30 de agosto de 2012

Carta para Ana


Querida Ana:

Sí, ya sé que en realidad no te llamas Ana, pero te sientes muy identificada con el estilo de vida que "ella", Ana, promueve. "Ella" es ahora tu amiga, tu gurú, tu inspiración y también tu aspiración.
Ana es lo que te gustaría llegar a ser. 

Sé que tienes entre 13 y 18 años. Quizá alguno más, quizá alguno menos.
Posiblemente seas una chica introvertida, muy inteligente, buena estudiante, aplicada, muy perfeccionista  y responsable. 
Seguramente sientes terror a perder el control sobre tu propio cuerpo, a decepcionar a tus padres, a que no te quiera nadie, a que los chicos no te hagan caso...
Te sientes muy insegura con tu aspecto físico. No te gustas. 
Te comparas mucho con tus amigas y con otras chicas de tu edad, y siempre tienes la impresión de que sales perdiendo. Por eso, ya no quieres ir a la piscina ni a la playa, para que no te vean en bikini. 
Te pesas de manera casi compulsiva y te pasas la vida contando calorías. 

Un día, decidiste dejar de comer. Así, sin más. Desde entonces, comes lo justo y necesario para subsistir.
No importan los medios. Lo importante es el fin: estar delgada. No, delgada no: flaquérrima. Ése es tu sueño, tu máxima aspiración.
Te repites a ti misma como un mantra que "la comida es mala, es como una droga que te mantiene lejos de tu objetivo". Frases que has leído y aprendido hasta la saciedad en diferentes blogs y webs pro-Ana. 
Pensamientos que te ayudan a seguir en tu empeño. Te inspiran. Te mantienen en tu particular batalla contra la báscula.

Sé que, cuando te miras en el espejo, te ves gorda. Muy gorda. GOOOOOOORRRRRRRDA. 
Te ves barriga, michelines, demasiado culo, los muslos demasiado anchos,... 

¡MEEEEEEEC! Créeme: no es para tanto. Qué narices: no lo estás. Estás perfectamente normal. No me seas drama-queen.
Y sí, ya sé que no me vas a creer y que pensarás que te digo todo esto para quedar bien contigo.
Pero te aseguro que no es así.

Supongo que te ves enorme comparada con esas modelos escuálidas que ves en las revistas, en la tele o en las vallas publicitarias. Te ves desgarbada comparada con las medidas perfectas de las actrices de Hollywood. Y te entiendo. Es jodido compararse con la perfección.
Hazme caso: todo eso NO es real. Es publicidad. Es cine. Pura ficción, pura fantasía.
Nadie es tan perfecto en la realidad como en el spot de un perfume o de una marca de cosméticos.
Ni siquiera la modelo que lo publicita. Ella también tiene defectos. Pero claro, no los van a mostrar. ¿Acaso tu comprarías un producto si la modelo que lo anuncia tuviera defectos? Es puro marketing. Se trata de vender.

A las modelos y actrices las retocan, las estilizan, les reducen la cintura hasta unos extremos imposibles, les alargan las piernas hasta el infinito. Les aumentan el pecho, los pómulos y los labios; les suben las nalgas, les corrigen los defectos de la piel, les quitan 1 o 2 tallas. 
Y todo eso, en cuestión de un minuto y a golpe de click, con una herramienta llamada Photoshop. Te suena, ¿verdad?

No seas boba, nena. Eres inteligente. No te dejes engañar. No caigas en la trampa.
Esa imagen no es de verdad. 
Sí: las modelos son altas y delgadas. Y en general, guapas (ojo: no todas). Es lo que se espera de ellas.
¿Y qué? Eso no las convierte necesariamente en personas súper chachis, felices y exitosas. Al fin y al cabo, es una profesión más. Sólo que, en los últimos años, está sobrevalorada.

Todo no es estar delgado, ¿sabes? No por ser delgada necesariamente se es más guapa.
¿Por qué asocias delgadez con belleza? ¿Dónde está escrito que una cosa lleve necesariamente a la otra?

Mira estas fotos:





                                   
                                                                                                                                                                                           
¿Me vas a decir que no son guapas? ¿Vas a negar que son sexys?

