push-up.
La pregunta es: ¿quieren tener más pecho por ellas mismas, porque eso les haría sentir más sexys, más femeninas y que determinadas prendas de ropa les quedaran mejor, o lo hacen por sus respectivas parejas masculinas o para parecer más atractivas al sexo opuesto? ¿Por qué, o mejor dicho, por quién decide una mujer operarse el pecho realmente?

Yo estoy en el caso opuesto. Tengo una 95 C. Soy de pecho más bien grande.
No me operaría para reducir la talla, primero porque siento terror a los quirófanos, y segundo porque no tengo problemas de espalda y demás, derivados del tamaño de mis pechos. Aparte de que tampoco creo tener una talla exagerada. No me resulta un trauma tener una 95.
Pero... sí es cierto que, en ocasiones, me siento incómoda con mis tetas y no me importaría, al revés, molaría tener una talla menos.
Cuando digo incómoda, quiero decir en toda la extensión del término. Incómodo física y psicológicamente.

Incómoda porque...

-Botan cuando voy andando (y corriendo, y subiendo o bajando escaleras, etc).
-Se ven bastante y la gente las mira. (Con envidia, con lascivia, con curiosidad, con sorpresa,...).
-Con determinados escotes o prendas de ropa quedan demasiado... "demasiado", dejémoslo ahí.
-A veces molestan para dormir bocabajo.
-Me cuesta encontrar bikinis de mi talla. Quiero decir, encontrar un bikini cuya parte de arriba me tape lo suficiente y la braga no se me caiga de grande. (¿Por qué la mayoría de marcas de ropa de baño fabrican sus bikinis pensando que todas las mujeres tenemos la misma talla de pecho que de cadera? ¿Y por qué no dejan mezclar tallas? Ahí lo dejo).
-Algunas miradas masculinas dirigidas a esa parte de mi anatomía me han hecho sentirme un trozo de carne.
-Algunos comentarios femeninos (con su buena carga de envidia y malicia) dirigidos también a esa parte de mi anatomía me han hecho sentirme un trozo de carne.

Por todo eso y otras cosas, a veces me encantaría tener una talla menos.

Según leí en algún sitio, las mujeres con un busto generoso (toma eufemismo), resultan más sexys que las que tienen el pecho pequeño.


Y no sólo resultan sexys, sino que también dan una imagen de... ¿cómo lo diría yo? Algo putones ligeras de cascos.

Sólo por tener las tetas grandes, ¿eh? O más grandes que la media.
Por lo visto, una chica con sugerente escote, sin siquiera haber abierto la boca, sólo por tener bastante pecho, sugiere una determinada imagen mental en los demás. Cuando a lo mejor no tiene nada que ver con su forma de ser.

No olvidemos que la función principal de las mamas en las hembras es la de alimentar a las crías.
Vamos, que el componente erótico o sexual de los pechos vino después. En realidad, la función erótica sería secundaria. La de amamantar sería la primigenia.
Aunque obviamente, ya no somos monos ni hombres de las cavernas. Hemos evolucionado y actualmente, los pechos sirven para algo más que la mera función de amamantar.
El problema es que quizá se les está dando un papel demasiado determinante en el ámbito de la seducción, la sexualidad, etc. Hay como una especie de "teta-obsesión".

Conviene tener presente que nada tiene que ver el tamaño de sus pechos con la actitud o disponibilidad de esa mujer hacia el sexo. Es como esa creencia de que los hombres con las manos pequeñas tienen el pene grande y son mejores en la cama, y al revés. ¿Qué estudio científico ha demostrado eso? Nada, son leyendas urbanas.

Pero por desgracia, parece que es una creencia bastante extendida, sí.
Tetas grandes=mujer ardiente

Es absurdo. Y es algo que me fastidia bastante. Y además, hace que muchas chicas con una talla grande de pecho vivan acomplejadas por ello, porque proyectan una imagen que no se corresponde con su personalidad.

Además de que hay prendas de ropa que nos están casi vetadas a las de tetas grandes, porque no nos quedan bien, porque nos hacen parecer más anchas de lo que somos, porque nos quedan exageradas, porque nos hace sentirnos inseguras, etc.
De la misma manera que hay prendas que les quedan mal a las chicas con poco pecho, ¿eh?

En ese mismo sitio que decía antes, leí que las mujeres de senos pequeños resultan más elegantes, más finas, más delgadas, pero muchas se sienten acomplejadas también porque no se ven suficientemente atractivas. Suficientemente "femeninas". Se ven... poca cosa.


(Ojo: hay de todo. Conozco chicas encantadas con el tamaño de sus pechos, sean estos grandes, pequeños o medianos. Pero estoy hablando de la mayoría).

