31 de julio de 2011

Manías y prejuicios culinarios

Yo los tengo. Tú los tienes. La vecina del quinto los tiene. Y el Rey. Y el Papa.
Todo el mundo los tiene.
Manías y prejuicios con la comida. Alimentos que no comes porque... Bueno, porque no. Porque algo en tu cabeza te dice que NO. Y a lo mejor, ni siquiera has probado ese alimento para saber si te gusta o no, pero ya por sí, de entrada, te tira p'atrás.

Hay manías más universales que otras. Por ejemplo: la primera y la última rebanada del pan de molde.


¿Qué pasa con ellas? ¿Por qué (casi) nadie se las come? ¿Acaso no están hechas del mismo pan que el resto? ¿Es que están hechas de porexpán? ¿Es que las ponen ahí sólo de atrezzo, para que hagan bonico?
¿Acaso no las hemos pagado también? ¿Entonces,  por qué nos las dejamos? (Ya veis que utilizo el plural mayestático, porque yo soy la primera que reconozco que no me las como).

Quizá el motivo sea que tienen más corteza que las otras y menos parte de miga blanca. Pero luego, realmente, el sabor y la textura vienen a ser iguales. Todas las rebanadas de pan Bimbo son parte de un mismo bloque de pan inicial, ¿no?
Pues nada, ahí están, la primera y la última, siempre repudiadas. Sobre todo, la última. Ésa, la pobre, es la más marginada de todas.

Tal vez porque, al ser la última, se hace dura o mohosa. Vale. Pero imaginad esta situación: quedan 3 rebanadas más la última en el paquete. Y pasan los días y no te las comes. Sabes que ya deben de estar un poco correosas.
Anyway, estamos en crisis, hay que ahorrar. Además, hoy tienes antojazo de sándwich vegetal y, como es domingo y todo está cerrado, no puedes ir a comprar pan de molde.
Es eso, o quedarte sin sándwich.
De ninguna de las maneras: te haces el sándwich con las 3 primeras, y por supuesto, tiras la última.
Pero vamos a ver: ¿no están las 4 igual de resecas y acartonadas? (Que la única solución es tostarlas para que no parezca que te estás comiendo el estropajo de fregar los platos).
Pues nada. Que no. Que no nos gustan ni la primera ni la última rebanada de pan Bimbo. No sé, debe de ser algo psicológico.

Que por cierto, qué destino tan cruel que te toque ser la primera, y sobre todo, la última rebanada del pan de molde. Que me imagino yo a las rebanadas, cuando están siendo cortadas por la máquina que las hace, rogando: "Por favor, oh, Dios del Sagrado Panrico, no me hagas ser  la última! ¡Ponme en el medio, por todo lo que más quieras!".
Y ya me veo a la rebanada mirando acojonada hacia atrás, y suspirando aliviada al ver que sí, que hay al menos varias hermanitas detrás, y que no le ha tocado ser la última.
A lo mejor, ser última rebanada es para ellas como para nosotros ir al infierno... El peor destino. El peor castigo.

En fin... Yo desde aquí, hago un llamamiento en defensa de la primera y última rebanadas del pan de molde.
Necesitan amor. All they need is love. Alguien que las quiera.

Y siguiendo con los temas "panarios", o panaderos... El pan tostado.
Pero el que venden ya en tostadas o biscotes.

Qué putada abrir el paquete y.... ¡zasca! ¡Todas rotas! E intentas reconstruirlas... Así, en plan puzzle de 10.000 piezas. Y claro, es imposible.
Pues ya no las quieres.
Obvio. Tú has pagado por un paquete de tostadas. No por un paquete de migas a la pastora.

Y al fin y al cabo, sigue siendo pan. Harina, agua, levadura y sal. No hay más misterio.
Pero claro, es pan... "deconstruído", que diría Ferrán Adrià. Ya no te puedes untar en él mantequilla, ni mermelada, ni sobrasada, ni Nocilla... Ni wathever random thing que te suelas untar en el pan tostado.

Y así no tiene gracia. No queremos comer picadillo de pan. Pero luego, en cambio, sí nos comemos los colines, (o picos, o regañás). Que vienen a ser lo mismo, ¿no?
Pequeños trozos de pan tostado. Sí, es lo mismo... pero no es igual.

¿Y el tema de los yogures caducados? ¿No tenéis manía con esto? Vas a la nevera a por un yogur. Al ir a abrir la tapa: ¡¡HORROR!! Lleva 3 días caducado. Piensas: ¡¡¡¡3 DÍAS!!!
                           ¡DANGER, ACHTUNG, PELIGRO DE MUERTE! 


Y lo tiras a la basura, cómo no. "Por 20 céntimos que cuesta, no me voy a arriesgar a pillar yoquéséqué...". (Yo lo he hecho, lo confieso).

Pero... ¿estamos locos o qué? No pasa nada por comer un yogur que esté 3 días caducado (como si lo está 5 días, una semana o incluso 10 días). Nadie se muere. Otra cosa es que lleve un mes y pico.
Al fin y al cabo, ¿qué es un yogur? Leche fermentada, ¿no? ¿Qué más da que esté un poco más fermentada?
Además, que la fecha indicada en la tapa es meramente ORIENTATIVA. Por eso dice: "Consumir preferentemente antes de...".

