24 de mayo de 2012
Carta (que jamás recibirás)
24 de mayo de 2012
"Hola, chico, ¿cómo estás?
Te sorprenderá que te escriba... Tanto tiempo, es normal".
Pues verás, es que... el otro día, me encontré por la calle con uno de tus mejores amigos. (Bueno, a estas alturas ya lo sabrás).
No le veía desde hacía.. ¡buf! Siglos.
Si lo pienso bien, no le veía desde que tú y yo lo dejamos.
Al principio, cuando me vio y se acercó a mí para saludarme, deseé que me tragara la tierra. No me apetecía nada pararme a hablar con él, porque sabía que la conversación acabaría, irremediablemente, derivando en ti, en mí, en lo que pasó.
No sé, aun a día de hoy sigo pensando que yo fui la mala de la película, la bruja del cuento, para ti, para tu familia y para tus amigos. Para tu gente.
En un principio, todo muy normal. Tu amigo me preguntó cómo me iba la vida... Le contesté que bien, aunque angustiada con mi futuro laboral.
Le conté que seguía trabajando en la misma empresa, y no pude evitar preguntarle por ti, claro. Por cortesía, pero también por curiosidad.
Esta ciudad es grande, pero no tanto como para no habernos visto en todo este tiempo ni siquiera una vez.
Porque, en cambio, sí me he cruzado en alguna ocasión con tu madre, con tu hermana y su novio, con varios de tus amigos... Pero contigo nunca. Es curioso el destino, ¿verdad?
Pero mira, casi mejor así. La verdad es que no sabría muy bien qué decirte llegada la ocasión.
A lo que iba. Tu amigo me contó que las cosas te van bastante bien. Que sigues en el mismo trabajo, y que hace poco que te han promocionado. Me alegro por ti, de verdad. Siempre supe que llegarías lejos en tu profesión. Eres muy bueno en lo tuyo.
Me dijo también que al final te compraste una casa en ese pueblo que tanto te gustaba, y que a mí no me gustaba nada porque me parecía demasiado apartado de la ciudad. Yo soy una urbanita incorregible, ya lo sabes.
Y sabes también que ésa era una de nuestras muchas diferencias.
Me dijo tu amigo, y con esto sí que aluciné, que llevas tiempo asistiendo a clases de baile... latino. Y que bailas muy bien. Que tendría que verte moviento las caderas.
Eso sí que no me lo esperaba. ¿Tú, bailando salsa, merengue y chachachá? Quién lo iba a decir... La verdad es que no te pega nada, al menos al chico que yo conocí, pero me hace gracia.
Y me alegro de que hayas encontrado una nueva afición.
Cuando estábamos juntos, nunca bailábamos. Ya no digo baile de pareja, sino cualquier música que sonara en el pub o discoteca en que estuviéramos.
Y entonces llegó la pregunta que yo sabía que llegaría, tarde o temprano: si estaba con alguien. Y le respondí que sí.
Me preguntó si era un compañero de trabajo (aunque yo entendí perfectamente a qué se refería. Preguntaba en concreto por una persona: la que tú y yo sabemos).
Le mentí y le dije que no.
No sé por qué mentí. Posiblemente por no hacerte daño. Ahora ya no tiene sentido. Porque sé que la sombra de la duda te tenía bastante mosqueado, y para qué remover todo aquello. ¿Qué más da que sea Él o que sea otro? Ya da igual, a estas alturas, creo.
Entonces yo también le pregunté si estabas con alguien,... y me dijo que sí. Que llevas año y pico con una chica a la que conociste en las clases de salsa.
Y, ¿sabes? Al escuchar eso, sentí como si me quitara un enorme peso de encima.
Me alegra saber que ahora las cosas te van bien en todos los ámbitos; que seas feliz y que hayas encontrado a alguien. Ojalá sea ella la mujer de tu vida. Ojalá ella te dé lo que yo no pude darte.
Porque a pesar del tiempo transcurrido, no acabo de quitarme de encima la losa de la culpa.
Y mira que sé que hice lo correcto. Y ahora lo veo más claro que nunca. Pero también sé que te hice daño. Y eso me hace sentir mal, muy mal.
Sé que tú aún lo hubieras intentado una, dos, tres... veces más.
Sé que tú querías seguir.
Pero aquello nuestro no iba a ninguna parte. Y tú lo sabías tan bien como yo.
Lo habíamos intentado ya muchas veces.
Habíamos roto ya demasiadas veces el juguete, y vuelta a recomponerlo una y otra vez. Demasiados parches, demasiado esparadrapo.
Tanto, que ya apenas se tenía en pie. Bastaría el más mínimo roce para que se desmoronara.
Y encima no fue un roce, ni una leve brisa. Lo que vendría después fue un vendaval que se lo llevó todo.
