31 de diciembre de 2012

Adiós, 2012, adiós...



Vaya, un poco más y llego tarde al "típico post de fin de año". Pero no; aquí estoy dispuesta a decirle ADIÓS, GOOD BYE, AU REVOIR, ARRIVEDERCI, etc... al 2012.
Ya, ya sé que no soy nada original. Miro en mi lista de blogs y compruebo que todos habéis publicado ya el vuestro.
En fin... Que el 2012 ya agoniza. Se acaba... por fin, ¡JODER YA!
 

Sí, tengo ganas de despedirlo ya definitivamente. Pero unas ganas locas, oye.
No es que haya sido un pésimo año; pero vaya, que no. Que no me ha gustado.
Me ha dejado con una sensación extraña. Como cuando acabas un libro o una peli y no entiendes el final, o no es lo que tú esperabas. Y te quedas así, chafado.

El 2012, en general, ha sido un año raro, tedioso y poco productivo. Jo, ¡si hasta los mayas pronosticaron que el mundo se acababa en este año! Menos mal que se equivocaron en sus predicciones...

Para mí, el 2012 ha sido un año de espera. A ver qué pasa, a ver qué pasa... Y mira, de tanto esperar, al final, se ha acabado y seguimos igual. Sigo igual.
Con mil cosas todavía por hacer. Con casi nada resuelto. En la misma disyuntiva. Aunque bueno, eso tampoco tiene por qué ser malo... Quizá es que yo soy un poco ansiosa.

Vale, posiblemente en temas laborales no me pueda quejar, pues todo el tedioso y horrible tema del ERE se resolvió, por fin, a punto de acabar el año. Pero se resolvió, y de forma favorable para mí. Es cierto.
Y también es cierto que el año ha tenido sus cosas buenas.
Obviamente. Y tenemos salud. Que ya es.
¿Entonces? Pues no sé. No sé explicarlo, pero este 2012 no me ha convencido.
Creo que esperaba demasiado de él. Y de alguna forma, me ha dejado a medias.

No quisiera hacer un exhaustivo balance del año... Sería demasiado largo y aburrido. Y seguro que tenéis cosas más interesantes que hacer que leerme.

Pero bueno, básicamente, empecé el año tristona y despagada porque mis amigas de siempre no habían contado conmigo para Nochevieja.
Y este año,... se repite la historia.
Pero no voy a dejar que me afecte. Es más, ya tengo planes con unos amigos de mi novio. Ya está. Saldremos a cenar, brindaremos, nos lo pasaremos bien. Seguro.

Con mis amigas veo que ya nada va a ser igual. Cada vez estamos más lejos, y no sólo físicamente, sino más bien de mentalidad y de "momento vital".
Mi mejor amiga, con un niño de 2 años y medio y otro en camino.
Otra, en Madrid y a su bola. Cada vez más reservada. Cada vez sé menos de su vida.
Y otra se pasa la vida de fiesta.
Y yo, como que no. Ni casada y con hijos ni de fiesta loca cada noche.
Vamos, que van de un extremo al otro. Y creo que eso nos ha distanciado.

Por contra, y esto es bueno, me he acercado a otras personas. Incluso me he reencontrado con gente de mi pasado que me está aportando cosas muy buenas. Es lo que tiene Facebook. Y este verano conocí a una persona del 2.0 que también se ha convertido en alguien muy importante. Ella ya lo sabe. ;)
Una amiga que siempre ha estado ahí, en los buenos y en los no tan buenos momentos.

Ha habido también gente que me ha decepcionado. Mucho. Hasta lo más profundo del alma, porque no me lo esperaba de ellos.
Otros, en cambio, me han emocionado y me han demostrado una lealtad y una amistad a prueba de bombas. A pesar de las diferencias, de la distancia o de cualquier otro obstáculo.