En fin, parece que nunca llueve a gusto de todas. (O de todos).
Yo creo que a veces nos supera un poco. Aunque las mamas sólo sean tejido glandular cubierto de piel, en realidad son algo más, son mucho más que eso.

Para empezar, es algo que nos distingue del sexo masculino. Los senos son un atributo plenamente femenino.
Son sinónimo de feminidad. Y de erotismo, y blablabla.
Y no vamos a negar que resultan muy atractivos al sexo opuesto. Es algo ancestral.

Y pienso que no todas estamos preparadas para asumir todo el poder de atracción que los pechos pueden ejercer. Sí, sabemos que son un atributo sexual, un arma de seducción, y todo eso... Pero creo que a veces nos resulta difícil convivir con nuestros propios pechos y lo que conllevan. Tanto a nivel físico como emocional.

Al fin y al cabo, no nacemos con los senos desarrollados. Sino que estos se desarrollan en la pubertad. De no tenerlos, pasas a tenerlos. De una forma bastante rápida y precipitada. Y ya es de por vida.
Y a diferencia de la menstruación, que son unos días al mes, los pechos están ahí siempre.
Y son bastante más evidentes.

A partir de un determinado momento de tu vida, tienes tetas. Y tu vida cambia.
Tienes que aprender a convivir con ellas. Y con su circunstancia.
Para empezar, tendrás que empezar a utilizar sujetadores. Y todo lo demás...

Algunas lo ven como una bendición.
Otras casi como una maldición.
Y las hay también, las menos, que lo viven con normalidad.

Pero no se puede negar que, para cualquier mujer, el desarrollo de los pechos supone un cierto shock. Es como abandonar la infancia y entrar en la edad adulta de golpe.
Y llega el verano, y en la playa o la piscina los niños ya no te miran como a la niña del verano anterior. Ya no eres la misma. Ahora eres mayor. Aunque apenas tengas 11 años.
Tienes tetas. No lo puedes ocultar.
Y es algo que cuesta asimilar. Al menos así lo viví yo.

Y luego están las comparaciones odiosas: con amigas, con hermanas, compañeras de clase, desconocidas que te cruzas por la calle...
"Esta tiene más/menos pecho que yo".
"Qué tetas más bien puestas tiene aquella, qué envidia".
"Esa está plana como una tabla".
"Me gustaría tenerlas como Fulanita".
"¿Las de Menganita serán operadas?"
"Sí. Sin duda, son operadas".

Las tetas. Están ahí, y a menudo, las vemos más como una carga que como un don de la naturaleza.
A veces, las tratamos injustamente.
Nunca están perfectas. Siempre podrían ser o estar más/menos [inserte aquí adjetivo].
Siempre resultan algo molestas o incómodas. Ellas... o las reacciones que provocan.

Pero no podemos olvidar que son nuestras tetas. Que nos van a acompañar toda la vida. Así que lo mejor es tratar de llevarse bien con ellas, y convertirlas en nuestras aliadas.

Debemos cuidarlas, mimarlas. Sentirnos orgullosas de ellas. Sean como sean. Grandes, pequeñas, firmes, caídas, simétricas, asimétricas...
(Eso no impide que, si de verdad te acomplejan por su tamaño, demasiado grande o pequeño, o te provocan problemas de salud, recurras a la cirugía, si lo crees necesario).
Pero mi consejo es aprender a aceptarlas y quererlas como son. Porque tienen un papel muy importante en nuestra vida:

-Son una de las principales zonas erógenas, con la que obtener placer y con la que proporcionarlo.
-Son feminidad, erotismo y sensualidad.
-Son una poderosa arma de seducción.
-Son fuente de alimento y establecen un vínculo muy especial entre madre y bebé.
Así que, a no quejarse de ellas y a quererlas.

Y a darles los cuidados que necesitan:

-Aclarado con agua fría en la ducha para mantenerlas firmes.
-Cremas hidratantes y reafirmantes.
-Sostenes que las sujeten bien y sobre todo, que sean de la talla adecuada; lo cual no quita que sean bonitos y sexys, y nos hagan sentirnos guapas por dentro. Está demostrado que, si una mujer lleva lencería bonita, con la que se encuentra atractiva, eso aumenta su autoestima.