Yo, demasiado impulsiva. Tú, demasiado cabezota.
Yo quería volar. Tú querías quedarte en tierra.
Yo decía A. Tú decías B.
Hacía tiempo que cada uno de nosotros miraba en una dirección distinta, en vez de mirar los dos en la misma dirección. No teníamos un proyecto de futuro.
Demasiadas diferencias.
Nos perdimos de vista y creo que ya no nos volvimos a encontrar. Como en estos cuatro años que hace que no nos vemos.
Y justo en aquel momento, mientras tú y yo nos alejábamos cada vez más, a pesar de estar juntos, apareció otra persona en mi vida. Y me cegó.
Algo en él me atrajo como una bombilla a las mariposas de la luz. Fue entonces cuando vino el vendaval.
Y no lo pude evitar. Te juro que lo intenté. Te juro que busqué el camino a casa, que intenté seguir tus pasos para reecontrarte. Pero no te vi. Sólo le veía a él.
Y me perdí para siempre. Por una vez, me dejé llevar.
Me estoy viendo ahora en la terraza de aquel hotel de Tenerife; era de noche, y yo lloraba, después de otra discusión contigo, mientras me preguntaba a mí misma qué iba a hacer con mi vida. Que yo no quería aquello en lo que se había convertido nuestra relación.
Y tenía que decidir: seguir igual o romper con todo.
Continuar como siempre era lo fácil. Romper con todo me daba vértigo. Pero una voz interior me decía que eso era lo que tenía que hacer.
Había estado viviendo demasiado tiempo aferrada al pasado. A lo que habíamos sido, a lo que habíamos tenido. Con la esperanza de que aquello volvería algún día.
Y al fin me daba cuenta de que aquello nunca iba a volver. Porque ni tú ni yo éramos ya los mismos de entonces.
Ya no quedaba nada de todo aquello. Sólo tristeza, reproches y malas caras. Un día bueno y cinco malos.
Yo quería futuro. No pasado. Y, me dolía reconocerlo, pero mi futuro no estaba a tu lado.
Me enamoré de otra persona, es verdad. (Sí: de ese chico de mi trabajo del que tú sospechabas).
Y eso fue seguramente lo que precicitó los acontecimientos. Pero aun así, la suerte estaba ya echada.
La decisión estaba tomada desde hacía tiempo, sólo que me faltaba el valor. Un último empujón.
Podría haber ocurrido al revés. Que tú te hubieras enamorado de otra chica. Y entonces tú hubieras adoptado el rol del chico malo. Y yo de la pobre chica abandonada.
Pero no fue así. Fui yo la que se desvió del camino.
Te llevaste la peor parte, el trago más amargo. Y créeme que lo siento en el alma, porque te quise mucho. Aunque tengas dudas.
Siento el daño que te hice, pero no lo pude evitar. Necesitaba salvarme... y salvarte.
Nos estábamos hundiendo.
Fue lo mejor para ambos, aunque en aquel momento tú no lo vieras así. Incluso yo misma tuve dudas de si estaba haciendo lo correcto o si iba a cometer el mayor error de mi vida.
Pero ahora, con la perspectiva que da el tiempo, sé que no. Que antes o después, se hubiera acabado. Y cuanto más tarde, peor.
Por eso, quiero que sepas que siento haber desaparecido así de tu vida. Siento cada una de tus lágrimas. Siento haberlo hecho como lo hice, pero no tuve más opción. Y había que hacerlo. Alguien tuvo que hacerlo.
Te agradezco que respetaras mi decisión.
Y ahora, deseo de corazón que seas muy feliz en tu nueva vida. Con tu chica, con tu trabajo, con tu casa, con los bailes.
Y me gustaría que, a pesar de lo que pasó, me recordaras sin rencor y con cariño.
Y si alguna vez nos encontramos, (porque esta ciudad es grande, pero no tanto), que podamos hablar y mirarnos a los ojos, sin suspicacias ni sentimentos de culpa.
Sin losas que pesan toneladas.
Un beso fuerte. Cuídate.
"Si te mola, me contestas".
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te entiendo. mejor de lo que crees. y esos encuentros con el pasado son... uf!! raros en el mejor de los casos.
ResponderEliminarme alegro que tu decisión fuera la acertada y lo sigas pensando. nunca se sabe cuando se pierde el camino y cuando se encuentra.
en fin, me ha gustado tu carta, como esa canción que me trae miles de recuerdos.
un beso.
Hola, Naar! Me alegra sentirme comprendida. Por lo que sé de ti por tu blog, veo quue también tienes varias historias en ese sentido, sobre encuentros "raros" con el pasado.
EliminarGracias por tus palabras. Y sí, a mí la canción de Celtas Cortos también me trae muchos recuerdos.
Besos.