Este 2012, si algo ha tenido de bueno, es que me ha quitado la venda de lo ojos. ¡Ha sido tan abruptamente sincero, tan claro...! Que a veces, sus enseñanzas me han hecho daño.
Me ha abierto los ojos de golpe y si avisar, y muchas veces me ha cegado. Como cuando de estar a oscuras, pasas a miras a una luz intensa.
Este año me ha hecho descubrir quién soy, saber lo que quiero y conocer mejor a la gente. Saber que no todos los que parecen amigos lo son. Y al revés.
Que hay gente en la que no puedes confiar, y a la que no le puedes pedir determinadas cosas porque es como pedirle peras al olmo. Que están ahí para ti sólo hasta un punto. Pero no más. Asi que es una pérdida de tiempo esperar que te apoyen en determinados momentos y situaciones. Y quizá tampoco se les deba exigir nada.
Y al revés: hay gente que te da todo si esperar nada a cambio, que sabe escuchar, que ya es, si no puede hacer nada más por ayudarte; que tiene la palabra justa en el momento exacto, que tiene la capacidad para alegrarte el día con un vídeo gracioso, una canción, un tweet, un e-mail, o un simple "OLA KE ASE"...

Pero no me quiero poner melodramática, aunque a mi el fin de año siempre me pone nostálgica, y no entiendo por qué, cuando estoy deseando finiquitar este 2012. Será porque en días como hoy me doy cuenta de cómo el tiempo vuela, que ya ha pasado un año más, que el pasado ya no vuelve, etc, etc...
Aunque, ¿quién quiere que vuelva el pasado? Que no, que no... El pasado está bien ahí, donde se quedó. Hay que pensar en el presente y en el futuro.

Tampoco quiero que penséis que este post es un reproche a la gente que no me ha respondido como yo esperaba mientras yo me ensalzo como una tía súper guay que siempre está disponible para los demás. Porque soy consciente de que yo también puedo haber decepcionado a otros sin dame cuenta.

De verdad, no culpo a los que no han sabido, no ha podido o no ha querido estar a mi lado. La gente vive su vida, se preocupa de lo suyo, lo primero de todo, y no siempre es lo suficientemente sensible para ver que el vecino lo está pasando mal. Y yo no me excluyo de ese "pack", ¿eh? Por eso mismo, esto no es un reproche. Simplemente, he aprendido a no pedir ni esperar nada de quien no sea mi más cercana familia y mi pareja.
Y eso es lo que quiero destacar del 2012. Que me ha enseñado a no esperar de determinadas personas. Y, que si quiero estar bien, tengo que empezar por mí.
Y si luego otros te ayudan o intentan que estés mejor, pues mira: eso que te llevas.

Sí, es algo tan simple y tan de cajón que no sé cómo no lo tuve presente desde el principio. Pero ya veis, siempre he sido una romántica. Y he tenido que llevarme algún que otro revés emocional, alguna decepción que otra, para asumirlo y darme cuenta de que ésa es la tónica general.
¿Es triste? Bueno, cuando lo aprendes y lo aceptas, deja de serlo. El problema es que no lo asumas y te pases la vida esperando que los demás tengan el gesto que tú quieres o necesitas. Y si ese gesto no llega, te hundes.

Al final, la única persona que va a estar con cada uno de nosotros durante toda la vida, somos nosotros mismos. Por eso, al final, sólo nos tenemos a nosotros y nuestro propio bienestar y felicidad deben partir de nosotros.
Sí, una lección tan simple a mi me ha costado aprenderla 31 años. Pero bueno, nunca es tarde si la dicha es buena, ¿no?

En fin, que este largo 2012 ha tenido un poco de todo. Ha sido bastante agridulce, aunque debo reconocer que, para mí, se va con un poso más dulce que amargo. Las cosas como son.
Y realmente, ¿qué año no es un poco agridulce? Son muchos días como para que no haya un poco de todo. Aunque es verdad que hay años maravillosos y otros horribles.
No ha sido el caso de éste 2012. Ya digo: ha sido un año raro, como de transición. De muchos cabos sueltos y muchos proyectos todavía por cumplir.

Así que nada, toca ya decirle adiós, intentar quedarse con lo bueno y olvidar lo malo.

