26 de octubre de 2011

Con Facebook y a lo loco...







Sí, hoy toca hablar del "Caralibro". 
La verdad es que cada vez lo tengo más abandonado...
Y eso que tuve una época, muy al principio de los tiempos (allá por el Jurásico), en la que estaba bastante enganchada a la creación del amigo Zuckerberg.


Desde el principio fui muy reticente a formar parte de esta red social. Pero claro... cuando ves que tooooooodo el mundo está en Facebook, y que toooodo el mundo te dice que te hagas un perfil en Facebook, y que toooooooooodo el mundo te pregunta, entre indignado y extrañado, por qué todavía no tienes perfil en Facebook, pues al final, cansada de sentirte forever alone, decides hacerte una cuenta, y comprobar si eso del Facebook es tan maravilloso como lo pintan. Y sobre todo, para no sentirte más como una marginada social que acabará vieja y sola rodeada de cientos de gatos...


Básicamente, así

Entonces, después de mucha presión, me creé un perfil en Facebook en el verano de 2009, mucho antes de empezar en el mundo blogger. Fue mi primera toma de contacto con las redes sociales y el mundo 2.0. (Bueno, en realidad, la segunda, después del messenger, allá en mi época de estudiante).
Luego, como digo, llegaría el blog, Twitter Tumblr (que por cierto, es más difícil de pronunciar que Lidl. (¿Cómo se pronuncia: Tambel, Tumbler?).


En aquella mi primera época facebookiana, maravillada con la novedad y el "¡oh, cielos, esto es geniaaaaaaal y yo, toda rancia, me lo estaba perdiendo!", estaba enganchadísima, como podréis imaginar. 
Actualizaba mi estado cada dos por tres, subía vídeos, noticias, canciones, fotos de mis viajes y demás; me pasaba la vida mirando lo que escribía la gente en mi Muro, aceptando y enviando solicitudes de amistad... ¡Incluso volví a chatear! Después de... ¿10 años? 
¡Estaba haciendo una regresión a la adolescencia!


Y, -lo confieso-, también me enganché al Farm Ville, el Farm Town (dos granjas, ¡hay que ser friki!), el Happy Aquarium, el Happy Pets (cómo no...los animalitos me pierden) y el Happy Island (ese toque exótico que no falte).
Estaba siempre dando el coñazo pidiendo a mis amigos que me enviaran cosas para ayudarme a construir mi granja virtual, llenar de atracciones mi isla virtual y alimentar a mis peces, perros y gatos virtuales.
Sí, me convertí en una friki del Facebook. Me parecía el mayor invento del mundo mundial y no comprendía cómo había tardado tanto en hacerme un perfil. 


Pero... como me suele suceder con (casi) todo... Pasada la emoción de la novedad, el Caralibro me empezó a aburrir. Sí, era todo más de lo mismo.


-Por un lado, los juegos. Empezaron a resultarme cansinos. Requerían demasiado tiempo y a mí no me sobraba. Los perros, gatos y peces tropicales hambrientos y deprimidos, la isla llena de turistas aburridos; los cultivos echados a perder y las vacas, caballos y gallinas desnutridos y desatendidos acabaron por abrumarme.


-Además, siempre estaba la misma gente escribiendo las mismas chorradas. 
Y por si esto fuera poco, en aquella época empezaron a sucederse en plan pandemia las actualizaciones sobre bodas y embarazos entre amigas y antiguas compañeras de estudios, y la verdad es que eso también me agobió bastante. Sobre todo porque, al no estar yo en la misma situación, me sentía muy fuera de lugar.
Y ¿qué contestas a esas publicaciones tituladas Nos casamooooossssss!!!!, Fotos boda Piluca y Santi. 12/06/2010, Ya está aquí nuestra pequeña Paula o Hugo ya ha nacido


Pues lo típico: Enhorabuena, guapa!!!! Que seáis muy felices!!, Enhorabuena!!, Qué guapos los novios!Enhorabuena, tenéis un bebé precioso!!!, Enhorabuena!!! :)))) (Cuando no sabes qué decir, los emoticones y las exclamaciones no fallan).