A veces... te sientes tan mal estando con alguien, por todo lo que fue y ya no es... y lo ves alejarse de tu vida, caminando en una dirección que no lleva hacia ti... y aguantas, que no se diga que tú no luchaste, que por ti no quede ni una cosa por intentar... porque, realmente, te sentiste tan feliz al lado de esa persona... pero ya no. Y necesitas algo a lo que asirte, un motivo que tire de ti y te saque de donde estás, de donde estáis... porque, racionalmente, sabes que nada volverá a ser como antes. No sois las mismas personas.
ResponderEliminarAsí que, con el miedo constante a que decida salir de tu vida porque ha encontrado la energía y el valor para prescindir de ti, te agarras a una mano tendida que, de pronto, te ofrece confianza y lo abandonas, te abandonas a ti misma, a la que fuiste junto a ese alguien. Porque ya no lo eres.
Y sí, eres la mala... ¿y qué?
Hola, Bkind!
EliminarMe quito el sombrero ante tus palabras: ni yo misma hubiera sabido expresar mejor que tú cómo me siento al respecto.
Es como si me hubieras leído la mente.
Justamente fue así como me sentí en aquel momento.
Lo intenté, intenté que funcionara, que por mí no quedara; luché por no tirar por la borda 5 años de relación. Deseé que volviéramos a ser los del principio. Hasta que algo en mi cabeza hizo "clic", y me dijo: No, nada volverá a ser como antes porque vosotros mismos no sois los de antes.
Y entonces sí, me dejé llevar.
Para él pude ser la mala, tal vez. Pero no me arrepiento.
A la larga, igualmente hubiera acabado todo, y quizá entonces peor.
Besos.
Me preguntabas una cosa...
Eliminar"Y me voy, porque tú ya te has marchado hace tiempo. Por favor, no intentes retenerme en un lugar en que ya no estás, que has llenado de vacío. No es justo."
Más o menos, eso.
Besos!!
Creo que todos hemos sido víctimas y victimarios alguna vez. Ser victimario no mola nada, si uno tiene un mínimo de sentimientos, porque no es plato de buen gusto hacer sufrir a otra persona pero, cuando una relación no funciona, alguno de los dos tendrá que poner las cartas sobre la mesa.
ResponderEliminarYo espero de todo corazón no encontrarme nunca con mi ex. Ufff, me dan escalofríos de pensarlo. Así que piensa que es algo muy bueno que lo recuerdes con cariño. Un besote!!!
Hola, Álter! Sí, que te dejen es malo, sin duda, porque te quedas fatal, sin saber qué hacer. Pero no tienes tampoco más responsabilidad. Simplemente aceptarlo, sufrirlo y seguir adelante. Y además, quedas siempre como el bueno, el "pobre abandonado".
EliminarPero el que deja no tiene tampoco una papeleta fácil, aunque algunos crean que sí. Porque el que deja es el que toma la decisión más difícil, quien sabe que va a hacer daño a alguien a quien quiere, y eso duele; quien corre el riesgo, da el paso, aun a riesgo de equivocarse terriblemente y de quedar como el malo malísimo a los ojos de mucha gente.
Yo misma, durante mucho tiempo me sentí mal conmigo misma, me sentía terriblemente culpable. Si quizá no lo hice bien, si fui demasiado tajante (era la única forma de mantenerme firme), si le hice daño (cómo evitarlo?), etc...
Pero efectivametne, estábamos en un punto en que no había más. Alguien tenía que dar el paso. No podíamos continuar así. Y fui yo la que dio el paso.
Besos.
¿Seguro que no le mandas la carta? a mí si fuera él, me gustaría recibirla.
ResponderEliminarBuen fin de semana.
Hola, esposa de su hijo!
EliminarGracias. :) Prefiero quedarme la carta yo. Aunque él sabe perfectamente lo que pienso, cómo me sentía y por qué lo hice. Lo hablamos en su momento. Y aunque le costó aceptarlo, era perfectamente consciente de que no estábamos bien. Incluso él habló de dejarlo en varias ocasiones.
En fin, aquello ya pasó y cada uno ha seguido con su vida. Mejor así.
Besos.
Ese tipo de decisiones siempre son duras, y siempre hay alguien que sufre, incluso tú aunque hayas adoptado el rol de mala. Pero estoy segura que con el tiempo él te agradecerá la valentía. Biquiños!
ResponderEliminarHola, Mandarica! Efctivamente, ese tipo de decisiones son las más difíciles de tomar.
EliminarSufren ambos, el que es dejado y el que deja. Pero llega un punto en que no se puede seguir como se estaba.
Las relaciones, cuando no funcionan, sólo generan tristeza, frustración y dolor. Y es mejor romper.
La ruptura es dura, es dolorosa; pero te da la posibilidad de rehacer tu vida e intentar ser feliz.
