Yo los tengo. Tú los tienes. La vecina del quinto los tiene. Y el Rey. Y el Papa.
Todo el mundo los tiene.
Manías y prejuicios con la comida. Alimentos que no comes porque... Bueno, porque no. Porque algo en tu cabeza te dice que NO. Y a lo mejor, ni siquiera has probado ese alimento para saber si te gusta o no, pero ya por sí, de entrada, te tira p'atrás.
Hay manías más universales que otras. Por ejemplo: la primera y la última rebanada del pan de molde.
¿Qué pasa con ellas? ¿Por qué (casi) nadie se las come? ¿Acaso no están hechas del mismo pan que el resto? ¿Es que están hechas de porexpán? ¿Es que las ponen ahí sólo de atrezzo, para que hagan bonico?
¿Acaso no las hemos pagado también? ¿Entonces, por qué nos las dejamos? (Ya veis que utilizo el plural mayestático, porque yo soy la primera que reconozco que no me las como).
Quizá el motivo sea que tienen más corteza que las otras y menos parte de miga blanca. Pero luego, realmente, el sabor y la textura vienen a ser iguales. Todas las rebanadas de pan Bimbo son parte de un mismo bloque de pan inicial, ¿no?
Pues nada, ahí están, la primera y la última, siempre repudiadas. Sobre todo, la última. Ésa, la pobre, es la más marginada de todas.
Tal vez porque, al ser la última, se hace dura o mohosa. Vale. Pero imaginad esta situación: quedan 3 rebanadas más la última en el paquete. Y pasan los días y no te las comes. Sabes que ya deben de estar un poco correosas.
Anyway, estamos en crisis, hay que ahorrar. Además, hoy tienes antojazo de sándwich vegetal y, como es domingo y todo está cerrado, no puedes ir a comprar pan de molde.
Es eso, o quedarte sin sándwich.
De ninguna de las maneras: te haces el sándwich con las 3 primeras, y por supuesto, tiras la última.
Pero vamos a ver: ¿no están las 4 igual de resecas y acartonadas? (Que la única solución es tostarlas para que no parezca que te estás comiendo el estropajo de fregar los platos).
Pues nada. Que no. Que no nos gustan ni la primera ni la última rebanada de pan Bimbo. No sé, debe de ser algo psicológico.
Que por cierto, qué destino tan cruel que te toque ser la primera, y sobre todo, la última rebanada del pan de molde. Que me imagino yo a las rebanadas, cuando están siendo cortadas por la máquina que las hace, rogando: "Por favor, oh, Dios del Sagrado Panrico, no me hagas ser la última! ¡Ponme en el medio, por todo lo que más quieras!".
Y ya me veo a la rebanada mirando acojonada hacia atrás, y suspirando aliviada al ver que sí, que hay al menos varias hermanitas detrás, y que no le ha tocado ser la última.
A lo mejor, ser última rebanada es para ellas como para nosotros ir al infierno... El peor destino. El peor castigo.
En fin... Yo desde aquí, hago un llamamiento en defensa de la primera y última rebanadas del pan de molde.
Necesitan amor. All they need is love. Alguien que las quiera.
Y siguiendo con los temas "panarios", o panaderos... El pan tostado.
Pero el que venden ya en tostadas o biscotes.
Qué putada abrir el paquete y.... ¡zasca! ¡Todas rotas! E intentas reconstruirlas... Así, en plan puzzle de 10.000 piezas. Y claro, es imposible.
Pues ya no las quieres.
Obvio. Tú has pagado por un paquete de tostadas. No por un paquete de migas a la pastora.
Y al fin y al cabo, sigue siendo pan. Harina, agua, levadura y sal. No hay más misterio.
Pero claro, es pan... "deconstruído", que diría Ferrán Adrià. Ya no te puedes untar en él mantequilla, ni mermelada, ni sobrasada, ni Nocilla... Ni wathever random thing que te suelas untar en el pan tostado.