-Y es que, para más inri, es gente con la que apenas has hablado en... ¿¿8, 10, 12 años???  A ver, no todos, pero sí muchos. Y la verdad, me parece todo tan artificial y tan falso...
Porque Facebook habla de Amigos. Pero... ¿son realmente amigos? ¿De verdad creéis que se pueden tener 200 y pico amigos? Yo lo tengo claro: NO.


Serán más bien 200 y pico contactos, entre los cuales puede haber: amigos (de verdad de la buena), pareja, compañeros de trabajo, conocidos, antiguos compañeros de estudios o de trabajo, amigos de la infancia, etc... 


Yo, por ejemplo, tengo agregada a mis "Amigos"  (lo entrecomillo porque no creo que todos sean dignos de llamarse amigos) en Facebook a mi mejor amiga del cole, a la que no veo desde hace años, y sólo sabemos la una de la otra gracias a lo que publicamos en el Muro (también es cierto que ella vive ahora en otra ciudad). 
Fuimos amigas inseparables en la infancia, pero hoy en día, si quedáramos a tomar un café, no sabríamos de qué hablar.  En cambio, mi actual mejor amiga se hizo su perfil en Facebook hace cosa de un año... Y la verdad es que no necesitamos hablar a través del Muro del Face; siempre que queremos nos pegamos un toque y quedamos para vernos y charlar cara a cara. Que es lo mejor que hay.


En definitiva: que, en mi opinión, el Facebook trivializa el concepto amistad, metiendo en el mismo saco titulado Amigos a gente de todo tipo. Tanto a los verdaderos amigos, como a esa gente con la que compartiste pupitre en el instituto.  


-Otra cosa que no me mola nada de nada del Caralibro es el tema de la privacidad, los datos que compartes, las fotos, etc. ¡Y las puñeteras etiquetas! 
Si yo subo una foto mía de fiesta desfasando, la imagen más o menos negativa que yo dé es responsabilidad mía. Pero ¿por qué uno de mis "Amigos"  puede subir una foto en la que salga yo en una actitud que no me deja demasiado bien y etiquetarme sin mi permiso? ¿WTF
Ya sé que se puede configurar la privacidad, lo que compartes y con quién lo compartes... Pero no puedes evitar que otros compartan contenidos en los que aparezcas tú.


Y no estoy contando ninguna novedad cuando hablo de que Facebook pincha bastante en el tema de la protección de la privacidad de sus usuarios.
Así que, en mi opinión si quieres ser totalmente invisible en la Red; si no deseas que otros usuarios puedan encontrarte y obtener datos sobre ti, por nimios que estos sean, lo mejor es que no te hagas nunca un perfil en Facebook. Porque, por muy restringida que tengas la configuración de la privacidad, siempre se puede colar "algo" por "algún" flanco...


A mí, hasta hace un tiempo, la verdad es que el tema privacidad no me preocupaba demasiado. No pensaba que pudiera haber gente con ganas de hurgar en mi intimidad (Ingenua...).
Colgaba fotos de mis viajes en mi Muro de Facebook, tan tranquilamente; aunque eso sí, lo tenía configurado para que sólo las pudieran ver mis "Amigos". Pero de un tiempo a esta parte, por varias cosas que he observado, cada vez me doy más cuenta de que Internet es un coladero de datos y que cualquiera (cualquiera un poco hábil, eso sí) puede acceder a información nuestra.


-Pero... posiblemente, lo que más detesto de Facebook es cómo fomenta el exhibicionismo cutre por parte de los que enseñan y el cotilleo más insano por parte de quien mira eso que el otro muestra sin pudor.
Que levante la mano el que no ha entrado a fisgonear el perfil y las fotos de esa persona con la que hace siglos que no hablaba, sólo para averiguar cómo está ahora, si tiene pareja y/o trabajo, qué acabó estudiando, cómo le va la vida... 
Y cómo nos "alegramos" cuando vemos que aquel tí@ que nos molaba y que tanto nos ignoró en el insti, ahora está gord@, o se ha quedado calv@, o tiene un@ novi@ más fe@ que la parte trasera de una nevera. (O las tres: EPIC WIN).


