28 de abril de 2013

El síndrome Susanita


Estoy preocupada. Pero preocupada de verdad.
Creo que sufro el "síndrome Susanita".
Me explico. Esto no es ningún término científico y creo que ni existe. Al menos, no con ese nombre.
Vamos, que me lo acabo de inventar y tal...

Últimamente estoy mutando a Susanita.  
Y no, no es la Susanita que tenía un ratón chiquitín.
Si fuera ésa no me preocuparía. O no tanto. (Aunque bueno, si tienes un ratón y le das chocolate y turrón y bolitas de anís, es como para hacértelo mirar, pero en fin... A lo que vamos).
No es ésa Susanita. Es ÉSTA:

Ese personaje aborrecible e insoportable creado por Quino como "amiguita" de Mafalda. Más bien, como contrapunto a Mafalda.

-Mafalda es guay. Mafalda es bien. Mafalda representa la virtud: es inteligente, sarcástica, ingeniosa, voluntariosa, tierna, perspicaz, entrañable, se preocupa por el mundo que la rodea. 

-Susanita es el MAL.
Es impertinente. Es maruja. Es cotilla. Por momentos, es envidiosa y puede llegar a ser maliciosa.
Es machista. Sus únicas metas en esta vida son ser esposa y tener hijitos.
Susanita es cansina hasta la náusea.
Supongo que representa todo aquello que Quino detesta en una mujer.
Es un personaje que siempre me produjo rechazo; más o menos como Manolito.

Y sin embargo... Empiezo a entenderla.
Antes de que alguien me salte a la yugular, me explicaré:
¿Por qué digo esto?
Pues porque... (joder, qué vergüenza me da decir esto): Porque últimamente en mi cabeza sólo están las palabras "boda" e "hijos".
O "hijo". Que tampoco está la vida como para ser familia numerosa.
Se está convirtiendo en una obsesión.

Y es esa faceta (la única, puntualizo) la que creo compartir con Susanita. O eso espero.
Argh.
Y ahora os podéis chotear de mí. 

Sí, soy un fraude.
Yo, que me consideraba una tía moderna, que no se dejaba presionar ni afectar por el entorno; centrada en su profesión, en sus estudios, con ganas de comerse el mundo, de hacer mil cosas, de viajar.
De conocer mundo...
Ahora sólo pienso en flores, marchas nupciales, pañales y biberones. 
Ya está. Ya lo he dicho.
 ........................
En mi descargo diré que:
-No ayuda mucho que tu mejor amiga vaya a tener en dos meses a su segundo retoño. Francamente, eso reduce mucho los temas de conversación, las actividades en común, las salidas por ahí. Ya estaban limitadas con el primer niño, con que ahora, con otro bebé... No quiero ni pensarlo. Suerte si la veo una vez cada dos meses.  
-Que casi todas las personas de mi edad (e incluso más jóvenes) de mi entorno (sobre todo el laboral y también de amistades) vayan a casarse, se acaben de casar, vayan a tener un niño o lo acaben de tener.
O incluso estén pendientes de un tratamiento de fertilidad o una adopción. ¡Es que no hay otro tema de conversación! Y claro, eso también contribuye a aumentar mi obsesión.
-Estamos en plena poca de bodas.  
-Últimamente, casi todas las noticias que oigo son: ¿Sabes que Fulanito se casa? ¿Sabes que Menganita se casó con Zutanito? ¿Sabes que Fulanita ha tenido un bebé? ¿A que no sabes quién está embrazada? ¡¡BASTAAAAAAAAAAA!! 
-Facebook: la pesadilla. Todo son fotos de bodas; de ecografías, de recién nacidos; de bautizos, del primer día de guarde; de un sábado cualquiera con el retoño en la playa, en el campo, en el parque... 
-Salgo a la calle y sólo veo bombos (y no precisamente instrumentos de percusión) o mujeres con carritos de bebé. (¿Cómo es posible que el otro día saliera un estudio diciendo que la población en España ha descendido? ¡Pero si la gente no hace más que reproducirse!).

Atravieso un parque (debería evitarlos, coño, ya sé lo que me voy a encontrar), y niños jugando everywhere. Lo normal, por otro lado.
Y a mí, que los niños siempre me han resultado bastante indiferentes, cuando no directamente cansinos,... ahora se me cae la baba al verlos. Y fantaseo con la idea de ser madre. Cómo sería, qué haría. 
Si sabría hacerlo.
Entonces me asusto, me agobio, me da vértigo y se me pasa un poco la obsesión. 
El tiempo justo hasta que viene alguien a decirme que X e Y se casan. Que Z está embarazada o que H ha tenido un niño. Y otra vez a empezar.

Sé que no es la primera vez que hablo de esto. Pero hasta ahora era más bien en plan jocoso; con la boquita pequeña. Y desde luego, no me lo planteaba en serio a corto o medio plazo. 
Ahora es distinto. Ahora este tema me preocupa de verdad. 
Me siento un bicho raro. Me siento fuera de lugar. No formo parte de ese selecto club lleno de recién casados/embarazadas/padres primerizos que me rodean por todas partes. Que parecen tan felices tan divertidos, con unas vidas tan plenas y fascinantes.
La gente se extraña cuando les digo que, con casi 32 años, sigo soltera (aunque con pareja, eso sí), y que no tenemos tengo hijos. La siguiente pregunta es: ¿Para cuándo la boda?
A ratos me siento viejuna; como si el arroz se me estuviera pasando.
Otras veces me sorprendo convenciéndome a mí misma de que todavía soy muy joven, de que aún tengo tiempo de sobra... (Bueno, de sobra tampoco). Que cada uno tiene su ritmo y su momento, y el mío no ha llegado aún.
Quizá no estoy preparada aún.
O quizá sí. 
Y lo peor es que conforme pasa el tiempo, me da más pereza. Preparar un bodorrio. Pasar un embarazo, un parto, criar un niño... Apufff.
Pero por otro lado, es algo que deseo hacer.
Aunque claro, preferiría haberlo hecho ya, haber empezado antes. No sé, es un círculo vicioso.
Tal vez no haya ningún síndrome Susanita, sino lo que conocemos como reloj biológico.
Mezclado con la presión social. 

