30 de diciembre de 2011

Fin de año solitario





El 2011 agoniza.
Se acerca la última noche del año... Y, por primera vez en no recuerdo cuántos años, esta Nochevieja la pasaré en familia y sin mis dos mejores amigas. 
Desde que empecé la Universidad hasta el año pasado, mis Nochebuenas han sido siempre familiares, mientras que el fin de año lo pasaba con los amigos. 
Pero este año, la cosa va a quedar en casa. Pasaré la Nochevieja también en familia, igual que la Nochebuena.


Sí. Porque mis dos mejores amigas, con las que había celebrado la Nochevieja de los últimos 10 años, esta vez me han dejado colgada.
Una de ellas, la que está casada y tiene un hijo pequeño, ha preferido pasar la última noche del año con otra pareja que también tiene un bebé. Supongo que tienen más afinidad y temas comunes para conversar: "¿El tuyo duerme de un tirón?". "Pues el mío no me come nada". "Buffff, ¡menuda nochecita nos ha dado!", "¡El nuestro ya dice 'papá y mamá'!", etc...


Por otro lado, mi otra amiga, soltera y sin compromiso, ha preferido irse a Sevilla a pasar la Nochevieja con unos amigos. 
Y no la culpo. El plan se antoja realmente atractivo. Si yo pudiera, también me iba...


Pero, entre unas y otras, la cuestión es que me he quedado compuesta y sin amigas.
Así que nada... Cenaré con mis padres, mi abuela, mis tíos y JJ. 
Y después de comer las uvas (si es que puedo con todas y no me atraganto como el año pasado), brindar y ver a Anne Igartiburu y a José Mota dar las campanadas desde la Puerta del Sol, (en mi familia es que somos muy "tradicionales" y fieles de la Primera), a dormir. Y un año más que habrá pasado.


Pero que no me malinterprete nadie. Realmente, lo de no tener plan para Nochevieja no me molesta. Las últimas nocheviejas que recuerdo han sido siempre en la casa de algún amigo o amigo de un amigo, jugando al Party/Trivial/Monopoly y tomando chupitos. 
¡Y tan bien que lo pasábamos!


Hace siglos que no salgo ni voy a ningún cotillón ni sala de fiestas. Pero es que ni lo echo de menos ni me apetece lo más mínimo ese tipo de celebración. 
Al fin y al cabo, es una noche más. Tampoco hay que darle más importancia de la que tiene. Lo que pasa es que nos hacen creer que si no sales, si no te gastas medio sueldo en un modelito, unos taconazos y una entrada para una discoteca/sala de fiestas/cotillón, y no te pones ciego, eres un/a sosainas, ranci@, y no estás disfrutando a tope de la "última noche del año". Menuda gilipollez...
Yo paso de ese rollo. Me gustan más los planes caseros y tranquilos.


Así que ya digo que lo que me molesta no es tener una Nochevieja casera. Al revés. Lo que me entristece es que mis amigas hayan pasado así de mi culo. Yo nunca lo habría hecho, y eso que ha habido años en los que no me apetecía tanto pasar la Nochevieja con ellas. Por ejemplo, el primer año que salía con JJ, me apetecía infinitamente más una cena íntima solos él y yo, que quedar con ciento y la madre. Pero al final, fuimos a cenar con esos ciento y la madre. Total, teníamos otras muchas noches más para cenar solos JJ y yo... Y las amigas son las amigas. Y las Nocheviejas son (o eran) para estar con las amigas.


Por eso me siento tan triste, tan decepcionada. Siento que me han dado de lado. Y lo peor es que no puedo sentir rencor ni nada parecido, porque, de alguna forma, entiendo su postura. 
Y es que esto es una prueba más de lo que yo ya venía sospechando desde hace tiempo. Que cada vez nos estamos distanciando más. Cada una lleva un ritmo de vida diferente, y por eso, cada vez tenemos menos cosas en común. Menos temas de los que hablar.  
Y este año, eso ha cristalizado en el hecho de que pasaremos la Nochevieja por separado, después de tantos años celebrándola juntas.


En fin, si así lo han querido, así será. Ya digo, no guardo rencor, pero tampoco se me olvida. Y a lo mejor, la próxima vez soy yo la que pasa de quedar sólo cuando a ellas les conviene para luego dejarme tirada cuando no. 
Estoy decepcionada. Mucho. Veo que, al final, la gente va a su bola y hace lo que le da la gana. Pero bueno, ya se me pasará. 
A pesar de todo, siguen siendo mis dos mejores amigas. Aunque me hayan dejado sola esta Nochevieja...


* ¿Y vosotros? ¿Tenéis plan para este fin de año? ¿Salís y os arregláis en Nochevieja? ¿La pasáis en familia o con amigos? 


Feliz Nochevieja a todos... ¡Y feliz 2012!

24 de diciembre de 2011

¡Felices Fiestas, gatitos!



¡¡Hola a tod@s!!


Aunque últimamente tengo esto bastante abandonado, no quería dejar pasar la oportunidad de ser "súper original" y felicitaros las Navidades. JOU, JOU, JOUUUUUU...
Nunca he sido muy "navideña", de niña sí, como todos, supongo, pero de mayor cada vez menos. 
Son unas fiestas que tienden a deprimirme un poco; pero aun así, siempre me ha gustado felicitar estas fechas y tener un recuerdo especial para toda esa gente con la que a lo mejor no hablo todos los días, a la que veo de Pascuas a Ramos, e incluso a gente a la que no he visto nunca, pero que me ha hecho sonreír en algún momento difícil, que me ha dado una palabra de aliento o un valioso consejo cuando lo necesitaba en este año que acaba. Gente que estando lejos, ha estado "cerca".
Y, entre toda esa gente, cómo no, hay 135 personas. Mis 135 seguidores, o sea, vosotros. 
A los que hay que sumar los que no me seguís pero me leéis de vez en cuando.


Así que, plagiando descaradamente un poco aquel spot de Coca-Cola...


Para los gatitos que me siguen desde que empecé,
y para los que llegaron a este tejado hace poco.


Para los que me enseñaron e inspiraron con sus blogs,
y para los que empezaron a escribir al descubrir el mío.


Para los santos que se han leído cada una de mis entradas (algunas incluso más de una vez),
y para los que no aguantan hasta el final de tanto que me enrollo.


Para los que me comentan a menudo,
y para los sigilosos que pasan de puntillas.


Para los que llegaron a mi blog de casualidad y se quedaron para siempre,
y para los que estuvieron de paso y nunca más volvieron.


Para los que me dan consejos y palabras de apoyo y cariño,
y para los que me dan caña, cosa que también se agradece.


Para los que siempre vuelven, pase lo que pase,
y para los que dejaron de leerme, sin más.


Para los que me leen desde España,
y para los que me visitan desde muy lejos.


Para los están pasando una mala racha,
y para los que ahora están en un gran momento.


Para los que pasarán estas fechas en familia,
y para los que estarán lejos de casa.


Para los que esperan esta noche a Papá Noel, Santa Claus, el Viejito Pascuero, etc...
y para los que prefieren a sus Majestades los Reyes Magos de Oriente.


Para los amantes de la Navidad,
y para los que estáis deseando que se acabe ya......


En definitiva, para todos ellos, para todos vosotros, estéis donde estéis, y sea como sea que vayáis a celebrar estas fiestas, gracias por estar ahí. Y...


FELIZ NAVIDAD, BON NADAL, BO NADAL, ZORIONAK, MERRY CHRISTMAS, FROEHLICHE WEIHNACHTEN, JOYEAUX NOËL, BUON NATALE,
С Рождеством 

TONELADAS DE AMOR, SALUD, FORTUNA Y FELICIDAD PARA TODOS  :) 

Soy cursi, lo sé...  ¡Pero es taaaan tierno! xD


*Y para rizar el rizo de la cursilada, os dedico esta canción, que forma parte de una de mis pelis favoritas.
:D





8 de diciembre de 2011

Pseudoperiodistas mediocres

Hace más de un mes que no publico nada en el blog. Sí, lo sé. Lo tengo abandonadísimo.
¿Razones? Muchas, pero se podría resumir en una palabra: desgana. Dejadez. Desidia.