Y bueno, ésas son las cosas que no me gustan de Facebook. Ojo, en general, creo que es un gran invento, y está claro que una red social así, en un mundo tan globalizado como el nuestro, en el que casi todos tenemos vida 2.0, estaba destinada a triunfar. 
Su propósito es más que loable, y si todo el mundo lo utilizara de forma honesta, sería una herramienta increíble: nos entretiene, nos mantiene en contacto (virtual) con gente que de otra forma no sabríamos qué es de ella, nos permite relacionarnos, compartir contenidos de interés, y en general, hacer de este mundo un lugar cada vez más interconectado. La aldea global.


Pero como todo, algo tan enorme y que manejan tantos millones de almas en todo el planeta, inevitablemente tiene sus fallos. Y como todo, esos fallos dependen del uso que se haga de esta potente herramienta.


Yo cada vez entro menos en mi Facebook, entre otras cosas, porque me aburre, no me aporta demasiado y me parece infantil en muchos aspectos (por ejemplo, lo de "Me gusta" y "Ya no me gusta", ¿realmente es necesario?). Y además, con el tiempo he descubierto otras cosas que me atraen mucho más, como el blog o Twitter. (La cuestión es estar enganchada a algo.. xD).
Pero entiendo que haya gente que se pase las horas metida en Facebook. Yo, en su día, me las pasaba. 
Sí, Facebook, con sus virtudes y sus defectos, es la red social por excelencia. 
Si no estás en Facebook, "no existes". 


***Y vosotros, ¿qué? ¿Sois adictos al Face? ¿Qué opináis de esta red social? ¿La amáis o la odiáis? ¿Le veis más virtudes que defectos? ¿Qué es lo que más y lo que menos os gusta de él?
¿Usáis otras plataformas como Tuenti (a mí ya me pilló algo viejuna, así que no tengo cuenta en ella), Twitter, MySpace, Tumblr, Flickr...? ¿Cuál de todas preferís?
¿Qué opináis en general de las redes sociales? 


¡¡¡Contadme cosicas!!!  ...Ya sabéis que "Me gusta"  ;D




*Se me olvidaba: Si todavía no habéis visto La red social, de David Fincher... ¡¡Ya estáis tardando!! 

¡Besos!  

25 de octubre de 2011

Un año de amor



Hace ahora un año que llegó a casa.
Entonces, era así:




Una pequeña y adorable bola de pelo de puntiagudas orejas y brillantes ojos como aceitunas negras. Llegó a casa... Y a nuestras vidas. Y enseguida nos robó el corazón. Era tan tierna, tan graciosa...
En aquella época, yo no tenía ni idea de lo que era tener un bichito así. Había tenido gatos, hámsters, tortugas (¡nunca más!), peces... E incluso una cobaya que me daba alergia (cuando era pequeña). Pero nunca había tenido un conejito. Y no sabía nada de los cuidados que necesitan estos animalitos.


Llegó a casa de rebote, digamos que por una carambola del destino. No la compramos en ninguna tienda, y eso que, cuando iba a comprar pienso para Kiko, el hámster que teníamos entonces, siempre me paraba a mirar el escaparate de los gazapitos. Y se me salían los ojos al ver aquellas preciosas bolitas de pelo tan graciosas. No imaginaba entonces que algún día, tendría una así en casa...