Y tan cautelosos que somos con esto de la caducidad de los yogures, y luego nos comemos tan alegremente el queso curado, Roquefort, azul, Cabrales. Que eso no es leche fermentada, no. Eso ya tiene vida propia. Que te asomas al frigo y ves al queso azul ahí, poniéndote ojitos.

Y para cerrar el tema de los lácteos... ¿Hay algo más asqueroso que la nata de la leche caliente? Eso que pones un cazo con leche al fuego, y cuando hierve, le sale una capa viscosa de nata por encima.
Sí, es nata. La misma que luego te comes tan reagusto montada y con unas fresas. O en un capuccino. O en un helado. O en una tarta. O en un flan.

                                               

Es lo mismo: la materia grasa de la leche. Pero NO es exactamente lo mismo en un caso y otro.

¿Y la casquería? ¿Os gusta u os da ascazo? A mí, más bien lo segundo. Pero reconozco que es algo mental. Pienso: "vísceras, tripas, despojos. Puaf".
Y no puedo.
De hecho, cuando yo era pequeñita... (allá por el Pleistoceno), recuerdo que mi mamá me daba una "cosa" que oye, estaba rica. Debo admitir que me gustaba. O al menos, me lo comía sin problemas. Eran unos buñuelitos de algo blandito.
(Sí, sesos rebozados, pero entonces yo no lo sabía).

Al principio, yo, en mi ignorancia infantil, me los comía. Hasta que un día, ya algo más mayorcita (¿9 años?) y curiosa, le pregunté a mi madre:

-Mamá, ñam ñam ñam... ¿qué es esto que me estoy comiendo?
-Son sesos, nena.
-Ah, muy bien, sesos... ñam ñam ñam .... (ojos en blanco) ... (cortocircuito mental)¡¡¡¡¡¡¡¿¿¿¿¿¿SESOOOOOOOOOOOS???????!!!!!!!! Buaggggggggh...

Ni qué decir tiene que nunca más los volví a comer. Y el caso es que malos no estaban. Pero claro, cuando mi madre dijo la fatídica palabra, pues ya me sugestioné... Me traumaticé, qué se yo.

Y si lo pensamos, la cocina española está llena de casquería: que si callos a la madrileña, que si zarajos de Cuenca, que si riñones al Jerez,...
Pero no sé, a mí no me va.

Ah, y hablando de casquería... ¿Recordáis, amiguitos, eso que nos daban de críos porque tenía mucho hierro y proteínas, pero que odiábamos tanto? Sí: el hígado. ¡¡¡¡¡Puaghhhhhh!!!! Era mi pesadilla.
Que levante la mano todo aquél al que le gustaba el hígado.
Veo pocas manos...

Vale. Ahora, que levante la mano todo aquél al que le gusta el foie. (Hay gente que pronuncia foie tal y como se escribe, en vez de decir "fuá". "Oye, ayer comí  foye". ¡Juas!).


Bueno, ya veo más manos levantadas... A mí, sin ir más lejos, me gusta. Y también me gusta el paté o foie-grass.
¿Y qué es el foie sino hígado grasiento de oca o pato súper cebado para la ocasión?
Ah, claro, es que dicho así, la cosa cambia...
Pero esto es como todo: tú dices hígado de oca y suena mal. Pero dices "fuá de canard", y ya queda súper glamouroso que-te-cagas. Es lo que tienen los vocablos franceses. Siendo lo mismo, un cava catalán Codorniu, nunca será como el champagne Moët Chandon.
Y no es lo mismo llamarse Brígida que Brigitte, dónde va a parar...

Ya veis que todo es cuestión de márketing. Y de denominación.

Y ya para acabar esta entrada sobre los prejuicios culinarios, toca hablar del embutido. Pero en este caso, pasa al revés que en los otros: por lo general, no albergamos prejuicios hacia el embutido.

A la mayoría de la gente le gustan las longanizas, salchichas, morcillas, chorizo, salchichón, butifarra, mortadela... Seguro que alguna o varias de estas modalidades de embutido os gusta, ya sea cocinado o en fiambre.

Esa morcilla de Burgos, esos choricitos al infierno con pimientos de Padrón (que unos pican y otros, no), y demás, no son sino grasa, sangre, magro, especias y condimentos metidos en una tripa.
Ya no mola tanto, ¿eh?
Visto así, da grima. Pero luego, la gente no pensamos en esas cosas.

Nos comemos una morcilla de arroz (que además de lo dicho arriba, es una bomba triglicérida), pero luego, nos dejamos la última rebanada de pan Bimbo y tiramos a la basura un yogur caducado 4 días.

Y es que, como dice el anuncio de un refresco: el ser humano es extraordinario...

*¿Y vosotros? ¿Tenéis también manías con determinados alimentos? ¡Contadme! =)

29 de julio de 2011

Next!







Últimamente, me he aficionado a ver Neox. (NeoX, no Neos, con S. xD).
Y es que, casi todas las cosas de la tele que me gustan y/o entretienen algo (o que al menos no me ponen de muuuuuuuuuuuy mala leche, como sí consiguen programas como éste o éste, entre otros; yo es que con la cadena de Vasile, no puedo, mireusté), las hacen (o echan, que dice mi abuela "Nena, pon la tele, anda, que están echando la novela...") en esta cadena, que pertenece a Antena 3.