Estoy en una etapa de mi vida -especialmente en el ámbito profesional- en la que me siento en punto muerto. Lastrada. Atascada. Sin avanzar. Incluso me atrevería a afirmar que voy para atrás como los cangrejos.
Hace un año y medio, mi jefa (de entonces, que afortunadamente ya no está, porque menuda lumbrera...) me trasladó a una sección nueva en la que entré con mucha ilusión, y con ganas de comerme el mundo, de aprender cosas nuevas, de probar el ritmo de la radio del fin de semana, de mejorar, de hacer muchas cosas interesantes...

Pues bien: año y medio después, todo ha quedado en agua de borrajas.
Ahora me encuentro con que cada vez tengo menos responsabilidades asignadas. Las tareas que hago son monótonas, poco gratificantes. Las podría realizar hasta el becario más inexperto.
Es más: hasta la becaria que tenemos hace cosas de más relevancia que yo.

Lo he hablado con la coordinardora de la sección, de buen rollo, pidiéndole más trabajo, más tareas, hacer otras cosas de más responsabilidad, porque sé que soy plenamente capaz (ya las he hecho anteriormente y sé que puedo).
Le he dicho que la becaria va demasiado agobiada de trabajo, que la pobre no puede más, y que necesita ayuda. Además, se le han asignado unas tareas que, con todos mis respestos para la chica, no creo que una becaria recién licenciada sea la persona más idónea para hacerlas, ya que le falta experiencia.

Una cosa es que a los becarios se les dé tareas, que hagan cosas, que aprendan, que no estén para llevar cafés y ya. Y otra, encargarle el 60% del peso de la sección, por muy trabajadora que sea (que lo es). Porque no es sólo cuestión de tener capacidad de trabajo, sino de tener experiencia, de saber cómo se hacen determinadas cosas, de ser resolutivo y tener recursos. Y eso, sólo lo dan los años de oficio.
¿Estamos locos o qué? Así va la pobre chica, de culo, y pidiendo ayuda porque no puede más.

Reacción de la coordinadora cuando le planteo esto: o se pone a la defensiva, porque piensa que estoy cuestionando su autoridad y su criterio, o me insiste en que no quiere sobrecargar a nadie. Que hay gente suficiente en el equipo para repartinos bien las tareas y que nadie vaya sobrecargado de trabajo. 

¿Hola? ¿Que nadie vaya sobrecargado? ¡Que se lo digan a la becaria, que va desbordada!

Ah, y si intentamos ayudar a la becaria, quitarle trabajo, facilitarle las cosas, proporcionarle documentación, etc... como se entere la coordinadora, ¡nos echa la bronca! Que la becaria tiene que hacerlo sola, que para eso está, para aprender y sacarse las castañas del fuego...  (No, no... ¡Por lo visto, está para explotarla salvajemente!).

Y mientras, los de plantilla nos aburrimos como ostras porque tenemos poco trabajo. Luego, no es extraño ver a periodistas jugando al Solitario, publicando en su Muro de Facebook o pujando en eBay, como ya comenté en mi anterior entrada.
¿Cómo lo veis? Alucinante...
A mí que no me fastidien, pero no creo que en ningún otro medio de comunicación del mundo funcionen las cosas así de mal. ¡Es el mundo al revés!

Y yo, mientras, me siento cada vez más desaprovechada, más desmotivada, más aburrida... Viendo cómo gente que entró más tarde que yo en esta empresa, ha evolucionado mucho más en todo este tiempo.

¡Quiero trabajar y no me dejan!
Porque la becaria tiene que aprender... ¡Vamos, no me jodas! A este paso, la becaria acabará presentando el informativo y los que ya llevamos tiempo, acabaremos haciendo fotocopias y llevando cafés a los jefes...
¡Es de locos! Y yo no soy una tía trepa, no quiero pasar por encima de nadie, no quiero ir de estrellita mediática. Lo que quiero es hacer cosas que me satisfagan y me llenen profesionalmente. Asumir retos, no hacer las gilipolleces que me asignan.
¡Yo no estudié una carrera de 5 años para esto, joder!

Pero claro, luego ves lo mal que está todo, sobre todo en el mundillo del periodismo, y entonces te tienes que callar y aún dar gracias a Dios de que tienes trabajo. Y encima, me debería considerar afortunada, porque no tengo un trabajo "estresante".  
Ya, pero es que justamente a mí me gusta la acción. Si hubiera querido vivir sin estrés, me hubiera preparado una oposición para funcionaria. O me habría ido a vivir al campo.
Un poco de "estrés" nunca viene mal. Es siempre un aliciente, una motivación.

Sobre todo porque estoy en un momento de mi vida en el que puedo hacer muchas más cosas. Se me puede exigir más.
No tengo hijos ni cargas familiares, puedo centrarme en mi profesión, puedo dar mucho más de mí. Tengo una cierta experiencia, mucha capacidad de trabajo, una formación bastante completa y estoy convencida de que puedo hacer mucho más. En ese sentido sí: soy ambiciosa. ¿Qué pasa? ¿Es eso malo?
No soy conformista. Yo quería aprender cosas nuevas y desde que estoy en esta redacción no es que no he aprendido nada nuevo sino que creo que he "desaprendido", (ahora que está tan de moda esa "palabra").

En fin... No sé qué hacer. Estoy muy desmotivada. Muy decepcionada. Y ya no quiero decir nada más a la coordinadora para no generar mal rollo en el equipo. Hago mis tareas y punto. No me exijo más porque nadie me exige más. Y ahora mismo, estoy dando un 40% de mí, cuando he llegado a dar el 200%, en otras épocas.
Tenía más estrés, tenía días duros, sí. Había veces que no sabía si podría hacerlo. Lo pasaba mal. Pero en el fondo, me gustaba. Me sentía bien conmigo misma, estaba motivada. "Eso" era ser periodista. No lo de ahora.

No sé, voy a dejar pasar el tiempo... a ver si cambian las cosas. Ahora tenemos nuevos jefes y creo que tienen intención de hacer cambios. Además, casi siempre, para Año Nuevo hay cambios. Ojalá.
Me da igual dónde me lleven. Lo que quiero es salir de esta sección donde ni se me valora, ni se me dan oportunidades. Y si no, empezaré a buscar otras cosas, tranquilamente.

A veces me da por pensar que me están haciendo mobbing. Porque tan malo es sobrecargar de trabajo a un empleado como tener desaprovechada a una persona que vale, asignándole tareas pequeñas que podría hacer otra persona con menos experiencia.
Pero no quiero ponerme en plan paranoico.

¡Y me tengo que morder tantas veces la lengua...! Porque veo actitudes lamentables: no hay ganas de currarse las cosas, no hay interés por hacer periodismo de calidad (empezando porque los que dirigen la sección ni son periodistas ni nada parecido; el intrusismo que afecta a esta profesión es de vergüenza), da igual todo, si sale un churro, pues no pasa nada; la ley que rige es la del mínimo esfuerzo, todo se hace de cualquier manera... Y así todo.

¿Y de esa forma pretenden hacer un producto de calidad, que sea competitivo, que guste...? Así es imposible.
Y se te quitan también las ganas de esforzarte, de pensar cosas novedosas, porque, total, no van a valorar tu esfuerzo y van a tirar por tierra tus ideas.

Mientras los pseudoperiodistas, enchufados, vagos y mediocres, sólo piensan en cobrar a fin de mes y en coger todas las vacaciones y puentes del mundo.
No perdonan ni un festivo ni hacen una hora extra de más. ¿Ellos van a hacer qué...? ¡Por favor...!