Y así no tiene gracia. No queremos comer picadillo de pan. Pero luego, en cambio, sí nos comemos los colines, (o picos, o regañás). Que vienen a ser lo mismo, ¿no?
Pequeños trozos de pan tostado. Sí, es lo mismo... pero no es igual.
¿Y el tema de los yogures caducados? ¿No tenéis manía con esto? Vas a la nevera a por un yogur. Al ir a abrir la tapa: ¡¡HORROR!! Lleva 3 días caducado. Piensas: ¡¡¡¡3 DÍAS!!!
¡DANGER, ACHTUNG, PELIGRO DE MUERTE!
Y lo tiras a la basura, cómo no. "Por 20 céntimos que cuesta, no me voy a arriesgar a pillar yoquéséqué...". (Yo lo he hecho, lo confieso).
Pero... ¿estamos locos o qué? No pasa nada por comer un yogur que esté 3 días caducado (como si lo está 5 días, una semana o incluso 10 días). Nadie se muere. Otra cosa es que lleve un mes y pico.
Al fin y al cabo, ¿qué es un yogur? Leche fermentada, ¿no? ¿Qué más da que esté un poco más fermentada?
Además, que la fecha indicada en la tapa es meramente ORIENTATIVA. Por eso dice: "Consumir preferentemente antes de...".
Y tan cautelosos que somos con esto de la caducidad de los yogures, y luego nos comemos tan alegremente el queso curado, Roquefort, azul, Cabrales. Que eso no es leche fermentada, no. Eso ya tiene vida propia. Que te asomas al frigo y ves al queso azul ahí, poniéndote ojitos.
Y para cerrar el tema de los lácteos... ¿Hay algo más asqueroso que la nata de la leche caliente? Eso que pones un cazo con leche al fuego, y cuando hierve, le sale una capa viscosa de nata por encima.
Sí, es nata. La misma que luego te comes tan reagusto montada y con unas fresas. O en un capuccino. O en un helado. O en una tarta. O en un flan.
Es lo mismo: la materia grasa de la leche. Pero NO es exactamente lo mismo en un caso y otro.
¿Y la casquería? ¿Os gusta u os da ascazo? A mí, más bien lo segundo. Pero reconozco que es algo mental. Pienso: "vísceras, tripas, despojos. Puaf".
Y no puedo.
De hecho, cuando yo era pequeñita... (allá por el Pleistoceno), recuerdo que mi mamá me daba una "cosa" que oye, estaba rica. Debo admitir que me gustaba. O al menos, me lo comía sin problemas. Eran unos buñuelitos de algo blandito.
(Sí, sesos rebozados, pero entonces yo no lo sabía).
Al principio, yo, en mi ignorancia infantil, me los comía. Hasta que un día, ya algo más mayorcita (¿9 años?) y curiosa, le pregunté a mi madre:
-Mamá, ñam ñam ñam... ¿qué es esto que me estoy comiendo?
-Son sesos, nena.
-Ah, muy bien, sesos... ñam ñam ñam .... (ojos en blanco) ... (cortocircuito mental)¡¡¡¡¡¡¡¿¿¿¿¿¿SESOOOOOOOOOOOS???????!!!!!!!! Buaggggggggh...
Ni qué decir tiene que nunca más los volví a comer. Y el caso es que malos no estaban. Pero claro, cuando mi madre dijo la fatídica palabra, pues ya me sugestioné... Me traumaticé, qué se yo.
Y si lo pensamos, la cocina española está llena de casquería: que si callos a la madrileña, que si zarajos de Cuenca, que si riñones al Jerez,...
Pero no sé, a mí no me va.
Ah, y hablando de casquería... ¿Recordáis, amiguitos, eso que nos daban de críos porque tenía mucho hierro y proteínas, pero que odiábamos tanto? Sí: el hígado. ¡¡¡¡¡Puaghhhhhh!!!! Era mi pesadilla.
Que levante la mano todo aquél al que le gustaba el hígado.
Veo pocas manos...