Y ahora, a poner todas las esperanzas en este 2013. Un número que no gusta demasiado a los supersticiosos. Pero yo no lo soy. Y el 13 siempre me ha traído buena suerte.
Así que espero que este año me traiga, nos traiga, cosas buenas. Confío en ello.
O, al menos, como dice el dicho: "Virgencita, que me quede como estoy".

Al 2013 le pido salud, eso lo primero. Y amor. Mucho amor. Sobre todo, para quien más lo necesita. Para los que están solos. Para los que no tienen a nadie. Para los que han perdido a un ser querido.
Y trabajo para los que están viviendo cada día con el drama del paro.
Y que no haya ni un desahucio más. Ni un sólo niño sin juguetes y sin sonrisa esta Navidad.

Ah, y para los responsables de la situación tan pésima que atravesamos en temas económicos y sociales, los que con sus robos, sus mentiras y sus estafas están contribuyendo a tanta pobreza, a tanta precariedad, a tanta infelicidad y a tanto drama social y humano, sólo les deseo que lo paguen con creces. Que se vean de la noche a la mañana sin sus riquezas conseguidas de forma sospechosa. Y teniendo que buscar un trabajo que no llega. Que sepan lo que es comer "pan duro".


Y a todos vosotros, queridos gatitos de este tejado.... (¡¡¡que ya somos casi 200, gracias!!), os deseo lo mejor en este año nuevo que empieza. Que se os cumplan todos vuestros deseos. :)


¡¡¡¡¡FELIZ 2013!!!!!





19 de diciembre de 2012

Los restos del naufragio




Ayer fue el día D.
Sin duda, el más amargo de toda mi trayectoria profesional. Y uno de los peores de mi vida.
Ayer se ejecutó un ERE cruel y atroz que ha afectado a 100 trabajadores de un total de 160. 
Durante todo el día de ayer, se fue notificando por e-mail (de la forma más cutre y cobarde posible) a todos y cada uno de los afectados por el ERE, su situación y la fecha de extinción de sus contratos, que en los casos más graves es hoy o mañana.

Ayer fue un día de lágrimas, de mil recuerdos, de emociones, de presentadores con la voz quebrada y sin poder seguir adelante con el programa; de abrazos, de achuchones, de rabia contenida, de despedidas, de profunda tristeza.
Un día de llamadas telefónicas, de whastsapps, de miles de tuits dando ánimos a los que iban anunciando que dejaban la empresa (fuimos Trending Topic nacional).

Ha sido un largo y agónico camino para acabar muriendo en la orilla. Más de un año hemos vivido con esta tortura psicológica los trabajadores de una empresa que hoy ya no es ni la sombra de lo que fue. Una radio desmantelada, esquilmada, desangelada, sin muchos de sus periodistas más emblemáticos, sin algunos de sus mejores profesionales: locutores, guionistas, redactores, productores, técnicos de sonido, técnicos electrónicos, documentalistas, asesores lingüistas, responsables de contenidos web, etc.

Un año muy largo, muy dificil, lleno de incertidumbre desde que se nos comunicó que la empresa, acosada por las deudas, se veía obligada a poner en marcha una reestructuración de la plantilla, un ajuste, un despido colectivo, un expediente de regulación de empleo... Varias acepciones para una misma y terrible realidad: que casi 1.200 personas, entre televisión, radio y servicios administrativos, tengan que pagar con su puesto de trabajo, con su sueldo, con su "pan" y el de su familia, los desmanes de una panda de sinvergüenzas y ladrones que han robado lo que no está escrito, y que además, van a quedar impunes.

Es injusto. Terriblemente injusto. Parece increíble, pero por desgracia, es real.
El proceso se ha eternizado: problemas de fondo y de forma, numerosos estudios de viabilidad encargados a despachos de abogados que se lo han llevado calentito; denuncias colectivas, huelgas, fundidos a negro y manifestaciones que nos han hecho visibles ante la sociedad valenciana y nos han reconciliado con buena parte de ella; una ciudadanía que se ha solidarizado con nuestra situación y nos ha mostrado su apoyo y su cariño en muchas ocasiones.
Perquè el treballadors no som els culpables.
Pero nos ha tocado pagar los platos rotos.