Por ejemplo, la serie Aquí no hay quien viva. Sí, son refritos de los refritos de los refritos, I know, y hay capítulos que ya me los sé de memoria de tantas veces que los he visto, pero es que soy muy fan de esta serie, me parto con las cosas que le pasan a esa singular comunidad de vecinos que vive en Desengaño, 21. Es el 13 Rue del Percebe, pero en la tele. Y aunque La que se vecina no está mal, sinceramente, prefiero la primera, que para mí es la original y genuina. 
Y después, hay otras series como: Los Simpsons,  Futurama, Cómo conocí a vuestra madre, Museo Coconut,... Además de que el mes que viene arranca Otra Movida (lo que antes era Tonterías las justas, en Cuatro, que me tenía enganchada. Esperemos que no haya mucha diferencia entre uno y otro).


Pero no todo lo que emite esta cadena me gusta, of course. (Qué, ya pensabais que Neox me estaba pagando comisión por hacerles publicidad, eh? ¡Pues no!).
Hoy he descubierto un programa que me ha dejado patitiesa. Aunque la verdad es que me he reído de lo lindo, todo sea dicho, (y eso que no me suelen gustar esos formatos). 
Se trata de Next: un reallity inspirado en el speed dating  o citas rápidas, en el cual, 5 candidatos (siempre chicos), intentan impresionar a una chica en un máximo de 20 minutos y conseguir una segunda cita.


Os explico un poco de qué va, por si no lo habéis visto. (Y si lo habéis visto, podéis ir directamente al final. Que nooooooo... Leed la entrada, please!)




Os cuento...
Los 5 candidatos (de edades comprendidas entre los 18 y los veintitantos) están dentro de un autobús y van saliendo por turnos para conocer a la chica, a la cual no han visto todavía. Si a ella no le gusta el candidato, le dice: Next! oseasé, NO me molas... ¡Que pase el siguiente! 
Y así, hasta que al final, ella se queda con uno de los chicos. El que más le gusta, por lo que sea.
Mientras uno de los candidatos está con la chica, charlan para conocerse un poquito y él debe superar una pequeña prueba tan absurda como humillante que ella le pone. Por ejemplo: si ella hacía ballet de pequeña, le pide al chico -típico macarra que sólo baila bakalao y Paquito el Chocolatero (en las bodas y ya muy ebrio)-, que le haga unos pasitos de ballet. 
Que a ella le gusta cantar, le pide a él -que no canta ni en la ducha- que le haga unos gorgoritos al estilo Il Divo


Mientras tanto, los otros 4 que quedan en el autobús, rajan del que está en ese momento con la chica, y debaten sobre si tiene posibilidades o no con ella. 
Y todavía más fuerte: cuando uno de los chicos ha sido rechazado y vuelve al autobús con el rabo entre las piernas a reunirse con los otros que están esperando, al ser preguntado por qué tal ha ido, éste empieza a criticar a la chica a la que hasta hace 3 minutos soñaba con conquistar: que si no es para tanto, que si es bajita, que si no tiene tetas, que si ella se lo pierde, que si no es mi tipo, que si tiene los ojos saltones, que si a mí es que me gustan más morenas y ésta era rubia, etc...


Claro, su ego de machote se ha visto seriamente dañado cuando ella, en menos de dos minutos de cita, le ha dicho: Lo siento, pero... NEXT! (¡Zas, en toda la boca!).


Y luego, lo mejor son los candidatos. Ahí ya es que me parto... (A mí que no me fastidien, que son todos actores y representan personajes-tipo. O los seleccionan adrede así para dar espectáculo).
Por ejemplo: la chica es estudiante de Psicología, le gusta leer, la fotografía y la música pop, y le gustan los chicos sensibles, románticos, que estudien y/o trabajen, pero detesta a los ciclados de gimnasio, y si encima están depilados y /o llevan tatuajes, olvídate.


Pues atención a los candidatos: 


1. Un NI-NI (ni estudia, ni trabaja, ni ganas), con un tatuaje de una estrella en el codo.


2. Un aspirante a carpintero que se está sacando el carnet de conducir, pero no conoce ni las señales más básicas. Amante de las discotecas y la música makinera


3. Un chico adicto al gimnasio, depilado y con el brazo tatuado.


4. Un chaval mulato, de origen dominicano, con su dulce acento caribeño, amante de la música (¡oh casualidad!, del mismo estilo de música pop que le gusta a ella), amante de la fotografía (¡oh, casualidad, again!), que escribe poesía en sus ratos libres (oooooohhhhhhhhhhh), que le gusta bailar y que, además, es el que viste con más estilo y está más buenorro de los cinco.


5. Un tío más feo que un pie sudado. Sin más. (No llegó ni a tener la cita con la chica, porque ésta se decidió antes por uno de los otros cuatro).


Atención, pregunta:  ¿Con cuál de ellos se quedó nuestra protagonista? 
Está claro, ¿no?  


*Y los otros 4, en el autobús, viendo que su rival latin-lover se retrasaba, empezaban ya a especular y a rendirse a la evidencia: 


-Joer, macho, este cabrón se la lleva... Con eso de ser latino, nos lleva ventaja. (Ahhhhh, se siente...)
-Es que estos latín lovers tienen una labia... (¡Ya te digo!)
-Y como es mulato, pues... Ya sabéis la fama que tienen, que "calzan" bien... (Claaaro, claaaaaro, va a ser por eso...)
-Eh, que a lo mejor tarda porque se ha perdido... Con la cara de empanao que tenía... (Ya te gustaría a ti, ya, pringao...).