-Hacerse autoexploraciones y ante la más mínima duda o anomalía, acudir al médico. Así como hacerse controles y mamografías periódicamente. (Más información sobre el cáncer de mama: aquí)

Y, para acabar, me gustaría hacer una encuesta doble:

A las chicas: ¿Qué tipo de relación mantenéis con vuestros pechos? ¿Amor-odio? ¿Estáis contentas con ellos? Y cuando digo contentas quiero decir completamente. No me vale un "Sí, pero...".
(Yo misma he confesado que no me importaría tener una talla menos y que estuvieran algo más firmes).
¿Os ha acomplejado alguna vez la talla o la forma de vuestros pechos? ¿Os los operaríais? ¿Os habéis operado ya o conocéis casos de chicas que se hayan operado? ¿Estáis/están ahora a gusto con vuestro/su pecho?

A los chicos: ¿el tamaño (en este caso del pecho) importa? ¿Es el busto una de las primeras zonas en las que os fijáis? ¿Creéis que una mujer que presume de escote da imagen de poco seria, ligera o ardiente? ¿Pecho pequeño, pecho grande o es indiferente? ;P

Contestar a estas preguntas es totalmente voluntario. Podéis contar, comentar o añadir lo que queráis, en serio...  Sobre todo, me interesa conocer vuestras experiencias y opiniones al respecto. :)

¡Besos!

9 de noviembre de 2012

Desgana vital


Últimamente no tengo ganas de nada. Pero de nada.
Estoy de un vago que no me aguanto.
Si no tengo que ir a trabajar, mi día ideal es levantarme a las tantas, pasarme el día en pijama tirada en el sofá viendo series, hojear alguna revista, y ya si eso, encender el portátil, entrar en Facebook y leer algún blog.

-He abandonado el gimnasio.

-Me he pelado ya varias clases de francés, sólo porque tengo que levantarme pronto y atravesar la ciudad en coche. Y no me apetece nada.

-He dejado de cocinar recetas ricas y elaboradas para hacer lo primero que pillo en la nevera. Pim, pam. Vuelta y vuelta en la sartén y ya está. Lejos quedaron aquellos guisos de puchero, aquellos postres caseros...

-Ponerme a limpiar la casa se me hace una montaña. Menos mal que JJ es AMOR y en este sentido me ayuda mucho.

-¡Si me da pereza hasta maquillarme! Yo, que me maquillaba con brocha y pincel, como los profesionales. Yo, que me pintaba hasta la raya del ojo con eyeliner líquido sólo para bajar al súper. Yo, que me sabía de memoria un montón de tutoriales de maquillaje.
Ahora, si tengo que salir y no me queda otra, me embadurno con un poco de BB Cream y me pongo algo de rímmel y a correr.

-Por no hablar del blog. Que lo tengo lleno de telarañas.
Tengo pendientes de hacer y repartir un montón de memes y premios que me han dejado varias blogueras, como Mandarica, Mi Álter Ego o Pippah London. Mil gracias, chicas. Sois un encanto. En serio, os estoy muy agradecida. A ver si me animo y me pongo a hacerlos. De verdad. (Soy lo peor.)

No sé si es el otoño que me deja atontada.
No sé si será la anemia que me salió en una analítica reciente.
No sé si sigo arrastrando algo de depresión postveraniega.
No sé si es la situación tan lamentable que tengo en mi trabajo, que me afecta más de lo que quiero admitir.
No sé si es que mi vida se ha estancado y eso hace que yo también me encuentre estancada y sin ganas de nada.
No sé si estoy aburriéndome de mi vida en general. Si es que no hay nada que me motive.
Y ya sólo me apetece vegetar por casa.
No sé si será todo junto, pero así es como estoy. Así es como me siento. Sin ganas de nada. Sin fuerzas.
Y me entristece. Y me jode.

Porque yo era una tía alegre. Con ilusiones. Con proyectos. Con ganas de hacer cosas. De ir aquí, allí.
Yo era animosa. Divertida. Creativa. Con iniciativa. Con ganas.
Me quería comer el mundo. Y parece que el mundo me está comiendo a mí.

(¡Si hasta me ha salido una entrada breve! Buf, esto es grave...)


24 de octubre de 2012

Mi experiencia en el mundo 2.0




Es curioso ver cómo, en sólo unos pocos años, Internet y las redes sociales han ido asumiendo una importancia cada vez mayor en nuestras vidas.
El mundo 2.0, nos guste más o menos, se ha convertido en algo habitual en nuestro día a día.

Seguro que muchos de vosotros, nada más levantaros y mientras os hacéis el desayuno, entráis en Twitter, Tuenti o Facebook, tuiteáis o retuiteáis algo; actualizáis vuestro estado, le dais a varios 'Me gusta', leéis alguna entrada nueva de los blogs que seguís, disfrutáis viendo fotos bonitas en Instagram, reblogueáis monaditas de gatitos en Tumblr, etc. ¿Sí? ¿Os habéis visto reflejados?
Es normal.