Pero... no son delgadas, ¿verdad? Al menos, no si atendemos al canon actual. Son más bien chicas grandes. Curvilíneas. A alguna, incluso la considerarías gordita, ¿a que sí?
¿Crees que estas chicas no gustan? Pues te equivocas. Claro que gustan.
Me juego lo que quieras a que a cualquiera en su sano juicio le gustan bastante más que éstas otras:



                                                                                                                                                                                                               
¿Y a ti? ¿Quién te gusta más?

Otra cosa: ¿crees que estando flaca vas ser más feliz? ¿Crees que pesando 15 kilos menos todos tus problemas e inseguridades se irán de un plumazo? ¿Crees que la vida te va a ser más fácil por entrar en unos pantalones de la 34?
¿Piensas que sólo te van a querer si eres delgada? ¿Que los chicos no se van a fijar en ti si no pesas X o tienes la talla Y?
Pues no, las cosas no funcionan así.

Es más, yo no querría a mi lado a alguien que me exigiera estar flaca y poner en riesgo mi salud para darme su "cariño". Que se lo meta por el culo. Directamente.
Nadie tiene derecho a exigirte algo así. No se lo permitas.
Quien te quiere de verdad, te quiere como eres y no le importa una mierda tu talla o los kilos que peses. 
Y si le importa, entonces no te quiere. Así de simple.
Entonces, pasa de esa persona. No merece la pena. 
Porque hoy te controla lo que pesas. Y mañana, será lo que llevas de ropa. Y al otro, adónde vas, con quién, qué haces, etc. Así, hasta anularte como persona.

Ahora, mírate otra vez en el espejo, y esta vez no te fijes en la tripa (que no tienes) o en el culo fofo o los michelines que aseguras tener. Fíjate en las cosas que te gustan de ti. Seguro que hay más de las que crees. Los ojos. Los labios. La sonrisa. El escote. El pecho. Las manos. El pelo...
Mírate bien.

Vale. Estás de acuerdo conmigo en muchos puntos, has descubierto cosas de ti que te gustan, ya no te parece tan atractiva la extrema delgadez... Pero todavía sigues convencida de que te sobran kilos y continuas obsesionada con adelgazar.

Primero: si te sobran kilos o no es algo que debe determinar un médico, no tú. 
Segundo: me parece genial que quieras hacer deporte para estar en forma y que decidas seguir una alimentación equilibrada y pasar de chucherías y guarradas. 
Pero hacer dieta por tu cuenta, sin supervisión médica, o peor, directamente ayunar, es algo muy serio y puede implicar un riesgo grave para tu salud.
Si dejas de comer, si no tomas los nutrientes necesarios, puedes tener a la larga trastornos serios. Trastornos que puedes arrastrar durante años. Y todo por una tontería. 
Anemia, amenorrea, descalcificación, caída del cabello, arritmias, insomnio, náuseas, alteraciones en el crecimiento... 
¿Es eso lo que quieres de verdad?

Tienes muchas virtudes. Vales más que todo eso.
Y la etiqueta de la talla no es más que un trozo de papel o de tela, sin más valor que el que tú le quieras dar. No dejes que te condicione.
¿Que pone 42 en lugar de 36? ¿Y? ¿A quién le importa eso? 
Si es a ti a quien le jode verlo, coges unas tijeras, la cortas y punto. Asunto zanjado.
Además, los tallajes varían muchísimo de unas marcas a otras. Es para volverse loca. Así que pasa de ese rollo.
Pruébate la prenda. Que te queda bien y te ves favorecida y cómoda, te la compras. Que no, pues la dejas.
Eso es lo único que deberías tener en cuenta. No el numerito que figura en la etiqueta.
Recuerda que quien te quiere no se fija en esos detalles. Que puedes ser guapa y sexy, independientemente de lo que peses y midas.
No te compares con los demás. Tú eres como eres, única, especial. Con tus virtudes y tus defectos. Y debes aprender a quererte como eres. 
No tires tu juventud por la borda pensando en gilipolleces. 

La vida es demasiado corta como para pasársela amargada, contando calorías, obsesionándote con el peso,  y sintiéndote culpable por comer. Hay mil cosas más interesantes y divertidas: leer, ir al cine, salir con amigos, dar un paseo por la playa, viajar, hacer una excursión, escuchar música, dormir, nadar, bailar...
¡Libérate!
Y si te apetece un helado/una porción de pizza/un poco de chocolate/unas papas... Chica, cómetelo. Sin remordimientos. No digo que lo hagas siempre. Pero por que lo hagas alguna vez, no va a pasar nada.
Nadie te va a llevar presa. 
Y si alguien te echa en cara tu peso, tu figura o lo que comes, mándalo al cuerno sin miramientos.