Su llegada fue distinta e inesperada. En octubre del año pasado, una compañera, sabedora de mi amor por los animales, me preguntó si estaría interesada en adoptar una conejita, "a la cual su familia no podía mantener, por lo que le estaban buscando un nuevo hogar". 
Hasta aquí, la versión "oficial".
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La versión extraoficial y verdadera, por lo que yo pude averiguar, fue más o menos así: La amiga de mi compañera tenía (bueno, tiene) una hija adolescente que decidió, un buen día, por su cuenta y riesgo y sin decirles nada a sus padres, comprar una conejita, ya que su mejor amiga tenía un conejo y le había contado las maravillas de tener una mascota así. (Caprichito adolescente).


El día que esta chica llevó a la conejita a casa, su padre, nada más verla, puso cara de asco y dijo que no la quería allí. True story.
Que a quién le había pedido ella permiso para meter un animal en casa. Que los animales son sucios, que muerden y destrozan las cosas, etc... (Premio gordo a la sensibilidad).


La adolescente, presa de una ataque de rebeldía, de estos que tanto se dan a esas edades, le dijo a su padre, desafiante, que la coneja era SUYA y que se quedaba en casa, faltaría plus. Que él no tenía que preocuparse de nada, porque ni se iba a enterar de la presencia de la coneja. (No se lo creía ni ella, pero bueno...). Por suerte para ella, encontró una buena aliada en su madre (la amiga de mi compañera), que se prendó de la conejita nada más verla (¡normal!) y medio convenció al marido para que dejara a la niña tener a su coneja.


Y bueno... en un principio, la cosa fue bien: la joven dueña de la conejita, -a la cual había bautizado con el muy folclórico nombre de Lola-, llevada por la emoción de la novedad, se deshacía en atenciones y cariños hacia su nueva mascota orejuda. Peeeeeero.. conforme iban pasando los meses, y Lola se hacía mayor y a su joven dueña se le acumulaban los compromisos (exámenes, amigas, chicos, más chicos, más exámenes, discotecas, más chicos... etc), ésta empezó a desatender a la pequeña y peluda coneja.


La madre, que como decía, se había encariñado con Lola, tapaba las faltas de la hija, cuidando ella del animalito, en la medida de lo posible. Todo para que el marido no se enfadase, pues ya había amenazado con que la coneja iría fuera en el momento en que él notara mal olor o destrozos por parte de la peluda inquilina.


El caso es que poco a poco, la situación se fue haciendo más y más insostenible, con la coneja desatendida, y la jaula días y días sin limpiar. La madre de la adolescente, con su horario de trabajo no podía atenderla lo suficiente; y la hija se excusaba en que estaba de exámenes y que tenía muchos de deberes, y tampoco podía dedicarle más tiempo. 
Y entre unos y otros... la casa sin barrer, como se suele decir.


La gota que colmó el vaso para el cabeza de familia "amante de los conejos" (modo irónico ON) fue un día en que Lola mordió un cable de no sé qué aparato eléctrico hasta dejarlo inservible. 
Y es que los cables son la mayor tentación para un conejito. 
NOTA: No dejéis cables al alcance de vuestros peludos. Never. Por el bien de vuestro conejito y por el bien de vuestros cables.


Sigo: ahí ya, la poca paciencia de este señor acabó por agotarse definitivamente y le dejó bien clarito a su señora esposa y a su adolescente hija que Lola iba fuera sí o sí. 
Se vivieron momentos de histeria, gritos, súplicas, lloros, lagrimeos y moqueos... Sobre todo, por parte de la hija adolescente, que no quería por nada del mundo perder a su coneja, (pero eso sí, que la cuidara su madre).


De nada sirvió. Lola se iba. Era un hecho. 
Así pues, con gran dolor de corazón para madre e hija, decidieron que había que buscarle a la coneja un nuevo hogar donde la pudieran atender como es debido, y sobre todo, la quisieran.


Y ahí es donde entramos nosotros en escena, porque esta mujer le habló del problemón que tenía con la coneja (que casi le cuesta el divorcio) a su mejor amiga (a la sazón compañera de trabajo mía), y le pidió ayuda para encontrarle una amorosa nueva familia a Lola.
Esta compañera enseguida pensó en mí y me contó la historia.