Por supuesto que hay todavía quien, tal vez por edad, por miedo o prejuicios, por falta de tiempo, por rebeldía o simplemente porque no le llama la atención, permanece ajeno a todo esto. Hay quien jura y perjura que jamás se abrirá una cuenta en Twitter, un perfil en Facebook, que nunca escribirá un blog, que jamás subirá fotos a Internet, etc. Algunos lo mantienen y otros acaban cumpliendo eso de "Donde dije 'digo'...".

Pero a decir verdad, los que consiguen permanecer inmunes a los cantos de sirena que nos lanzan las redes sociales e Internet son minoría, y cada vez lo son más.
Si lo pensamos bien, la mayor parte de los adolescentes y adultos de países desarrollados, tiene, al menos, una cuenta en una red social.
Seguramente, la mayoría de personas a las que conocéis, entre familiares, amigos, compañeros de estudios o de trabajo, etc., tienen Twitter, Tuenti y/o Facebook, escriben uno o varios blogs, tienen un Tumblr, suben fotos a Flickr o Instagram, etc.
Algunos, los más atrevidos o con menos sentido del ridículo, incluso suben vídeos a Youtube.

En fin, que en esta entrada voy a contar un poco mi experiencia con todo esto de las redes sociales.
Mi relación con el mundo 2.0 es relativamente reciente. Al menos, en comparación con otras personas que prácticamente crecieron con Facebook, Tuenti, Twitter, Blogger, Flickr y demás palabrejas ya totalmente habituales en nuestro lenguaje.

...MOMENTO REMEMBER...


Qué recuerdos.... :__)

Yo crecí viendo Barrio Sésamo, La Bola de Cristal, Heidi, Verano Azul (joder, qué panzada de llorar con la muerte de Chanquete... ¿era necesario traumatizar a varias generaciones?) y los Teleñecos; más tarde llegarían Sensación de Vivir, Farmacia de Guardia y Vip Guay. Devoraba los libros de las series azul, naranja y roja de El Barco de Vapor y las aventuras de Los 5 de Enid Blyton. Jugaba al Monopoly, al Telesketch, al Magia Borrás, el Mineranova y el Tragabolas; aprendí a hacer "música" con el teclado Casio. Pasé tardes enteras jugando con Barbie y Ken, Pin y Pon y los clics de Playmobil...
Luego aparecerían los videojuegos: los marcianitos, el Pac-Man, Sonic y Súper Mario Bros.

Y ya, mucho, pero que mucho más tarde, ya en COU y la universidad, descubriría Internet, los chats de Terra y el msn. Eso fue lo más 2.0 que conocí durante mi adolescencia y postadolescencia.
El primer navegador que utilicé era Netscape Communicator. Y flipé. Y los primeros buscadores que usé eran Lycos, Allthewebs y Altavista, los bisabuelos de nuestro Google.



Aquello era súper rudimentario. El Jurásico, sí. Pero para mí era... la hostia. Os recuerdo que fui una niña de los 80-90. Facebook, Twitter, Blogger y todo lo demás, me pillaron ya rozando la treintena.
Pero llegaron. Y aunque en un principio me resistí a iniciarme en todo eso de las redes sociales, al final, no sé cómo ni por qué, supongo que un poco por borreguismo y otro tanto por curiosidad, acabé metida de lleno en muchas de ellas.

Mi primera experiencia 2.0 (si exceptuamos el MySpace, -ya que me abrí uno pero nunca le vi la gracia y acabó condenado al ostracismo-), fue en el 2009, cuando, presionada por amigos y compañeros de trabajo, me hice un perfil en Facebook.


Mi experiencia con Facebook la conté ya en esta entrada, así que os remito a ella si os interesa, y no me extenderé más en este punto. Sólo comentar que últimamente estoy volviendo a Facebook pero sólo para estar en contacto con determinadas personas con las que de otra forma sería imposible. Eso sí: paso millas de granjas, mascotas, restaurantes, islas, acuarios y demás soplapolleces virtuales e innecesarias.
*Ah, por cierto: en Tuenti nunca tuve cuenta, (afortunadamente), puesto que ya me pilló "machucha".

Después de Facebook, y ya aburrida y saturada del mismo, llegaría el blog.


Eso fue en febrero de 2010. Hace cuatro días, como quien dice. A diferencia de otros bloggers que ya tuvieron experiencias previas, este blog es y ha sido el único que he tenido en toda mi vida.
Ni siquiera sé muy bien por qué lo abrí. Creo que como muchas de las cosas que hago: por probar y saciar mi curiosidad. Sí, así de prosaico.
Yo entraba en Internet y veía blogs por toda partes. Todo quisque tenía blog en aquella época. Todo el mundo vomitaba sus penas, contaba su día a día, daba o pedía consejo en una bitácora. Tener blog molaba. Luego llegaría el declive de la bloggoesfera, pero eso ya es otra historia.
Así que, supongo que un día pensé: Y yo, ¿por qué no me abro uno?

