5 de marzo de 2014

Matrimonios efímeros

Como de costumbre, el sábado pasado fui a comer a casa de mis padres.
Y mientras se hacía el arroz al horno, me puse a leer la prensa del fin de semana y sus respectivos suplementos.

Hojeando el Yo Dona, (ya sabéis lo que pienso de las revistas femeninas, pero de vez en cuando, un poco de frivolidad tampoco hace daño, ¿no?), me tropecé de bruces con este artículo: Matrimonios de usar y tirar. Como podéis imaginar, el tema captó de inmediato mi atención, inmersa como estoy en los preparativos de mi boda.

El artículo, nada del otro mundo, ahonda en un tema que yo ya vengo observando desde hace tiempo. Y es la cantidad cada vez mayor de matrimonios que duran tres telediarios.

"Pareja de novios aparentemente súper enamorados y acaramelados, monta el bodorrio del siglo, se van de luna de miel, y sorprendentemente, al año, dos años o tres a lo sumo, están firmando los papeles del divorcio".

Como siempre, los casos más conocidos y con más repercusión son los de los famosos. En el propio artículo se citan varios, encabezados por el último y posiblemente uno de los más sonados: el de Patricia Conde.
Lo de esta chica ha sido realmente espectacular, por decirlo de alguna manera. En menos de dos años, se casa con Carlos Seguí (pedazo bodorrio que montaron), tienen un hijo y se separan.
Me quedo loca.

No sé lo que ha pasado ahí, pero desde luego, muy normal no es.
Y desde luego, si no estaban bien, ¿por qué hacen ese paripé de casarse? Y lo que es peor: ¿por qué narices deciden tener un hijo si las cosas siguen mal entre ellos? ¿A ver si con el churumbel se arreglaban?
ERROR!!!!

En fin... Podría pensarse que estas cosas sólo pasan en el famoseo, ya que esta gente se puede permitir eso de me caso-tengo un hijo (esto es opcional)-me canso-me divorcio-vuelta a empezar. Y aquí paz y después gloria. Que para eso tienen el dinero a cabassaes, como dicen en mi pueblo.

Pero no. Porque, como dice el artículo, esta situación es más frecuente de lo que creemos, y también le pasa al españolito de a pie. De hecho, cada año, les ocurre a casi 1.000 parejas en nuestro país.

Y como decía yo al principio del post, es una tendencia que vengo observando. En concreto, conozco dos casos bastante cercanos. Os cuento:

El primero es un amigo que se casó hace cosa de 3 años con una chica estupenda que conoció en la carrera.
Yo fui a esa boda y os puedo decir que fue de cuento. Parecían la pareja ideal.

Pero como siempre, no es oro todo lo que reluce. Y no, no estaban tan bien como parecía.

Después de la boda, él se fue a vivir a Ciudad del Norte, de donde es ella.
Encontró trabajo, se compraron un piso, hizo algunos amigos... Pero él nunca se ha sentido integrado allí. No le gustaba la ciudad, nunca la ha sentido como suya y después de varias crisis, rayadas, idas y venidas, discusiones, etc, ha decidido poner fin a su matrimonio.
Ha dejado mujer, piso, trabajo y un puñado de amigos y ha vuelto a casa de sus padres.

Según nos confesó, su relación se había convertido en una pura rutina; el sexo era prácticamente inexistente y muy monótono; además, como digo, no estaba nada a gusto en Ciudad del Norte y con sus suegros no se llevaba precisamente bien que digamos.
Que la sigue queriendo mucho, pero que ya no está enamorado de ella.

Éstas son, a grandes rasgos, las razones que nos ha dado para tomar una decisión tan drástica. Romper con todo y empezar de nuevo, apenas tres años después de su boda.



El otro caso es una compañera de estudios y su ahora ex marido. Llevaban casados 2 o 3 años y parecían también super enamorados y felices. Al menos, no tenían problemas de pareja.

Pero él empezó a tontear con una compañera de trabajo, así como quien no quiere la cosa, en plan colegas, jiji-jaja jiji-jaja... Una cosa llevó a la otra.... Hasta que, un buen día, el tipo le dice a su mujer: lo siento, pero  me he enamorado de otra.

Así, sin anestesia ni ná.
Bueno, no sé si se lo dijo en estos términos, pero el caso es que dejó a esta chica para irse con la compañera.

A mí me parece una putada, la verdad. Aunque bueno, al tipo le reconozco al menos el valor de haberlo dicho y no tener engañada a la chica, como esos que tienen mujer y amante. Y ni dejan a la mujer ni dejan a la amante.

Sobre lo que ha hecho de dejar a su mujer e irse con la compañera... supongo que nadie es quien para juzgar. Pero repito que me parece una putada.
Y sí, es cierto que enamorarse de otra persona que no es tu pareja es algo que le puede pasar a cualquiera. Y que nunca digas de este agua no beberé y todo eso.
Además de que todos tenemos derecho a una segunda oportunidad, a encontrar el amor verdadero y no quedarnos con lo primero que encontramos en esta vida. Vale, de acuerdo.