Y mientras tanto JJ, -la otra parte contratante-... En el País de la Gominola, tampoco acaba de decidirse. (¡Hombres! Nunca tienen prisa por nada...). 
Y yo tampoco quiero presionar, la verdad.

Y ahí estoy. En ese dilema. Deshojando la margarita. 


*Susanita, anda, vete a darle la brasa a otra. ¡Abandona este cuerpo yaaaaaa!


Y para acabar este post absurdo de una manera digna, quiero dar mil gracias a Amaranta Wind Pipah London, que han tenido a bien concederme el Premio Ferny y el Premio Best Blog, respectivamente. ¡¡Guapas!! :)



Caray, ¡¡¡qué ilusión!!! Muchas gracias a las dos y también a todos los que me habéis dado premios-cuestionario. Soy un poco vaguza para el tema de contestarlos y eso,.... :P pero los agradezco muchísimo, de verdad.  :)


23 de abril de 2013

Día del Libro


  • "El hallazgo afortunado de un buen libro puede cambiar el destino de un alma". Marcel Prévost, escriptor francés (1862-1941)
  • "Leer es pensar con el cerebro ajeno, en lugar de hacerlo con el propio". Arthur Schopenhauer, filósofo alemán. (1788-1860)
  •  "Los libros son como los amigos. No siempre es el mejor el que más nos gusta". Pío Baroja, escritor español (1872-1956).
  • "Si tienes na biblioteca con jardín, lo tienes todo". Cicerón, escritor, orador y político romano (106 AC-43 AC).
  • "Estar a solas con un buen libro es ser capaz de comprenderte más a ti mismo". Harold Bloom, crítico y teórico literario estadounidense.
  • "Los mejores libros son aquellos cuyos lectores creen que también ellos pudieron haberlos escrito". Blaise Pascal, científico, filósofo y escritor francés (1623-1662.
  • "El recuerdo que deja un libro es a veces más importante que el libro en sí". Anónimo.
  • "Un buen libro es aquel que se abre con expectación y se cierra con provecho". Amos Scott, filósofo y profesor estadounidense (1799-1888).
  • "Algunos libros son probados, otros devorados; poquísimos masticados y digeridos". Francis Bacon, filósofo y estadista británico (1561-1626). 
  •  "El mundo está lleno de libros preciosos que nadie lee". Umberto Eco, escritor y filósofo italiano.
  • "Para viajar lejos, no hay mejor nave que un libro". Emily Dickinson, poetisa estadounidense (1830-1886)


23 de abril - ¡FELIZ DÍA DEL LIBRO!





22 de abril de 2013

Dientes, dientes...


...que eso es lo que les jode." (Isabel Pantoja, gran filósofa y pensadora sevillana dixit).

No, en serio, hoy voy a hablar de nuestros amigos los dientes. Esos pequeños seres que nos acompañan a lo largo de buena parte de nuestra existencia, y que tan importantes son, aunque a menudo no reparemos en ello.

Imaginad por un momento que no tenéis dientes. Visualizaos sin piños.
Ese bocata de chorizo, esa bolsa de papas, esas palomitas de maíz, esos torreznos, ese turrón tan apetitosos... Sin dientes dejan de serlo en cero coma.

¿Y qué tal una sonrisa desdentada? Sólo encías. Poco seductora, poco atractiva, ¿verdad?

Los dientes, si lo pensamos bien, son una metáfora de la vida misma. De la evolución, de la adaptación al medio. Del ciclo vital.
Venimos al mundo sin dientes y llegamos a la vejez también sin ellos; o al menos, sin buena parte de las piezas originales.

Los dientes salen, se caen, vuelven a salir, mastican, muerden, se ensucian, se pican, se parten, se rompen, duelen, molestan, se caen de nuevo... A menudo, nos esclavizan. Nos putean, vaya.
Los dientes son exigentes. Son caprichosos. Requieren atenciones y cuidados.

Casi todo lo que rodea al mundo dental entraña su dosis de dolor, sacrificio o sufrimiento.

Cuando salen por primera vez, se hacen notar a base de bien. Duelen. Mucho.
El bebé al que le están saliendo los dientecitos sufre, llora, se toca su boquita babeante, sus encías al rojo vivo, sin saber muy bien qué le pasa.
La salida de los dientes de leche es una de esas primeras lecciones que recibimos en vida y que nos advierten de que no va a ser todo un camino de rosas.

Luego, unos años después, esos mismos dientes que nos amargaron durante meses siendo bebés, que nos enseñaron que la vida es dura a veces, deciden que ya no más, que se jubilan. Y se caen, dejando paso a los dientes definitivos.

