Hoy voy a deleitaros con una "divertida" anécdota, de ésas que sólo me pueden pasar a mí.
Una anécdota con un pescadero. Pero no cualquier pescadero, no. El pescadero más inútil ever.
Resulta que, el lunes, JJ y yo fuimos al "Carrefú" a hacer la compra de la semana. Primera parada: la pescadería.
Cojo papelito: me toca el número 14. Veo que aún van por el número 6. Maaaaaadre mía...
Claro: es 1 de agosto, y nos juntamos los que llegamos de vacaciones con los afortunados que se van. Toooooooooooooooooodo Dios está en el Carrefour esa tarde. Y toooooooooooooooodo Dios quiere comprar pescado. Parece que llega el fin del mundo.
Bueno, pues toca esperar para tener pescadito fresco, qué le vamos a hacer. JJ se aburre y dice que va a ver las teles de LCD. Se pira. Me quedo yo ante el mostrador de escarcha repleto a rebosar de brillantes pescados con ojos saltones. Repaso mentalmente lo que voy a comprar.
10 minutos después, me toca. ¡Por fin!
Me atiende un pescadero jovencito... y guapo. Mira qué bien. Al menos me alegro la vista, pienso.
ERROR.
*Chicas: no os fiéis de los pescaderos jovencitos y guapos.
Tras esa juventud y esa belleza, se ocultaba una gran inexperiencia e inseguridad sumada a muy pocas luces. Un cóctel mortífero, como pude comprobar después.
A ver: el trabajo de pescadero no implica únicamente coger un pez, pesarlo y meterlo en una bolsa. Eso lo sabe hacer cualquiera. Ser pescadero supone conocer los diferentes tipos de pescados existentes en el mercado y -muy importante- saber limpiarlos. ¿No? Vale, pues no.
Vamos por partes: Le pedí una rodaja de emperador (que ésa sí la cortó bien, menos mal), dos lomitos de salmón y una dorada fileteada.
Nivel de dificultad: 4 sobre 10, diría yo.
*Primera pifia del pescadero: No saber distinguir entre dos especies. De un aspecto muy similar, de acuerdo. Pero que un profesional del gremio debería saber diferenciar con los ojos cerrados. Sobre todo porque luego el sabor de uno y otro pescado no tienen nada que ver.
Os cuento: los ojos me hicieron chiribitas cuando vi dos sonrosados, brillantes y turgentes lomitos de algo que yo creía que era salmón. Así que le digo: "Ponme por favor, esos dos lomos de SALMÓN".
Y él, con su seductora sonrisa y su hoyuelo en la barbilla, me los pone. Y yo, tan feliz creyendo que me llevaba dos deliciosos lomos de salmón noruego.
Pues no, amiguitos. NO era salmón, y doy fe. Resulta que lo que me había puesto el muy... besugo (y nunca mejor dicho), era trucha.
Modo Barrio Sésamo ON:
¡¡Hoooooola amiguit@s!!
Esto es un saaaaaaalmón:
Y cocinado, queda así.
Y esto, amiguitos... esto es una truuuuuuuucha:
Y, una vez cocinada, (y ultra adobada), queda, más o menos, así:
¿Os habéis fijado bien? Son parecidos... pero NO son iguales. Ni saben igual.
Modo Barrio Sésamo OFF
El salmón sabe delicioso siempre, lo hagas como lo hagas: a la plancha, marinado, al horno, ahumado, hasta crudo (en sushi). La trucha, en cambio es... un puto asco. Sabe a fango, a cloaca, y hay que adobarla un montón para que sepa medianamente bien.
Claro, cuando no está el pez entero, sino cortado en trozos, es más difícil ver la diferencia entre uno y otro. Para alguien que no esté familiarizado con el tema, como pueda ser yo, sí. Pero a un profesional del sector, a quien se le presupone una cierta experiencia, esas cosas no se le pueden escapar.
Pues sí.
Y él, el pescadero besugo, debería haberme dicho, (con su preciosa sonrisa y su hoyuelo en la barbilla): "Perdona, pero eso no es salmón, sino trucha. El salmón lo tenemos hoy en rodajas, no en lomos".
Y entonces yo no me hubiera llevado una fucking trucha asquerosa, que al final, para no tirarla, se acabó comiendo el pobre de JJ, porque a mí, sólo el olor que desprende al cocinarla, ya me produce arcadas.