Bueno, pues sí, al final, el mulatito poeta consiguió una segunda cita con la futura psicóloga. Y los otros se llevaron un "Next" en toda la jeta. Y yo partiéndome la caja en el sofá... Juassssssss


*¿Habéis visto este programa alguna vez (o alguno similar)? ¿Qué os parecen? Creéis que son todo actores que interpretan un papel o son personas reales?
¿Creéis que las parejas que puedan surgir de un programa de estos tienen futuro? 
¿Qué pensáis del speed dating? ¿Habéis ido a alguna? ¿Qué tal salió la cosa?



28 de julio de 2011

Blogs abandonados


(Antes que nada: NO CIERRO EL BLOG. Es sólo para ilustrar esta entrada)


Escribir un blog no es fácil. Qué os voy a contar, ¿no?
Requiere dedicarle un tiempo y ser constante. Es como una mascota o una planta: necesita cuidados, atención, incluso mimos.
Y sobre todo, necesita que se le atienda con una cierta frecuencia. 
Los blogs son espacios en los que ir publicando cosas de forma periódica. 
La gente quiere leer cosas nuevas.


Y eso es posiblemente lo que más cuesta de tener un blog: llevarlo medianamente al día. Publicar cosas chulas e interesantes con relativa frecuencia.
Porque, cuanto más escribes, más gente te lee. Con lo que tú mism@ te motivas a seguir escribiendo.... y así, sucesivamente. 
Por el contrario, si escribes una entrada cada dos meses y por obligación, si hay telarañas en tu blog, pues... es difícil mantener el interés y captar a nuevos lectores (ups, eso de captar ha sonado como a secta, ¿no? xD). 


Pero aunque quieras, aunque te lo propongas, no siempre resulta fácil mantener actualizado el blog. Y piensas: "para escribir una chorrada sólo por cumplir, mejor no escribo nada hasta que no me venga la inspiración". Y posiblemente, ése sea el error más común en el que cae mucha gente (yo misma), porque se pierde el hábito de escribir y cada vez cuesta más.


Hablo desde mi propia experiencia.
Dos veces he estado a punto de cerrar mi blog y siempre ha sido por este motivo: sentirme hastiada, no saber de qué escribir, estar sin inspiración, o simplemente, no tener ganas de ponerme a ello.


Y es que, por un lado, el blog nos sirve como vía de escape, pero por otro, nos esclaviza un poco. Por eso, admiro a los bloggers que escriben casi a diario, aunque sean entradas cortitas. 
Y algunos, incluso van más allá: publican con frecuencia y además, entradas de gran calidad, ingeniosas, divertidas, interesantes... Y casi siempre, a partir de cosas sencillas, cotidianas, nada extraordinario. Pero consiguen hacer de lo cotidiano algo fuera de lo común. 
¿Cómo lo hacen?


Hay millones y millones de blogs en la blogosfera. Yo, además de bloguera, soy también asidua lectora de muchos y seguidora de unos cuantos bitácoras. Y es que este mundillo de los blogs me fascina.
Pero hay una cosa que me choca: no suelo ver blogs anteriores al año 2006. 
Es decir, blogs de más de 5 años. Una de dos: o esto de los blogs es un fenómeno reciente... o casi nadie es capaz de mantener un bitácora más de 2-3 años.


La  mayoría de blogs que leo/sigo o me tropiezo con, son como muy antiguos, del 2008. Vamos... de hace 4 días, como quien dice.
...Y luego, están los blogs abandonados.


(Música triste de violín, rollo La lista de Schindler, ON)
¿No os produce tristeza toparos con uno de ellos? Son como barquitos fantasma, navegando a la deriva en la inmensidad de la blogosfera. Dejados de la mano de Dios, abandonados a su suerte por sus autores, los cuales, posiblemente, se aburrieron de ellos...
(Vaaaaaaale... dejo ya el MODO MELODRAMA).


Pero en serio... ¿A que dan penita? 
Esto de los blogs es como todo: al principio, con la novedad de "¡tengo un blog, qué emoción!" (como si el nuestro fuera el único en todo el universo virtual xDD), todos somos súper constantes y estamos tooooooooooooooodo el día pendientes de nuestro flamante y nuevo bitácora, el cual ya hemos customizado previamente a nuestro gusto con la plantilla más mona e ideal que hemos encontrado en btemplates.com o similar, ya hemos añadido algunos gadgets/widgets tan graciosos como inútiles, hemos comentando y firmado en otros blogs ya consolidados para darnos a conocer, y cada 5 minutos entramos en el nuestro con la ilusión de que alguien nos haya leído y comentado. ¿A que sí? ¿A que os suena...?
¡Y claro, luego, las únicas visitas que recibimos son las nuestras! 


Pero no por ello nos desalentamos... Nadie dijo que ganar audiencia fuera fácil. Y además, tampoco tenemos claro que queramos que nos lea mucha gente. 
"Yo escribo por el mero placer de escribir y desahogarme. Me da igual que no me lea ni el Tato".  ¿Qué blogger no ha pronunciado esta frase? 


*No te lo crees ni tú, guap@: si sólo quisieras escribir por placer y por desahogarte, lo escribirías en un cuaderno que guardarías en un cajón. Desde el momento en que lo publicas en Internet y está al alcance de cualquiera, es que albergas la esperanza de que otra gente te lea, se interese por lo que cuentas, comente... ¡Y TE SIGA! Sí, el blog también alimenta el ego cantidubi).