Y bueno, después de meses, meses y más meses de angustia, de incertidumbre, de aplazar y suspender el proceso para retomarlo una y mil veces, al final llegó el día.
Y fue ayer. Los primeros despidos, los de la radio.
102 compañeros de este lugar que ha sido mi casa durante los últimos 5 años y medio, recibían un e-mail frío y demoledor, firmado por el sustituto del Director General (este último, a la sazón, dimitido una semana antes para evitar comerse tamaño marrón), donde se les notificaba que estaban afectados por el procedimiento de despido colectivo.

Yo estoy entre los afortunados que no recibieron ese correo. Recibí otro, a última hora del día, en el que se me comunicaba que no había sido afectada. Contra todo pronóstico, la verdad. Siempre creí que sería una de las primeras en salir.
Pues, aunque tengo la titulación requerida y algunos méritos más, no tengo enchufe ni padrino, y estas cosas ya sabéis que ayudan bastante.

Así pues, conservo mi puesto de trabajo. Al menos, de momento. Puedo decir que he sobrevivido al ERE.
Pero ¿sabéis qué? Nunca pensé que me sabría tan amarga esta "victoria". Nunca pensé que me alegraría tan poco de seguir adelante.
No voy a ser hipócrita: obviamente, me alegra haberme librado del brazo exterminador del ERE; pero por otro lado, ha sido terrible ver marchar a tanta buena gente a la que admiro como profesionales y aprecio como personas. Gente con la que he pasado momentos inolvidables, con la que he reído y llorado, de la que he aprendido muchísimo.
Gente que ha sido para mí como mi familia. Que me acogieron y me "criaron" profesionalmente, cuando aterricé en esa radio siendo una pipiola inexperta de 25 años.

Y se me pone un nudo enorme en la garganta al saber que se van a engrosar las ya de por sí desorbitadas filas del paro. Sé que algunos, por edad y situación personal, lo van a tener muy crudo para salir adelante.
Otros, pueden tener más suerte. Pero está claro que todos ellos van a pasar unas navidades muy tristes.

Hoy algunos, los pimeros en salir, han firmado el finiquito. Otros lo harán mañana. Y otros tantos, en los próximos meses.
Cuánto buen profesional desaprovechado, cuánta buena gente machacada.

Y hoy, el día después del tsunami, del terremoto, de la masacre... ha sido casi peor que ayer.
Redacciones enteras vacías. Mesas y sillas sin las personas que ayer aún las ocupaban. Gente recogiendo sus cositas para después franquear la puerta de la radio por última vez. Tristeza. 
Silencio. Un silencio ensordecedor.
¿Os imagináis una radio en silencio?
Jamás pensé que viviría algo así.

Y ahora, la vida sigue, claro. Pero sigue sin mucha gente para mí indispensable. No sólo por su profesionalidad, sino sobre todo, por su humanidad.
Ya nada será igual.
Ahora, sólo queda recoger los restos del naufragio e intentar seguir adelante, The show must go on, haciendo nuestro trabajo lo mejor que sabemos.
Por la audiencia, que tantas muestras de cariño nos ha dado en este tiempo... Y por ellos.
Por los que se ya fueron. Por los que se irán.

17 de diciembre de 2012

Los Premios 20 Blogs y todo eso...


¡Hooooola, guapetones!

Me he presentado al concurso del año.

No, no es el Pasapalabra. Que el Rosco ése del abecedario nos parece a todos muy fácil desde el sofá del salón de casa, pero luego hay que verse allí, delante de la cámara, y hacerlo.

No, tampoco me presento al certamen de Miss España. No doy el perfil. No estoy tan buenorra como las chicas que se presentan y sé decir alguna cosa más sobre Rusia que "es un país donde... ehmmmm.... uhmmm....vive gente maravillosa y... queeeee... últimamente ha habido... eeeeeh.... en el tema de política, algunos cambios, ... y no sé decir mucho más". (Ya en serio: pobre chica. Eso no se hace. A una Miss se le debe exigir belleza y cuerpazo escultural, no una vasta cultura. Vamos, es mi opinión... Aunque también podría haber sabido algo más.)