Pero vale. Un error lo tiene cualquiera. El chaval es inexperto y se ha equivocado. Errores peores se cometen en esta vida. (Y si no, que se lo digan a los padres de Hitler el día que lo concibieron).
Pero es que la cosa no quedó ahí.
*Segunda cagada (y gorda) del pescadero lerdo:
Le pido una dorada fileteada. Lo normal, cuando pides una dorada (o una lubina), es que te la abran en canal, la limpien, le quiten las escamas que pinchan, la cola, las aletas, la espina y, si lo pides, además, la cabeza. Esto es lo habitual para hacerla al horno o a la espalda.
Y luego está el modo fileteado. O sea, todo lo descrito anteriomente, y además, cortándola en dos filetes para poderla hacer a la plancha fácilmente.
Digo yo que de un pescadero cabe esperar, como mínimo, que sepa hacer eso, ¿no? Que no le estoy pidiendo que me pinte Las Meninas en un grano de arroz, joder.
Vale. Pues nuestro intrépido e inútil pescadero, coge la dorada que le había indicado, la pesa y me pregunta:
Pescadero Besugo: ¿Le quito la cabeza?
Yo: Sí, por favor.
En esto que un compañero le dice algo, éste le contesta, el otro insiste en que vaya a mirar una cosa, éste que se va a la otra punta de la pescadería y vuelve; el otro que le vuelve a llamar, éste que se va otra vez, y cuando vuelve por fin a donde yo estaba, va y me dice (agarraos):
PB: Entonces, la cabeza se la dejo, ¿no?
Yo: (...) No. La cabeza, por favor, se la quitas, ¿vale?
PB: Se la quito entonces...
Yo: (...) (¿Por qué, Dios mío, por qué... ?) Sí, le quitas la cabeza y me la fileteas... (pedazo de inútil).
Total, que se pone a hacer algo, que yo intuyo que es limpiar la dorada, abrirla, filetearla, etc, etc. Pero yo no puedo ver lo que está haciendo porque el mostrador donde se exhibe el género me tapa el banco donde él está (se supone) limpiando mi dorada.
En esto que vuelve JJ de ver las teles, me distraigo hablando con él, y cuando me quiero dar cuenta, el pescadero me tiende una bolsa de plástico con su tícket, dentro de la cual va la rodaja de emperador, la trucha (que yo creo que es salmón) y la dorada fileteada (sí, que te lo crees tú, bonita).
La cosa podría haber quedado ahí. Pero no.
Hoy iba dispuesta a preparar esa maravillosa y estupenda dorada "fileteada" a la plancha.
He sacado la bolsa de la nevera, y cuando la he abierto, mi cara ha tenido que ser algo así como esto:
El muy no-me-quedan-adjetivos-para-describirlo, me había puesto la dorada ENTERA. Monda y lironda. Sin abrirla, sin quitarle la cabeza, ni las tripas, ni la espina, ni nada. Y de filetearla, ni hablemos, claro.
Tal y como la había cogido del mostrador, así la había metido en la bolsa. Y ya está. Más feliz que una perdiz. Vamos, es que hasta ahí, yo también llego, ¿eh?
De verdad, que no sé qué pensar: si de verdad era así inútil o lo hizo a mala leche. Pero joder, si no sabes limpiar pescado, díselo a un compañero que sepa y que lo haga él. Pero no me entregues una dorada entera, pedazo-de-cabrón, y encima te quedes tan ancho.
Así que ya me veis a mí esta mañana, con las tijeras de la cocina, intentando decapitar yo a la dorada, abrirla, limpiarla, quitarle la espina...
Ni de coña.
Además de que me daba una grima impresionante, es que mis súper-tijeras de cocina, ante esa dorada, parecían unas inofensivas tijeritas romas de ésas que gastan los niños para no cortarse.
Es que no he podido cortarle ni la cola. Así que la he vuelto a meter en su bolsa y otra vez a la nevera, acordándome, eso sí, de todos los muertos del pescadero.
Y nada. Que tengo una dorada entera y sin limpiar. ¿Alguna idea de qué hacer con ella?
¿La tiro a la basura? ¿Vuelvo a la pescadería y se la tiro a la cara al pescadero?
¿La clavo sobre una tabla de madera y la cuelgo de la pared, así, estilo trofeo de pesca?