Bueno, pues una vez tienes ya tu blog en marcha, pueden pasar dos cosas: o que tu blog no despegue ni a tiros (incluso aunque escribas con frecuencia contenidos de calidad y te des a conocer en otros blogs o foros), o que triunfe como la Coca-Cola y en menos que canta un gallo tengas chorrocientos seguidores, trillones de comentarios, diferentes premios, webs que recomiendan tu blog,... una limusina en la puerta, papparazzi, contratos publicitarios, fans, dinero, noches locas en Ibiza, una estrella en el Paseo de la Fama... (Vale, lo último de la limusina y demás, no necesariamente).


¿El secreto para convertirse en una estrella bloguera? Ay, si yo lo supiera... 
La clave del éxito es un misterio. Y no siempre es merecido. De hecho, hay blogs realmente buenos que apenas tienen seguidores, y otros que tienen mil seguidores y no entiendes por qué. 


*Los bitácoras de modelitos, recetas, cotilleos sobre celeeeeeeeeebrities, (¡ahí va qué chorrazo!), potingues, secretos de belleza, niñas que se creen Amélie y llenan su blog de textos pseudopoéticos sobre amor y desamor y lo decoran todo con fotos en blanco y negro, caramelos, piruletas, cerezas, torres Eiffel, corazoncitos, etc,... suelen pertenecer a este privilegiado grupo de blogs que triunfan. Ojo: hay blogs de dichas temáticas que son realmente buenos. Yo misma sigo algunos. Pero hay otros que... en fin...).


En ambos casos, tanto de éxito como de fracaso, puede ocurrir que el autor se canse y abandone su blog.


A) Si tu bitácora no la lee ni tu gato y no tienes comentarios ni de SPAM, la cosa se convierte en un monólogo un tanto aburrido. Y lo más normal es que te canses y cierres el blog.


B) Peeeeero, el éxito no es garantía de supervivencia de un blog. También puede ocurrir que seas de esos privilegiados cuyo blog triunfa y tiene muchos seguidores. Pero eso se puede convertir en un arma de doble filo: una vez logrado el objetivo, se pierde el interés. Y, con cada vez más seguidores, el blogger empieza a sentir cada vez más presión por escribir cosas más y más interesantes. Y se agobia. Y cada vez lo ve más como una obligación. 
Y además, ahora su vida ha cambiado, tiene otras cosas en mente, tiene hobbies nuevos, amistades nuevas, cosas que le llenan más... y ya no siente esa necesidad de desahogarse que tenía cuando abrió el blog. 
Entonces decide cerrarlo.


Algunos bloggers tienen el detalle de decir a sus seguidores que van a cerrar su bitácora. Los últimos casos de los que he tenido noticia son el blog de Lorena, Bitácora de una soltera, (referente y mito de la blogosfera y uno de mis blogs preferidos), y Completa incompleta, el blog que tenía hasta hace unas semanas Pepi Torremocha, y que también estaba entre mis habituales. SNIFFFFFF... :(
(Se os echa de menos, chicas).


En el caso de Lorena, todavía queda un resquicio de esperanza de que algún día, cuando resuelva ciertos asuntos que tiene pendientes, vuelva al mundo blogger. Ojalá.


Pero luego están otros casos más... inquietantes. Son esos blogs que sigues, que te gustan, pero de repente, un día cualquiera, su autor@ deja de escribir. Sin más. Y pasan los meses... Y no hay nuevas actualizaciones ni noticias suyas.
Incluso te preocupas por la persona que hay detrás de ese blog: ¿estará bien? ¿Le habrá pasado algo? ¿Por qué hace meses que no escribe nada de nada, ni siquiera para decir que ha cerrado el blog? 
Es extraño.


No sé. Quizá todos los blogs, empezando por éste, tengan un destino similar: ser abandonados algún día. O cerrados. Que viene a ser lo mismo. 
Y es que las personas cambiamos, nuestras circunstancias vitales cambian, nuestras motivaciones, también...
Y nuestros intereses, también. Y lo que un día es nuestro pasatiempo favorito, al día siguiente puede convertirse en una carga..
Yo, si algún día cierro este blog, os avisaré, tranquilos. :D Qué menos, ¿no?


Mientras tanto, cada vez que me encuentro con uno de esos blogs abandonados, me sigo preguntando qué será de su autor@. Y si ahora las cosas le irán mejor que cuando se asomaba a esta ventana y compartía con nosotros sus alegrías y sus penas. Y deseo que algún día vuelva para contárnoslo.


¡Larga vida a los blogs!





26 de julio de 2011

Aterrizando...



¡Hola, querid@s amig@s, sufrid@s seguidor@s y lector@s habituales de este mi blog!
¿Qué tal? Cómo va todo? ¿Qué tal vuestras vacaciones, (los que ya las hayáis tenido o estéis ya inmersos en ellas)?  Y a los demás... ya os queda menos para cogerlas, ¿eh? :)
Ainssss, pues yo estoy de bajón, claro está. Se me acaba lo bueno. Seh, estoy apurando mis últ... mis últim... joder, sí, mis últimos días de vacaciones hasta el año que viene... (hala, ya lo he dicho. Suspiro).


Poco a poco voy aterrizando nuevamente a la vida real, al día a día, a la rutina habitual. En fin, que la cosa ya está asumida y no vamos a dramatizar más.
En mi última entrada dije que cerraría este blog por vacaciones apenas dos semanas... Al final, ha sido un poco más.
Necesitaba desconectar y la verdad es que lo he hecho de verdad. He disfrutado a tope de mis vacaciones.
Pero ya estoy aquí, de vuelta, otra vez.