El trabajo desagradable y complicado se le endosan al becario (que cobra una mierda), pero sin siquiera asesorarle o darle unas pautas mínimas. Y a los periodistas preparados, con dignidad y con ganas de currar, les bajan los humos y les quitan toda ilusión a base de tareas chorras, para que se aburran, se acomoden  y se acaben contagiando de esa mentalidad, de esa mediocridad. Que no destaquen. Que no crezcan profesionalmente.
Les cortan las alas, les minan su ambición, para que acaben siendo tan mediocres y conformistas como ellos. 
Están fabricando periodistas con alma de (mal) funcionario. Y así nos va...


Forges, como siempre, inmenso...


6 de noviembre de 2011

Esa gente quejica...


Sí, esa gente que se queja de lo mal que está el trabajo y de la altísima tasa de paro que tenemos (y es verdad), pero que luego va a su puesto de trabajo sólo para fichar/figurar/vegetar, y sus tareas se reducen a: leer prensa (o directamente el Hola! o la Cuore), bostezar, estirarse, resoplar y decir "Qué sueeeeeeeeeño tengo, qué cansad@ estoy, uf, qué día de trabajo taaaaaaan duro llevo"; pasearse, limarse las uñas, hacer sudokus; enseñar a tooooooooooooda la oficina las fotos de su último viaje, tomar 20 cafés, salir a la puerta a fumar como doscientas veces en una mañana; jugar al Buscaminas/Solitario, chatear, comprar en eBay, buscar chollos en Atrápalo; hablar por teléfono a costa de la empresa durante una hora con el/la churri para decir cosas tan importantes como: "Gorditoooooo, ¿ya te has levantado?"  o "Cuelga tú... No, tú... Jooooo, va, cariiiii, cuelga túuuuuuu..." (todo esto, vomitando arco iris, claro); ir al supermercado a hacer la compra de la semana, salir a "un recado" (a Ferrol como mínimo, porque se tiran toda la mañana en el recado), hacer apuestas on line, etc.
Y al final te toca a ti acabar haciendo SU trabajo. TRUE STORY.  

Y esa otra gente que se queja de "la mierda de sueldo" que les pagan (2.000 euros netos = mierda de sueldo), y de los caríiiiiiiisimo que está todo, y de lo que les cuesta llegar a fin de mes, y que no consiguen ahorrar, jatetú.

Pero claro, luego te explicas el por qué: tienen que conducir, por cojones, un Mercedes último modelo, vivir en un ático mega-guay en el centro o en un chalet súper ideal en alguna zona residencial pijísima de la muerte (donde tienen como "ilustres" vecinos a jugadores de fútbol del equipo local. Por eso no pueden conducir algo que no sea, mínimo, un Mercedes); llevar toda la ropa de marca (ay sí, es que yo, si no es Lacoste o Tommy Hilfiger, no me pongo nada, que me da alergia...); matricular a sus nenes (que también van de Lacoste y Tommy, cómo no) en un colegio carísimo-privadísimo-exclusivísimo y trilingüe, (que un niño que con 5 años no domine el inglés, el francés y el alemán, no toque 4 instrumentos musicales y no sepa esquiar, montar a caballo y jugar al pádel, después va a ser un pringado de la vida o un delincuente juvenil, quita, quita...); por supuesto, es gente que tiene seguro médico PRIVADO (eso de hacer cola en la Seguridad Social y mezclarse con la chusma, osea, como que no...); ir todos los veranos al Caribe o de crucero, la "semana blanca" a esquiar a Baqueira y en Navidad, cómo no, ir a "Níu Yoerrrrk" (leer de la forma más pija posible, por favor), a hacer "unassss compritasss" en la "Fifz Aveníu". Como Carrie Bradshaw, o sea...

Claro, luego dicen que no ahorran. Porque es que les pagan un sueldo de mierda... Sí: es súper injusto, tía...
¡Vamos, no me jodas!

Y no, no hablo de oídas. Esta gente existe. Y se quejan. Se quejan de todo.
Porque todo es muy injusto y todo está fatal y todo es horrible, etc...

Y yo los sufro. Los sufro en silencio. Y cada vez que esa gente abre la boca para quejarse, deseo con todas mis fuerzas que alguna vez tengan motivos reales para quejarse: que se queden en el paro y tengan que ir cada día "a pasearse" a la cola del INEM, y que de verdad sepan lo que es tener dificultades para llegar a fin de mes.

Que se les acaben de golpe las vacaciones de lujo, los polos del cocodrilo, el esquí y el pádel, las navidades en Nueva York; que tengan que vender el Mercedes y coger el transporte público, y que tengan que vender también el pisazo e irse a vivir de alquiler a un piso viejo de 70 metros.
Y que, cuando caigan malitos, no tengan más remedio que esperar a que les atiendan en una sala de espera o en Urgencias.
Y que no teman mezclarse con la "chusma". Porque la chusma son ellos mismos. Chusma absurda y esnob.

...Y hasta aquí mi indignación de hoy. Gracias.

*Por cierto... ¿Vosotros también conocéis a gente así? Si queréis desahogaros: RAZÓN AQUÍ. ;)





26 de octubre de 2011

Con Facebook y a lo loco...







Sí, hoy toca hablar del "Caralibro". 
La verdad es que cada vez lo tengo más abandonado...
Y eso que tuve una época, muy al principio de los tiempos (allá por el Jurásico), en la que estaba bastante enganchada a la creación del amigo Zuckerberg.


Desde el principio fui muy reticente a formar parte de esta red social. Pero claro... cuando ves que tooooooodo el mundo está en Facebook, y que toooodo el mundo te dice que te hagas un perfil en Facebook, y que toooooooooodo el mundo te pregunta, entre indignado y extrañado, por qué todavía no tienes perfil en Facebook, pues al final, cansada de sentirte forever alone, decides hacerte una cuenta, y comprobar si eso del Facebook es tan maravilloso como lo pintan. Y sobre todo, para no sentirte más como una marginada social que acabará vieja y sola rodeada de cientos de gatos...


Básicamente, así

Entonces, después de mucha presión, me creé un perfil en Facebook en el verano de 2009, mucho antes de empezar en el mundo blogger. Fue mi primera toma de contacto con las redes sociales y el mundo 2.0. (Bueno, en realidad, la segunda, después del messenger, allá en mi época de estudiante).
Luego, como digo, llegaría el blog, Twitter Tumblr (que por cierto, es más difícil de pronunciar que Lidl. (¿Cómo se pronuncia: Tambel, Tumbler?).


En aquella mi primera época facebookiana, maravillada con la novedad y el "¡oh, cielos, esto es geniaaaaaaal y yo, toda rancia, me lo estaba perdiendo!", estaba enganchadísima, como podréis imaginar. 
Actualizaba mi estado cada dos por tres, subía vídeos, noticias, canciones, fotos de mis viajes y demás; me pasaba la vida mirando lo que escribía la gente en mi Muro, aceptando y enviando solicitudes de amistad... ¡Incluso volví a chatear! Después de... ¿10 años? 
¡Estaba haciendo una regresión a la adolescencia!


Y, -lo confieso-, también me enganché al Farm Ville, el Farm Town (dos granjas, ¡hay que ser friki!), el Happy Aquarium, el Happy Pets (cómo no...los animalitos me pierden) y el Happy Island (ese toque exótico que no falte).
Estaba siempre dando el coñazo pidiendo a mis amigos que me enviaran cosas para ayudarme a construir mi granja virtual, llenar de atracciones mi isla virtual y alimentar a mis peces, perros y gatos virtuales.
Sí, me convertí en una friki del Facebook. Me parecía el mayor invento del mundo mundial y no comprendía cómo había tardado tanto en hacerme un perfil. 