Pero esta vez se vive de manera diferente. Se es plenamente consciente de lo que pasa. Es más: quieres que pase. Porque significa que te haces mayor. Y eso mola.
Se te caen los dientes de leche, los dientes de niño, porque te salen los de persona mayor.

Así, un buen día, con 5 o 6 años, como quien no quiere la cosa, notas cómo uno de tus incisivos inferiores está algo más blandito, como que bailotea. ¡Se mueve! (qué coño se va a mover, se mueve porque lo toqueteas con el dedo o la lengua).... ¡Qué emoción! ¡Se me mueve un diente! Ya casi soy como los mayores...

Y empiezas ahí, a tocarte el diente, tiki-taka, tiki-taka. Y el diente se mueve cada vez más y más, está ya a punto de caramelo. ¿Me lo arranco de un tirón? Ay, no qué susto...

Sí, mucho susto, pero tú ahí sigues, tiki-taka, tiki-taka... En un bucle sin fin. No puedes dejar de hacerlo.

Hasta que un día, por fin, tacháaaaannnnnn... El diente cae. Por aburrimiento ya.
Puede que se te cayera mientras dormías y te lo tragaras (el colmo de la frustración) o que te lo encuentres en la cama a la mañana siguiente; puede que te lo haya quitado tu padre tirando de un hilito, puede que te lo hayas quitado tú mismo de tanto tiki-taka.
Observas en la palma de tu mano ese minúsculo diente con su hilillo de sangre reseca. Y flipas. Te sientes mayor. Henchido de orgullo.

Luego además, está la historia ésa del Ratoncito Pérez, que te deja monedas por cada diente que se te cae y tal, con lo que el tema todavía mola más.
En mi casa nunca tuvo mucho éxito lo del Ratoncito Pérez. Nunca me lo creí, y me pareció siempre la versión baratera de los Reyes Magos. (Aunque oye, nunca venía mal el dinerito...)

Bueno, una vez cae el primer diente, progresivamente, van cayendo todos. Pero la cosa tiene cada vez menos emoción, claro. Poco a poco, tu boca se va llenando de dientes definitivos, hasta que llega un momento en que tienes ya todas o casi todas las piezas en su sitio. Y empieza una nueva etapa.

Ahora, que ya tienes tus dientes definitivos, los de toda la vida, hay que aprender a cuidarlos y limpiarlos convenientemente.


Ahora toca hacer todas esas cosas que a los críos les dan toda la perezaca:

-Lavarse los dientes 3 veces al día, mínimo. Mejor después de cada comida y antes de irse a dormir. Puffffff... Al final, a fuerza de darnos la brasa nuestras madres, acabamos haciendo del cepillado un hábito. Nunca se lo agradeceremos lo suficiente.


-No comer chucherías ni cosas azucaradas para evitar la CARIES. Cuánto miedo nos meterían y cuánto nos abrasarían con el tema de la caries, ¿eh? La caries=enemigo público nº 1. Yo vivía acojonada.


 -Comer mucha manzana. "La manzana es la mejor amiga de tus dientes". Ya, pero a ti te gustaban infinitamente más las chuches... Dónde va a parar.


 -Utilizar el hilo dental. Coñazo...

-Ir como mínimo una vez al año al dentista. Pos' vale...

Son cosas que a un niño le molan entre cero y menos 500. Por eso digo que el tema dental siempre implica su dosis de sacrificio. Aunque bueno, al final, más que menos, acababas doptando todos esos hábitos de salud buco-dental.
No había más huevos; si no, ya sabías lo que te esperaba: vendría una caries gigante, te secuestraría, te llevaría al País de las Caries, se comería todos tus dientes uno por uno y te robaría la merienda. Eso, como mínimo.

Pero no todo es tener los dientes sanos. Hay más, mucho más. Ya os dije que los dientes son unos malditos caprichosos.
Si te salieron torcidos o apiñados, te tocará -si quieres y te lo puedes permitir, of course- pasar por el coñazo máximo de la ortodoncia.
Hay quien lleva ortodoncia de pequeño y hay quien de niño no pudo y se pone los brackets de mayor. Y luego estamos los que tuvimos que vivirlo de niños y también de mayores, ya que la primera vez no nos quedaron los piños del todo bien.

Llevar aparato en la boca no mola. Nada. Digan lo que digan.
Y sé de lo que hablo. La ortodoncia es fea, es molesta, se ve, hace el habla rara, hace daño a veces, produce llagas... Y comer determinados alimentos en público llevando brackets puede ser una pérdida inmediata de dignidad:


Que sí, que cada vez son más discretos, que cada vez se notan y molestan menos y blablabla....
Pero aun así, lo que yo os diga: un coñazo.

Además, cuesta una pasta.
Porque ésa es otra: el negocio de los ortodoncistas. ¡Esa peña está forrada! A 600 euros (mínimo) la ortodoncia (que es no es más que unos trocitos de metal cogidos con un alambre); vamos, no me jodas...

De todas formas, vaaaaale: tengo que reconocer que sí, al final, esta segunda vez llevando backets, ha valido la pena. Estoy muy contenta.

Dentro de la estética dental, además de las ortodoncias,están los implantes, las fundas... Y ahora es´ta muy de moda em tema de los blanqueamientos.
Pero claro, hay blanqueamientos y BLANQUEAMIENTOS NUCLEARES.