Lo confieso: en un principio me pareció un marrón y le dije que no. Sobre todo porque aún estaba muy reciente una experiencia terrible con una gata que cogimos de la protectora y que tenía una enfermedad mortal (al final, tuvimos que llevarla a sacrificar, con sólo 6 meses de vida. Muy duro). Además ya teníamos un hámster y no entraba en mis planes tener otra mascota.


Pero entonces mi compañera contraatacó enseñándome una foto de Lola que su amiga le había enviado por email. Y ahí ya... fue mi perdición.
Era la cosita más adorable y preciosa que había visto en mi vida... Sólo la había visto en foto y ya la quería.
No querer de querer tenerla, sino querer de que ya le había cogido cariño sólo con verla.
Así que esa misma tarde, cuando volví a casa, empecé a comerle la cabeza a mi JJ. Que si Lola por aquí, que si Lola por allá...


Él, como yo, en un principio no quería saber nada del tema. Pero yo utilicé la misma táctica de persuasión que había empleado conmigo mi compañera. Le enseñé la foto de la conejita, aderezándolo todo con un melodramático discurso en plan "mírala, qué mona es, y necesita un hogar donde la quieran y la cuiden, y nosotros somos los elegidos... Es una señal del destino. Si no la cogemos, nos arrepentiremos toda la vida y blablabla...".
Se derritió a la primera de cambio... Y accedió. Lola vendría finalmente a casa.


Y si eso sucedió un miércoles, ese mismo sábado fui ya a casa de la amiga de mi compañera (cuya hija no quiso ni salir de su habitación, enfadada como estaba porque le habían "arrebatado" a su coneja) y así fue como recogí a Lola.
Recuerdo que puse la jaula con la coneja dentro en el asiento trasero de mi pequeño coche, casi no cabía... Y yo, en cada semáforo en rojo, me giraba a mirarla detenidamente. Todavía no me lo podía creer...


De eso, hace ahora un año. 
Así fue como la coneja Lola llegó a casa. Y así fue como empezó a formar parte de mi vida.
En todo este tiempo, he aprendido muchas cosas sobre estos animalitos maravillosos. He consultado libros, he entrado en páginas web y foros sobre conejos, me he informado de los mejores cuidados, la mejor comida, el mejor sustrato que se les puede ofrecer. Y aun así, todavía creo que me queda mucho que aprender sobre estos seres entrañables. Y es que... Lola nunca dejará de sorprenderme.


Un año después, puedo afirmar con toda seguridad que adoptar a Lola fue una de las decisiones más acertadas que he podido tomar. Si no la hubiéramos adoptado, nunca hubiéramos llegado a saber lo que nos estábamos perdiendo. 
Creo que un conejito es una de las mascotas más entrañables que se pueden tener. 
¡Dan tanto a cambio de tan poco! 


Sí, se nos cae la baba con nuestra Lola, con cada tontería que hace. Con cada gesto, cada movimiento, cada travesura. (¡La de cables que han sido víctimas de sus potentes incisivos! Incluido el del iPhone...).


...Da igual. Nos tiene enamorados y se lo perdonamos todo. Incluso creo que le consentimos demasiado, pero ¿quién se resiste a esos ojitos?


Y además, ella también "nos quiere". A su manera, claro. Pero sí, notamos que siente un "apego" hacia nosotros que no sentía en un principio. Se ha ido forjando un vínculo muy especial entre ella y nosotros a lo largo de estos meses.


Y bueno, espero estar haciéndolo todo bien. Espero que los cuidados y atenciones que le estamos dando sean los idóneos y que sea feliz con nosotros.
Intento darle el pienso más equilibrado posible, el heno más fresco y aromático, frutas y verduras sanas y variadas. 
A los pocos meses de tenerla, le compramos una jaula nueva mucho más grande que la que me dio su antigua dueña, (que ya se le había quedado pequeña). Todo para que pueda estar ancha y cómoda.
Aun así, intentamos tenerla suelta el mayor tiempo posible, cuando estamos en casa, para que no se agobie.
Y jugamos con ella al pilla-pilla, que le encanta, y demás, así hace ejercicio (¡que se ha puesto muy gordaca!).
Le cambiamos la esquinera muy a menudo, para que esté siempre limpia y no coja infecciones. La llevamos al veterinario a la mínima que vemos que no come o está rara. Llevamos al día el tema de las vacunaciones, etc...