Por cierto, cómo viene últimamente la actualidad, ¿eh? Todavía siento escalofríos al recordar la tragedia de Noruega... ¿Quién puede ser tan desalmado y tan hijo d...., y estar tan rematadamente loco como para cometer una masacre así? No lo entiendo, en serio. Qué miedo me dan estos jóvenes ultras que se creen  salvadores de la Humanidad y matan en nombre de Dios, de su ideología o de lo que sea. Miedo, terror y ASCO.
Ha sido algo terrible. Y cuando pienso en las víctimas y sus familiares, siento tristeza, rabia e impotencia. 
No entiendo cómo ocurren estas cosas en pleno siglo XXI. 


Por otro lado, hoy se ha celebrado el funeral por la cantante Amy Winehouse, fallecida el sábado en Londres, a los 27 años de edad. La verdad es que yo nunca he sido fan suya, pero reconozco que la chica tenía talento y una magnífica voz para cantar soul y me gustan algunos de sus temas. Y aun a sabiendas de que llevaba una vida desordenada y llena de excesos, y que mucha gente ya le auguraba un final así, yo siempre confié en que se acabaría rehabilitando y sentando cabeza.
Desgraciadamente, no ha sido así. Y es una verdadera lástima que se vaya gente tan joven y con talento.
En fin, descanse en paz Amy Winehouse, y ojalá encuentre ahora la paz que no logró en vida.





Bueno, cambiando de tema (lo siento si hay gente a la que no le gusta que mezcle diversos temas en un mismo post, pero yo soy así, puedo pasar de un tema a otro radicalmente distinto en un nanosegundo).
Os prometí contaros qué tal mi viaje a Praga y Budapest. Y eso es lo que voy  hacer, aunque intentaré no extenderme demasiado (intentaré, digo), ya que las entradas extralargas producen alergia a mucha gente, (y con razón).


PRAGA




Praga es una ciudad preciosísisisisissisisima y parece de cuento de hadas. Peeeeeeeero FRÍA. Fría y un poco gris.
A mí, al menos me lo pareció así. Posiblemente, esa percepción se deba en gran parte a que el tiempo no acompañó demasiado. Todos los días llovió o salió nublado y hacía frío (con deciros que el primer día tuvimos que ir corriendo a un Zara a comprar jerseys y chaquetas porque nos helábamos, literalmente, a principios de julio, os lo digo todo).


Luego, la gente: fría como la ciudad en sí; seca, antipática, poco o nada amable. No sé si hay algún checo o checa entre mis lectores. O alguien que conozca a alguno o esté emparentado con alguno. (Si lo hay, espero por favor no se ofenda por lo que voy a decir).
Pero, con todo el dolor de mi corazón, mi impresión personal es que son gente poco amable en general. A lo mejor no todos los checos, sólo los praguenses.
Y a lo mejor no todos los praguenses, sino aquellos con los que me tocó tratar.


La verdad es que, para ser Praga una ciudad tan turística, su gente todavía debe aprender mucho cómo tratar con turistas. El turista extranjero va a tu país, a tu ciudad, porque tiene interés. Va a gastarse su dinero en tu ciudad: en sus museos, monumentos, restaurantes, tiendas, transporte,... Y tú,  que trabajas de cara al público, como mínimo, deberías ser amable con esa persona que viene a visitar tu país o ciudad y que no conoce tu idioma ni tu cultura y va más perdido que una cabra en un garaje. Y qué menos que intentar ayudarla en lo que puedas y mostrarle la más bonita de tus sonrisas, en vez de plantarle tu cara de "mala folla" y fastidio mientras le explicas qué es el gulash. ¿No?


Pues en Praga, no. Allí no te ayudan. Allí parece que te hacen el "favor del siglo". Y encima poniendo mala cara. Y no es sólo mi opinión. Es la opinión generalizada del resto de turistas en cuyo grupo íbamos.
Todavía me estoy acordando del altercado con una gilip... empleada de una oficina de cambio. Era la última noche en Praga y JJ y yo queríamos cenar, pero no sabíamos si tendríamos coronas suficientes (ya que al día siguiente ya nos íbamos a Budapest).
La cuestión es que fuimos a una oficina de cambio de Malostranska (en el mismo centro) con la intención de cambiar 15 euros en coronas y así ir tranquilos. Y lo que nos sobrara, lo gastaríamos en souvenirs.


JJ de idiomas como que no, así que era yo la que hablaba. Primero se lo dije en inglés. La tía me decía algo así como que no podían ser 15 euros sino un cantidad mayor. Pero no la entendía bien.
Le pregunté amablemente si estábamos obligados a cambiar una cantidad superior y cuál era el mínimo para cambiar. Ella no sé qué me contestó y empezó a poner cara de perro.
Se lo repito en ruso, ya que durante muchos años fue idioma cooficial en Chequia por el dominio de la URSS y muchos checos lo conocen (que aunque he suspendido 6º de ruso y me tocará repetir curso el año que viene, para preguntar eso, me llegaba).