Resumiendo, que me voy por las ramas. ¡Me presento a los Premios 20 Blogs! (Y sí, lo habéis adivinado: he aquí otra cansina que viene a pediros el voto...).


¡Pero atención, porque soy reincidente! Ésta es la segunda vez que me presento. La primera vez fue hace dos años, y la verdad es que, novatilla como era por aquel entonces en estas lides blogueras, no tenía la más remota esperanza de que alguien me votara.
Y, para mi sorpresa, tuve más votos de los que imaginé en un principio. Así que, después de un año sin participar, me ha picado el gusanillo otra vez y he decidido volver a intentarlo.

En esta edición, siendo ya veterana como soy, lo-voy-a-petar. Lo presiento.
Va a ser legen...(espera)... dario. Legendario.


Vaaaaaale... No me lo creo ni yo. Sólo de pensar en los pedazo de blogs que compiten en la misma categoría que éste, ya me digo a mí misma: Pero muchachaaaaa, ¿ande vas?
Si no tengo nada que hacer.
Pero oye, tampoco creo tener muchas posibilidades de que me toque el Gordo de Navidad y no por eso dejo de comprar mi décimo y alguna que otra participación. Que nunca se sabe...


Bueno: os explico, aunque imagino que ya la mayoría sabéis cómo va esto.
Este humilde blog participa en la Categoría de Personal, la más numerosa, con sólamente 9.000 y pico blogs inscritos, y en la que están algunos de los mejores bitácoras de toda la Bloggoesfera.
Vamos, que visto así, parece más fácil que me toque el Euromillón que ganar los Premios 20 Blogs.

Pero vamos a lo importante.

MODO PEDIGÜEÑÉITOR ON...

Si una tarde tonta de estas, resulta que estáis muuuuuuuuuuuuy aburridos y no se os ocurre nada mejor que hacer, y de repente os apetece hacer una buena obra (que eso en Navidades se lleva mucho), yo os doy una idea para hacer feliz a una Gata: VOTARME.
Es tan fácil como eso.

Pero para que no os volváis locos buscando mi blog entre miles y miles, os lo pongo todavía más fácil:


Aunque sea un votillo, va. Me haría muuuuuuuuy feliz.
(Sí, ya sé que es triste de pedí... Pero más triste es de robá).

En serio: si os gusta este blog, si os hace reír, si os interesa lo que escribo, si os hace reflexionar, si os mola pasaros por aquí a menudo, etc., etc., y todavía no habéis votado a Lo que me toca los coj...estoooo... a ningún otro blog, la verdad es que "be llenadía de odgullo y sadisbagdión" que le diérais vuestro voto a Maullando por los tejados.
Así que... parafraseando a la gran Lola Flores: "Si me querís..." Votadme.

Ahí lo dejo. Y si no, o sea, si me queréis igualmente y os gusta el blog, pero no me votáis porque ya habéis votado a Cosas que (me) p... digooo.... a otros blogs que os gustan más; o eso de votar os parece un poco coñazo porque además hay que registrarse y tal (que lo es, para qué decir lo contrario),... pues no pasa . Tan amigos. Podéis seguir leyéndome, que yo os voy a querer igual. Bueno, un poquito men...Que no, que igual. xD

En fin: que tenéis de tiempo hasta el 28 de enero (eso, si los mayas no tenían razón y el dia 21 de diciembre no se acaba el mundo; que todo podría ser, oye).
Pero no lo dejéis para el final, ¿eh? No dejéis para mañana el voto que podéis dar hoy.

Para votar hay que registrarse en la web de los Premios 20 Blogs (va, que os registráis en y menos), y una vez registrados, votáis a Maullando por los tejados. (O bueno, al blog que más os guste de cada categoría).