Así que, en general, creo que no lo estamos haciendo mal... ¡Para ser "padres primerizos"! Y la prueba es que a ella se la ve feliz, y nos quiere (y nos da "besitos").


Un año de amor. Un año ya, quién nos lo iba a decir... 
Feliz primer aniversario, querida Lola, Cosita Guapa, Conejita Preciosa. 
Y que sean muchos, muchos, muchos más.  :)





 Ha crecido, ¿eh?  ^_^



17 de octubre de 2011

Mientras duermes - Reseña

¡Buenasssss! Hoy os traigo una reseña de la última película que he visto. Se trata, (como ya sabréis por el título de la entrada) de Mientras duermes, lo último del realizador de Lleida Jaume Balagueró. 


Ante todo: tranquilidad, que NO VOY A HACER SPOILER. Sobre la sinopsis contaré lo que podéis encontrar en cualquier otra reseña o crítica, no voy a desvelar nada decisivo de la trama.


Bueno, lo primero que quiero decir es que NO ES DE MIEDO. No es una peli de terror. Es que varias personas me han preguntado ya: ¿¿¿Da miedo??? Supongo que por el hecho de que Balagueró es un nombre destacado dentro del género de terror; y ahí tenemos títulos como Los sin nombre, Darkness, Frágiles, Rec, Rec 2, que sí se englobarían dentro de dicho género.


A ver... Lo del miedo es algo muy subjetivo, y lo que a mí me puede parecer una chorrada, a otro lo puede acojonar vivo, y al revés. Pero vamos... Que esta película NO da miedo. Algún sustillo tiene, pero no.
No es una peli que te va a producir pesadillas durante 3 noches seguidas después de verla.
Se trata de un thriller en el sentido más clásico de la palabra: tensión y suspense, sí; terror, no.


¿De qué va? Bueno, pues si habéis visto el tráiler, supongo que más o menos ya tendréis una idea, pero aun así, os cuento: César (Luis Tosar: adoro a este hombre) es el portero o conserje de un edifico antiguo y modernista (de esos con ascensores que se cierran con una reja), en plena Gran Vía barcelonesa.
Este hombre es, aparentemente, bondadoso, amable y servicial. Pero sólo eso: en apariencia.
Porque tras esa fachada de bondad y amabilidad, se esconde la verdadera personalidad de este personaje: un ser retorcido y malicioso que, incapaz de ser feliz, sólo encuentra alivio a su frustración haciéndoles la vida difícil a los vecinos de la comunidad para la que trabaja. "Puteándoles", vamos.
Y en concreto, César centra su objetivo en una de las vecinas: Clara (Marta Etura), una chica joven y atractiva que siempre parece feliz. Justo, lo que César no consigue ser.


Éste controla las idas y venidas de los vecinos, los observa desde su portería, para conocer todos sus secretos y puntos débiles, e influir en sus vidas de forma negativa. El objetivo de su macabro juego es provocar dolor, pero sin levantar sospechas.
Y es que César, como conserje que es, tiene copia de cada una de las llaves de las viviendas del bloque. Así que puede entrar en las casas y hacer y deshacer a su antojo. Con una especial obsesión por el 5º B, -el piso de Clara-, en el cual entra todas las noches, mientras ella duerme...


Chaaaaaaannnnnn... Un poco sí que acojona, ¿eh? xD


...Y hasta aquí puedo leer (para no "spoilear").