La mujer me entendió, pero no sé qué decía, hablaba muy rápido y bajito... Yo le pedía por favor que me lo repitiera, que intentara hacerse entender, pero ella empezó a hacer aspavientos como si nosotros fuéramos retrasados y le estuviéramos haciendo perder su precioso tiempo. Así que cogí a JJ del brazo y nos largamos de allí ipso facto, dejándola con su cabreo monumental y su cara de mal follada.
Lo siento, siento haber hablado así, pero estas cosas me pueden. ¿Es que la habíamos ofendido en algo? ¡Encima que le hablé en dos idiomas que ella conocía! Que no es que empecé hablando en castellano...


Con respecto a la gente, y ya resumiendo, sólo os diré que el camarero más amable que nos atendió en toda nuestra estancia en Praga era.... ¡cubano! ¡Toma ya!
Y por cierto, que no estaría mal que aprendieran un poquito de castellano, porque por toda Praga, allá donde ibas, por todas partes oías hablar en la lengua de Cervantes. Praga está llena de turistas españoles. Así que... tampoco sería tan descabellado que aprendieran 4 cositas básicas, cuando a lo mejor, el 40% de sus turistas son de nuestro país.
(Si eres chec@ y has llegado hasta aquí, enhorabuena. Tienes toda mi admiración... :P).


Y ya para cerrar el capítulo Praga, otra cosa que no me acabó es que, quitando el centro-centro, que estaba petado de turistas (zona del Puente de Carlos, Malastrana, Plaza del Reloj Astronómico, etc.), el resto parecía una ciudad casi fantasma. ¿Dónde estaba la gente? Los praguenses, quiero decir... ¿Habrían huido ante la avalancha de turistas? Ni idea...


Además, de noche, la ciudad estaba poco iluminada, para mi gusto. Cierto es que yo vengo de Valencia, donde nos pasamos de contaminación lumínica, pero...
Me parece genial que desde el Ayuntamiento de Praga se quiera ahorrar y no contaminar, amén de que esa luz tenue de las farolas favorecía un ambiente más íntimo, romántico y enigmático. Pero había zonas solitarias que daban miedito.


Resumiendo: Praga es una ciudad increíblemente bonita, muy de postal, pero me pareció poco animada, como congelada en el tiempo.
Estaba como adormecida, ensimismada, como si en cualquier momento te fueras a cruzar con el mismísimo Franz Kafka.
Seguramente, ahí resida su encanto. En lo bien conservada que está, que te transporta a épocas pasadas.


Pero a mí me gustan más las ciudades que vibran, que viven, que rezuman actividad. Y conste que no es mi intención quitarle a nadie la ilusión de visitarla.
A pesar de lo dicho anteriormente, yo recomiendo su visita. Merece la pena verla, como ciudad museo; allá donde vayas verás monumentos y rincones llenos de encanto. Tiene un inmenso patrimonio artístico. Es una belleza. Pero una belleza un tanto estática, lejana y fría.
De todas formas, seguro que habrá gente que no estará para nada de acuerdo con lo que digo aquí. Pero... es mi opinión. Así lo viví yo.




BUDAPEST




En cuanto a Budapest, pues todo lo contrario que Praga. Antes de ir, pensaba que me iba a decepcionar, después de ver la maravilla arquitectónica que es la capital checa.
Y pasó justo lo contrario: Budapest me fascinó, porque tenía todo lo que yo había echado en falta en Praga.
Tenía vida por la noche, luz, (la vista de los puentes iluminados sobre el Danubio todavía me impresiona), bullicio, la gente era amable y servicial, siempre con una sonrisa en los labios (por supuesto que habrá excepciones y húngaros antipáticos, pero a nosotros no nos tocó ninguno), chapurreaban algo de castellano, se esforzaban por hacerse entender, se interesaban por tu país y tu cultura... 


Y la ciudad es muuuuuuuuuuy bonita. Una ciudad imperial, donde aún permanece la huella de la emperatriz Sissi. Cierto es que lleva una clara desventaja con Praga, en cuanto al estado de conservación de algunos edificios.
Praga está intacta e impoluta. Budapest, en cambio, está llena de palacios que lucen desconchones y algunos están medio en ruinas, como resultado de los bombardeos que sufrió la capital húngara durante la Segunda Guerra Mundial.


Según nos contó una guía, a Hitler le encantaba Praga y mandó que ésta no se tocara. Así que, por orden del Führer, Praga apenas fue bombardeada y ésa fue su salvación. (Sólo fue bombardeada una vez por los aliados, y por error. Pretendían atacar Dresde, pero como era de noche, se confundieron y bombardearon Praga. Ainssss...).


A diferencia de Praga, Budapest sufrió muchísima destrucción durante la Gran Guerra.
Primero, los alemanes y luego, los rusos... Y más tarde, 40 años de régimen comunista, en los que los palacios fueron expropiados a los nobles húngaros y estatalizados.  En fin... cosas de la Historia. 
Pero aun así, con sus heridas de guerra, Budapest me sedujo. Es como una dama madura, que fue hermosa en su día, y ahora luce sus arrugas, pero que resulta increíblemente atractiva.
Hace falta mucho trabajo -y sobre todo, mucho dinero- para restaurar lo que está dañado y conseguir que la ciudad vuelva a ser lo que fue en la época imperial. Pero tiene cosas impresionantes y que dejan al visitante con la boca abierta: el Parlamento, la Ópera, el Bastión de los Pescadores, la Catedral de San Esteban, la Iglesia de Matías, los Puentes, los palacios...