La verdad es que no creía tener mucho de lo que hablar: no soy experta en nada, mi vida no es una montaña rusa de experiencias increíbles y fascinantes, no partía de un desamor, una ruptura o un cambio drástico en mi vida, situaciones que suelen ser en muchas ocasiones punto de partida de tantos y tantos blogs.

Pero aun así, quería tener un blog. Así que, cabezota como soy, seguí adelante con el proceso de registro en Blogger, -era fácil y gratuito-, y en un santiamén me vi con una bitácora recién inagurada y nada que contar.
Un blog feo y aséptico con una cutre plantilla rosa de las que antes tenía Blogger.

Poco a poco le fui cogiendo el punto a la bloggoesfera: descubrí otros blogs, aprendí a relacionarme con otros bloggers, empecé a escribir de lo que se me ocurría, un poco de todo, sin pensar en si me leía alguien o no; aprendí a personalizar el blog dentro de mis capacidades (limitadas) y las posibilidades (limitadas también) que Blogger ofrece. Y con el tiempo empezaron a llegar las visitas, los comentarios, los seguidores.... Y bueno, hasta hoy.

Y sinceramente, para ser mi primera y única experiencia en este mundillo, no me puedo quejar. Nunca, jamás, ni jarta' vino, hubiera imaginado que llegaría a tener tantos seguidores.
De hecho, nunca pensé que lo que yo fuera a escribir le pudiera interesar a alguien. Y estaba convencida de que cansarme y abandonar sería cosa de semanas.
Pero mira, parece que estaba equivocada.

Así que, de nuevo, gracias a todos los que pasáis por aquí y me leéis.
Muchas gracias por haber hecho de este blog, que nació de la nada, algo. Y algo importante, al menos para mí.

Seguimos.

...Mi siguiente experiencia relevante en el mundo 2.0 fue er Tuite'.



Muchos de vosotros no lo sabéis, -bueno, en realidad, casi nadie lo sabe-, pero tengo tres cuentas en la red del pajarico azul. Sí, aún no sé cómo no me he vuelto más loca de lo que ya estoy... pero así es. 3 perfiles en Twitter, cada uno de un "estilo" diferente y con un determinado público.

La que conocéis los que seguís mi blog es la que va vinculada al mismo: @GataTejados.
Bien, pues es la más joven y la que menos seguidores tiene. Y para ser sinceros, la que tengo más abandonadilla.
Me la abrí por estar en contacto con otros bloggers, y porque ahora está muy de moda eso tener un twitter asociado a tu blog.
Quizá el problema de esta cuenta es que me la creé cuando ya empezaba a estar un poco aburrida de Twitter. Y es que con esta red social me pasó un poco como con Facebook: que me fascinó en un principio, estuve mucho tiempo enganchadísima y luego, de la noche a la mañana, me cansé y la dejé.

Creé mi primera cuenta en Twitter a finales de 2010. Un poco como con todo: por probar esa red social de la que tanta gente hablaba. Como mi punto fuerte nunca ha sido la brevedad, pensé que jamás conseguiría dominar una red social cuya premisa es precisamente ésa: la brevedad.
Pero también me equivoqué.

A esa primera cuenta le tengo un cariño especial. Fue como el primer amor. Con ella descubrí qué es Twitter y aprendí cómo funciona. Al principio, como todo el mundo, iba más perdida que Belén Esteban en la Complutense y no me enteraba de nada; pero con el tiempo fui aprendiendo de qué iba el asunto: descifré su lenguaje, descubrí qué eran aquellas siglas de los RT, los FAV, los TT, el TL y el #ff, y  aprendí a utilizar los #hashtags. Le pillé el punto, vamos. Aunque me costó...

En aquella primera etapa me reí muchísimo y conocí a gente ingeniosa y divertidísima. También a gente gilipollas absurda que se cree que todo vale para conseguir un puñado de seguidores.
Descubrí el fenómeno "tuitstar". Y no me tembló la mano a la hora de hacer Unfollow + Block a quien me tocaba los cojones las narices más de lo necesario.

Se podría decir que en esa cuenta interpretaba un papel. No era yo. Era como un alter ego. Una versión mía más cañera, más sarcástica y sin pelos en la lengua.
Y quizá fue por eso que esa cuenta consiguió un cierto éxito. Mucho más del que yo hubiera pensado a priori.
Actualmente, tengo en ella algo más de 1.000 seguidores, cosa que jamás habría imaginado.
Hubo tuits míos que fueron muy retuiteados y faveados; otros, descaradamente plagiados. Me citaron y me mencionaron en algún que otro programa de TV, e incluso aparecí en las tendencias de mi ciudad.