Se admiten sugerencias.
*PS: Qué duro es el primer día de trabajo después de las vacaciones. Y si encima tienes episodios como el de la dorada, ya ni os cuento.
El otro día estuve en Mediamarkt (las pescaderías me dan alergia) y necesitaba una tarjeta de memoria.
ResponderEliminarSoy muy de ir a mi bola, mientras compro. Me agobia que haya dependientes acosadores y suelo despacharlos con un gracias sonriente.
Pero en este caso... ojú! En el puesto del ordenador no había nadie, estaban de charla en otra sección. Así que me puse a investigar a mi aire. Pero luego pregunté al primero que vi por allí .
-Uy, no sé... pregúntales a mis compañeros de sección.
-Ya... pero es que no hay nadie.
-Tienen que estar por aquí... Mira, allí están.
Me acerco a otro puesto y uno estaba con el pc y otro con el móvil, mandando mensajitos o consultando el tarot, me da igual.
-Hola, perdonad (sonrisa irresistible). ¿Esta tarjeta me sirve para blabla?
-No, ésa no es -me dice el del móvil y sigue consultando su horóscopo.
-Ah... ¿y me puedes decir DÓNDE puedo encontrar la que necesito?
-Sí, por allí, donde las fotos... -señala, sin siquiera girarse.
-Oye, pues muchas gracias (más sonriente aún).
Voy, pero sólo veía fundas horteras y la encargada de ese puesto estaba atendiendo. Así que vuelvo donde los dependientes hacendosos.
-Perdona, no la encuentro...
-Vaya, pues díselo a la chica de la sección de fotografía, que ella te indica.
Podía haberle dicho: "¿Qué, te pesa el panzón demasiado para andar diez metros y darme la p.u.t.a. tarjeta?". Pero, en cambio, volví a sonreír.
-¿Sí? Bueno, pues, de verdad... muchísimas gracias.
-De nada, mujer.
La chica me atendió en nada, muy simpática.
Y, al salir, iba pensando: "Le podría poner una reclamación... pero, en realidad, me da pena. Un sábado a las cinco de la tarde, fijo que se queda ahí hasta las diez. Será ingeniero informático o algo así, pero tiene que estar vendiendo tarjetas de memoria al pueblo llano, por quinientos euros como mucho. Y... además, es más feo que un susto".
Y me compadecí... porque hay mucha necesidad de trabajo y se paga poco, en unas condiciones muy malas. Si tuvieran que contratar a un señor pescadero, le tendrían que dar una pasta que al chico que te atendió a ti no le dan ni en sueños.
PD. Madre mía la que se está organizando aquí abajo, en Sol...
Pues vaya inutil, me pasa eso a mi, encima con lo poco que me gusta el pescado, y no se lo que le hago. En fin, la dorada igualmente la puedes limpiar y preparar al horno, que asi esta rica, con patatas. No se, antes que se te estropee, si te da grima y no puesed, pide ayuda para limpiarla, pero vamos, que tendria que habertelo hecho el. Menudo dia chungo de pesaco. Nota mental: incluir mas pescado en mi dieta, que buena falta me hace, pero no ir jamas a esa pescaderia. Y si, la trucha solo la he comido una vez pero sabe a asquerosidad pura. Fue encima en el hospital, y puajjj, la pote.
ResponderEliminarEstoy un poco con AM Editorial, más tolerancia y menos quejarse por tonterías.
ResponderEliminarVaya, qué mala suerte que te toque un proyecto de pescadero en su primer día. Pero, bueno, pobre, seguro que el chaval estaba flipando con el percal que tenía delante (me ponen a mí en una pescadería y soy capaz de vender tiburón pensando que son sardinas...).
ResponderEliminarSe me ocurre que puedes ponerte unos guantes, abrir el pez en canal y sacarle las tripas como puedas. Seguro que hasta lo puedes comer, mujer!!
Me encanta el pescado, distingo bien entre unos y otros, y no suelo tener problemas con los pescaderos. Pero no estoy nada de acuerdo en lo mal que pones a las pobres truchas. Si una trucha tiene mal sabor, será porque procede de aguas contaminadas. Te aseguro que una trucha criada en las cristalinas aguas del río Cabriel (Albacete) y recién pescada y cocinada está bueníiiisima (tiene poco que envidiar al salmón).
ResponderEliminarBesos!