Pero... como me suele suceder con (casi) todo... Pasada la emoción de la novedad, el Caralibro me empezó a aburrir. Sí, era todo más de lo mismo.


-Por un lado, los juegos. Empezaron a resultarme cansinos. Requerían demasiado tiempo y a mí no me sobraba. Los perros, gatos y peces tropicales hambrientos y deprimidos, la isla llena de turistas aburridos; los cultivos echados a perder y las vacas, caballos y gallinas desnutridos y desatendidos acabaron por abrumarme.


-Además, siempre estaba la misma gente escribiendo las mismas chorradas. 
Y por si esto fuera poco, en aquella época empezaron a sucederse en plan pandemia las actualizaciones sobre bodas y embarazos entre amigas y antiguas compañeras de estudios, y la verdad es que eso también me agobió bastante. Sobre todo porque, al no estar yo en la misma situación, me sentía muy fuera de lugar.
Y ¿qué contestas a esas publicaciones tituladas Nos casamooooossssss!!!!, Fotos boda Piluca y Santi. 12/06/2010, Ya está aquí nuestra pequeña Paula o Hugo ya ha nacido


Pues lo típico: Enhorabuena, guapa!!!! Que seáis muy felices!!, Enhorabuena!!, Qué guapos los novios!Enhorabuena, tenéis un bebé precioso!!!, Enhorabuena!!! :)))) (Cuando no sabes qué decir, los emoticones y las exclamaciones no fallan).


-Y es que, para más inri, es gente con la que apenas has hablado en... ¿¿8, 10, 12 años???  A ver, no todos, pero sí muchos. Y la verdad, me parece todo tan artificial y tan falso...
Porque Facebook habla de Amigos. Pero... ¿son realmente amigos? ¿De verdad creéis que se pueden tener 200 y pico amigos? Yo lo tengo claro: NO.


Serán más bien 200 y pico contactos, entre los cuales puede haber: amigos (de verdad de la buena), pareja, compañeros de trabajo, conocidos, antiguos compañeros de estudios o de trabajo, amigos de la infancia, etc... 


Yo, por ejemplo, tengo agregada a mis "Amigos"  (lo entrecomillo porque no creo que todos sean dignos de llamarse amigos) en Facebook a mi mejor amiga del cole, a la que no veo desde hace años, y sólo sabemos la una de la otra gracias a lo que publicamos en el Muro (también es cierto que ella vive ahora en otra ciudad). 
Fuimos amigas inseparables en la infancia, pero hoy en día, si quedáramos a tomar un café, no sabríamos de qué hablar.  En cambio, mi actual mejor amiga se hizo su perfil en Facebook hace cosa de un año... Y la verdad es que no necesitamos hablar a través del Muro del Face; siempre que queremos nos pegamos un toque y quedamos para vernos y charlar cara a cara. Que es lo mejor que hay.


En definitiva: que, en mi opinión, el Facebook trivializa el concepto amistad, metiendo en el mismo saco titulado Amigos a gente de todo tipo. Tanto a los verdaderos amigos, como a esa gente con la que compartiste pupitre en el instituto.  


-Otra cosa que no me mola nada de nada del Caralibro es el tema de la privacidad, los datos que compartes, las fotos, etc. ¡Y las puñeteras etiquetas! 
Si yo subo una foto mía de fiesta desfasando, la imagen más o menos negativa que yo dé es responsabilidad mía. Pero ¿por qué uno de mis "Amigos"  puede subir una foto en la que salga yo en una actitud que no me deja demasiado bien y etiquetarme sin mi permiso? ¿WTF
Ya sé que se puede configurar la privacidad, lo que compartes y con quién lo compartes... Pero no puedes evitar que otros compartan contenidos en los que aparezcas tú.


Y no estoy contando ninguna novedad cuando hablo de que Facebook pincha bastante en el tema de la protección de la privacidad de sus usuarios.
Así que, en mi opinión si quieres ser totalmente invisible en la Red; si no deseas que otros usuarios puedan encontrarte y obtener datos sobre ti, por nimios que estos sean, lo mejor es que no te hagas nunca un perfil en Facebook. Porque, por muy restringida que tengas la configuración de la privacidad, siempre se puede colar "algo" por "algún" flanco...


A mí, hasta hace un tiempo, la verdad es que el tema privacidad no me preocupaba demasiado. No pensaba que pudiera haber gente con ganas de hurgar en mi intimidad (Ingenua...).
Colgaba fotos de mis viajes en mi Muro de Facebook, tan tranquilamente; aunque eso sí, lo tenía configurado para que sólo las pudieran ver mis "Amigos". Pero de un tiempo a esta parte, por varias cosas que he observado, cada vez me doy más cuenta de que Internet es un coladero de datos y que cualquiera (cualquiera un poco hábil, eso sí) puede acceder a información nuestra.


-Pero... posiblemente, lo que más detesto de Facebook es cómo fomenta el exhibicionismo cutre por parte de los que enseñan y el cotilleo más insano por parte de quien mira eso que el otro muestra sin pudor.
Que levante la mano el que no ha entrado a fisgonear el perfil y las fotos de esa persona con la que hace siglos que no hablaba, sólo para averiguar cómo está ahora, si tiene pareja y/o trabajo, qué acabó estudiando, cómo le va la vida... 
Y cómo nos "alegramos" cuando vemos que aquel tí@ que nos molaba y que tanto nos ignoró en el insti, ahora está gord@, o se ha quedado calv@, o tiene un@ novi@ más fe@ que la parte trasera de una nevera. (O las tres: EPIC WIN).


Y bueno, ésas son las cosas que no me gustan de Facebook. Ojo, en general, creo que es un gran invento, y está claro que una red social así, en un mundo tan globalizado como el nuestro, en el que casi todos tenemos vida 2.0, estaba destinada a triunfar. 
Su propósito es más que loable, y si todo el mundo lo utilizara de forma honesta, sería una herramienta increíble: nos entretiene, nos mantiene en contacto (virtual) con gente que de otra forma no sabríamos qué es de ella, nos permite relacionarnos, compartir contenidos de interés, y en general, hacer de este mundo un lugar cada vez más interconectado. La aldea global.


Pero como todo, algo tan enorme y que manejan tantos millones de almas en todo el planeta, inevitablemente tiene sus fallos. Y como todo, esos fallos dependen del uso que se haga de esta potente herramienta.


Yo cada vez entro menos en mi Facebook, entre otras cosas, porque me aburre, no me aporta demasiado y me parece infantil en muchos aspectos (por ejemplo, lo de "Me gusta" y "Ya no me gusta", ¿realmente es necesario?). Y además, con el tiempo he descubierto otras cosas que me atraen mucho más, como el blog o Twitter. (La cuestión es estar enganchada a algo.. xD).
Pero entiendo que haya gente que se pase las horas metida en Facebook. Yo, en su día, me las pasaba. 
Sí, Facebook, con sus virtudes y sus defectos, es la red social por excelencia. 
Si no estás en Facebook, "no existes". 


***Y vosotros, ¿qué? ¿Sois adictos al Face? ¿Qué opináis de esta red social? ¿La amáis o la odiáis? ¿Le veis más virtudes que defectos? ¿Qué es lo que más y lo que menos os gusta de él?
¿Usáis otras plataformas como Tuenti (a mí ya me pilló algo viejuna, así que no tengo cuenta en ella), Twitter, MySpace, Tumblr, Flickr...? ¿Cuál de todas preferís?
¿Qué opináis en general de las redes sociales? 


¡¡¡Contadme cosicas!!!  ...Ya sabéis que "Me gusta"  ;D




*Se me olvidaba: Si todavía no habéis visto La red social, de David Fincher... ¡¡Ya estáis tardando!! 

¡Besos!  