No penséis que estoy vacilando.
En un principio tuvo su gracia, más que nada por lo inesperado de la situación. Pero la verdad es que todo aquello me acabó superando un poco; no estaba preparada y empecé a temer que se me fuera de las manos. Por otro lado, también estaba bastante decepcionada con el comportamiento de algunos usuarios de Twitter.
Así que, entre unas cosas y otras, decidí irme durante una larga temporada. Y así lo hice. Desaparecí.
No sé si hice bien, porque luego he intentado volver en numerosas ocasiones, y nunca ha sido igual.
Pero creo que aquello tuvo su momento y, cuando éste pasó, ya no hubo vuelta atrás.

Después me abrí las otras dos cuentas. Primero una personal y "seria", con mi nombre y mi foto reales, que me sirve para relacionarme con compañeros de profesión y gente de mi mundo 1.0.
Y luego está la del blog.
3 experiencias tuiteras diferentes. Para que no se diga que no lo he vivido desde todos los ángulos.
Actualmente, las tres siguen activas, aunque me cuesta ser constante.
Intento llevarlas todas más o menos al día, pero sin demasiado éxito. Al final es cansino llevar tres perfiles de forma simultánea. Es como ser Superman, Clark Kent y otro más.

En fin... ésa es mi experiencia con Twitter. Para mí, es la red social definitiva. Creo que, si me tuviera que quedar con una sola, (bueno, aparte del blog, que ya es como un hijo para mí), sería con Twitter.
Y es que, aunque a veces me aburra, aunque me haya decepcionado en numerosas ocasiones, aunque ya no tuitee con tanta asiduidad, siempre acabo volviendo a ella. Tiene algo que me sigue enganchando, como una droga.

Y bueno, luego ya, también por probar, me hice un Tumblr, -totalmente cursi y anodino- y, como buena usuaria de iPhone, me creé una cuenta en Instagram,... ambas sin pena ni gloria.
No siempre iba a triunfar, ¿no? ;)
Pero eso, ya es otra historia.

Ahora, como no sé estarme quietecita y necesito constantemente cosas nuevas... me estoy planteando abrir otro blog. Algo totalmente diferente. Quizá en Wordpress. Con otra temática. Con otro enfoque.
"Por probar".
Sí, sé lo que estáis pensando: "cómo no tienes bastante con éste, que te pasas semanas sin actualizar, ahora vas y te abres otro...".

Y es verdad. No sé al final lo que haré. Seguramente siga con éste y ya.
La experiencia me dice que "quien mucho abarca...". (Hoy estoy refranera-cansina).

Y vosotros... ¿me contáis vuestra experiencia con las redes sociales e Internet?

29 de septiembre de 2012

De vuelta


Hola a tod@s. STOP. Estoy bien. STOP. Bueno, más o menos. STOP. Sigo aquí, que ya es. STOP.
Si me habéis echado de menos y esas cosas... tranquilidad, STOP. Sigo viva. STOP.
No me han abducido los extraterrestres. STOP. No me han secuestrado las FARC. STOP. No, tampoco me han tocado los Euromillones ni me he largado a Bora Bora. STOP.
Ah, tampoco me han despedido... todavía. STOP.

Pongo el modo telegrama en OFF, y sigo en plan post-normal-de-los-de-toda-la-vida-de-Dior-y-seguro-que-largo-de-cojones-como-ya-es-habitual-en-mí.

Publiqué la última vez a principios de septiembre, y vuelvo al blog ahora que acaba el mes. Y bueno, quizá no os haya extrañado demasiado, dado que no soy de escribir 3 entradas diarias precisamente, sino más bien de escribir 3 entradas al mes. Es algo que debería hacerme mirar, porque tener un blog para eso... No sé, es tontería.
Alucino con muchos de vosotros, que conseguís publicar con tanta frecuencia. Os admiro, de verdad.

Pero en fin, para ser sincera no estaba de ánimo ni con ganas de pasarme por aquí.
Lo siento.
Éste ha siso un mes... para olvidar. Raro, raro. Y gris. Si agosto fue malo, septiembre ha sido peor con diferencia. Al menos, así lo he vivido yo.
No sé, empecé bien, pero enseguida me invadió una melancolía y una ansiedad muy extrañas y poco habituales en mí.
La razón, todavía no la sé. Pero desde luego, una de las cosas que menos me apetecían era escribir aquí y contar penas. Que para una vez que escribo no me voy a poner a contar que estoy hecha un trapo.
Entiendo que bastantes problemas tiene la gente como para encima aguantar mis movidas.