Bueno yo recuerdo que dí un tema en el cual había que distinguir las diferentes clases de frutas, verduras y pescados. No recuerdo como se llamaba a esa ciencia...que la verdad diferenciar una carambola de una papaya...no tiene mucha ciencia. Pero te puedo decir que entre el salmón y la trucha...maldita sea parecían gemelos, al menos en las fotos que nos pusieron.
ResponderEliminarSobre los filetes me parece un poco exagerado porque la trucha asalmonada no es tan mala y a mí si me dicen "dame un kilo de esas fresas" y resulta que me señalan las frambuesas puedes apostar que voy a dar las frambuesas sin preguntar sobre todo si llevo 4 horas despachando y 4 horas repitiendo "esto son franbuesas seguro que es esto lo que quiere?" y siempre me dicen que sí...vale que no debemos considerar tontos a todos pero he visto cada cosa... Y en las pescaderías no ponen una etiqueta con la denominación del producto?
En cuanto a la dorada cierto, pedir dos veces que la fileteen y que hagan como que lo estan haciendo para luego meterla entera...es para estamparsela en la cara, pero bueno mujer...limpiar un pescado tampoco es para tanto ya de haberlo pagado no dejes que se estropee.
Yo volvería a la pescadería, procuraría que me toque el niño ese y le diría "hoy te voy a pedir otra vez dorada FILETEADA a ver si practicando aprendes porque el otro día me la dejaste entera, ah y no cierres la bolsa que quiero revisar tu trabajo".
Hola, AM Editorial! Bienvenida a mis tejados. Gracias por seguirme y por comentar. Por cierto, me gusta tu blog :)
ResponderEliminarSí, tienes razón con eso de que contratar a un pescadero con experiencia les sale más caro. Pero vaya, es Carrefour, una multinacional! Y además, nunca me había pasado eso. Siempre, en cualquier pescadería a la que he ido, me han limpiado bien el pescado. Por eso me extrañó lo que pasó el otro día. Y realmente, lo que me indignó no fue que el chico no supiera limpiar pescado. Sino que se callara y me la diera entera. A traición! Eso se dice, jolín! Y que la hubiera limpiado un compañero.
En fin... es lo que trae la crisis: mano de obra no cualificada. A lo mejor el chico es médico o ingeniero. Y fue el primero de su promoción. Pero como no encuentra trabajo de los suyo, está vendiendo pescado. Triste situación, sí. Pero yo no tengo por qué pagar el pato.
Saludos!
Hola, Nerea! Como he dicho en el anterior comentario, lo que me enfadó no fue la inexperiencia del chico, sino que obró de mala fe, al no decirme que no sabía limpiar pescado. Y encima, se hace el chulo preguntándome: Le quito la cabeza? Y luego me la da entera!! Hay que joderse...
ResponderEliminarSí, al final, la abriré y la haré al horno, qué también está rica...
Y es verdad, el pescado es muy sano, y todos deberíamos comer más. Lo que pasa es que, con las espinas se hace algo incómodo de comer. Por eso yo suelo comprar pescado de filete, que lleva poca espina. Y luego es que, en verano, con el calor, hay que tener mucho cuidado, porque se echa enseguida a perder.
Ah, y la trucha la odio. Sabe rarísima. Desde pequeña, que le tengo manía.
Besos!
Hola, Nic.
ResponderEliminarOh, vaya, sí... Qué intolerante, intransigente y pija inútil estoy hecha que me quejo por tonterías... Cierto.
Pues mira: para que un chaval (que sí, que estará explotado y todo lo que tú quieras, -como todos los jóvenes en este puto país-) me dé la pieza entera y sin limpiar cuando se lo he pedido ¡3 veces!... Para eso, repito, no espero 10 minutos de cola. Me voy directamente a donde están las bandejas de pescado fresco envasado y cojo una. Que por cierto, viene el pescado ya limpio y muchas veces fileteado.
Pero si espero 10 minutos de reloj para que me atienda un pescadero y me corte la pieza que yo quiero y como yo quiero, espero también que haga su trabajo como toca.
Y claro que me quejo, faltaría más: porque PAGO.
Y porque me parece una falta de profesionalidad y de respeto enorme hacia mi persona que, si él no sabe hacer algo, se lo calle, no pida ayuda ni me diga nada y me dé gato por liebre. Y encima, se las quiera dar de experto preguntándome: ¿Le quito la cabeza?