Vale. Ahora, que levante la mano todo aquél al que le gusta el foie. (Hay gente que pronuncia foie tal y como se escribe, en vez de decir "fuá". "Oye, ayer comí foye". ¡Juas!).
Bueno, ya veo más manos levantadas... A mí, sin ir más lejos, me gusta. Y también me gusta el paté o foie-grass.
¿Y qué es el foie sino hígado grasiento de oca o pato súper cebado para la ocasión?
Ah, claro, es que dicho así, la cosa cambia...
Pero esto es como todo: tú dices hígado de oca y suena mal. Pero dices "fuá de canard", y ya queda súper glamouroso que-te-cagas. Es lo que tienen los vocablos franceses. Siendo lo mismo, un cava catalán Codorniu, nunca será como el champagne Moët Chandon.
Y no es lo mismo llamarse Brígida que Brigitte, dónde va a parar...
Ya veis que todo es cuestión de márketing. Y de denominación.
Y ya para acabar esta entrada sobre los prejuicios culinarios, toca hablar del embutido. Pero en este caso, pasa al revés que en los otros: por lo general, no albergamos prejuicios hacia el embutido.
A la mayoría de la gente le gustan las longanizas, salchichas, morcillas, chorizo, salchichón, butifarra, mortadela... Seguro que alguna o varias de estas modalidades de embutido os gusta, ya sea cocinado o en fiambre.
Esa morcilla de Burgos, esos choricitos al infierno con pimientos de Padrón (que unos pican y otros, no), y demás, no son sino grasa, sangre, magro, especias y condimentos metidos en una tripa.
Ya no mola tanto, ¿eh?
Visto así, da grima. Pero luego, la gente no pensamos en esas cosas.
Nos comemos una morcilla de arroz (que además de lo dicho arriba, es una bomba triglicérida), pero luego, nos dejamos la última rebanada de pan Bimbo y tiramos a la basura un yogur caducado 4 días.
Y es que, como dice el anuncio de un refresco: el ser humano es extraordinario...
*¿Y vosotros? ¿Tenéis también manías con determinados alimentos? ¡Contadme! =)
31 de julio de 2011
Manías y prejuicios culinarios
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Me he comido unos flanes caducados hace 20 dias durante tres dias , me los comia con un poco de grima pero a la vez me decia :" venga va come que no pasa nada",. bueno pues no ha pasado nada llevan 5 dias en mi estomago o en la taza del vater y mi cuerpo no se ha movido ,jeje mis tripas en su sitio. Sí que hay cosas que dices que son muy verdaderas.
ResponderEliminarTERE
las criadillas de toro ( o lo que es lo mismo, los testículos del toro hechos en salsa). Por tierras castellanas son apreciados culinariamente.
ResponderEliminarBuen post!!!
Saludos.
un poco cruel lo de tu madre y los buñuelos de sesitos...
Yo la verdad es que todo lo de casquería lo llevo muy mal... y el hígado, tanto si es hígado como foie, no me gusta nada de nada.
ResponderEliminarEso sí, los yogures caducados me los como de toda la vida y nunca jamás me ha pasado nada. Yo es que con eso de los consumos preferentes soy de un relajado... En fin, que el resto de manías si que las comparto ;) Un beso!
Ufff... Ahí le has dao! Por partes, como dijo Jack.
ResponderEliminarLa primera y la última rebanada de pan -si no es el que venden ya sin siquiera bordes- es para aprovechar en usos distintos. Es decir, le pones un relleno rico y haces un rulillo. Son más resistentes que las otras, pero mucho más flexibles.
El pan tostado roto es una venganza de los dioses, si se lo consientes. Porque te pertrechas tú ahí con un cuchillo y "algo que untar" y te pones las botas. Luego dices: "Psssa, total... me he comido unos pocos cachitos, que seguro no formaban ni dos tostaditas de éstas". Te quedas con la conciencia tranquila y con la barriga llena.
Los yogures caducados no se tiran. Primero, tienen que superar "la prueba de la cuchara". Si tú metes la cuchara y se sostiene, puedes pasar a la prueba del sabor... ¿Todo ok? Pues que aproveche.