Han sido varias cosas, y  no ha sido ninguna. En realidad, no creo tener motivos reales para haber estado tan de bajón, más allá del tema del puto ERE, que como siga alargándose en el tiempo sin fecha fija, hará que acabemos todos como cabras. Esto ya es desquiciante.
Del palo (voz amplificada):

"EL LUNES QUE VIENE EMPIEZAN A COMUNICAR LOS DESPIDOOOOOOOOOOSSSSSSSSS!!!!!

Todos acojonados.
*Cri cri cri*
Pánico.
*Tic-tac-tic-tac*
Histeria colectiva.
El milenarismo va a llegarrrrrrrrrr....

........

Y el milenarismo no llega. Llega el lunes y no pasa nada. Seguimos vivos, pues. Vale. Chachi.

Una semana después:

EL VIERNES EMPIEZAN LOS DESPIDOOOOOOOOOSSSSSSSSSSS!!!!! ESTA VEZ DE VERDAD DE LA BUENA!

Y vuelta otra vez al acojone. Al pánico. A la histeria colectiva.


Pero luego llega el viernes y todo sigue igual.

Y mira, una ya no sabe qué es peor.
Yo de verdad, si me tengo que ir, que me lo digan ya, por favor.
Porque a mí, esta situación me está generando un nivel de estrés que empiezo a no saber gestionar nada bien.
Yo soy una persona bastante ansiosa y obsesiva. Necesito tener las cosas bajo control. Necesito saber qué pasará mañana. Ya sé que es estúpido, pero es que yo soy estúpida y "me gusta" sufrir gratis.
Nadie puede tener el control absoluto sobre su vida. Nadie sabe a ciencia cierta qué le depara el mañana.
Y menos a mi edad.
Pero yo necesito estabilidad. Me obsesiono con el qué pasará y tiendo también a mirar al pasado con nostalgia. Soy también muy de "cualquier tiempo pasado fue mejor" y esas tonterías.
De forma que no vivo el presente; o lo vivo angustiada.

Eso de forma habitual y en condiciones normales.
Así que imaginad cómo puede vivir una situación como un más que probable despido masivo alguien como yo.
Y si no lo suponéis, ya os lo digo yo: MAL. Muy mal.

De hecho, lo he llevado bastante bien hasta ahora. Extrañamente bien, teniendo en cuenta cómo soy.
Pero fue llegar septiembre y algo dentro de mí, en mi cabeza hizo: *¡Clinc! FATAL ERROR. 404 NOT FOUND*.

Y sin saber muy bien cómo ni por qué, empecé a agobiarme mucho y a cuestionarme muchas cosas.
Y esa negatividad, esa ansiedad y esa sensación de que nada es estable y que todo se puede venir abajo de un momento a otro, acabó por invadirme y superarme. Y la extrapolé a otras facetas de mi vida.

Por momentos, sentía que todo se iba a pique. Que ya nada sería como antes.
Que mi vida, tal y como había sido hasta ese momento, o al menos, en los últimos años, iba a cambiar radicalmente.
Esto no tiene por qué ser necesariamente malo. Lo sé. Pero yo, de entrada, veo los cambios como algo negativo. O al menos, desequilibrante. Y me pongo ya a la expectativa para que no me pille desprevenida.

Así que lesa sensación de que todo es provisional y mutable me ha afectado bastante a la hora de encarar el día a día, e incluso en mi relación de pareja.
De repente, todo eran ideas obsesivas y recurrentes sobre situaciones extremas. Todo era horrible.
Finales. Rupturas. Adioses. Nostalgia. Cambios. Ansiedad. Más ansiedad. Tristeza. Angustia.
Y vuelta a empezar.

No sé si me estoy sabiendo explicar. Quizá todo esto que os estoy contando os parezca una ida de pinza total. Y no os faltaría razón.
Yo misma no lo entiendo muy bien. Y a veces creo que estoy mal de la olla y que lo que e realidad me pasa es que no tengo problemas gordos y reales. De modo que me busco preocupaciones innecesarias. Y desproporcionadas.
Soy estúpida, ya lo he dicho, ¿no?

Así, he dejado de vivir la vida plácidamente y esperar tanquilamente que venga lo que tenga que venir y he empezado a angustiarme por algo que, de momento, no se ha producido. Es como si me estuviera anticipando a lo malo, sin saber muy bien qué es eso tan malo.