25 de octubre de 2011

Un año de amor



Hace ahora un año que llegó a casa.
Entonces, era así:




Una pequeña y adorable bola de pelo de puntiagudas orejas y brillantes ojos como aceitunas negras. Llegó a casa... Y a nuestras vidas. Y enseguida nos robó el corazón. Era tan tierna, tan graciosa...
En aquella época, yo no tenía ni idea de lo que era tener un bichito así. Había tenido gatos, hámsters, tortugas (¡nunca más!), peces... E incluso una cobaya que me daba alergia (cuando era pequeña). Pero nunca había tenido un conejito. Y no sabía nada de los cuidados que necesitan estos animalitos.


Llegó a casa de rebote, digamos que por una carambola del destino. No la compramos en ninguna tienda, y eso que, cuando iba a comprar pienso para Kiko, el hámster que teníamos entonces, siempre me paraba a mirar el escaparate de los gazapitos. Y se me salían los ojos al ver aquellas preciosas bolitas de pelo tan graciosas. No imaginaba entonces que algún día, tendría una así en casa...


Su llegada fue distinta e inesperada. En octubre del año pasado, una compañera, sabedora de mi amor por los animales, me preguntó si estaría interesada en adoptar una conejita, "a la cual su familia no podía mantener, por lo que le estaban buscando un nuevo hogar". 
Hasta aquí, la versión "oficial".
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La versión extraoficial y verdadera, por lo que yo pude averiguar, fue más o menos así: La amiga de mi compañera tenía (bueno, tiene) una hija adolescente que decidió, un buen día, por su cuenta y riesgo y sin decirles nada a sus padres, comprar una conejita, ya que su mejor amiga tenía un conejo y le había contado las maravillas de tener una mascota así. (Caprichito adolescente).


El día que esta chica llevó a la conejita a casa, su padre, nada más verla, puso cara de asco y dijo que no la quería allí. True story.
Que a quién le había pedido ella permiso para meter un animal en casa. Que los animales son sucios, que muerden y destrozan las cosas, etc... (Premio gordo a la sensibilidad).


La adolescente, presa de una ataque de rebeldía, de estos que tanto se dan a esas edades, le dijo a su padre, desafiante, que la coneja era SUYA y que se quedaba en casa, faltaría plus. Que él no tenía que preocuparse de nada, porque ni se iba a enterar de la presencia de la coneja. (No se lo creía ni ella, pero bueno...). Por suerte para ella, encontró una buena aliada en su madre (la amiga de mi compañera), que se prendó de la conejita nada más verla (¡normal!) y medio convenció al marido para que dejara a la niña tener a su coneja.


Y bueno... en un principio, la cosa fue bien: la joven dueña de la conejita, -a la cual había bautizado con el muy folclórico nombre de Lola-, llevada por la emoción de la novedad, se deshacía en atenciones y cariños hacia su nueva mascota orejuda. Peeeeeero.. conforme iban pasando los meses, y Lola se hacía mayor y a su joven dueña se le acumulaban los compromisos (exámenes, amigas, chicos, más chicos, más exámenes, discotecas, más chicos... etc), ésta empezó a desatender a la pequeña y peluda coneja.


La madre, que como decía, se había encariñado con Lola, tapaba las faltas de la hija, cuidando ella del animalito, en la medida de lo posible. Todo para que el marido no se enfadase, pues ya había amenazado con que la coneja iría fuera en el momento en que él notara mal olor o destrozos por parte de la peluda inquilina.


El caso es que poco a poco, la situación se fue haciendo más y más insostenible, con la coneja desatendida, y la jaula días y días sin limpiar. La madre de la adolescente, con su horario de trabajo no podía atenderla lo suficiente; y la hija se excusaba en que estaba de exámenes y que tenía muchos de deberes, y tampoco podía dedicarle más tiempo. 
Y entre unos y otros... la casa sin barrer, como se suele decir.


La gota que colmó el vaso para el cabeza de familia "amante de los conejos" (modo irónico ON) fue un día en que Lola mordió un cable de no sé qué aparato eléctrico hasta dejarlo inservible. 
Y es que los cables son la mayor tentación para un conejito. 
NOTA: No dejéis cables al alcance de vuestros peludos. Never. Por el bien de vuestro conejito y por el bien de vuestros cables.


Sigo: ahí ya, la poca paciencia de este señor acabó por agotarse definitivamente y le dejó bien clarito a su señora esposa y a su adolescente hija que Lola iba fuera sí o sí. 
Se vivieron momentos de histeria, gritos, súplicas, lloros, lagrimeos y moqueos... Sobre todo, por parte de la hija adolescente, que no quería por nada del mundo perder a su coneja, (pero eso sí, que la cuidara su madre).


De nada sirvió. Lola se iba. Era un hecho. 
Así pues, con gran dolor de corazón para madre e hija, decidieron que había que buscarle a la coneja un nuevo hogar donde la pudieran atender como es debido, y sobre todo, la quisieran.


Y ahí es donde entramos nosotros en escena, porque esta mujer le habló del problemón que tenía con la coneja (que casi le cuesta el divorcio) a su mejor amiga (a la sazón compañera de trabajo mía), y le pidió ayuda para encontrarle una amorosa nueva familia a Lola.
Esta compañera enseguida pensó en mí y me contó la historia.


Lo confieso: en un principio me pareció un marrón y le dije que no. Sobre todo porque aún estaba muy reciente una experiencia terrible con una gata que cogimos de la protectora y que tenía una enfermedad mortal (al final, tuvimos que llevarla a sacrificar, con sólo 6 meses de vida. Muy duro). Además ya teníamos un hámster y no entraba en mis planes tener otra mascota.


Pero entonces mi compañera contraatacó enseñándome una foto de Lola que su amiga le había enviado por email. Y ahí ya... fue mi perdición.
Era la cosita más adorable y preciosa que había visto en mi vida... Sólo la había visto en foto y ya la quería.
No querer de querer tenerla, sino querer de que ya le había cogido cariño sólo con verla.
Así que esa misma tarde, cuando volví a casa, empecé a comerle la cabeza a mi JJ. Que si Lola por aquí, que si Lola por allá...


Él, como yo, en un principio no quería saber nada del tema. Pero yo utilicé la misma táctica de persuasión que había empleado conmigo mi compañera. Le enseñé la foto de la conejita, aderezándolo todo con un melodramático discurso en plan "mírala, qué mona es, y necesita un hogar donde la quieran y la cuiden, y nosotros somos los elegidos... Es una señal del destino. Si no la cogemos, nos arrepentiremos toda la vida y blablabla...".
Se derritió a la primera de cambio... Y accedió. Lola vendría finalmente a casa.


Y si eso sucedió un miércoles, ese mismo sábado fui ya a casa de la amiga de mi compañera (cuya hija no quiso ni salir de su habitación, enfadada como estaba porque le habían "arrebatado" a su coneja) y así fue como recogí a Lola.
Recuerdo que puse la jaula con la coneja dentro en el asiento trasero de mi pequeño coche, casi no cabía... Y yo, en cada semáforo en rojo, me giraba a mirarla detenidamente. Todavía no me lo podía creer...


De eso, hace ahora un año. 
Así fue como la coneja Lola llegó a casa. Y así fue como empezó a formar parte de mi vida.
En todo este tiempo, he aprendido muchas cosas sobre estos animalitos maravillosos. He consultado libros, he entrado en páginas web y foros sobre conejos, me he informado de los mejores cuidados, la mejor comida, el mejor sustrato que se les puede ofrecer. Y aun así, todavía creo que me queda mucho que aprender sobre estos seres entrañables. Y es que... Lola nunca dejará de sorprenderme.


Un año después, puedo afirmar con toda seguridad que adoptar a Lola fue una de las decisiones más acertadas que he podido tomar. Si no la hubiéramos adoptado, nunca hubiéramos llegado a saber lo que nos estábamos perdiendo. 
Creo que un conejito es una de las mascotas más entrañables que se pueden tener. 
¡Dan tanto a cambio de tan poco! 