Bueno... Creo que eso era todo lo que te quería decir. Espero que pienses en todo lo que te he dicho.
Sonríe, quiérete y sé feliz. Al fin y al cabo, eso es lo que más importa.


23 comentarios:

  1. Estupenda entrada y carta, ojalá le llegue a alguna de esas jovenes que quieren adoptar el estilo de vida Ana y vean la realidad.Maldito photoshop y la estilizacion de imágenes, cuanto daño está haciendo...

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    1. Hola, felisity! Bienvenida. :)
      Sí, ojalá les llegue a esas chicas, antes de que se inicien en todo ese infierno. Sí, el Photoshop, la publicidad, la sociedad en general, hacen mucho daño. Hay que ser muy dura para resistir.
      Besos.

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  2. Flipo con que haya blogs como el de esa ana. en serio. alucino.
    en fin, ojalá alguna tenga a bien leer esta entrada, porque es razonable y lógica, imposible de rebatir.
    un beso. y a quererse todo el mundo tal y como es!!

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    1. Hola, Naar! Sí, ver blogs y páginas que promueven desórdenes alimenticios me produce escalofríos. Pero ahí están, al alcance de cualquiera. Es terrible, porque muchas creen que es un estilo de vida, no un trastorno.
      He intentado que la entrada sonara razonable, y también cercana.
      La idea principal que quería tansmitir es que, si eres delgada por genética, genial. Pero si no, pues no pasa nada. Matarse de hambre no es la solución. Al revés, pude salir muy caro.
      Otra cosa es cuando hay un sobrepeso real elevado, que afecta a la salud. Todos los extremos son malos.
      Pero si no, si estás en un peso normal o incluso tienes un sobrepeso ligero, pues no pasa nada por no medir 90-60-90.
      Hay que aceptarse y quererse.
      Besos!

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  3. Hola Gata! está muy bien lo que dices... yo creo que de eso nos damos cuenta todas a partir de una cierta edad... pero las niñas de 15 años, por desgracia, no lo ven así! y supongo que la mayoría no se dará cuenta hasta que no lo experimente en carnes propias.

    Yo siempre he sido muy delgadita... incluso a veces la 34 me queda floja... pero cuando era jovencilla me acomplejaban otras cosas (granos por ejemplo)... y salí con chicos que sólo me hicieron infeliz.
    Ahora sigo igual... muy delgada, con algún granito... pero me siento guapa! y creo que es por eso, por la edad... y llevo más de un año saliendo con un chico fenomenal!.

    Supongo que casi todas las mujeres pasamos por esa época... algunas más, otras menos... por suerte los años y la experiencia nos sirven para vernos mejor! y ser mucho más felices!

    Besos!!!

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    1. Hola, L87!
      Sí, como tú bien dices, muchas de esas niñas no se dan cuentan de dónde se han metido hasta que ya están en las garras de la enfermedad y no pueden salir. El problema es que tienen a su disposición un montón de información sobre cómo hacer dietas muy hipocalóricas, tomar diuréticos y laxantes, vomitar, ayunar... Y eso es muy peligroso.

      A ver, para mí no suponen ningún problema las chicas que, como tú, son delgadas por naturaleza. Mira, esa suerte que tienen, supongo.
      Lo que me preocupa son esas chicas que están normales, incluso delgadas, o que les sobran unos pocos kilitos, pero se ven gordas y, aun en época de crecimiento deciden hacer dieta o ayunar por su cuenta y riesgo, sin asesoramiento médico. Y lo hacen con lo que van encontrando en páginas pro-ana y pro-mia. Me parece muy peligroso. Están jugando con su salud y no se dan cuenta.
      Creo que hay que saber rodearse de gente buena, que te quiera de verdad y te ayude a reafirmar y reforzar la imagen positiva de ti misma. Con kilos de más, de menos, con granos, sin granos, etc.
      Besos!