Ahora, mi opinión. ¿Si me ha gustado? Pues sí, la verdad es que es de las pelis que más me han gustado de Jaume Balagueró. Creo que consigue mantener al espectador en tensión (casi) todo el rato  y muy pendiente de lo que va a pasar a continuación. Que, en los tiempos que corren, y con la bazofia que se hace por ahí, ya es...


Y destaco, cómo no, la interpretación de Luis Tosar, que papel que le dan, papel que borda. Este tío es un crack.
Aunque no esperéis una interpretación tan espectacular como la de Tosar en "Celda 211". El personaje de César no tiene los matices de Malamadre, que hasta la fecha sigue siendo el personaje más memorable en toda la trayectoria de Tosar.
El papel del conserje no permite un lucimiento personal como el que ofrecía el presidiario.


Marta Etura y Alberto Sanjuán están bastante bien, correctos, pero tampoco se salen. 
Y yo destacaría el personaje de Úrsula (Iris Almeida), la niña del 5º A, vecina de rellano de Clara. Una chiquilla nada inocente, que sabe cómo chantajear a César. Y también es interesante el personaje de la Sra. Verónica (la gran Petra Martínez), la típica solterona afable que vive sola con sus perros.


Como decía, la película consigue mantener el suspense y la tensión durante casi todo el metraje. Y hay un detalle que a mí me gustó especialmente, y que  me acabó de convencer de que es una buena película (al menos, para mi gusto).
Y es que, en un momento determinado, cuando ya parece que todo se acaba, y estás a punto de decir "joder, qué previsible", y pensar que has pagado por ver más de lo mismo.... Es entonces cuando se produce un giro radical y totalmente inesperado.
Si la película hubiera acabado en ese punto, me hubiera decepcionado bastante.


Pero ese cambio deja al espectador bastante perdido sobre por dónde irán los tiros a partir de ese momento... Y luego el final es bastante impactante (al menos para mí), y te deja con unos cuantos interrogantes morales. 


En resumen: me pareció una producto de muy buena factura, con una trama bastante interesante y que consigue atrapar al espectador. Es un thriller y logra lo que los buenos thrillers consiguen: suspense, tensión, algún que otro sobresalto, muchos momentos inquietantes...
A mí, la película no se me hizo nada aburrida ni pesada. Cuando acabas de verla no te quedas con esa sensación de que  has visto una basura y te han robado con el precio de la entrada. 


Habrá gente a la que le parecerá mediocre, floja o que no aporta nada nuevo al género, sobre todo si están esperando un thriller en la estela de Hitchcock (como algunos críticos la han definido). Sí que hay referencias y guiños al cine del mago del suspense, y por supuesto, Balagueró homenajea al británico en algunos momentos, o digamos que se inspira en él, pero no podemos comparar una cosa con la otra.
Hitchcock es mucho Hitchcock. Y Balagueró es bueno, pero... No hay comparación posible.


Aun así, de verdad que la peli no decepciona. Creo que cumple perfectamente con su misión de entretener, mantener en vilo al espectador... Y cómo no, hacerle reflexionar sobre cómo, a veces, dejamos nuestra intimidad en manos de personas que, a primera vista, puede parecer de total confianza, seres bondadosos,.... Pero, que quizás, no lo sean tanto.
Por que... ¿quién te dice que ese portero tan agradable y servicial, no es en realidad un psicópata obsesionado contigo que te acecha.... MIENTRAS DUERMES?


***¡Tranquilidad!, ni Jaume Balagueró ni yo pretendemos generar alarma social, ni que ahora todo el mundo se emparanoie y desconfíe de toda persona que se muestre amable y con ganas de ayudar. Simplemente, que hay que estar alerta y no ser excesivamente confiados. Ya que las personas no siempre mostramos al exterior nuestra verdadera personalidad. 


Y eso es todo...
Ah, si vais a verla, o si ya la habéis visto, me gustaría que me dejarais algún comentario diciendo qué os ha parecido, si os ha gustado, si no... Qué destacaríais...
Ya sabéis que me encanta que participéis.


