Actualizando... (que ya era hora)

Que sí, que sí... que hace más tiempo que no me paso por el blog que Yola Berrocal por el Museo del Prado. Que es verdad: no actualizo desde hace siglos (rectifico: actualicé el sábado sólo para homenajear a uno de mis poetas favoritos en el centenario de su nacimiento. Pero nada más).


Razones para esta ausencia bloggeril, pues hay varias. La primera: empiezo a no encontrar muchas cosas de las que hablar. Y para aburrir al personal con cotidianidades cansinas, prefiero no escribir y esperar a que me pase algo digno de contar. Pero es que... ¡no me ocurre nada en especial!


¿Soy la única a la que no le pasa nada interesante que contar? Es que leo los blogs de otra gente y me quedo flipando con las cosas tan chulas, curiosas cuando no insólitas que les pasan.
En comparación, mi vida es lo más anodino y rancio del mundo. :(


Me levanto, desayuno, me ducho, visto y arreglo, voy al trabajo, trabajo unas horas, salgo del trabajo, voy al gimnasio o a clase de ruso o a comprar, ceno con JJ, veo un poco la tele o leo un libro, o visito otros blogs,  y a dormir. Y vuelta a empezar.


Vaaaale, que no siempre es así. Que también tengo vida social, que salgo con amigos, que voy al cine, que salgo a cenar, que como con mis padres al menos una vez por semana, etc etc. Pero vamos, todo muy normal.

O a lo mejor es que no sé hacer de lo cotidiano algo extraordinario, como sí consiguen otros bloggers a los que leo (y envidio por ello).


Bueno, a lo que voy. Que sí me han pasado cosas en estos días... Ha habido un poco de todo: noticias alegres y noticias tristes. 

Empezaré por la triste, así no acabo con mal sabor de boca: hace 10 días que falleció mi abuela paterna.


Era ya muy mayor, y desde el verano, su estado de salud había empeorado mucho. Pero no por esperada, la noticia fue menos triste. Mis tíos llamaron una tarde diciendo que, según los médicos, a mi abuela le quedaban horas de vida. Así que me fui con mis padres al pueblo, en Jaén, y por suerte, aún llegamos a tiempo de despedirnos de ella.
¡La pobre estaba ya tan malita! Ahora, al menos, podrá descansar.


La muerte de mi abuela se produjo pocos días antes de Todos los Santos. Una celebración a la que siempre he sido un tanto ajena, (no así mis padres, que sí suelen cumplir con el ritual de las flores y los cementerios).
Y esta vez, la proximidad de las fechas me hizo reflexionar... y llegué a una conclusión muy triste, pero cierta. He enterrado ya a tres abuelos. Sólo me queda mi abuela materna (a la que le deseo muchos años de vida). Y, según la lógica generacional, los próximos serán mis padres (eso sería lo normal).


Bien, pues este razonamiento, que hasta ahora nunca me había hecho, me dejó bastante rayada y deprimida durante días.

Nunca antes me lo había planteado tan seriamente, y se me hizo un nudo en la garganta sólo de pensar que algún día mis padres ya no estarán. Y es que, como bien dice Gordi en su blog Virtudes Cardinales, "no estamos preparados para aceptar con naturalidad y resignación que nosotr@s o las personas a las que queremos vamos a morir, irremediablemente".


Aun así, decidí buscar la parte positiva del asunto: algún día mis padres y mis seres queridos no estarán, es cierto (espero que pase mucho tiempo hasta entonces), pero mientras tanto, voy a disfrutar lo máximo que pueda de su compañía y voy a intentar pasar el mayor tiempo posible con ellos. Y decirles lo importantes que son para mí y lo mucho que les quiero.


En fin, aquellos días ya pasaron, afortunadamente, y ahora estoy mucho mejor. Pero, como podéis imaginar, entonces no tenía muchas ganas de escribir. Aun así, no quise desvincularme del mundo bloggeril, y seguí entrando y comentando en muchos de vuestros blogs. (Por cierto: MIL GRACIAS a los que me dejásteis comentarios en el blog y bienvenidos seáis los nuevos seguidores. ¡¡Me animásteis mucho!! :)


Bueno, como no quiero que esta entrada se convierta en un melodrama, hablaré ahora de las cosas alegres que también me han pasado estos días. Y la que más, ha sido la llegada de una nueva inquilina a Villa Gatuna.
Os la presento:

 ¿A que es una preciosidad? Se llama Lola, y como dice la canción de Café Quijano, tiene historia.


Lola es una coneja enana que buscaba un hogar y que hemos adoptado J.J. y yo. Lleva con nosotros unos días y ya es la alegría de la casa.
Una compañera del trabajo me comentó un día que una amiga suya tenía una conejita enana, pero que no podía hacerse cargo de ella, por falta de tiempo y sobre todo, porque uno de sus hijos era alérgico al pelo, y que estaban buscando un hogar para ella.


No sé... me dio tanta penita, tanta ternura... Y luego, cuando me enseñó una foto suya fue ya... amor a primera "Mixta", ¡¡jeje!! Se lo comenté a J.J., le enseñé la foto y él, que es un loco de los animalitos, también se quedó enamorado de la coneja, y dijo que vale, que sí, que nos quedábamos con ella. ¡¡BIEEENNN!!