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  4. Hay tanto de qué hablar aquí. Alguna vez he visitado esos blogs de los que hablas, y son escalofriantes... dicen cosas sin ningún sentido, se apoyan unas a otras, etc.
    Lo que pasa es que yo, las entiendo. Ya sabes que viví en la anorexia unos años, y te puedo asegurar que un montón de años después sigo obsesionada con mi peso, mi barriga, mis michelines, etc. Y yo sí sé que no podré ser nunca una modelo, y probablemente, nunca vuelva a entrar en una 36... pero a veces, me empeño en conseguirlo.
    Espero que muchas Mias y Anas lean tu carta, y entiendan algo más de lo que yo comprendí a su edad.
    Besos!!

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    1. Hola, Tequila! Sí, esas páginas son terribles... Se dan consejos que no tienen ninguna base científica, hacen carreras de kilos, se apoyan las unas a las otras a ver quién pierde más peso en menos tiempo, se dan trucos para engañar a padres, amigos, profesores... Es muy fuerte.
      Y está al alcance de cualquiera. A un sólo click.
      Yo también las entiendo, no te creas. Yo también he tenido complejos. Yo también me he mirado al espejo y no me ha gustado lo que veía.
      La sociedad, la publicidad, las revistas, el cine... Presionan. Incluso los demás chavales pueden ser muy crueles.
      Sé que tú has vivido esa pesadilla en primera persona, y desde aquí tienes toda mi admiración y apoyo, porque a pesar de que es una obsesión que no acaba de irse nunca (siempre piensas que podrías estar más delgada), al menos, has superado el proceso más crítico.
      Y lo de los pantalones de la 36, pues chica... piensa que es sólo un número al fin y al cabo. Que la gente que te quiere de verdad, te quiere como eres. Con la 36, la 40 o la que lleves. No te obsesiones.
      Ya sé que es fácil de decir, pero no lo es conseguirlo. YO no llegué a caer en la anorexia, pero estuve a un paso.
      Por eso te entiendo y por eso me he permitido escribir esta entrada.
      Un beso y ánimo!

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  5. Es facil escribir sobre el tema cuando se ve desde fuera pero se pasa muy mal y la enfermedad no te deja ver mas hayá de tus narices y la sociedad es muy cruel,cuanto mas delgada te dicen joer que buena esta esa,es el prototipo de hoy en dia por desgracia.
    bss

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    1. Hola, Veronica, bienvenida.
      No, te puedo asegurar que nunca es fácil escribir sobre un tema como los desórdenes alimentarios, lo vivas desde fuera o desde dentro.
      De hecho, yo lo he sufrido en mayor medida de lo que a priori puedas pensar.
      No me dedico a escribir por escribir sin tener ni idea. Y lo siento si te ha molestado la entrada. No era mi intención. Tampoco pretendo sentar cátedra, sólo busco evitar que alguna chica que me lea caiga en algún desorden alimentario. Si lo consigo, aunque sólo sea una, ya me doy más que por satisfecha.
      Y sí, claro que la sociedad es muy cruel, mucho.
      Y efectivamente, cuando estás dentro de la enfermedad no ves más allá. Por eso intento que no caigan. Porque una vez caes, es como la droga, cuesta un mundo salir. Si es que sales.
      Ah, si el prototipo es el de la extrema delgadez, hagamos algo por cambiarlo, no?
      Besos!

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  6. Muy loable la intención, pero difícilmente disuadirías a una persona pro anorexia o pro bulimia, empiezan a estudiarse no sólo desde la perspectiva de los trastornos alimentarios, sino también de la psicología de las sectas. A veces no se trata de que la gente les diga que están trastornadas o que son bellas kilos arriba kilos abajo, sino que se las quiere y se las entiende, y demostrarlo con los hechos. La anorexia no es la enfermedad, es el síntoma.

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    1. Hola, Aura Zombie. Bienvenida!
      Sí, sé que no es cosa fácil disuadir a alguien que padece una obsesión, sea con el peso, sea con cualquier otra cosa. Además, es imposible competir con todas esas páginas pro-ana y pro-mia donde se dan apoyo mutuo y se animan a seguir adelante. Todo eso ya roza, como tú bien dices, el mundo de las sectas. De hecho, como sabrás, utilizan una serie de signos, de colores, e incluso un lenguaje específico para reconocerse y comunicarse.
      En fin, sé que esto es un granito de arena en mitad del desierto, pero bueno, si entre tantos millones de páginas que les enseñan a autodestruirse, encuentran también alguna que les muestre la cara B, que la anorexia y la bulimia no son algo bonito ni ideal, por mucho que se lo quieran mostrar así con dibujitos de hadas y mariposas y con fotos de Kate Moss enseñando el esternón, pues ya me conformo.
      Si a alguna chica de esas, este escrito mío, u otro similar le hace, aunque sea cuestionarse lo que está haciendo, creo que ya ha valido la pena.
      Es difícil, sí, pero bueno, ahí queda. Aunque sea sólo por contrarrestar.
      Gracias por comentar.
      Saludos!