¡Por favor!
En fin, menos mal que en esta sociedad existen personas taaaaaaaaaaaaaaaaaan tolerantes y comprensivas como tú, que contrarresten la intolerancia de otros como yo.
(No seas cínic@, estoy segura de segura de que sí te hubiera pasado a ti, también hubieras querido estamparle el pescado en su cara).
Hola, Lo que...! Pues sí, confundir el salmón con la trucha es fácil... Se parecen mucho. Por eso digo que un error lo puede tener cualquiera y ahí tampoco me enfadé mucho. Lo que me fastidió fue lo de que me diera la dorada entera después de decirle 3 veces que, por favor, la limpiara.
ResponderEliminarSí, al final, la limpiaré yo,(qué remedio), pero como no me compre unas tijeras de podar, no sé cómo lo haré, porque las mías no pueden con ese bicho.
Saludos!
Hola, Juanan!
ResponderEliminarBueno, estarás conmigo en que no es muy fácil encontrar trucha recién pescada del Cabriel. Lo que se comercializa habitualmente, es trucha procedente de piscifactorías. Y eso es lo que hay.
Y da igual que sea del Cabriel o del Miño. No me gusta el sabor de a trucha. Le tengo tirria desde pequeña.
Te aseguro que estuve en Mérida y probé trucha recién pescada del Jerte y no me gustó. Tiene que estar muy adobada para que no le notes el sabor a lodo y tanto adobo me cansa.
Definitivamente, me quedo con el salmón. la trucha, toda para ti.
Saludos!
Hola, Coccinellidae!Welcome!! :D
ResponderEliminarGracias por seguirme...
Sí, es cierto que el salmón y la trucha parecen casi iguales. Y luego lo diferentes que saben!
Tienes razón, la trucha asalmonada está un poco mejor que la normal... Pero aun así, no me acaba.
Sobre lo de sí ahbía un cartel indicativo con el nombre del pescado, pues no me fijé. Creo que no. Había mucho pescado y mucho caos, la verdad. Pero ya te digo que en ese aspecto puedo ser comprensiva con el chico.
Lo que me molestó, y mucho, fue que después de pedirle 3 veces que la limpiara, ni siquiera fuera capaz de abrirla.
Que me quieran engañar me pone de los nervios.
Saludos!
Hola gata!! Yo creo que precisamente por la cantidad de paro que hay ahora mismo lo que no puede ser es que haya un montón de gente inútil trabajando y gente cualificada no. Porque les pagan lo mismo a todos hagan su trabajo o no. Y qué clase de pescadero no distingue el salmón de la trucha??
ResponderEliminarYo volvería a la pescadería y diría todo lo que te ha pasado y que quieres que te cambien el pescado, ya verás como lo hacen. Y si no te hacen caso, les pones una reclamación.
Si te quieres quedar la dorada puedes hacerla al horno a la sal. La abres un poquito y le sacas las tripas, pero se hace con escamas, cabeza y todo. Pones en la bandeja del horno papel de plata, encima una capa gorda de sal, la dorada encima y la cubres con otra capa gorda de sal. Si no se te queda pegada la sal puedes mojarla con un poco de agua. Luego al horno 180º mínimo media hora (si la dorada es grande más) y cuando la saques la sal sale entera como una costra. Está deliciosa =)
Besos!
Hola gata. Definitivamente yo habría vuelto a l pescadería a tirarle el pescado en su cara. Qué vea las consecuencias de sus actos al no hacer bien su trabajo.
ResponderEliminarDe paso que aprenda a pedir AYUDA cuando dude de hacer algo y no hacerle la maldad al cliente sólo por que él muchacho no sabe hacerlo.
¡Salu2!
Lo primero antes que nada ¡me encantan los post que escribes últimamente! Da la impresión de que estás siendo tú misma y ¡es que me parte con ellos! Genial el modo Barrio Sésamo jajaja.
ResponderEliminarSegundo: voto por la opción 2, tirársela al pescadero a la cara (es bromaaa) Aunque también puedes ir al Carrefour, preguntar por Atención al Cliente / Reclamaciones o lo que tengan allí y decirles lo que te ha pasado. Si te lo ha hecho a ti, se lo hará a más clientes, y al final eso va en detrimento de todo el mundo, los clientes y el propio Carrefour. Besotes.