Sí, se nos cae la baba con nuestra Lola, con cada tontería que hace. Con cada gesto, cada movimiento, cada travesura. (¡La de cables que han sido víctimas de sus potentes incisivos! Incluido el del iPhone...).


...Da igual. Nos tiene enamorados y se lo perdonamos todo. Incluso creo que le consentimos demasiado, pero ¿quién se resiste a esos ojitos?


Y además, ella también "nos quiere". A su manera, claro. Pero sí, notamos que siente un "apego" hacia nosotros que no sentía en un principio. Se ha ido forjando un vínculo muy especial entre ella y nosotros a lo largo de estos meses.


Y bueno, espero estar haciéndolo todo bien. Espero que los cuidados y atenciones que le estamos dando sean los idóneos y que sea feliz con nosotros.
Intento darle el pienso más equilibrado posible, el heno más fresco y aromático, frutas y verduras sanas y variadas. 
A los pocos meses de tenerla, le compramos una jaula nueva mucho más grande que la que me dio su antigua dueña, (que ya se le había quedado pequeña). Todo para que pueda estar ancha y cómoda.
Aun así, intentamos tenerla suelta el mayor tiempo posible, cuando estamos en casa, para que no se agobie.
Y jugamos con ella al pilla-pilla, que le encanta, y demás, así hace ejercicio (¡que se ha puesto muy gordaca!).
Le cambiamos la esquinera muy a menudo, para que esté siempre limpia y no coja infecciones. La llevamos al veterinario a la mínima que vemos que no come o está rara. Llevamos al día el tema de las vacunaciones, etc...


Así que, en general, creo que no lo estamos haciendo mal... ¡Para ser "padres primerizos"! Y la prueba es que a ella se la ve feliz, y nos quiere (y nos da "besitos").


Un año de amor. Un año ya, quién nos lo iba a decir... 
Feliz primer aniversario, querida Lola, Cosita Guapa, Conejita Preciosa. 
Y que sean muchos, muchos, muchos más.  :)





 Ha crecido, ¿eh?  ^_^



17 de octubre de 2011

Mientras duermes - Reseña

¡Buenasssss! Hoy os traigo una reseña de la última película que he visto. Se trata, (como ya sabréis por el título de la entrada) de Mientras duermes, lo último del realizador de Lleida Jaume Balagueró. 


Ante todo: tranquilidad, que NO VOY A HACER SPOILER. Sobre la sinopsis contaré lo que podéis encontrar en cualquier otra reseña o crítica, no voy a desvelar nada decisivo de la trama.


Bueno, lo primero que quiero decir es que NO ES DE MIEDO. No es una peli de terror. Es que varias personas me han preguntado ya: ¿¿¿Da miedo??? Supongo que por el hecho de que Balagueró es un nombre destacado dentro del género de terror; y ahí tenemos títulos como Los sin nombre, Darkness, Frágiles, Rec, Rec 2, que sí se englobarían dentro de dicho género.


A ver... Lo del miedo es algo muy subjetivo, y lo que a mí me puede parecer una chorrada, a otro lo puede acojonar vivo, y al revés. Pero vamos... Que esta película NO da miedo. Algún sustillo tiene, pero no.
No es una peli que te va a producir pesadillas durante 3 noches seguidas después de verla.
Se trata de un thriller en el sentido más clásico de la palabra: tensión y suspense, sí; terror, no.


¿De qué va? Bueno, pues si habéis visto el tráiler, supongo que más o menos ya tendréis una idea, pero aun así, os cuento: César (Luis Tosar: adoro a este hombre) es el portero o conserje de un edifico antiguo y modernista (de esos con ascensores que se cierran con una reja), en plena Gran Vía barcelonesa.
Este hombre es, aparentemente, bondadoso, amable y servicial. Pero sólo eso: en apariencia.
Porque tras esa fachada de bondad y amabilidad, se esconde la verdadera personalidad de este personaje: un ser retorcido y malicioso que, incapaz de ser feliz, sólo encuentra alivio a su frustración haciéndoles la vida difícil a los vecinos de la comunidad para la que trabaja. "Puteándoles", vamos.
Y en concreto, César centra su objetivo en una de las vecinas: Clara (Marta Etura), una chica joven y atractiva que siempre parece feliz. Justo, lo que César no consigue ser.


Éste controla las idas y venidas de los vecinos, los observa desde su portería, para conocer todos sus secretos y puntos débiles, e influir en sus vidas de forma negativa. El objetivo de su macabro juego es provocar dolor, pero sin levantar sospechas.
Y es que César, como conserje que es, tiene copia de cada una de las llaves de las viviendas del bloque. Así que puede entrar en las casas y hacer y deshacer a su antojo. Con una especial obsesión por el 5º B, -el piso de Clara-, en el cual entra todas las noches, mientras ella duerme...


Chaaaaaaannnnnn... Un poco sí que acojona, ¿eh? xD


...Y hasta aquí puedo leer (para no "spoilear").


Ahora, mi opinión. ¿Si me ha gustado? Pues sí, la verdad es que es de las pelis que más me han gustado de Jaume Balagueró. Creo que consigue mantener al espectador en tensión (casi) todo el rato  y muy pendiente de lo que va a pasar a continuación. Que, en los tiempos que corren, y con la bazofia que se hace por ahí, ya es...


Y destaco, cómo no, la interpretación de Luis Tosar, que papel que le dan, papel que borda. Este tío es un crack.
Aunque no esperéis una interpretación tan espectacular como la de Tosar en "Celda 211". El personaje de César no tiene los matices de Malamadre, que hasta la fecha sigue siendo el personaje más memorable en toda la trayectoria de Tosar.
El papel del conserje no permite un lucimiento personal como el que ofrecía el presidiario.


Marta Etura y Alberto Sanjuán están bastante bien, correctos, pero tampoco se salen. 
Y yo destacaría el personaje de Úrsula (Iris Almeida), la niña del 5º A, vecina de rellano de Clara. Una chiquilla nada inocente, que sabe cómo chantajear a César. Y también es interesante el personaje de la Sra. Verónica (la gran Petra Martínez), la típica solterona afable que vive sola con sus perros.


Como decía, la película consigue mantener el suspense y la tensión durante casi todo el metraje. Y hay un detalle que a mí me gustó especialmente, y que  me acabó de convencer de que es una buena película (al menos, para mi gusto).
Y es que, en un momento determinado, cuando ya parece que todo se acaba, y estás a punto de decir "joder, qué previsible", y pensar que has pagado por ver más de lo mismo.... Es entonces cuando se produce un giro radical y totalmente inesperado.
Si la película hubiera acabado en ese punto, me hubiera decepcionado bastante.


Pero ese cambio deja al espectador bastante perdido sobre por dónde irán los tiros a partir de ese momento... Y luego el final es bastante impactante (al menos para mí), y te deja con unos cuantos interrogantes morales. 


En resumen: me pareció una producto de muy buena factura, con una trama bastante interesante y que consigue atrapar al espectador. Es un thriller y logra lo que los buenos thrillers consiguen: suspense, tensión, algún que otro sobresalto, muchos momentos inquietantes...
A mí, la película no se me hizo nada aburrida ni pesada. Cuando acabas de verla no te quedas con esa sensación de que  has visto una basura y te han robado con el precio de la entrada. 


Habrá gente a la que le parecerá mediocre, floja o que no aporta nada nuevo al género, sobre todo si están esperando un thriller en la estela de Hitchcock (como algunos críticos la han definido). Sí que hay referencias y guiños al cine del mago del suspense, y por supuesto, Balagueró homenajea al británico en algunos momentos, o digamos que se inspira en él, pero no podemos comparar una cosa con la otra.
Hitchcock es mucho Hitchcock. Y Balagueró es bueno, pero... No hay comparación posible.