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  7. Hola Gata! Yo estuve una temporada informándome de la anorexia porque una familiar mía estuvo en el hospital ingresada, con goteros, al borde de la muerte... con 13 años. Al llegar a internet me encontré muchísimas páginas de las que hablas, blogs y diarios de chicos y chicas que se animaban unos a otros a no comer, se torturaban psicológicamente y se insultaban a sí mismos por sucumbir al hambre y abrir la nevera, o lo de las carreras de kilos... me quedé horrorizada y con los pelos de punta. Ojalá las cartas como estas sirvieran, pero como para la secta (como habéis dicho comentarios arriba) no seguir matándose de hambre es ser una fracasada y rendirse en el camino de la perfección...

    Ojalá se pudiera concienciar más aún a los medios de comunicación para que dejaran de hacer esos retoques adelgazantes y crueles que nos condicionan a tod@s, en mayor o menor medida...

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    1. Hola, Loba! Sí, esas páginas son el horror. Se dan consejos sin base científica alguna, hacen carreras de kilos, se apoyan mutuamente y si has logrado ayunar, las demás te elogian; si has sucumbido a la comida, te riñen y te tachan de débil. Es muy triste, es como una secta, sí.
      Ojalá esta carta pudiera ayudar a alguna chica a no caer en la trampa. Es muy difícil, pero bueno, ahí queda.
      Y efectivamente, la publicidad y los medios de comunicación ya podrían ayudar en esta labor tan difícil y no hacer esos retoques imposibles. Una cosa es quitar un grano o realzar unos labios, y otra rehacer por completo a una tía.
      Besos!

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  8. Yo no creo que te haya sido fácil escribir esta carta, creo que lo has hecho con mordacidad pero también intentando llegar a Ana, a Mía y a Pascuala, la que se mete en este enredo con cincuenta y muchos.
    Yo tengo 46, sufrí anorexia nerviosa, que me jode que se deje en ana, con trece, cuando no teníamos palabra para definir esta enfermedad. Así que estuve verdaderamente enferma y pude haber muerto de una enfermedad que no tenía nombre y que era a ojos de todo el mundo un capricho mío. Y yo en la mierda de mis huesos, hundida en la mierda de estar enferma, de no poder entenderlo yo y que nadie me entendiera a mi. Ni siquiera quería decir a las claras que lo hacía para estar delgada, que no quería cambiar, que no quería convertirme en la imágen mental que tenía de mi. Empiezas poco a poco, hoy dejo de comer pan, mañana a ver si la tortilla es de 1 huevo. Acabas en la miseria, y muy sola. Con trece años, tu familia destrozada y echándote la culpa, y tú sola con la mierda de tus huesos. Y yo nunca pude llorar por eso, aunque sabía -y sólo lo sabía yo porque para mi familia era un capricho- que eso era más grande que yo, que no podía dejar de verme como algo que no quería ser.
    Un buen día en una revista se habló de la anorexia nerviosa con todas sus putas letras, a raiz de sufrirla Diana de Gales, era 1981 no había medios de transmitir las cosas tan rápido como ahora. La única que fue capaz de comprender que estaban hablando de mi enfermedad, en una familia de ocho personas, fui yo. Despues de negármelo de todas las maneras posibles lo tuve que admitir. Pero...cómo salir de eso?. Comiendo, claro. Pero el gran problema era engordar y volver a las obsesiones. La única manera fue volver sobre mis pasos poco a poco, hasta llegar al primero, hoy como pan. Gané 15 kilos en un año, me costó el mundo volver a mirarme en el espejo, me costó el mundo mirarme y decir así como estoy valgo la pena. Ni un puto psicólogo, ni una puta dieta médica. Yo. Con todo el miedo del mundo, con una familia que ni antes ni después fue capaz de comprender lo que tuve que pasar para salir.
    Jamás he vuelto a recaer. Aunque es cierto que no me gusta verme gorda, pero tengo una constitución media y el peso apropiado a ésta.
    Ahora sí soy capaz de llorar por lo que pasé.
    Ahora estoy llorando.
    ASí que cualquier carta para evitar que Ana o Mía o Pascuala se metan en este mundo la celebro, ojalá yo la hubiera tenido. Además la carta me ha parecido realista para la mentalidad de una chica muy joven.