Me encanta el queso, pero no como ninguno de esos que has nombrado. Ni Roquefort, ni azul ni Cabrales. Están todos en la misma categoría: puggg!
La nata de la leche no es asquerosa, jajaja, está rica. A mí de niña me encantaba. Pero hace años que tomo la leche ultramegadesnatada y, por más que la calientes, lo único que sale es humo.
Sin embargo, la nata de pastelería -cargada de azúcar y no sé qué más- le sienta a mi estómago como si hubiera comido cemento armado.
Puggg. Para mí, la casquería era ese puesto lúgubre, mal iluminado, del mercado. El tendero era un hombrecillo medio siniestro, calvo y de ojos pequeños, que miraba a la gente pasar, mientras afilaba sus cuchillos.
Mmmm... he probado el hígado, pero un asco, ciertamente. Además, a mi madre no le gustaba darnos de comer eso, decía que era un filtro natural del cuerpo y nos íbamos a comer todas las toxinas del animal.
Pero, además, mi abuela -como hizo con nietos anteriores- probó a echarme media criadilla en el puré, cuando era bebé. Se supone que esto daba fuerzas sobrehumanas o algo por el estilo, porque había mucha costumbre de criar a los niños con eso.
Poss... de lo malísima que me puse, la pobre mujer no volvió a darme nada de esto. Creo que me dio hasta fiebre.
Ah, el paté... me encanta el paté, pero de cierta marca. Porque los demás me saben espantosamente fuertes (sí, a hígado, según me han dicho) y me dan ardor de estómago.
Jajaja, no, nunca será lo mismo un cava que un champán, y la diferencia no sólo está en el nombre.
Ohhh... no me gusta nada de eso XD. No por lo que son en realidad, sino porque me saben "malos". El chorizo es salvable, pero si no es de los que pican... y poquito, vamos, una muestra, porque si no me duele la tripa una semana. Prefiero el jamón, el lomo...
Conclusión. Me sacas de la pasta, el chocolate, las ensaladas y no se me puede llevar a ninguna parte.
Un abrazo!
Ay chica pero no me compares el hígado con el foie gras! Hígado es hígado sano, el otro es hígado cirrótico y está bien rico.
ResponderEliminarResto de casquerías dan asco...los callos huelen mal y como sigan las normas "peor sabrán",de todas formas todo lo que tenga consistencia gelatinosa o cartilaginosa y no sea gelatina pura de fresa u otros sabores está catalogado como puaaajj elevado a la enésima potencia.
Mi manía...no puedo con los bivalvos pequeños, mejillones, berberechos, almejas...es como si tuvieran el sabor del mar concentrado, en cambio las navajas y vieiras tienen un sabor más suave :P (las ostras nunca las he probado y no creo que lo vaya a hacer)
Muy interesante. buen blog. Un gusto seguirte. Te envío un cordial saludo deseándote una buena semana.
ResponderEliminarJa ja ja ja ja, es cierto que lo del pan de molde es universal: nadie quiere ni la primera, no sobre todo, la ultima rebanada. En cuanto a mis prejuicios, mira, el yogur me lo como a menos que lleve demasiado tiempo caducado, si han pasado pocos dias, no me importa, aunque tampoco es bueno dejar que pase demasiado tiempo. Mi gran prejuicio culinario son las patatas guisadas con costillas... el psicologico, de los tiempos en que iba al comedor del cole, y alli era asqueroso. Soy poco amiga de los guisos, potajes, y cosas asi de cuchara, soy mas de tenedor. Pero puedo comerme unas lentejas, cocido, judias, habas, guisantes, lo que sea, menos patatas con costillas. No puedo con ellas.
ResponderEliminarBuen tema para hablar.