Hay gente que simplemente elimina o contrarresta lo máximo posible el tono amarillento o grisáceo que van cogiendo los dientes con el tiempo y por mil factores (alimentos, café, tabaco, medicamentos), hasta dejar un tono blanco natural. Y luego hay a quien directamente se le va de las manos y acaba teniendo los dientes fosforitos.
Esa gente a la que puedes ver perfectamente en la oscuridad si abren la boca o sonríen. Esos amigos a los que nunca perderás de vista en una discoteca con luces ultravioleta.

Los dientes son fuertes, resistentes; son tipos duros. Están diseñados para aguantar grandes presiones, para destrozar alimentos y materiales. Pero no son indestructibles.
Se pueden partir, romper o incluso pueden saltar de raíz ante un impacto. Caídas, accidentes, golpes... Pueden acabar con ellos. Y entonces, nos tocará ir al dentista a que nos ponga un implante y dejarnos una pasta gansa (como siempre que vamos).

Así que, ya sabéis: cuidad vuestra dentadura, dadle las atenciones que requiere (que sí, que es un coñazo y tal, pero es lo que hay), y sobre todo, lucidla: ¡¡SMILE!! =)
FELIZ SEMANA.



*Dos posts en apenas 3 días ¿Qué me está pasando? ... Tengo medito.  :D


20 de abril de 2013

Mi suegra: Pesadilla en la Cocina

Qué no se habrá dicho ya, qué no se habrá escrito, qué no se habrá rajado a estas alturas de los suegros.
Y, especialmente, de las suegras.
O más bien: laaaaa SUEGRAAAAAAA aaaa aaaaaaa....  aaaaa. (Así, en singular y en mayúsculas. Y con eco).
Los suegros, -o sólo la suegra-, a veces, a menudo, son una maldición para mucha gente. Un grano en el culo.
A tus padres los tienes que aguantar, por narices.
¿Pero a los suegros?

PUES TAMBIÉN. Te jodes. Así es la vida.
Haber pedido muerte.



AVISO: mi experiencia en materia suegril tampoco es muy amplia ni variada, así que no puedo hablar mucho. Y lo poco que puedo hablar no es malo.
No he tenido una trayectoria larguísima de parejas y suegros (yo es que a los rollos de una noche o unas semanas/meses, no los considero parejas, y a sus padres, mucho menos los considero suegros); ni he tenido suegros infernales. *Toco madera*

De hecho, nunca me ha gustado llamar suegros a los padres de mis novios. Ni cuñados a los hermanos. Me suena rancio, antiguo. Marujil. Mi zuegra. Er cuñao. La cuñá.
Nop.

JJ y yo no estamos casados, de momento. Por tanto, si hablamos con propiedad, sus padres AÚN no son mis suegros.
Pero bueno, unas veces por economía del lenguaje y otras porque ya todo el mundo lo acepta como tal (y porque casi cinco años de relación, con convivencia e hipoteca, creo que nos dan derecho a establecer ese parentesco que en realidad no hay todavía), el caso es que a veces los llamo mis suegros.

Total, que hoy voy a hablar de mis suegros; los actuales.

La verdad es que creo poder afirmar que he tenido suerte. O al menos, no he tenido mala suerte en el reparto. Son gente encantadora, muy hospitalaria, muy generosa, muy agradable, y me han aceptado desde el minuto cero como a una más. Bueno, más o menos (Sí, sí, ya sé que muchos estaréis diciendo: Ayyyy.... pobre incauta, pobre ingenua, eso es lo que tú te crees; ya verás, ya... Lo bruja que puede llegar a ser la suegra...).

Vale, de momento, no es el caso. No es ninguna bruja. O si lo es, tiene la escoba bastante bien escondida y sólo la gasta para barrer. Es buena mujer, simpática, pizpireta, muy hacendosa, muy de su casa, muy trabajadora, se desvive por su marido e hijos... Lo que se dice una madre y esposa ejemplar.
Y él es un hombre de estos tranquilones, afables, campechanos, sencillotes, trabajador, ahorrador y muy austero...
No tengo unos suegros nada pijos, engreídos ni gilipollas.
Hasta ahí, todo bien.

Salvo por una cosa: SON MUY PESADOS. Pero muuuuuuuuuuuucho. Muy insistentes y monotemáticos con según qué cosas. Te pueden llegar a preguntar 20 veces lo mismo, en 5 minutos.

-Gata, no quieres más patatas?

-No gracias.


-Nena, ¿no querrías más patatas?


-Errrr... no MadredeJJ, gracias, de verdad. No tengo más hambre.


-Ay, hija, has comido muy poco. ¿Te pongo más patatas?


-.......


 -Yo creo que Gata no ha comido casi patatas...


-.................. VALE, PONME LAS *%/$%!&* PATATAS
(No, esa es la voz de mi mente, pero no se llega a materializar físicamente).

Como razón de tal insistencia, barajo 4 posibles opciones:

A: ¿No se creerán que no tengo más hambre y pensarán que lo digo por hacerme la guay y la fina?
B: ¿Creerán que estoy desnutrida y necesito comer, comer, comer?
C: ¿Se les olvidará al más puro estilo Dori de Buscando a Nemo que hace 50 segundos les he dicho que NO quería más patatas?


D: ¿Pensarán que he cambiado de opinión en dos nanosegundos y de repente me han entrado unas ganas bestiales de zampar patatas?

¿Alguien tiene alguna opción más?

Porque eso sí. Lo de Suegra con la comida es obsesión. Pero obsesión enfermiza.
Parece que haya pasado tres guerras, tú.
Come, come, come, come, come, come........  Ésa es la consigna,
COME.