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  9. Hola, Anónima. Bienvenida. No sabes cuánto te agradezco tu comentario y el valor que has demostrado al contar aquí tu experiencia, que, por lo que cuentas, fue uno de los primeros casos de anorexia nerviosa. Todavía tengo un nudo en la garganta tras leer tu testimonio. Qué duro!
    Ante todo, me alegro muchísimo de que pudieras superarlo y salir de ese pozo. Sobre todo teniendo en cuenta que no tuviste apoyo ni por parte de tu familia, ni de médicos, ni psicólogos, etc.
    Tuviste que ser muy fuerte para salir tú sola adelante y te admiro por ello. Si ya es duro sufrir esa enfermedad, no quiero pensar cómo será estando completamente sola, sin que nadie te sepa entender.
    Fíjate, que antes de leer tu comentario, cuando he visto que era de una Anónima, he pensado que sería de alguna chica pro-Ana indignada ante mi escrito, pidiendo que no opinara de lo que no entiendo, que ellas no están enfermas, que es algo que han elegido libremente, un estilo de vida, y que las deje hacer su vida sin entrometerme.
    No sabes cuánto me ha alegrado comprobar que no era así.
    Y me siento muy halagada si tú, como persona que lo ha sufrido en primera persona y sabe de lo que habla, me dices que te ha gustado la entrada,que te ha emocionado y que agradeces que la haya escrito. No sabes cómo me alegra leerlo.
    Ojalá le llegue a tiempo a alguna chica. Ojalá pueda ayudarla, o al menos, hacerle replantearse las cosas. Ojalá toda chica tuviera antes a su alcance escritos así, quejo tantas páginas pro-ana y pro-mia.
    Un beso fuerte, ánimo y ya sabes que puedes pasarte por aquí siempre quieras.

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    1. Gracias Gata, es que me encantó la carta. Como siempre habrá quien no crea el modo de acercarse a estas enfermas, pero es que hoy en día se andan con tantos miramientos que ya nadie les planta la verdad en la cara, y cuesta mucho aceptar la verdad. Creo que las de hoy y las que lo fuimos antes compartimos el querer controlar al máximo algo, y te centras en tu peso, y el querer atraer la atención. Por no hablar de que el proceso de no comer es adictivo, cuanto menos comes -porque te lo propones-, menos necesitas comer, y más agusto te sientes por lograr algo. Es una advertencia para la que se mete esto con unos añitos más, que es adictivo y que no se engañen, si no estoy mal informada la tasa de mortalidad es mayor entre las que empiezan mayores.
      Yo estoy muy acostumbrada a no contar lo que pasé, porque estoy muy acostumbrada a que se tenga por locura; pero si sirve de ayuda a alguien, me alegraré mucho.
      Las redes fomentan esta locura, lo único que les puedo preguntar a Ana, a Mia, es si consideran que merece la pena pasarse la vida hablando con otras Anas y similares siempre sobre lo mismo, con las mismas obsesiones. En solitario era muy aburrido, acompañadas, es igual de aburrido y ridículo. A pesar de que estoy de acuerdo en que se trate casi como un asunto adictivo socialmente, por parte de psicólogos, no sé si tendrán en cuenta que físicamente también lo es. Y que en el fondo, y sobre todo, está la voluntad del enfermo por salir, en algún lugar, a pesar de las redes, y que también hay que apelar a ella.
      Muchas gracias por escribir la carta y un saludo :).