El primer premio está dotado con 5.000 eurazos, que la verdad, no están nada mal. Quién los pillara right now.
Ah, y la posibilidad de integrar el plantel de blogueros de La Blogoteca de 20 Minutos. Que, para una periodista a punto de quedarse en el paro en breve de la forma más miserable, sería una gran oportunidad.
Ahora que lo pienso, si ganara (le estoy echando muuuuuucha imaginación), tendría que salir del anonimato.
Pero he hecho mis cálculos y... creo que me compensa. Seh.

Bueno, pues eso. Que espero vuestros votos, (aunque sea uno, sobs). Y desde aquí, quiero desearles mucha suerte a los bloggers a los que sigo y que también se presentan al concurso. (Aunque algunos no la necesitan).

Así pues... ¡que gane el mejor! ;)

10 de diciembre de 2012

Cuando se acaba el blog-amor


En todo este tiempo que llevo en la bloggoesfera, he ido observando con sorpresa cómo pueden llegar a cambiar "los sentimientos", o mejor dicho, la opinión o concepto que tenemos de un determinado blog. Es un proceso que también se da en la vida real. En las relaciones 1.0.

Es como cuando te enamoras. De repente, sólo quieres pasar el máximo tiempo posible al lado de esa persona tan especial.
Toda tu vida se reduce a él o ella. Necesitas saber a cada momento qué hace, cómo ha tenido el día...
Y si se retrasa en contestarte a un SMS, o a un whatsapp, si no actualiza su estado en facebook, si no te llama... sufres. Mucho. Y te obsesionas.

Todo lo que dice y hace esa persona te resulta súper interesante, divertido, apasionante. No tiene defectos, ni faltas; te parece un ser absolutamente fascinante. Incluso puede llegar a inspirarte.
De repente, te sorprendes a ti mism@ repitiendo palabras o frases que esa persona dice a menudo.
Te influye también en tus opiniones, en tus gustos.
E incluso empiezas a interesarte por temas o actividades que antes no te llamaban la atención, sólo porque están entre sus intereses.

Pero luego, pasa el tiempo... Pueden ser días, semanas, meses o incluso años. ¿Y qué sucede?
Pues en el peor de los casos, que se acaba el amor... Que se apaga la chispa.
Así, sin más. Te desenamoras. Se te cae la venda de los ojos.
Y de repente, empiezas a ver defectos en esa persona que antes te parecía perfecta.

De pronto, te aburres a su lado. Descubres que ya no tienes nada de qué hablar con él o ella. Que no te interesa apenas nada de lo que te dice o de lo que hace. Que no te aporta nada.
Te agobia.
Se ha convertido en una presencia molesta. Irritante, incluso.
Ya no te hace gracia, ni te resulta ingenioso ni interesante lo que cuenta.
No tenéis nada en común. Sus opiniones difieren diametralmente de las tuyas.
Así, decides romper la relación y... a otra cosa, mariposa.

Bien, esto que, por desgracia, pasa a menudo en las relaciones personales (las de pareja, pero también en las de amistad), se puede extrapolar, salvando las distancias, of course, al mundo blogger. Y muy especialmente, al mundo de los blogs personales, que son los que más dan pie a "conocer" a otra persona, saber de sus pensamientos, de sus vivencias, etc.

Seguro que os ha pasado eso ir saltando de blog en blog, una tarde aburrida, y de repente, por casualidad y sin esperarlo, dar con uno que no conocíais y que os resulta... realmente interesante.
Empezáis poco a poco, tímidamente, leyendo las últimas entradas, las más recientes; y tanto os engancha lo que cuenta su autor o autora, que sin comerlo ni beberlo, os descubrís leyendo entradas antiguas a altas horas de la madrugada, hasta leerlo completo y poneros al día.

Qué bien escribe. Qué interesante todo lo que cuenta. 
Cómo me ha emocionado con esta entrada. 
Qué bien ha sabido expresar eso que yo también he sentido en más de una ocasión y no soy capaz de describir con palabras. 
Qué identificad@ me he sentido con esto que ha contado... 