Sé que ahora con el tiempo me agradecerá haber tomado aquella difícil decisión.
Besos!
¿¿Perdón?? La mala dices? Probablemente ahora te esté eternamente agradecido. He dejado y me han dejado. Me siento orgullosa de cómo dejé, no lo pude hacer mejor, siempre quieres hacerlo de forma que el otro no sufra...menuda tontería, como si tú no sufrieras, simplemente es imposible no hacer daño pero también es preferible hacer mucho daño en un momento determinado que torturar durante años intentando mantener una relación que se ha acabado hace ya tiempo. Supongo que es normal sentirse "la mala" pero ahora desde la distancia me siento genial por haber hecho lo correcto, ahora está casado y con un bebé...y si no es por mi probablemente aún estaría amargado a mi lado. Y bueno a mi me han dejado de forma cobarde y tuve que ser yo la que diera el empujón...hay que ver, mucha testosterona pero las gónadas microscópicas.
ResponderEliminarHola, Cocci! Lo de "la mala" es entre comillas; ya se sabe que, con frecuencia, al que deja se le considera el malo. Y me parece injusto, porque no se hace con maldad. Al menos, no en la mayoría de los casos.
EliminarEn mi caso, creo que tuve el valor de poner punto y final a algo que estaba muerto y que nos hacía daño a los dos..
Es cierto que apareció otra persona en mi vida.
Pero en ningún momento jugué a dos bandas ni hubo infidelidad por mi parte. De hecho, yo no sabía si el sentimiento de esa otra persona hacia mí era recíproco cunado tomé la decisión.
Me arriesgué.
No fue esa tercera persona quien lo estropeó. Ya estaba roto de antes. Yo creo que, si una pareja está bien, no hay terceras personas que valgan.
Y claro que quieres hacerlo de manera que el otro no sufra; pero es imposible. Y tú también sufres. No es cosa fácil.
Y es mejor hacer daño en un momento puntual que pasarse la vida amargados.
Al final, todo se supera.
Yo también me siento ahora bien conmigo misma y con mi decisión, a pesar de haberme sentido mal durante mucho tiempo. Deseo que ahora sea mucho más feliz de lo que lo era conmigo entonces. Lo cual no es difícil, porque lo nuestro iba de mal en peor.
Besos!
A veces cuesta tomar esa clase de decisiones, y creo que fue mas dura para ti, que para él, porque él sufrio cuando le dejaste, y tú con las dudas, con la decisión, con plantearselo, con ser la culpable y cuando le dejaste, pensando a pesar de tus sentimientos que era lo mejor para los dos. A mi me pareces muy valiente. Besos!!!
ResponderEliminarHola, Celtania! Buf, sí que costó, sí. Y fue muy duro, mucho. Más de lo que mucha gente cree.
EliminarImagina cómo fue, que adelgacé 5 kilos en cuestión de 10 días! No me entraba nada.
Me sentía muy culpable; él intentaba volver a toda costa; tuve que dejar de contestar a sus llamadas. No paraba de preguntarme a mí misma si estaba haciendo lo correcto o si me iba a arrepentir el resto de mi vida... Me veía a mí misma como un ser malo y despreciable que estaba haciendo daño a otra persona a la que quería.
Aunque por otro lado, algo dentro de mí me decía que estaba haciendo lo correcto. No sé, era muy extraño. Aquellos días los recuerdo como si fueran ayer, por lo difíciles qu e fueron y la presión que sufrí.
Pero como todo, ya pasó. Y ahora sé que fue lo mejor.
Gracias por tus palabras.
Besos!
Madre mía, que identificada me siento, yo, que alcancé a estar prometida con uno que no quería, solo por no hacerle daño al dejarlo, al final lo mejor es sincerarse, en mi caso no había un tercero, es que simplemente no había ni un "nosotros" por qué seguir perpetuando relaciones que no van a ninguna parte? por no herir?, mi abuela siempre decía que los golpes duelen hoy menos que mañana y creo que es cierto, en mi caso particular mi ex ha salido con varias chicas y no encuentra la suya, yo solo puedo desear que la encuentre pronto, yo por mi parte no salgo ni saldré con nadie hasta que tenga claro lo que quiero de verdad.
ResponderEliminarAsí que tú, culpas las justas, porque si, el chico lo habrá pasado mal, pero hija míralo ahora: queriendo la vida que quería llevar, en su casita del pueblo y con las bachatas de los viernes. Y tú, llevando también tu vida, encontrándote y siendo feliz con mayúsculas
Me alegro por los dos
Besacos y más besacos!!
Bueno, soy un nueva seguidora
ResponderEliminarsaludos me gusto mucho tu carta
Y maldita sea, que fastidio y que incomo debio ser!