ResponderEliminarA la primera y última rebanada de pan no le tengo manía, lo mismo que a la primera y última del budín casero. Y vamos, si un yogur está vencido... pues depende, precisamente de esto que tú has señalado más arriba, de la cantidad de días después del vencimiento. El problema no es la fermentación, son los cultivos de bacterias. Por eso, si veis que los yogures, al momento de comprarlos en el mercado, están muy inflados o la tapita de los pequeños se ha levantado en el centro (sí, como si fuera un globo), lo mejor es que lo dejéis en donde estaba. Es el anhídrido carbónico liberado por la incrementación de bacterias que producen la fermentación láctica de la glucosa de la leche.
Pero apenas comienzo. Nunca me des a probar el queso, la mantequilla, la leche si no tiene chocolate o algún polvillo de estos que la transforman mágicamente. Nunca me des ni pescado mi mariscos, jamás intentes venderme polenta o semejante, no me gustan las achuras (ni los intestinos, ni los riñones ni el cerebro), y bueno, no he probado el hígado... pero estimo que no me gustaría mucho (aunque sí me gusta la cebolla, por lo que el hígado encebollado no estaría tan difícil de pasar). Tampoco me gusta comer cerdo, su carne me da náuseas, y la morcilla tampoco me gusta. La lengua de vaca me parece un asco, no la toco ni aunque me lleven carpiendo. El paté... hmmm... es hígado de pollo, así que no sé si me gustaría demasiado. Generalmente, cuando como el hígado de pollo me entra a doler un poco la cabeza, así que no me haría demasiado bien.
Luego tampoco me gusta el zapallito (es muy aguachento), y el tomate perita me provoca repulsión (no tiene un sabor agradable al paladar). El chorizo sí me gusta, aunque sólo en picante y si está bien hecho. Los demás fiambres no me causan ninguna molestia, ni la mortadela, ni el lomito ni el jamón, incluso me gusta el salame (no sé si existirá por tierras españolas o si se llamará con este mismo vocablo). No tomo salsa blanca, ni ricota ni nada que se le parezca.
No me gusta la carne asada con exceso de grasa, sobre todo si se arrebata y la grasa no está bien cocida, de lo contrario puedo tolerarla sin dificultades.
El resto de lácteos, helados, flanes, yogures, postres, muse, no me producen repulsión y es más, me gustan mucho (tal vez demasiado).
Soy abstemio, no consumo ni una gota de alcohol en mi vida (un alcohol primario cuya oxidación da como lugar al acetaldeído no puede ser nada provechoso para la salud).
Por eso decía, interesante post XD
Pues verás yo he de reconocerte lo del yogur...y aunque a veces he hecho un gran esfuerzo y me he comido el ultimo caducado (desde hace 48 horas) luego me entra un remordimiento o terror a que me siente mal...
ResponderEliminarCon las rebanadas de pan de molde lo que hago es dejarlas para el final (ambas primera y ultima), como ultimo recurso para esos dias en los que no te queda nada en el frigo y te las comes con una cara de resignación...y mas aun si antes he mirado la fecha y oh!! también estaba el pan caducado ;)
Los embutidos me encantan....y como mas de lo que debiera, con la casqueria no me llevo mal, pero tampoco es que coma demasiada.......con lo que no puedo es con los purés..me dan nauseas. Me gustan las lentejas, pero hazmelas en puré y las odiaré toda mi vida. Debe ser por la consistencia o yo que sé.
Bueno te dejo que con todo esto me ha entrado hambre y voy a ver si me queda al menos la ultima rebanada del bimbo pa desayunar :)
Divertida entrada, besos
Qué buen post, me ha gustado mucho. Besos.
ResponderEliminarMuy bonito tu blog, te sigo ;P
ResponderEliminarBesos de purpurina, alicia.
Una invitación: http://globosagua.blogspot.com
Comparto todas tus manías alimentícias.
ResponderEliminarLa nata de la leche, no puedo con ella, què asco!. Lo de los yogures, me los como caducados de unos dias...
pero la historia de los sesos me ha llegado al alma, a mi me pasó lo mismo: "mamá, esto que es? Sesos, cariño! cortocircuito mental y trauma existencial! una experiencia horrorosa.
besos mil