Cuando vamos a su casa:

¿Qué* no os llevaréis un paquete de jamón?
¿Qué no os llevaréis unos flanes que he hecho?
¿Que no os llevaréis un tupper con lentejas que tengo en la nevera?
¿Qué no os llevaréis unas chuletitas BUENÍIIIIIIISIMAS que he comprado en el Mercado?
¿Qué no os llevaréis un trozo de bizcocho?
¿Qué no os llevaréis............................?

(La partícula Qué a principio de pregunta, para enfatizar, es muy típica de la zona de Levante).

Arf, arf, arf... No puedo más. No, por favooooooooooooooooooooor....

Debe de pensarse que estoy matando de hambre a su hijo.
Y no, en serio: que no nos morimos de hambruna, de verdad. Que "el niño" está bien sano y bien fuerte. Coooooño ya.

Luego está el tema culinario. O sea, el tema ya propiamente cocina.

Tu suegra siempre va a ser la mejor cocinera EVER. Acéptalo o estás perdida.
Mejor cocinera por supuestísimo que tú, piltrafilla, recién llegada a este mundo de los fogones, que sólo sabes hacer cuatro cosas rápidas y reguleras. (No lo dice, obviamente, pero por su actitud, a veces da a entender eso).
Mejor cocinera que tu madre, también.

Ella podría ir perfectamente al reallity ése de los masterchefs, pero no va porque dejaría en evidencia a los demás concursantes. Por supuesto

-Su paella es la mejor del mundo mundial.
Y la verdad es que sí, hace unas paellas cojonudas. Eso hay que reconocerlo. Su paella es la más buena que he probado nunca. Y he probado unas cuantas. Incluída la de mi madre.
Y cada domingo que la hace y nos invita a comer, y le decimos la buena que está SU paella y cómo cada vez se supera a sí misma, oyoyoyoyoyyyyyyyyy, se hincha de orgullo toda ella, como un pavo.
Henchida de gozo que se pone.
En fin, si eso la hace feliz...

Anoche fuimos a cenar a casa de Suegros
Por supuesto, la consigna: come, come, come, come, ¿no quieres más? ¿te pongo más? ¿te apetece algo más?

*Nota mental: si JJ y yo tenemos hijos algún día, (ella obviamente va a ser su abuela): no, nunca, bajo ningún concepto, dejarlos con ella por las tardes y que les dé la merienda. O acabaré teniendo niños obesos mórbidos.

Bueno, el caso es que salió el tema del colesterol, porque Suegra tiene colesterol y se lo controla mucho.
Tiene colesterol, pero no está gorda, eso también hay que reconocerlo. Se mantiene delgada, la jodía, porque camina mucho y cuida su alimentación. (La suya, porque lo que es la de los demás: come, come, come, come....).

Ella casi siempre cena pescado, todo lo contrario que Suegro, que ni lo prueba. Es más, lo detesta. Y ella nunca ha hecho nada por que, al menos, lo tolere.
Pero como él está tan ricamente.... Ni una molécula de colesterol en su organismo, oiga. Si es que... la vida es injusta.

El tema es que yo les comenté de pasada que le había inculcado a JJ el tema de comer pescado; antes él apenas lo probaba y cada vez le va gustando más; sin llegar a enloquecerle, pero al menos que se lo come.

Y ella me preguntó que cómo lo había conseguido. Yo le expliqué que a menudo innovo y hago cosas, como salmón con nata y queso azul, y que eso le gusta mucho.

No había acabado de decirlo cuando Suegra contraatacó con una de sus súper-recetas.
Y yo sabía que iba a salir por ahí.

Es comentarle que sabes cocinar X plato para que ella despliegue todo su ancestral saber culinario. Conecta en directo con su propio Canal Cocina.

¿Que tú sabes hacer salmón a la plancha con queso azul?

Ella se va a Noruega, te pesca el salmón, vuelve, y lo hace a las finas hierbas, con queso Roquefort de oveja albina jorobada y trufas caramelizadas sobre cama de puerros en tempura, desconstruídos a la miel de romero de abeja reina.
Supera eso....

¿Que tú haces solomillo al Oporto?

Ella hace solomillo de cerdo pata negra de Jabugo 20 Jotas; con paté de oca Miss Provenza 2007 y Gran Premio en el Concurso Internacional de Ámsterdam; con Chardonnay reserva del 82, las últimas hebras de azafrán de la cosecha de este año, y sal rosa traída del Himalaya.
¿Qué? ¿Que no?

¿Qué tú has empezado tímidamente a hacer natillas?
Ja, ella tiene una tesis doctoral en natillas y tres másters en flanes y arroz con leche....


Y así. Además, te cuenta paso a paso cómo lo hace:
...Pues pongo en la sartén los pimientos cortados en juliana y el diente de ajo picado con blablablabla...
...Luego rehogo las cebollas con la pizquita de pimienta y blablabla.... 
...En la olla exprés hago un caldo de pollo con verduras y lo tengo X minutos y blablabla...
...Le echo la ralladura de limón a la leche, pero hay que hacer blablabla para que no amargue y blablabla....

La primera vez, flipas. (¿Esta mujer está compitiendo conmigo?)
La segunda vez, te mosqueas un poco. (¿Se creerá que no sé hacer ni un triste huevo frito? Hombreporfavorya....)
A la tercera, ya como que te ríes para tus adentros.