No sé, a mí me gustó mucho y me sorprendió muy gratamente, cuando pensaba que me iba a decepcionar. Y por supuesto, también recomiendo su visita, cómo no... Es una ciudad que se vive intensamente y que enamora. Y de noche, simplemente, fascina. Al menos, a mí. :)


Bueno... Eso es todo, más o menos. No me ha salido un post breve, (era imposible) pero tampoco me ha salido Los Pilares de la Tierra, ¿no? ¿NO?
Sobre no haber subido fotos mías del viaje... no sé, es que no me acabo de decidir. A lo mejor, cuando las pase todas al ordenador (hicimos más de 1.000), subo alguna en la que no salga yo. No quiero perder mi anonimato...
(Para lucir palmito y trapitos ya están los egoblogs y blogs de moda; sus autoras ya posan lo suficientemente bien).


Nada más, chic@s, que ya estoy de vuelta, otra vez por los mundos blogueros.
Y la semana que viene ya me incorporo a mi puesto de trabajo. Otra vez a la rutina. Bendita rutina, también.
Ayyyyy, qué poco dura lo bueno...


¡Nos leemos!

3 de julio de 2011

Al fin... ¡vacaciones!



Hace unas semanas me parecía que faltaba una eternidad. Pero al fin, el 2 de julio, fecha marcada en rojo en mi calendario particular, ya ha llegado. 
Hoy empezaban mis ansiadas vacaciones de verano. Un mes entero. 
Hasta el próximo 3 de agosto (fecha que sé que voy a odiar muuuuuuucho), no me van a ver el pelo por la redacción. ¡¡YUHUUUUUUUUU!!


La verdad es que, después de semanas de mucho curro y estrés, necesitaba ya desconectar, descansar, hacer cosas para mí, dormir las horas que quiera, relajarme, tomar el sol...


Lo he notado especialmente este año, al tener horario de fin de semana. Porque claro, los sábados y domingos NO son días de descanso para mí. Mi fin de semana se compone de lunes y martes, y francamente, no es lo mismo. 
Vas un poco al revés que el resto del mundo. Aunque no me quejo: tengo trabajo, me gusta lo que hago, y tener días libres entre semana también tiene su lado positivo. Te permite hacer determinadas gestiones que no se pueden hacer en fin de semana porque las oficinas o establecimientos donde deben hacerse, están cerrados (temas de bancos, Administración, you know). 
Pero bueno, cuando trabajas los fines de semana, no puedes (o mejor dicho, sí puedes pero no deberías) salir hasta tarde los viernes ni los sábados como la mayoría, porque al día siguiente madrugas.


En fin... a lo que voy. Que me esperan 4 semanas completas de desconexión total y relax. 
Y de verdad, que no es mi intención poner los dientes largos a nadie, (que ahora me voy yo, pero cuando yo me reincorpore con un síndrome postvacacional de caballo, serán otros los que se vayan y estén felices cual perdices). Pero la sensación de tener tooooooodo ese mes por delante para hacer lo que te dé la real gana, olvidar el despertador o la alarma del móvil y no tener que madrugar sábados ni domingos, es, realmente genial.
Ojalá en vez de un mes al año, tuviéramos 6 meses de vacaciones. Eso sí que molaría millones. (Sí, ya sé que eso no puede ser... Pero por soñar, que no quede).


Y hablando de soñar... Mañana (bueno, ya hoy), me voy de viaje una semanita con JJ a dos ciudades preciosas que llevaba años soñando con visitar: 



Praga

y...




...Budapest.

Un viaje muy romántico. O eso me ha dicho toda la gente a la que le he preguntado y ya ha estado en estas dos joyas de ciudades.
De todas formas, no voy con ninguna expectativa clara, ni ideas preconcebidas, la verdad. Espero que me sorprendan ambas ciudades. Cada una en su estilo. 
En fin, ya os contaré a mi vuelta.


Nuestro vuelo sale mañana por la tarde, y menos mal, porque acabo de tender una lavadora y me tocará mañana por la mañana planchar la ropa que me quiero llevar y hacer la maleta. Algo que me estresa mucho. Siempre tengo la sensación de que me dejo algo. 


Y encima soy la típica persona de los "por si acaso": Me llevo pantalones cortos, falditas y camisetas fresquitas por si acaso hace calor. Me llevo una chaqueta y algo de manga larga por si acaso refresca. Me llevo paraguas por si acaso llueve. Me llevo un vestido bonito por si acaso salimos una noche a cenar por la zona de la Ópera de Budapest...
Vamos, que al final me lo acabo llevando TODO. POR SI ACASO. 
Y he hablado sólo de ropa. Luego viene el apartado de higiene y cosmética. Apufffff...


A ver cómo me las apaño para hacer la maleta, porque no está permitido que pese más de 20 kg. Bueno... poco a poco. Una cosa tras otra. Mañana pensaré en todo eso.


De momento, quería escribir esta entrada para despedirme por unos días de vosotr@s, querid@s amig@s, lector@s, seguidor@s... Gracias por estar ahí. :)
Este blog cierra por vacaciones; aunque serán sólo un par de semanas.
Os echaré de menos, que lo sepais. (Espero que vosotr@s a mí también).


Disfrutad de vuestras vacaciones los que, como yo, ya las tengáis. Y los que todavía no, pues ya sabéis: todo llega, aunque parezca que no. Paciencia, que cuando os deis cuenta, ya han llegado vuestras ansiadas vacaciones.


¡FELIZ VERANO A TOD@S! Nos leemos..


*A mí también me gusta el verano, y no sólo por los helados...









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