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    2. Gracias a ti, Anónima, por comentar y por compartir tu experiencia y sabiduría en esta triste cuestión. De verdad, no sabes cuánto me alegra que te haya gustado la carta. Temía que alguna de esas chicas, o incluso una que ya hubiera salido de la enfermedad, me echara en cara que haya escrito sobre ello sin conocimiento de causa.
      Tienes mucha razón. Es muy difícil acercarse a estas enfermas sin caer en el topicazo. Y es cierto que ellas no se meten con nadie y por eso exigen que los demás no nos metamos con ellas. Pero es que creo que hay que hacer algo. No podemos mirar hacia otro lado, escudándomos en que ya son mayorcitas y han elegido ese camino.
      Es como si a una persona con tintes suicidas le dejamos a su bola, sólo porque nos pide que no nos entrometamos. Si nadie le detiene, al final acabará matándose.
      Yo esto lo veo igual. Alguien tiene que intentar parar este drama. Según yo lo veo, de alguna manera también se están matando, igual que un suicida. No podemos quedarnos de brazos cruzados.
      Y prefiero que me tachen de entrometida o de bocazas, si con ello evito que alguna chica (o chico, que también los hay) caiga en la anorexia.
      Un beso enorme, ánimo y muchas gracias por tus palabras. :)

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  10. Buenísima entrada, Gata. Es algo muy triste tanto para quien lo sufre sino para aquellos que lo rodean. La anorexia es una enfermedad y, por supuesto, necesita tratamiento. Me dan más miedo aquellos que, sin padecer la enfermedad, lo ven como algo glamouroso y como un estilo de vida y quieren ser anoréxicos (en el mundillo se les llama "wannabes"). Comenzarán a coquetear con ello y algún día se convertirán, a su vez, en anoréxicos. Cambiarán su pulserita rosa por una roja y la rueda volverá a girar. Da muchísimo miedo. Un besote!!!

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    1. Hola, Álter! Totalmente de acuerdo contigo. El principal error de esas webs es que promueven la anorexia como un estilo de vida ideal, como un club selecto, elitista, glamuroso, etc. Con sus colorines, símbolos, etc. Y como ha dicho la Anónima, no comer es adictivo: cuanto menos comes, menos quieres y más satisfecha estás. Y así, en una espiral sin fin. Muy triste. Y sí, da mucho miedo. Sobre todo, ver cómo se comen el coco las unas a las otras.
      Besos mil!

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  11. Puf, está claro que es uno de los grandes problemas de nuestra era. Viendo esas fotos, me parece increíble que alguien prefiera a las de debajo. Si pudiera elegir, preferiría algo intermedio, pero entre los dos casos que muestras, me quedo con las de arriba sin lugar a dudas. Y a mí me gustan delgadas, lo reconozco, pero es que eso es monstruoso. He conocido a chicas que han sido anoréxicas y afortunadamente a posteriori han reconocido que no eran nada atractivas cuando pesaban 40 kilos. Eso no puede gustarle a nadie.

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  12. Hola, X! Bienvenido. Todo un honor tenerte entre mis lectores. :)
    Sí, los desórdenes alimenticios son una de las pandemias del siglo XXI en los países desarrollados. Un verdadero drama.
    Está claro que lo ideal y saludable es estar en un peso normal. Y que la delgadez, siempre que no sea extrema, es preferible a la gordura. Por salud y por estética.
    Pero como todo, cuando la delgadez es excesiva, cuando afecta a la salud y se convierte en una obsesión, entonces hay un problema.
    Yo nunca haré apología de la gordura. Pero creo que la delgadez extrema es tan terrible como pueda ser la obesidad. Ls extremos nunca son buenos.
    Por desgracia, no es fácil erradicar este problema: haría falta un cambio generalizado de mentalidad y de canon de belleza. Y sobre todo, los medios de comunicación y la moda deberían replantearse el ideal de belleza que estan transmitiendo.
    Porque no hay que promover la gordura, claro que no. Pero tampoco la idea de que, si eres mujer y pesas más de 50 kilos, eres una gorda fracasada y nadie te va a querer. Es un menaje perverso.
    Gracias por pasarte y comentar. Estás en tu casa.
    Besos!

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  13. Gran entrada, Gata. La voy a compartir!

    Este es un tema que siempre está a la orden del día. Y no solo entre jovencitas de menos de 18 años, en las adultas también. Tengo alguna amiga que vive obsesionada con la imagen y tiene 30 años. Prefiere morir de hambre y estar "estupenda" antes que comerse un donut.

    Hay que estar contento con uno mismo pero sin arriesgar la salud. Nada de pesar menos de 40 kilos y tampoco pesar 200. Al fin y al cabo, a la gente lo que le gusta es la persona en si, no el envoltorio. No sirve de nada tener medidad de infarto si luego el cerebro está seco. La personalidad y la actitud de una persona determinan muchas cosas.

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