Las demás veces, sacas el tema a propósito, a ver por dónde sale. A ver con qué nueva receta nos sorprende esta vez.

Que podría escribir un libro, oye. ¿Ahora que se ha jubilado y tiene tanto tiempo? Se forraba, fijo.
Se lo voy a proponer...

Ay, las suegras.... Y eso que yo, no me puedo quejar mucho. Al menos, de momento.
¿Las vuestras qué tal son? ¿Brujas, manipuladoras, competitivas? ¿Amables, sencillas, cariñosas?
¿Súper chefs como la mía?

(Otro día hablaré de Suegro... que también da para post).

13 de abril de 2013

El vaquero ideal


Seguro que en alguna ocasión habréis oído o leído eso de que existe el vaquero (pantalón, se entiende) perfecto para cada uno de nosotros.
El vaquero que se adapta a las mil maravillas a tu anatomía y sus dimensiones: trasero, cadera, cintura, muslos, largo de pierna...
El vaquero maravilloso que sienta genial. Que te hace tipazo. Que estiliza. Que sube y realza el culete. Que es cómodo, no te aprieta en la tripa hasta dejarte tatuada la marca del botón pero tampoco te hace bolsas feúnas.

Quizá no sea el más caro. Ni tengas que irte a New York, osea, a comprártelo.
Tal vez esté más cerca de lo que imaginas. Sólo tienes que buscarlo.
Puede ser pitillo, recto, acampanado, azul oscuro, lavado a la piedra....

THE BEST VAQUERO EVER.
TU VAQUERO IDEAL. TU MEDIA NARANJA VAQUERA

.................


Autor: Dmitriy Shironosov


Nah, es trola. Una leyenda urbana.
NO EXISTE.

O al menos, yo, en casi 32 años, no lo he encontrado. Y obviamente, si no lo he encontrado, para mí no existe.
Quizá es que soy muy especialita y a todo le encuentro un pero.

Vaaaale, no soy  Gisele Bundchen, pero tampoco tengo un cuerpo-escombro, coñe.
Soy normal. De estatura media. Talla 38-40-38-40 y así en una continua fluctuación de kilos arriba-kilos abajo, según épocas y nivel de estrés.
Como petarda  freak  apasionada, ejem, de la moda que soy, y teniendo en cuanta que los pantalones vaqueros son un básico imprescindible, tendré en mi armario ahora mismo como unos ocho de ellos. Y calculo que me habré probado en toda mi vida cienes y cienes
De todo tipo, pelaje, condición y marcas: desde el Carrefour o el mercadillo a Tommy Hilfigher (nunca mais, es un racista asqueroso), Pepe Jeans o Levi's....

*¡Oh!, ahora que digo Levi's...... MOMENTO REMEMBER TOTALMENTE INNECESARIO......

Cuando los dinosaurios todavía poblaban la Tierra... nah, tampoco hace tanto.
Resulta que mi ex era muy, pero que muy fan de esta marca. Tenía varios modelos. Y lo era porque la pija de su entonces exnovia, (de la que -ahora estoy bastante segura-, él todavía andaba algo colgado cuando empezó a salir conmigo, pero yo eso entonces no lo sabía) a su vez, le había inculcado a él esa pasión desaforada por dicha marca. Pasión absurda que él se esforzó en inculcarme a mí.
Y es que, cuando a mi ex algo le gustaba, era la bomba, y nos tenía que gustar a todo su círculo. Y al revés, si detestaba algo, ese algo era una auténtica basura, y todos debíamos odiarlo. 

El caso es que, tanto me dio el chaval la matraca con lo buenísimos que eran los Levi's, la calidad que tenían, el culete tan estupendísimo que te hacían, etc etc, que al final, por no oírlo más, o también porque me acabó convenciendo de ello, acabé comprándome unos putos Levi's de los cojones. Mis primeros Levi's, Chispas.

Me costaron 80 eurazos que en aquel momento (hace 8-9 años) para mí suponían una auténtica fortuna; bueno, y ahora también lo suponen, que con los tiempos que corren no están las cosas como para gastarse esa pasta en un trozo de tela de algodón tintada de azul, que es lo que son en realidad, por muy bien que nos los quieran vender.
El caso es que ni me lo podía permitir ni me debería haber gastado ese dinero en los vaqueros. Pero en fin. Era joven, inconsciente, caprichosa, y me precipité.
Ni siquiera me esperé a las rebajas, ¿para qué? Tenía que tener unos putos Levi's de los cojones, y tenía que tenerlos YA. ¿Para qué esperar?
Mi (entonces) chico decía que eran buenos, y si él lo decía, no es que eran buenos: es que eran la hostia en bote.
Y tenía que tenerlos. Es más: ¿cómo había podido vivir veintitantos años sin unos Levi's?
Vamos, que me creó la necesidad absurda de tener unos vaqueros de un precio bastante desorbitado, cuando yo me apañaba muy bien con los míos de 30 euros.  

Total, que un día, ni corta ni perezosa, me fui al Cortinglés, me probé varios modelos y al final elegí unos de corte recto que me parecieron bien.
No sé en qué momento tonto o bajo qué efecto narcótico pude pensar que aquellos vaqueros (de, repito, 80 euros) me quedaban bien, pero el caso es que así me lo pareció (serán los espejos de los probadores de El Corte Inglés, que son unos cabrones y te hacen estupenda), y los compré.