Aun así, de verdad que la peli no decepciona. Creo que cumple perfectamente con su misión de entretener, mantener en vilo al espectador... Y cómo no, hacerle reflexionar sobre cómo, a veces, dejamos nuestra intimidad en manos de personas que, a primera vista, puede parecer de total confianza, seres bondadosos,.... Pero, que quizás, no lo sean tanto.
Por que... ¿quién te dice que ese portero tan agradable y servicial, no es en realidad un psicópata obsesionado contigo que te acecha.... MIENTRAS DUERMES?


***¡Tranquilidad!, ni Jaume Balagueró ni yo pretendemos generar alarma social, ni que ahora todo el mundo se emparanoie y desconfíe de toda persona que se muestre amable y con ganas de ayudar. Simplemente, que hay que estar alerta y no ser excesivamente confiados. Ya que las personas no siempre mostramos al exterior nuestra verdadera personalidad. 


Y eso es todo...
Ah, si vais a verla, o si ya la habéis visto, me gustaría que me dejarais algún comentario diciendo qué os ha parecido, si os ha gustado, si no... Qué destacaríais...
Ya sabéis que me encanta que participéis.


Y nada, que aquí os dejo el tráiler, por si alguien no lo ha visto... Que se anime a ir a verla.


¡¡Besos!! (E id al cine... )    :)


 


8 de octubre de 2011

Llega el otoño...


Ya hace días que acabó el verano y llegó oficialmente el otoño. (Aunque, la verdad, la temperatura que estamos teniendo estos días no tiene mucho de otoñal).
Sin embargo, todo lo demás sí es 100% otoñal: los días acortan, se hace de noche cada vez más pronto, los árboles empiezan a adquirir esa típica tonalidad entre dorada y rojiza, las hojitas se van desprendiendo de las ramas,... Y todo el mundo parece ya inmerso en esa espiral de estrés-vuelta-al-cole-reentrée-vuelta-a-la-normalidad-tras-el-verano.

No sé... A mí el otoño no me acaba de gustar demasiado. Creo que me atonta, me deja como adormilada, sin muchas ganas de hacer nada, y me deprime ver cómo oscurece tan pronto y parece que no te cunde nada el tiempo. Y lo peor es que es una época en la que hay que ponerse las pilas, trabajar con ganas, ya que suele ser principio de curso-temporada.

Lo que más me gusta de esta época (quizá lo único, en realidad) es el maravilloso espectáculo que nos ofrece la naturaleza, con las copas de los árboles tiñéndose de ese color castaño tan precioso, y la suave caída de las hojas secas sobre la tierra, hasta formar un tupido manto cobrizo.

De todas formas, como urbanita que soy, tampoco es algo que pueda contemplar cada día en su máximo esplendor. Y tampoco soy aficionada a recoger setas, una actividad típicamente otoñal.
Así que... No, el otoño no es para mí. O quizá simplemente se me hace demasiado largo. Yo creo que si durara la mitad, sería suficiente.

A veces, veo esta época como un túnel laaaaaaargo y oscuro del cual empezamos a vislumbrar la luz del final sólo a partir de abril. Seis meses de túnel. Ya que al otoño le sigue el invierno, no menos largo y duro. Al menos para mí, que soy muy friolera y los días sin sol me deprimen. Aunque me gusta contemplar tormentas, eso sí: desde la ventana y bien resguardada en casita.
Pero necesito ver el sol a menudo. Creo que no podría vivir en países como Inglaterra, en los que el 70% de los días, o llueve o está nublado. Es salgo que me entristece y debilita anímicamente, y no creo que pudiera acostumbrarme.

Y sí, ya me voy mentalizando para esos 6 meses que nos esperan. ¿Qué remedio?

Seis meses de días grises, de noches frías y gélidas mañanas; días de lluvia en los cristales, jerseys de cuello vuelto, botas y botines, calcetines de colores, pantalones de pana y paraguas que se olvidan en cualquier sitio y jamás se recuperan; días de llevar abrigos, gorros, guantes y bufandas de punto grueso; tonos marrones y grises, panties, lana, cashmere y tweed.

Días de libro (o peli) con sofá y manta de cuadros, de taza de té ardiendo, de gatos adormilados junto a la estufa; de árboles dorados primero y desnudos y raquíticos después, de baños calientes y vaho en el espejo. Días para quedar con amigos en un coffe-shop, de salir del trabajo a las 6 y que ya sea de noche, de pasar tardes enteras en un centro comercial... Y noches en las que buscar en la cama unos pies tibios que calienten los tuyos helados.

Sí, ya está aquí el otoño. Inevitablemente. Y no ha hecho más que empezar, aún no he sacado la ropa de abrigo y ya estoy echando de menos los días largos, calurosos y llenos de luz del verano. En fin,... toca esperar.


*¿Y a vosotr@s? ¿Os gusta el otoño? ¿Os deprimís cuando llega la época de frío?  ¿Se os hace larga? ¿Echáis de menos el buen tiempo? ¿Qué cosas soléis hacer en esta época del año?  :)






19 de septiembre de 2011

El hermano que nunca tuve



Como muchos de los que me seguís habitualmente ya sabréis (y si no, lo digo ahora), la que aquí suscribe es hija única.
Una condición que suele ser un tanto impopular entre el resto de gente (es decir, los que tenéis hermanos). Y es que, con frecuencia, a los hijos únicos se nos tacha de mimados y consentidos en exceso, que nuestros padres nos malcrían y que nos conceden todo tipo de caprichos. Además de que somos egoístas, avariciosos y que no nos gusta compartir.
Claro, todo ha sido siempre para nosotros, no hemos tenido que compartir juguetes ni ropa con hermanos, todas las atenciones han sido para nosotros, etc.


Y la verdad es que, como hija única, esa creencia o falso mito es algo que me jode especialmente. Primero, porque el hecho de no tener hermanos no es una decisión nuestra. No es algo que dependa de nosotros, ni que nosotros podamos cambiar. Es una decisión de nuestros padres. (Acertada o no, eso ya lo dirá el tiempo). Y a veces, ni eso. En ocasiones, sucede que ese segundo hijo deseado y buscado por ambos miembros de la pareja, no llega por la razón que sea.


Y segundo, creo que meter a todos los hijos únicos en el  mismo saco de "niñatos egoístas y consentidos" es un tanto erróneo y precipitado. Claro que hay hijos únicos insufribles, pero también los hay entre gente que tiene 5 hermanos. Todo depende de la crianza que te hayan dado tus padres, y de los valores que te hayan inculcado.


A mí, los míos me educaron en la importancia de esforzarse, trabajar, currarse las cosas...  Que si quieres algo, tienes que luchar por ello. Y que hay que ser generosos y agradecidos.


Por otro lado, no fui la típica hija única de padres ricachones que le dan todo tipo de caprichos a su niña.
Mis padres son trabajadores del sector público, con sueldos modestos (y congelados), así que no fui una niña de papá. Siempre tuve muy claro que el dinero no cae del cielo, que en mi casa no sobraba y que no se podía gastar en cosas superfluas.


Ojo: nunca me faltó nada de lo verdaderamente importante: amor, cuidados y educación.
...Y también tuve muchos juguetes. Pero no más que el resto de niñas de mi edad y clase social.
Mis padres, dentro de sus posibilidades, se esforzaron por darme todo aquello que yo pudiera necesitar, y que fuera bueno para mí. En eso, jamás escatimaron. Y por supuesto que me consintieron algún que otro capricho, pero no como algo habitual. Y siempre solía ser a modo de premio por sacar buenas notas o por haberme portado bien.


Y hoy puedo afirmar que sí, que soy hija única, pero que tengo poco o nada que ver con esa idea (errónea, repito) que mucha gente tiene de los hijos únicos como esos seres aborrecibles, mimados, que sólo saben mirarse el ombligo y que son incapaces de ponerse en la piel del prójimo.