Quizá no tenga demasiado sentido, pero así es como he vivido yo este mes de psicosis total.
Según pasan los días y todo continúa igual, parece que me voy relajando y animando. Aunque algo de ese poso de tristeza y de ansiedad permanecen. Es como si mi mente se resistiera a dejar de estar alerta, por lo que pudiera pasar.
Y al fin y al cabo, si lo pienso, tampoco es para tanto. A ver sí: es una putada quedarse en el paro en este momento. Pero no se acabaría el mundo.
Incluso podría ser algo positivo. Los orientales en el cambio y la crisis ven oportunidad.
Ya, pero yo  no soy oriental. Yo me ciego con lo malo y lo veo todo negro y creo que todo irá a peor. No sé relativizar.

Por eso, en ese estado de angustia y de negatividad, preferí alejarme de todo esto.
No quería contaminar el blog ni os quería agobiar con toda esta historia, además de que cada vez que intentaba ponerme ante la pantalla en blanco, no me salía nada.
Así que lo dejé estar. Estas cosas no hay que forzarlas, sino que surgen, supongo.

Y en fin, hoy me ha vuelto a surgir la necesidad de asomarme un ratito por aquí y saludaros, contaros un poco cómo me va y desahogarme. Al fin y al cabo, el blog también sirve para eso.

Confieso que, aunque he estado bastante apartada de este mundo, sí he ido siguiendo muchas de vuestras andanzas, aunque casi siempre en silencio.
Y es que me apetecía saber de vosotros, pero no tenía ganas de comentar. Sobre todo porque no me veía en disposición de dar un consejo o mi punto de vista, cuando ni yo misma me entiendo.
No quería hacer como el refrán: Consejos doy que para mí no tengo.

Pues eso, que aunque mis intervenciones han sido en ocasiones muy contadas, he seguido asomándome por vuestros blogs. Y me he reído con cosas divertidas que habéis contado, me habéis hecho sonreír en muchos momentos, habéis puesto algo de luz en tanta oscuridad, me habéis dado consejos sin saberlo o habéis escrito la palabra o la frase que necesitaba leer justo en ese momento...
Así que: gracias.

También me he entristecido al leer a otros que también estáis pasando vuestro bachecillo particular. En fin, no estoy sola, por lo que veo. Y lo mismo os digo: no estáis solos.
Parece ser que vienen tiempos difíciles y la cosa no tiene pinta de mejorar a medio plazo. Pero las cosas no se pueden cambiar. Lo único que podemos hacer nosotros es modificar la forma en la que las afrontamos. Y eso es lo que estoy intentando mejorar.
Intentar ver lo positivo de las cosas, aunque sea difícil. Intentar afrontar el día a día con una sonrisa, pues soy consciente de que hay gente que está mucho peor. Y disfrutar el aquí y ahora sin obsesionarme con el qué pasará ni idealizar excesivamente lo que ya pasó.
Decirlo es fácil. Lograrlo, no tanto. Pero bueno, en ello estamos.

¡Ah! No puedo ni quiero despedirme sin dar las GRACIAS, así en mayúsculas, a una persona que conocí en el mundo Blogger (aunque ahora ya es también 1.0), por su apoyo constante, por sus palabras, sus consejos y sus ánimos. 
Por hacerme sentir que no estaba sola. Por estar ahí, siempre que lo he necesitado. A pesar de los 300 y pico kilómetros que nos separan, ha sido como si estuviera ahí mismo. 
MIL GRACIAS, de corazón. Ya sabes. ;****


No sé cuándo volveré por aquí. Y la verdad, paso de obsesionarme con ello, bastantes obsesiones me busco yo solita.
Quizá en unos días esté de nuevo por aquí soltando paridas, o quizá pase otro mes. Ni idea.
Obviamente, esto no quiere decir que vaya a cerrar el blog y desaparecer por completo, pero es cierto que necesito perspectiva y reflexión.
Os sigo leyendo, y posiblemente empiece a comentar más a menudo.
Ah, y por cierto, ¡bienvenidas, nuevas seguidoras y gracias por quedaros en mi tejado! :) No imagináis la alegría al ver cómo se sumaba más gente al blog, a pesar de estar desaparecida en combate.

En fin, que espero estar de vuelta pronto, con energías renovadas, ánimo y más cosas que contaros.
Besos a tod@s y feliz otoño.




HELLO!

Todo lo que leerás aquí es contenido propio. Si en algún momento hago referencia a algún escrito ajeno, citaré siempre la autoría.
Las imágenes que aparecen en el blog son tomadas de Internet. No obstante, si consideras que alguna no debería estar aquí, sólo tienes que hacérmelo saber y la retiraré al instante.
No acepto solicitudes de intercambio de enlaces. En mi opinión, enlazar un blog es algo totalmente voluntario y desinteresado. Bienvenid@ y gracias por pasar por aquí. :)