Total que, cuando llegué a casa toda emocionada con mis nuevos vaqueros Levi's súper-mega-guays de la muerte, sintiéndome más pija que Paris Hilton y Tamara Falcó juntas en una fiesta de confetti de Ana Mato, y me dispuse a probármelos....
H-O-R-R-O-R.

Me quedaban fatal. Como el culo, vamos.

Para empezar, eran grandotes, algo bombachos. A mí, que me gustan entallados.
Me hacían el culo plano. Y no es que yo no tenga, ¿eh?
Una cosa rarísima. Me quedaban como masculinos. Eso es. Me hacían grandota (a mí, precisamente que no soy muy grande) y desgarbada.
Estupendo. Vamos, justito lo que yo espero de unos vaqueros. 

Y además, conforme me los ponía varios días, se hacían aún más grandes y me sacaban más bolsas. DESASTRE TOTAL.

Y pensaréis: los devolviste. No, ya no podía, porque me los habían arreglado. En concreto, me habían recortado el bajo del camal, que me sobraban unos 5 centímetros. (Los que me faltaron de cerebro cuando decidí comprarlos, pero bueno)
Y claro, una vez arreglado para ti, ese artículo ya no admite devolución.

Total, que creo que me los puse en total unas 6-7 veces contadas. Y murieron olvidados en el fondo del armario. Es que no veía nunca el momento de ponérmelos. Me daban como pereza. Me veía muy desfavorecida con ellos.
Y mi ex, al verme que ellos, empezó a plantearse que quizá no todos los Levi's quedan tan bien a todo el mundo. Quizá elegí mal el modelo. Seguro que los hay que quedan muy bien.
No sé, pero me arrepentí toda mi vida de habérmelos comprado.

No  recuerdo muy bien qué pasó con ellos al final. Creo que mi madre los recortó y me hizo unas bermudas chapuceras para ir a la playa, y con la tela sombrante, mi padre se hizo trapos para la grasa del taller.
Trapos de 80 euros. Mi padre es así de VIP.

Y hasta aquí, mi maravillosa experiencia con los Levi's.

Volviendo a mi armario, de los 8 vaqueros (creo) que tengo, ahora mismo, mis favoritos son unos de H&M y otros de Sphera, que es así como el Zara-Hacendado de El Corte Inglés. Pero oye, tiene unas cosas chulísimas.

Me costaron baratos, (unos 30 euros), se ven buenos, me sientan bastante bien, me resultan cómodos y cumplen perfectamente su función.

Vamos, que podrían ser mis vaqueros ideales perfectamente. Pero... no lo son. No son perfectos.
Me gustan mucho, pero también tienen alguna cosilla que no.
Ya he dicho que yo le pongo peros a casi todo y quizá sea ese el problema.

Tal vez por eso tampoco tengo un perfume de cabecera y voy cambiando, según la época y estado de ánimo.
Y por eso seguramente no he encontrado mi base de maquillaje ideal, ni el champú perfecto para mi pelo, y me gusta picotear y probar cosas nuevas.
Por eso no tengo un único artista o grupo de música favorito, ni libro ni película. Aunque me gusten muchos y muy diversos.

¿En cuanto al hombre ideal? Bueno, en ese caso, y aun a riesgo de quemarme, creo poder afirmar que he encontrado, si no el hombre ideal, al menos, el que a mí más me gusta y mejor me va.

Mientras tanto, seguiré probando vaqueros. A ver si es verdad que existe el ideal para mí.

¿Y vosotros, habéis encontrado el vuestro?

11 de abril de 2013

Tener un blog pa' no actualizarlo es tontería


Hace ya más de un mes que no me paso por aquí. Todo lleno de polvo y telarañas...cof, cof.
Miro mi última entrada, la de los Oscar, (¿en serio? ¿la de los Oscar?) y huele a naftalina. Vamos, que parece que fue hace un siglo.
Ha pasado una enternidad. En realidad, no tanto. Pero da esa sensación.

Y me siento fatal.
Fatal por tener esto tan abandonado. Y por "teneros" tan abandonados (sí, ya sé que podéis perfectamente vivir sin mí y mis chorradas aquí plasmadas, pero ya sabéis lo que quiero decir).
Fatal por no tener ya ilusión con algo que antes me apasionaba.
Fatal por esta absoluta desgana, desidia y falta de constancia.
Fatal porque veo que he perdido gracia y frescura, y que cada vez me cuesta más ponerme a escribir y hacerlo con un mínimo de calidad e interés.

Fatal porque han sido 3 años currándome y mimando mi rinconcito en la bloggosfera para ahora casi abandonarlo a su suerte.
Vale que en unas épocas con más dedicación que con otras. Vale que nunca he sido de escribir varias entradas por semana. Pero esto ya es demasiado.

Y el caso es que (os) sigo leyendo desde la sombra, y siento nostalgia... y hasta un poco de envidia.
Y entonces pienso: ¡Pero si tú también tienes un blog, pedazo de cenutria! Y ahí lo tienes, abandonado miserablemente. ¿Qué esperas, que sean los demás los que escriban por ti? (Sí, mi voz interior es HAMOR).

Y entonces me entran unas ganas locas de ponerme a escribir algo y..................................... (sonido de batería baja)..... Uf, no, mejor en otro momento.
Que hoy he tenido un día muy duro.
Que hoy no estoy de humor.
Que hoy he tenido movida en el trabajo (bueno, eso es verdad. Y además, todos los días. Pero ya no es excusa) .
Que hoy estoy con la regla.
Que hoy estoy depre.
Que hoy (inserte aquí cualquier excusa barata para no actualizar blog)

Y así vamos. Dejándolo siempre para otro momento. Momento que no llega nunca.