Pero, uffff... Estamos hablando de personas. El tema es delicado.
Se trata de reemplazar a una persona, con sus sentimientos, por otra. Una persona con la que estabas bien y con la que eras feliz.
Tanto, que decidiste casarte con ella
Y te encaprichas de otra y lo mandas todo al garete.
El amor es así, supongo. No se puede controlar. No puedes elegir de quién te enamoras.

Pero es que la cosa no se queda aquí.
Lo peor es que el tipo (y su nueva novia) se pasa la vida exhibiendo su amor en las redes sociales, como si fueran adolescentes. Que todo el mundo sepa lo mucho que se quieren, la de cosas que hacen juntos, los viajes que hacen, etc...
Pues oye, ya que le has pegado la gran patada en el culo a tu ex, al menos no le restriegues tu felicidad por los morros. Sé discreto, jolines. Que no cuesta nada.
Ahórrale esa humillación.

Si ya no la quieres porque estás tan enamorado de tu nueva y flamante novia (y futura esposa, que ya tienen fecha de boda, ¡flipa!), al menos no la hagas partícipe de tu nueva vida. No hurgues en la herida. Ten un poco de caridad.
Vamos, yo lo veo así.

Yo es que, creo tanto en eso del karma, que a veces pienso que esta gente está pidiendo a gritos que las cosas les vayan mal.

Y sí, ya tienen fecha de boda. Que yo digo una cosa: Chaval, si ya te casaste una vez y la cosa ha acabado como ha acabado, ¿qué prisa tienes en volver a hacerlo? Ya son ganas, ¿eh?
A ver si de ésta también te vas a cansar a los 4 días de la boda... 

Lo único bueno en ambos casos: que no ha habido hijos de por medio. Que al final, son los que más sufren por estas cosas.

En fin, que parece que vivimos en la cultura del usar y tirar.
Nos cansamos enseguida de todo. Continuamente necesitamos nuevos estímulos. Cosas nuevas, diferentes.
Tan rápido nos entusiasmamos con algo, que nos aburrimos y a otra cosa, mariposa. Total, hay tanto donde elegir...
Y eso creo que se está trasladando a las relaciones personales, y en concreto, a las de pareja.

Antes, los matrimonios duraban años y años. Ahora, no duran nada.

Que no digo que haya que aguantar carros y carretas. Hay cosas que no deben tolerarse jamás, por muy casado y enamorado que esté uno. Como por ejemplo, la violencia de género, las humillaciones, la falta de respeto. O las infidelidades continuadas.
Afortunadamente, las mujeres tenemos ya independencia suficiente como para no tener que aguantar a un patán de marido como ocurría antaño.

Por otro lado, no creo demasiado en eso del amor para toda la vida. (Al menos, no ese amor alocado y perfecto de las películas). Eso no existe. Porque las relaciones pasan por diferentes etapas, la convivencia es dura y todos tenemos nuestras manías, nuestros malos humos y peores despertares. Y a veces hace falta algo más que "amor". También tolerancia y paciencia.

No sé. Ni tanto ni tan calvo. Ni pasarse la vida juntos aunque dos no se aguanten ni tengan nada en común, ni agobiarse a los tres días y cortar por lo sano sin ni siquiera intentar arreglar las cosas.

Porque hay veces que vale la pena intentarlo. Y es triste que las cosas acaben de esa forma, cada uno por su lado, cuando podían haber sido felices juntos.
Caray, qué complicado es todo...

Y vosotros, ¿qué pensáis de este tema?


4 de marzo de 2014

Casi medio año después...


...vuelvo al blog. Tachán.
Muchos ya creíais que no iba a volver nunca más. ¿A que sí?
Joer, y tanto. Si yo misma lo llegué a pensar, no os creáis.
Y así estaba, con el run-run de volver o dejarlo ya pa siempre. Que soy muy pesada. Que ni me voy ni me quedo.

Y eso es lo peor del bloguero. No escribir pero sentirse culplable por no hacerlo.
Es como apuntarse al gimnasio y luego no ir. Y sentirte culpable y gordaco por no ir.
Coño, para eso ve o bórrate.

Pues eso.



Pasó el otoño, y no escribí prácticamente nada.
Pasaron las Navidades y llegó el 2014. Y esta vez, absolutamente nada. Me daba mucha pereza, para qué mentir.

Y llegó el día en que el blog cumplió 4 años. 4 solitarios años, sin fiesta de cumpleaños ni entrada conmemorativa. (La verdad es que lo olvidé por completo).

Pero entonces, cuando me acordé, se me encogió un poquito el corazón.
Y me dije a mí misma que era una inconstante, y un desastre, y blablabla. Yo es que soy muy de reñirme a mí misma.

¿Y qué hago? ¿Lo dejo definitivamente o vuelvo?

En un principio fue un: Lo dejo. Paso.
No me apetecía escribir, me daba mucha pereza, y además, casi ni me reconocía en aquella chica de 28 años que empezó el blog en febrero de 2010.
Y la verdad es que ahora me releo y me sigue dando una mezcla de vergüencita y ternura (como quien vuelve a leer sus diarios de adolescente).