Y nada, que aquí os dejo el tráiler, por si alguien no lo ha visto... Que se anime a ir a verla.


¡¡Besos!! (E id al cine... )    :)


 


8 de octubre de 2011

Llega el otoño...


Ya hace días que acabó el verano y llegó oficialmente el otoño. (Aunque, la verdad, la temperatura que estamos teniendo estos días no tiene mucho de otoñal).
Sin embargo, todo lo demás sí es 100% otoñal: los días acortan, se hace de noche cada vez más pronto, los árboles empiezan a adquirir esa típica tonalidad entre dorada y rojiza, las hojitas se van desprendiendo de las ramas,... Y todo el mundo parece ya inmerso en esa espiral de estrés-vuelta-al-cole-reentrée-vuelta-a-la-normalidad-tras-el-verano.

No sé... A mí el otoño no me acaba de gustar demasiado. Creo que me atonta, me deja como adormilada, sin muchas ganas de hacer nada, y me deprime ver cómo oscurece tan pronto y parece que no te cunde nada el tiempo. Y lo peor es que es una época en la que hay que ponerse las pilas, trabajar con ganas, ya que suele ser principio de curso-temporada.

Lo que más me gusta de esta época (quizá lo único, en realidad) es el maravilloso espectáculo que nos ofrece la naturaleza, con las copas de los árboles tiñéndose de ese color castaño tan precioso, y la suave caída de las hojas secas sobre la tierra, hasta formar un tupido manto cobrizo.

De todas formas, como urbanita que soy, tampoco es algo que pueda contemplar cada día en su máximo esplendor. Y tampoco soy aficionada a recoger setas, una actividad típicamente otoñal.
Así que... No, el otoño no es para mí. O quizá simplemente se me hace demasiado largo. Yo creo que si durara la mitad, sería suficiente.

A veces, veo esta época como un túnel laaaaaaargo y oscuro del cual empezamos a vislumbrar la luz del final sólo a partir de abril. Seis meses de túnel. Ya que al otoño le sigue el invierno, no menos largo y duro. Al menos para mí, que soy muy friolera y los días sin sol me deprimen. Aunque me gusta contemplar tormentas, eso sí: desde la ventana y bien resguardada en casita.
Pero necesito ver el sol a menudo. Creo que no podría vivir en países como Inglaterra, en los que el 70% de los días, o llueve o está nublado. Es salgo que me entristece y debilita anímicamente, y no creo que pudiera acostumbrarme.

Y sí, ya me voy mentalizando para esos 6 meses que nos esperan. ¿Qué remedio?

Seis meses de días grises, de noches frías y gélidas mañanas; días de lluvia en los cristales, jerseys de cuello vuelto, botas y botines, calcetines de colores, pantalones de pana y paraguas que se olvidan en cualquier sitio y jamás se recuperan; días de llevar abrigos, gorros, guantes y bufandas de punto grueso; tonos marrones y grises, panties, lana, cashmere y tweed.

Días de libro (o peli) con sofá y manta de cuadros, de taza de té ardiendo, de gatos adormilados junto a la estufa; de árboles dorados primero y desnudos y raquíticos después, de baños calientes y vaho en el espejo. Días para quedar con amigos en un coffe-shop, de salir del trabajo a las 6 y que ya sea de noche, de pasar tardes enteras en un centro comercial... Y noches en las que buscar en la cama unos pies tibios que calienten los tuyos helados.

Sí, ya está aquí el otoño. Inevitablemente. Y no ha hecho más que empezar, aún no he sacado la ropa de abrigo y ya estoy echando de menos los días largos, calurosos y llenos de luz del verano. En fin,... toca esperar.


*¿Y a vosotr@s? ¿Os gusta el otoño? ¿Os deprimís cuando llega la época de frío?  ¿Se os hace larga? ¿Echáis de menos el buen tiempo? ¿Qué cosas soléis hacer en esta época del año?  :)






HELLO!

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