2 de septiembre de 2011

El yin y el yang






Él era tímido y parco en palabras. Ella, extrovertida y parlanchina.
Él era muy prudente, serio, más bien pesimista y con los pies en la tierra. Ella era alocada, risueña, positiva y soñadora.
Él era previsor, perseverante y un poco tacaño. Ella vivía el día a día sin preocupaciones, era inconstante y no conseguía ahorrar.
Él resultaba frío y enigmático a primera vista. Ella era cercana y emanaba sensualidad por todos los poros de su piel.
Él era algo tradicional. Ella, liberal.
A él le gustaba la novela negra, la arquitectura, el heavy metal y los coches. A ella le fascinaba la poesía, la pintura, los nocturnos de Chopin y los bailes de salón.
Él tenía un golden retriever. A ella le encantaban los gatos.
Él era muy ordenado, organizado y meticuloso. Ella era un completo desastre.
Él era tranquilo y reflexivo; casi nada conseguía alterarlo. Ella era nerviosa, impulsiva e imprevisibe.

Él era moreno, de cabello rizado, alto y grande. Ella era frágil y menuda, de cabello claro y muy lacio.
Él era del Norte. Ella, del Sur.
A él le gustaba la comida italiana. A ella le encantaba el sushi.
Él veía cine independiente. Ella disfrutaba con las comedias románticas made in USA.
Él era un niño bien. Ella era un poco hippie.

Él fue un estudiante mediocre. Ella, la mejor de su clase.
Él adoraba la gran ciudad. Ella soñaba con vivir en el campo.

Él era hijo único y procedía de una familia adinerada. Tuvo de todo lo que quiso y más. Ella era hija de trabajadores, tenía 4 hermanos y, de niña, nunca supo lo que era estrenar ropa o libros de texto.

Él era deportista y un fumador empedernido. Ella no pisaba un gimnasio, pero odiaba el humo del tabaco.

Él estudió ADE en una universidad privada. Ella, Filología en la universidad pública.
Él trabajaba en la empresa de su padre. Ella alternaba períodos de paro con trabajos puntuales como dependienta en una librería.
 
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Sin duda, no podían existir en el mundo dos personas más diferentes entre sí que Él y Ella. 
No podía haber dos polos más opuestos.
Resultaba casi imposible que pudieran llegar a atraerse y entenderse. Era como juntar la noche y el día, el fuego y el agua, el invierno y el verano. 

Era difícil creer que se pudieran fijar el uno en el otro.
Pero tal vez fuera precisamente eso, descubrir la antítesis de uno mismo encarnada en otra persona, lo que hizo que ambos se atrajeran irremediablemente aquella noche de mediados de noviembre.

Porque a pesar de las innumerables diferencias que los separaban, a pesar de los prejuicios iniciales que albergaban el uno hacia el otro, había "algo", una fuerza invisible que los empujaba a encontrarse. Era como si ambos fueran la cara de la misma moneda. Tan distantes como cercanos. Tan contrarios como complementarios. Tan distintos como interdependientes.

El yin y el yang.
Él no dejaba de mirarla. Ella se dio cuenta y le sonrió.
Él agachó la cabeza con timidez, se giró nervioso hacia la barra y pidió un ron con cola. Ella se acercó a él y le preguntó si se conocían de algo. Él le contestó que todavía no, pero que eso tenía fácil solución.
Ella le dijo si la invitara a una copa. Él pidió otro ron con cola para ella.

Y allí estaban, en aquel pub, aquella noche de otoño, las dos personas más antagónicas que pudiera haber sobre la faz de la Tierra, juntas. Dos perfectos desconocidos, dos seres solitarios que se habían encontrado sin buscarse.

No se plantearon que lo más probable era que lo suyo jamás funcionara. Que sus diferencias eran demasiado grandes. Que les separaban muchas más cosas de las que les unían.

Aquella noche, en aquel pub lleno de gente, sólo existieron el uno para el otro.

9 comentarios:

  1. Es lo que tiene... los polos opuestos se atraen. A menudo, dos personas tan diferentes como estas pueden encontrarse y complementarse asi a la perfeccion.

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  2. muy bonito!!!!
    Cuando hay química, y salta la chispa, hasta dos personas tan diferentes se complementan y son capaces de vivir y sobretodo convivir.
    ¿que pasaría si los dos fuesen igual?
    (no quiero ni pensar que pasaría si mi pareja fuese como yo)jejej....

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  3. Lástima lo del pub... eso ya no mola, ahora quedan más románticos otros métodos ;P

    Ah! Y el chico no era tacaño (no me puedo imaginar casi nada tan anticlímax como un novio tacaño, por dios!). Era ahorrador, comedido, económicamente juicioso. Pero no un rata, que eso es lo peor...

    Un abrazo!

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  4. me ha conquistado tu entrada. Así, tal cual, es preciosa =)

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  5. Muy bonita tu entrada, Gata! me ha encantado. Besitos!!!

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  6. jops, me has echo llorar. Debo estar sensible ;) un beso y gracias

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  7. Tienes razón los polos opuestos se atraen pero yo creo necesario tener cosas en común y compartir ciertas aficciones. Desde luego yo no me entendería con una persona que tuviera el mismo carácter que yo, pero sí necesitaría poder hacer cosas juntos, cosas que nos gusten a lo dos o cosas que no hacías pero compartirlo con tu pareja hace que te guste...

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  8. Bonita historia. A veces esas cosas pueden funcionar si hay una alineación planetaria. Por si acaso no nos cuentes lo que pasó veinte años más adelante jajaja...
    Saludos.

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  9. Me ha gustado mucho la entrada, nada como ser diferentes para sentirse atraídos
    Besos

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