En crisis

Sí, hace tiempo que noto que algo no va bien.


Y no hablo de mi relación de pareja... Me refiero a mi blog.
Definitivamente, estoy en crisis de ideas. Pero una crisis galopante y severa.
Estoy seca, sin inspiración, no sé de qué escribir... Últimamente, se me hace un mundo redactar cada post. (Y eso que, por mi profesión, estoy acostumbrada a redactar).
 

Francamente, no acaba de gustarme nada de lo que escribo por aquí. Yo misma estoy aburrida, cansada, hastiada de este mi blog.
Creo que he perdido chispa, gracia, encanto, atractivo... Últimamente me encuentro monótona y (bueno, ese problema lo he tenido siempre) escribo posts demasiado largos. INTERMINABLES.
Para aburrir a las ovejas. (Y a todos los pastorcillos del portal de Belén).


Nuca fui muy constante con nada. Quiero decir, que al principio, me ilusiono con algo, y lo doy todo, y hasta me obsesiono por hacerlo bien.Y luego.... plof! Pasa el tiempo y me acabo cansando.
Eso me está pasando con el blog también.


Ahora.... casi 10 meses después de abrirlo, ya no sé ni qué hacer con él. Es mi criatura, mi creación... La he querido y mimado. Pero ahora, empieza a resultarme cansina.


Además, creo que hice las cosas mal desde un principio. Creo que ya lo parí mal. Debería haberlo planteado de otra forma, haber concretado un poco más la temática.
Supongo que, puestos a englobar mi blog dentro de una temática, lo incluiría en el de blogs personales. Sí... pero no.
Hay blogs personales realmente bien hechos: con reflexiones brillantes, pensamientos motivadores, textos llenos de poesía, anécdotas curiosas y simpáticas, preciosas fotos o historias de amor increíbles.


Yo intento hacer algo así... pero no me acaba de salir. Al final, es un cúmulo de entradas bastante inconexas.
Un día hablo de mí y mi vida, otro cuento alguna anécdota, o hablo de mi relación de pareja, otro día pongo a caldo a los controladores aéreos, otro comento unas encuestas, otro reflexiono sobre la infidelidad o rajo de alguna revista femenina. Y me diréis: bueno, es que eso también es un blog. Cada uno en su blog, puede escribir de lo que quiera.
Y es cierto: hay días en que estás contenta y lo demuestras poniendo una canción, otros días has leído una noticia que te ha indignado y la comentas, otro día cuentas algo importante que te pasado... Y así.


Pero no sé. Creo que mi blog es demasiado cajón desastre. Caótico. Disperso.
Creo que le falta un cierto orden argumental.
Y sobre todo: le falta estilo propio, una marca de la casa 100% made in La Gata. Como tantos bloggers que sigo y admiro. ¡¡Son tan auténticos!! Su blog es único de verdad.
El mío... por muy mona que sea la plantilla y muchas chorraditas que le haya puesto... no sé. Creo que le falta alma.


Al fin y al cabo, lo importante realmente de un blog no es el continente, sino el contenido.
Es como las personas: puedes conocer a alguien guapísimo que te atraiga un montón. Pero si luego ves que no tiene nada dentro, pues te acabas aburriendo cantidad.
En cambio, hay gente cuya apariencia no llama tu atención en un principio... pero luego tiene una personalidad que te atrapa y te enamora.


Yo quiero un blog así.


Y conste que no digo esto para que corráis a dejarme comentarios halagadores en plan "¿Pero qué dices, loca??? Si tu blog es fantástico!!"
No, por favor. Yo sé que no.
Si a mí misma no me acaba...


Imaginad cómo será la cosa que... Bueno, ante todo, aprovecho para contaros la  gran "novedad" en mi vida. Al final, después de darle muuuuuuuuuuuchas vueltas y ahorrar muuuuuuuucho... JJ y yo hemos decidido ingresar en el "selecto club de los hipotecados".
Nos hemos comprado un piso y ahora estamos con temas de bancos y notarios y demás. Y mirando muebles y electrodomésticos, porque queremos mudarnos ya para mitad de enero.
(Estamos también empezando a odiar bastante al Euribor y a los bancos. Pero bueno, eso ya merecería un post aparte).


El caso es que con todo este trajín tampoco puedo entrar mucho por aquí, ni escribir in leeros como me gustaría.


La cuestión es que mi vida va a cambiar. Y bastante.
Para empezar, porque a partir de enero y coincidiendo con la primera letra del piso... en mi empresa nos van a rebajar el sueldo un 5%. Lo cual significa apretarme el cinturón hasta quedar cianótica.


Se acabó eso de entrar en las tiendas de ropa y las perfumerías, volverme loca y hacer polvo la tarjeta de crédito en trapitos y potingues varios.
Y ahora... en la compra del supermercado, todo pasará a ser de marca Hacendado o Consum.
Hasta tendremos que hacernos la tarjeta de socios del Lidl, al Aldi o el Dia.


Y se acabó vivir en la capital. Sí. Nos vamos a vivir a una población dormitorio, cercana a Valencia. Porque comprarse un piso en unas condiciones de habitabilidad medianamente aceptables y a un precio medianamente razonable en Valensia City  es... MISIÓN IMPOSIBLE. Certified by La gata.



En fin...  Esa era la noticia.   : )
Pues imaginad cómo estaré de desencantada, que no tenía ni ilusión por contarla. ¡Para algo destacable que me pasa! ¡Para algo interesante que podía escribr en el blog!


No sé... que estoy planteándome que, ya que a partir de enero empiezo vida nueva en casa nueva, dar carpetazo al Diario de una gata en la ciudad (que además, ya no estará en la ciudad), y abrirme otro nuevo. Empezar de cero.
Igual con la novedad, el "olor a nuevo", la nueva plantilla y mi nueva vida de hipotecada hacendada me animo y recupero la inspiración.


Pero veo un problema grande: y es que no quisiera vincular ambos blogs. El nuevo no tendría nada que ver con este. Nada de: esto es la continuación del Diariodeunagataenlaciudad.
Sería un blog nuevo con una autora nueva. Ya no sería más La Gata.


Y eso supone perder a mis 72 seguidores... a los que tengo mucho cariño y por los que, en buena medida, aún me resisto a cerrar el blog definitivamente.
A parte de que... empezar de cero me da también pereza, para qué nos vamos a engañar.


No sé. Quizá todo esto sólo sea un bajón puntual (y es que, para más inri, ya estamos casi en Navidad, fechas que me deprimen y agobian cantidad, no lo puedo evitar). Igual, dentro de unos días, estoy otra vez encantada con el blog, ilusionada  y con unas ganas tremendas de seguir con él.
Al fin y al cabo... es como un hijo. Que aunque te saque malas notas o te salga rebelde... pues le quieres. Qué vas a hacer.


Me dedicaré estos días (los ratos que me dejen libres mi trabajo y todo el tema de la compra del piso, sus escrituras y sus notarías) a pensar qué hago con La Gata y su diario.


Un besito a todos y gracias por estar ahí todo este tiempo. ;)