Y ya no sé cuál es la verdadera causa: si la falta de ganas o que no se me ocurre nada de lo que escribir. O las dos cosas.
Porque, para ser honesta, por falta de tiempo no será. No tengo una vida tan ocupada y con tantas obligaciones como para no poder dedicarle más tiempo al blog.

Tengo un horario de trabajo de fin de semana (eso sí, intensivo e incluyendo el jueves). Pero vamos, que me deja tiempo para hacer un montón de cosas.
Las clases de francés son fáciles (estoy en Primero) y apenas son 4 horas a la semana. Tampoco me roban demasiado tiempo ni esfuerzo.
No tengo hijos ni grandes obligaciones o quebraderos de cabeza.
¿Entonces?
¿De dónde sacan el tiempo para escribir otras personas con jornadas de trabajo más largas, con miles de obligaciones, con niños pequeños...?
Imagino que al final es como todo: querer es poder.

Y entro en un bucle infinito: no encuentro tema de qué hablar->no actualizo->cada vez tengo menos ganas->no actualizo->dejo pasar unos días a ver->no actualizo->sigo sin tener nada que contar->no actualizo->intento ponerme a escribir de lo que sea y veo el post en blanco->se me hace bola y no actualizo->veo el blog cada vez más abandonado->me deprimo y no actualizo.
CONCLUSIÓN: mes y medio sin actualizar.  :(

Y sí, esto no es desconocido para mí. He pasado ya varias así. Además de que yo misma reconozco que tan pronto me entusiasmo con una cosa como pierdo todo el interés.
Pero no sé, esta vez parece que es más grave.
Es como cuando te pasas todas las pantallas de un videojuego. (Vale, símil muy friki, lo sé).
Como cuando ya te sabes el truco del número de magia.
Y deja de ilusionarte.

No sé, es como si ya hubiera dado aquí todo lo que tenía por dar. No sé si mucho o poco.
Y al revés: es como si ya hubiera obtenido todo lo que esperaba obtener.
¿Qué digo? No, no es justo.
He obtenido mucho, muchísimo más de lo que jamás hubiera podido imaginar.
Nunca, nunca se me pasó por esta cabeza llena de grillos el llegar a tener más de 200 seguidores; menos todavía con lo poco que le dedico en comparación con otros bloggers (mil gracias a todos, sois increíbles).

Y quizá sea eso: que me siento culpable. Que el blog y vosotros, sobre todo vosotros, me habéis dado mucho más de lo que yo podía imaginar, y mucho más de lo que yo he dado.
Y me avergüenza también ser tan poco constante, actualizar tan de uvas a peras, mientras hay gente que se lo curra tanto.
Y a lo mejor tampoco les pasan tantas cosas apasionantes, o no más apasionantes que las que me puedan suceder a mí. Pero da igual: de cualquier cosa cotidiana, de cualquier reflexión, de cualquier cosa, te sacan un buen post.
Yo creo que me quedo esperando esa gran ocasión, ese acontecimiento, esa anécdota divertidísima que no llega nunca, cuando en realidad, la vida son muchas pequeñas cosas que también pueden tener interés para la gente, si sabes cómo contarlas.

Quizá yo no sirva para eso. No sé.
Y me da tristeza, la verdad. Porque me resisto a dejarlo morir. Me resisto a bajar los brazos y abandonar.
Me resisto a tirar estos tres años por la borda.
Me resisto a dejar el blog. A "despedirme" de tanta gente. A dejar de escribir aquí. A cerrar este lugar.
Mi lugar.
Porque, igual que ahora estoy así, sin ganas, sé que en otro momento lo echaré de menos. Os echaré de menos. Echaré de menos a la Gata.

Porque aquí soy "alguien".
Porque mola tener un blog. Mola millones. Y a menudo se me olvida lo mucho que mola.

Saber que otras personas te leen. Que esperan que actualices. Que se preocupan por ti (gracias a los que habéis preguntado si estaba bien). Que se ponen en tu piel. Que les hace gracia lo que dices (aunque tú pienses que no tiene ni puñetera gracia). Que te siguen.

Pero claro, como dice el título del post, tener un blog para no actualizarlo, pues no tiene mucha razón de ser.

Así que no sé qué hacer.
Cerrar el blog tengo bastante claro que no quiero. Pero estar tanto tiempo sin publicar nada, tampoco. Me parece una falta de respeto también hacia vosotros.

No sé si darle un giro. Un cambio en la temática. En la plantilla. Algo que me ilusione, que huela a nuevo, "como los libros en septiembre".
O dejarlo como está y obligarme a escribir más a menudo. De lo que sea. Quizá la clave sea recuperar buenos hábitos, igual que he vuelto a ir al gimnasio y estoy volviendo a comer sano.


¿Qué hago, queridos gatitos? Se aceptan propuestas........


HELLO!

Todo lo que leerás aquí es contenido propio. Si en algún momento hago referencia a algún escrito ajeno, citaré siempre la autoría.
Las imágenes que aparecen en el blog son tomadas de Internet. No obstante, si consideras que alguna no debería estar aquí, sólo tienes que hacérmelo saber y la retiraré al instante.
No acepto solicitudes de intercambio de enlaces. En mi opinión, enlazar un blog es algo totalmente voluntario y desinteresado. Bienvenid@ y gracias por pasar por aquí. :)