Y es verdad que los hijos únicos nos llevamos toda la atención de nuestros padres y que todo es para nosotros.Todo. Lo bueno... y también lo malo. Las riñas y los castigos también son siempre para nosotros. No hay nadie más a quien echarle la culpa si hemos hecho alguna trastada. No podemos escurrir el bulto.
Eso, de niños.


De adolescentes, el control y el exceso de celo de nuestros padres (adónde vas, con quién, a qué hora volverás...), nos lo llevamos también en exclusiva. No hay otros hijos en los que diversificar la atención y la preocupación, así que se centran en nosotros.


*A los que tenéis hermanos: si vuestros padres os parecieron "brasas" cuando erais adolescentes, porque estaban siempre controlándoos y preguntándoos, y porque se pasaban el día diciéndoos que ordenarais la habitación y que estudiarais, imaginad si sólo os hubieran tenido a vosotros. 
Brasa elevada a la máxima potencia. ¿A que ya no mola tanto ser hijo único?


Y luego, cuando nuestros padres se hagan mayores y necesiten cuidados especiales, los hijos únicos deberemos afrontarlo en solitario. Toda la responsabilidad es nuestra. No tenemos hermanos que nos ayuden a cuidar y atender a nuestros padres ancianos. 


En fin, que como todo, ser hijo único tiene sus pros y sus contras. Y es una situación que, de alguna manera, imprime carácter. Creo que los hijos únicos, en general, maduramos antes que el resto, contrariamente a lo que pueda parecer en un principio.
La razón es que crecemos rodeados de adultos.


En mí, además, se da el curioso caso de que, por parte de madre, soy también sobrina y nieta única. Y por parte de padre, tengo 3 primos hermanos, pero viven a 400 kilómetros y me llevan entre 10 y 14 años. Así que poco pude jugar con ellos de niña.


Podríais pensar que fui una niña solitaria y triste, que vivió el ser hija única como un drama.
Pues no. Tenía mis amigos del cole, del barrio, del pueblo donde veraneaba... Y luego, ya más mayor, hice también amistades en el instituto y en la Facultad.


Además, tengo la gran suerte de tener una madre que es un ser excepcional, a la que he estado muy unida desde muy pequeñita. Desde siempre hemos tenido una gran conexión y afinidad. Ella es la persona a la que más quiero y la persona que mejor me conoce y comprende. La quiero, admiro y confío plenamente en ella. Para mí, mi madre es mi mejor amiga, aunque haya gente que no crea en la amistad madres-hija. Yo, sí.


Y  luego está mi padre, con quien no tengo esa conexión (de hecho tenemos muchos puntos en los que chocamos), pero no puedo  dejar de reconocer que es una persona entrañable y con un gran corazón. Que, a pesar de sus problemas de salud, siempre ha estado ahí.


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Aun así... Claro que he echado de menos a ese hermano (o hermanos) que nunca tuve. Claro que me hubiera gustado tener hermanos. Y mentiría como una bellaca si dijera lo contrario.


Saber qué se siente  en determinados momentos, en determinadas situaciones que yo no he vivido (o he vivido, pero en solitario), ni jamás viviré.
Como ese primer día en que ves a tu madre con un bebé en brazos, y te lo enseña y te dice que es tu hermanito, y que ahora tienes que cuidarlo, y quererlo mucho. Y tú te sientes extraña, porque intuyes que a partir de ahora todo será diferente.


O al revés: crecer ya con esa figura del hermano mayor, que por un lado te "putea" un poco, pero por el otro, te cuida y te protege.
Y ver cómo, entre peleas y juegos vais creciendo juntos...


Que llegue el día de Reyes y vayáis juntos al comedor a ver qué os han dejado. Y ver reflejada en la carita de tu hermano (o hermana) la misma ilusión que estás sintiendo tú.


O que lleguen las vacaciones de verano, y vayáis los dos (o los tres...) en el asiento trasero del coche, dando la brasa y preguntando cada dos por tres cuánto queda para llegar. Y como os aburrís un montón, empezáis a jugar al Veo-Veo, o a cantar la canción del elefante que se balanceaba sobre la tela de una araña. Y acabar peleando y montando tal guirigay que vuestra madre se gire y os eche tal bronca que ya no volváis a abrir la boca hasta que no llegáis a Jaén.


Y si en el cole, hay dos gilipollas que te están haciendo la vida imposible, ahí está tu hermano mayor para protegerte. Y si eres tú el mayor y te enteras de que tu hermano pequeño está pasándolo mal por unos indeseables, no dudas en ir a partirles la cara. (Aunque al final sólo les digas cuatro cosas).


Y aprender a guardar secretos a partir de la ley del chantaje mutuo: "Como le digas a los papás esto, yo les diré lo otro". (Típico, ¿no?...)
Y compartir la habitación con tu hermano o hermana. Algo que en un principio te parece el colmo de lo injusto. Tú quieres una habitación para ti solo. Además, (si eres el mayor) tú estabas antes.
Pero luego... si una noche de tormenta estás cagado de miedo con los truenos, mola tener a tu hermano ahí durmiendo a tu lado. Al menos, no estás solo...


Y un día, como ya no sois tan niños, tu herman@ se va a una habitación individual, y tú recuperas la tuya. Pero ahora resulta que le echas de menos. Y las primeras noches acabáis siempre los dos en la misma habitación charlando hasta que os caéis de sueño.


Y llegar a la adolescencia y tener una hermana mayor a la que contarle confidencias y preguntarle dudas femeninas. (Y cogerle ropa a escondidas...).
O un hermano al que preguntarle sobre psicología masculina. "Fulatino me ha dicho esto. ¿Eso es que le gusto?"


Y que pasen los años, os hagáis mayores... Pero siempre esté ahí esa persona con quien creciste, con quien peleaste miles de veces y reíste un millón; a quien protegiste ante unos chicos mayores que se metían con él; que te dio aquel consejo en materia amorosa; que te hizo rabiar; que fue tu paño de lágrimas; que no se chivó a vuestros padres de aquella borrachera que pillaste; que pasó la varicela a la vez que tú; que te rompió aquel juguete que tanto te gustaba; que te presentó a su pandilla cuando tú aún no tenías ninguna; que te ganaba siempre al Monopoly; que te ayudó tanto aquella vez...


Esa persona que te acompañó en tantos momentos importantes de tu vida, momentos alegres y tristes, y a la que nunca podrás dejar de querer, a pesar de todo.
Un hermano. 


Un hermano... Que yo nunca tuve.


*Bueno, yo ya he contado mi experiencia, pero ahora, me gustaría que me contarais vosotros...


Los hijos únicos: ¿cómo vivís eso de no haber tenido hermanos? ¿Os sentisteis solos en vuestra infancia? ¿Echáis de menos la figura del hermano? ¿Estáis de acuerdo con esa creencia popular de que somos más egoístas y consentidos que el resto? ¿Qué es lo mejor y lo peor de ser hijo único? Si podéis elegir... ¿tendríais un hijo único?

Los que tenéis hermano(s): ¿Creéis que los que no hemos tenido hermanos nos perdemos una experiencia vital importante y que tenemos carencias? ¿Sois de la creencia de que los hijos únicos somos consentidos y egoístas? ¿Os hubiera gustado ser hijos únicos y que todo el protagonismo (para bien y para mal) fuera para vosotros? ¿Habéis sentido rivalidad con vuestro(s) hermano(s)? ¿Cuál es el mejor recuerdo que tenéis con vuestro(s) hermano(s)? ¿Qué es lo mejor y lo peor de tener hermanos?


¡Gracias!  :)


**Por cierto: no soy la única que opina así de los hijos únicos....
http://www.elbloginfantil.com/hijos-unico-no-necesariamente-tienen-ser-caprichosos.html



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