Y así fue como Lola, la coneja, vino a casa de La Gata y su chico. La verdad es que es una monada y nos tiene locos.
Ahora, que no ganamos para pienso ni para zanahorias. ¡No os podéis hacer una idea de lo que come! Parece mentira, con lo pequeña que es...


En cuanto a lo demás... pues todo más o menos igual. Ya veis que mi vida no se sale de lo normal.  Yo, intentando "hacerme" al otoño y a eso de que a las 6 de la tarde ya sea de noche. Y es que siempre me suele dar el bajón en esta época del año. No lo puedo evitar. ¡Necesito sol!


Por cierto, gracias al blog Diarios de un Fénix, ahora sé algunas ideas para combatir ese bajón o S.A.D. que me pone tan "sad", jeje. ¡Gracias M!).


Y sí, este otoño estoy llevando una vida más saludable que el anterior que no movía el culo del sofá y comía cosas que no debía. :P
Como ya sabéis algun@s de l@s que me leéis asiduamente, estoy a dieta desde hace poco más de un mes. Quería quitarme entre 5 y 6 kilos que pillé en verano... (y antes del verano, para qué nos vamos a engañar).
¡¡Bueno, pues ya he perdido casi 4!! Yupiiiiiiiiiiiiiii.

Y la verdad es que se nota. El otro día rescaté de lo más profundo y oscuro del armario unos pantalones que hacía más de un año que no me ponía (más que nada porque no me entraban). ¡Y ahora me los puedo poner!
Lo que pasa es que están ya un poco viejunos... Gastados. Así que casi que voy a esperarme a perder esos 2 o 3 kilos más que quiero perder para irme de compras y renovar mi armario.
Eso sí, la satisfacción de ver que unos pantalones que antes no podías ni cerrarte ahora te vienen casi holgueros... ¡eso no tiene precio!! :)


Ahora, que paso más hambre que un caracol debajo de un espejo. Bueno, es hambre psicológica. Ahora ya me he habituado a comer sano, sobre todo, verduras, frutas y cosas a la plancha. Y olvidarme de las fritangas, aperitivos, picoteos varios, dulces y otras guarradas grasientas.


Ah, según leí en el blog Bitácora de una soltera, "en 21 días (SEGUIDOS) se asienta psicológicamente un hábito. Es decir, se convierte en algo natural y ya no requiere de autodisciplina".


Y es verdad. Yo, que llevo ya casi el doble de tiempo, he hecho de mi dieta un hábito y ya no se me hace (tan) cuesta arriba.
Aunque las primeras dos semanas, lo pasé fatal. ¡¡Sentía que me faltaba algo!!
Sobre todo porque es duro ver que, mientras yo sigo la dieta chuga&achuga (pechuga y lechuga para más señas), mi novio come de toooooodo. Y bien calórico. Pero él no engorda, claro. (¡¡Arrrrggghhhhhh!! Cómo odio el metabolismo de algunos hombres :P).


Vale, la dieta ya es un hábito (aunque todavía sueño con Donuts, igual que Homer Simpson. Como diría esa gran intelectual de Belén Esteban: ¡Yo, por un Donuts maaaaaa-to!).


Ahora me falta conseguir que lo sea el ejercicio. Voy entre 2 y 3 veces por semana al gimnasio. Pero todavía me sigue dando una pereza...
Me tengo que obligar, porque sé que la dieta es aún más efectiva si se combina con ejercicio. Y porque no me quiero quedar fofa. Pero sobre todo, me obligo porque el gimnasio en cuestión me cuesta un ojo de la cara cada mes. Y no está la cosa para dispendios inútiles.


Para que se convierta en un hábito y no me cueste trabajo ir... ¿¿¿se supone que tengo que ir durante 21 días seguidos al gimnasio??? Bufffffffffffffff.... Pues va a ser que no estoy muy por la labor, ¿eh?


En fin... que voy adaptándome al otoño, y a mi nuevo horario de trabajo, que ésa es otra. Ahora trabajo de miércoles a domingo. Sí, ¡¡pringada los fines de semana!!
Esa es una más de las razones por las que últimamente actualizo tan poco. Antes, solía escribir los sábados y/o domingos. Ahora me es casi imposible, porque es en esos días cuando más trabajo tengo.
Sí, voy al revés del mundo. Lo bueno es que ya no me deprimen los lunes, porque ahora, los lunes para mí son como los sábados XD


Pero trabajar los fines de semana también tiene sus cosas buenas: por ejemplo, ¡¡me toca trabajar este domingo en la gran final del Valencia Open 500 de tenis!! Espero poder ver a algún tenista. (Si es David Ferrer, mejor que mejor). Y también otras caras conocidas del deporte, la cultura, la política... que se darán cita por allí este fin de semana.
Y a ver si algún año Rafa Nadal nos da una alegría y se anima a participar en el torneo (que al Castelló Masters Costa Azahar de golf va todos los años, y eso que es tenista, no golfista. ¡Que te hemos pillao, Rafa!).


En fin... que ya veremos qué se cuece por allí y a cuánta gente VIP me encuentro. Si pasa algo interesting, ya lo contaré por aquí.


¡Besos!


*Las encuestas ya deben oler a naftalina, llevan ya dos siglos cerradas y aún no las he comentado ni he puesto una nueva. Sorry. Poco a poco... ;)