Enseguida, os hacéis seguidores. No queréis perderos ni una actualización.
Si el autor /autora del blog tarda en actualizar, os impacientáis; hasta os preocupáis. ¿Le habrá pasado algo? ¿Estará bien? Y lo peor: ¿habrá decidido abandonar el blog? ¡¡¡¡NOOOOOOOOOOOOOOO!!!!
Os convertís en uno de los lectores/comentaristas habituales. Comentáis en prácticamente todas las entradas.
Le hacéis partícipe al blogger de lo mucho que os gusta su blog, lo bien que escribe, lo que os transmite con sus escritos, lo que le admiráis, lo bien que os cae, incluso sin conocerle.
Le idealizáis. 
ZAS. Ya os habéis "blog-enamorado".

Y bueno, la cosa podría seguir así, hasta el infinito y más allá. Puede que incluso la admiración y devoción sea recíproca. ¡Cuántas amistades y relaciones de pareja han surgido entre bloggers!

Pero... también puede que se acabe el blog-amor. Que la chispa se apague. Como en el caso del que hablaba al principio.
De repente, ya no te mola tanto esa bitácora. Sus entradas ya no te resultan tan interesantes. Es más, las últimas te aburren hasta la náusea.
El/la autor/a empieza a resultarte.... cansino. Reiterativo con determinados temas. Incluso antipático.
Ya no te apetece perder parte de tu tiempo dejándole comentarios.

 Desde que llegó a XXX seguidores, se le ha subido a la cabeza y está de un crecidito que, vamos...
Últimamente sólo habla de XXXXXXXX. ¡Coñazo!
Qué lástima, con lo que molaba antes este blog... 
No estoy para nada de acuerdo con lo que dice. Pero paso de comentarle. Para que no me conteste...
Si esto fuera Twitter, unfollow al canto. Pero hacerlo en Blogger queda raro. 

¿Os reconocéis en alguno de estos pensamientos, u otros similares? ¿Habéis pasado de estar súper enganchados a un blog y admirar a su autor, a que, de repente, ambos, padre y criatura os resulten cargantes? ¿Habéis pasado del amor al odio con un blog y su autor?

Yo, sí. Lo confieso. Me ha pasado más de una vez eso de estar súper emocionada con un blog , leerlo a menudo y participar activamente en él, a pasar millas.
En fin, cosas que pasan. ¿Sin motivo? No lo creo. Algo tiene que pasar, como en las relaciones 1.0, para que la cosa se enfríe, ¿no?

Quizá la culpa no sea del autor del blog, sino del que lo lee. El autor escribe en su blog lo que quiere y como quiere. Faltaría más. Si de repente ya no te resulta interesante lo que tiene que contar, o incluso se te hace pesado, puede que el problema sea tuyo. Quién sabe.

Supongo que, de la misma manera que yo me he desenganchado de algunos blogs, a otra gente le habrá sucedido con el mío.
Y entonces me planteo qué pudo pasar: si dije algo que les hirió. Si he cambiado de actitud sin darme cuenta y ahora soy una pelmaza. Si aburro a las ovejas con el tema X.
No sé. Pero sí, imagino que todo sucede por algo. Y en el mundo de los blogs, del amor al odio, a veces, también va un paso.

Y vosotros: ¿me contáis vuestras experiencias en este tema? ¿Os ha sucedido eso de dejar de seguir o de leer de forma habitual un blog que antes os encantaba, o un blogger que antes os caía genial porque ahora os resulta insoportable? ¿Qué pasó... si se puede saber?


HELLO!

Todo lo que leerás aquí es contenido propio. Si en algún momento hago referencia a algún escrito ajeno, citaré siempre la autoría.
Las imágenes que aparecen en el blog son tomadas de Internet. No obstante, si consideras que alguna no debería estar aquí, sólo tienes que hacérmelo saber y la retiraré al instante.
No acepto solicitudes de intercambio de enlaces. En mi opinión, enlazar un blog es algo totalmente voluntario y desinteresado. Bienvenid@ y gracias por pasar por aquí. :)