Pero claro, cerrar el blog... eso ya son palabras mayores. No me atrevía, sinceramente. Era como aniquilar una parte de mi existencia. En fin, el eterno dilema de siempre.

Así que decidi volver a entrar en Blogger. A ver qué sentía al hacerlo. 
Y lo más sorprendente es que no me sentí extraña. No parecía que hubiera pasado tanto tiempo. Sólo sentí un poco de añoranza, eso sí.

Pero no encontré un lugar extraño, frío y hostil, como esperaba. Sino un ambiente cálido, familiar, como  quien vuelve a casa por Navidad. Efectivamente, me sentí como en casa.
Me gustó reencontrarme con mi blog, conmigo misma y con los otros blogs. Vuestros blogs.

Así que decidí volver a escribir, y ponerme al día.
Y es que... tenía muchas cosas que contar.
Tantas que no sé por qué no lo había hecho ya.
Siempre quejándome de que no me pasaba nada digno de reseñar... y cuando al fin me pasa, silencio administativo.
En todo este tiempo, efectivamente, me han pasado unas cuantas cosas. Buenas, muy buenas y no tan buenas.

Entre las muy buenas, la mejor sin duda es que JJ y yo nos casamos el próximo mes de octubre. :D


Me lo pidió este pasado verano, (¡al fin!) estando en Londres, y la verdad es que llevamos varios meses de mucho ajetreo con los preparativos. (Aunque eso no es excusa para no actualizar, lo sé).

Yo sabía que una boda requería de tiempo, que había muchas cosas que pensar y preparar, ¡pero no imaginaba que tantas!
Así que estamos desbordados de ilusión, (yo algo más que él) pero también algo desbordados con todo lo que hay que preparar.
Ya tenemos bastantes cosas elegidas y cerradas, pero aún nos quedan un montón. Así pues, si entre los presentes hay algún/a wedding-planner altruista, loco/a de las bodas o simplemente novio/a reciente que me quiera echar una mano, toda idea o sugerencia será más que bienvenida. ;)

Sigo.
Pero todo no puede ser perfecto, y la vida ya se encarga de darte una de cal y otra de arena
¿Que hace falta dinero para preparar un boda? No te preocupes, que ya te dejo sin trabajo. A ti y a tu pareja.

Efectivamente, ambos estamos afectados por el ERE de extinción tras el mediático cierre de la radiotelevisión pública en la que trabajábamos. Una decisión política tan arbitaria como injusta.

Bueno, este tema es ya conocido por todos, así que no voy a extenderme más. Sólo decir que ha sido una puñalada trapera y ruin, de las muchas que ya nos ha dado este Gobierno de mierda.

Pero en fin, así son las cosas; no hay vuelta de hoja y toca joderse aceptarlo. ¿Qué otra cosa podemos hacer?


Eso sí, la boda sigue p'alante. En ningún momento nos planteamos cancelarla. Si hay que recortar de alguna partida, se recortará siguiendo la "tendencia".

Así pues, por primera vez en nuestra vida, (hemos sido unos privilegiados, lo sé), JJ y yo nos encontramos a las puertas del paro; un paro que se prevé de larga duración.
Y estamos también desconcertados, sin saber muy bien por dónde tirar.

Se acabó el sueño de trabajar como periodistas. Prácticamente, para siempre. C'est fini. Fue bonito mientras duró, pero ahora toca reinventarse, buscar nuevas perspectivas, otros horizontes.

De momento no somos muy optimistas, la verdad. Las cosas no permiten serlo.
No hay curro de casi nada.
Para cualquier trabajito te piden dos carreras, chorrocientos idiomas y un máster, para luego hacer más horas que la impresora y cobrar una miseria.
Ese es el sistema en el que vivimos.

Y luego, todo lo que nos llegan son noticias de amigos, conocidos y ex compañeros que no encuentran nada y llevan ya ni se sabe en el paro. Resignados. Asqueados.
Algunos, los que pueden permitírselo, han vuelto a estudiar. Que si un máster, que si una carrera, que si un módulo.

Espero que sepamos aguantar bien todo esto, y llevarlo con dignidad, y sobre todo, que no nos afecte como pareja. Al menos no de manera negativa.
De momento, parece que esta situación nos ha unido más.
Que tenemos nuestros momentos de bajón y nuestras peloteras (porque JJ es un niño que se ahoga en un vaso de chupito), sí, pero de momento estamos sabiendo gestionarlo sin perder los nervios.
Y ahora mismo, somos el mejor apoyo el uno del otro.

En nuestro caso, es doblemente chungo, porque estamos los dos en la misma situación, y puede llegar a ser muy desquiciante.

Así que espero que nos salga un trabajo, de lo que sea, pronto. Po favó.

En cuanto a mí y este blog, deciros que seguiré asomándome por aquí, y contándoos cómo me van las cosas. Y entrando y comentando en vuestros blogs, por supuesto.

No sé con cuánta frecuencia, porque ahora mismo tengo otras prioridades y cosas en las que pensar, pero al menos, prometo seguir por aquí.

Ah, ¡mil gracias a todos los que todavía me leéis y me dejáis comentarios!

Resumiendo: La gata is back!!

HELLO!

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